Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

2.12.2018

Pacto de tramposos

Caricatura de Fo, publicada en Prensa Libre el 8 de febrero de 2018.


El nuevo pacto colectivo que firmó Jafeth Cabrera, como presidente en funciones, con Joviel Acevedo puede llamarse justamente pacto de tramposos por varias razones. Primero, puedo mencionar las descaradas declaraciones del mismo Acevedo donde reconoce que es un tramposo, al cual define el Diccionario de la Lengua Española (DLE) como un “petardista”, que es sinónimo de estafador.

Según Prensa Libre del 8 de febrero de 2018, el líder sindical mencionado dijo que prefiere ser un tramposo y no corrupto, lo que, por cierto, muestra su ignorancia porque un tramposo ES un corrupto. Más aún, según el diario citado, Acevedo agregó que le agrada ser lo que es ahorita: ser un tramposo por no pagar y no ser un corrupto como algunos medios dijeron. ¡Qué cosa! Como dice el refrán, el pez por su boca muere.

Segundo, ¡qué decir del cuestionado presidente en funciones! A quien desde el período previo a las elecciones se le acusó de haber cometido actos de corrupción en su paso por la Universidad de San Carlos. Otro tramposo, como lo es Acevedo. Y ambos se pusieron de acuerdo, con la venia de Jimmy Morales y quién sabe quién más, para estafar a los tributarios por medio de un inmerecido aumento salarial a los mal llamados maestros a quienes representa Joviel Acevedo.

Por supuesto, sobra decir que también son víctimas de estos tramposos los niños que no sólo no reciben una educación que les permita desarrollarse exitosamente, sino que, en el peor de los casos, son programados para convertirse en unos desalmados y aprovechados al igual que sus docentes. Como bien lo explica Alberto Benegas Lynch (h): “los sistemas educativos controlados políticamente, tarde o temprano inculcan doctrinas vinculadas a la supremacía del estado”. Una vez esa doctrina ha sido aceptada, se constituye en una tarea sobrehumana intentar frenar la influencia decisiva que ejerce el poder político en la vida de los ciudadanos, los cuales terminan convertidos en miserables esclavos con el cerebro lavado.

Para colmo de males, hasta el ministro de Finanzas reconoció que no hay dinero para pagarle al extorsionista de Joviel Acevedo y sus huestes. Sin embargo, dice Joviel que eso no le preocupa, lo que me provoca preguntar ¿por qué Joviel Acevedo asegura que cuenta con el apoyo del Congreso para asignar los fondos del nuevo pacto de tramposos que acordó con el Ejecutivo? ¿Es este pacto parte de la negociación que se hizo para la segunda elección de Junta Directiva del Legislativo?

En fin, como escribí en mi artículo titulado “El árbol de la corrupción”, de poco sirve podar las hojas del tal árbol, si este no se arranca de  raíz. De poco sirve cuántos terminan presos, si no se acaba con el origen de la corrupción. Al final, todos terminamos presos de la corrupción, incluidos aquellos que al ignorar la realidad creen que lo malo que en ésta encuentran va a desaparecer. Si queremos acabar con el abuso del poder y todas sus consecuencias, incluida la corrupción, debemos cambiar el sistema de incentivos perversos.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 12 de febrero de 2018.

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11.20.2017

Extorsión del fiambre al tamal



Veo con tristeza que mi país se ha convertido en el reino de los extorsionistas. Pero no sólo me refiero a los más obvios integrantes de este grupo, los pandilleros, que desde las mismas cárceles extorsionan a la gente responsable, respetuosa y productiva, entre ellos a los pocos que todavía se atreven a invertir en Guatemala, transformando recursos en riqueza y creando fuentes de trabajo que tanta falta hacen para reducir la emigración de nuestros compatriotas. Criminales que no dudan en asesinar a quién sea con tal de que sus víctimas sucumban a sus amenazas. Sicópatas que, en la mayoría de los casos, no tienen redención.

Sin embargo, no son los únicos que viven de la extorsión y de la violación continúa de los derechos individuales de la mayoría. Entre los principales extorsionistas se incluyen a los grupos de presión. Organizaciones, en muchos casos, delincuenciales que, así como los pandilleros tienen a su Smurf, ellos tienen a su Daniel, a su Joviel o a su Telma. Que, al igual que los mareros intimidan, ponen en riesgo la vida de los demás y viven del robo de la riqueza creada por otros. Aunque, a diferencia de los mareros y criminales comunes, ellos no se encuentran presos. Más aún, pareciera que son intocables gracias al apoyo que gozan de burócratas supranacionales y estructuras internacionales de personas que viven de la peor de las extorsiones: la extorsión impositiva.

¿Por qué es la extorsión impositiva la peor de todas? Porque utilizan la ley para extorsionar. Esa ley que llamó Frédéric Bastiat pervertida, porque fue desviada de su objetivo legítimo y dirigida a un objetivo totalmente contrario. Ley que deja de ser ley para convertirse en legislación arbitraria que facilita a los corruptos que llegan al ejercicio del poder expoliar a los creadores de riqueza, y vivir parasitariamente a costa de los tributarios temerosos que claudican ante la amenaza de ir a la cárcel. Ley que termina invirtiendo los papeles entre los mandantes y los mandatarios y, de alguna manera, retrocediendo el reloj a los tiempos del antiguo régimen.

¿Existe una reticencia a pagar impuestos? ¿O una aversión a ser extorsionados del fiambre al tamal? Para responder estas preguntas hay que aclarar el contexto. Es evidente que debemos financiar las funciones propias de la naturaleza de un gobierno si queremos vivir dentro de una verdadera República, donde el poder que gozan los mandatarios está limitado por el respeto a los derechos individuales de aquellos que respetan los derechos de los demás. Derechos que en principio son reconocidos a todos por igual, y que sólo se pierden cuando alguien no cumple con su obligación de respetar la vida, la libertad y la propiedad de otros.

Sobra decir que la realidad de los guatemaltecos no es la propia de una República. Entonces, ¿por qué vamos a pagar impuestos cuando la mayor parte de estos terminan en los bolsillos de burócratas, políticos y oportunistas que negocian con ellos? ¿Por qué aceptamos ser extorsionados? Extorsión que, por cierto, se da todos los días del año, independientemente del menú.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 20 de noviembre de 2017.

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10.16.2017

Las noticias son noticia



Y no son buenas noticias. Todo lo contrario. En casi todo el mundo se cuestiona cómo se presentan en los medios de comunicación al público los hechos que son relevantes para el ser humano. Hechos que describen nuestro presente y configuran nuestro futuro. Esta crítica, justificada en la mayoría de los casos, ha llevado a muchos a recurrir a otros medios ajenos a los tradicionales que, gracias a la Internet, facilitan el acceso a la información. Sin embargo, en muchos casos, los datos que encontramos en estos medios alternativos son menos fiables que aquellos que encontramos en los mismos medios organizados que hoy son cuestionados.

¿Quién va a llenar el vacío que dejan los periodistas que han olvidado la misión de nuestro oficio? Es una pregunta que todos debemos hacernos: desde quienes reportan los hechos, pasando por aquellos que los analizamos, hasta quienes consumimos la información que, al final, somos todos. De lo contrario, corremos el riesgo de que ese vacío lo terminen llenando los gobernantes, y es aquí donde debemos recordar la advertencia que nos hace George Orwell en “1984”.

La misión del periodismo y, por tanto, la misión del periodista, es la búsqueda de la verdad de los hechos. Para esto, nos gusten o no los resultados de nuestra búsqueda, debemos ser leales a esos hechos. No debemos falsear la realidad. Debemos ser objetivos. Lamentablemente, con excusas burdas y argumentos falaces que no son sostenibles cuando se cuestionan, durante ya décadas, los profesores de periodismo han convencido a los estudiantes y futuros buscadores de la verdad, de que esto es imposible. Y, casi sin discusión, esta mentira, contradictoriamente, ha sido aceptada por la mayoría como una verdad.

Pero no sólo son responsables los periodistas. También son culpables de esta situación la mayoría de los consumidores de noticias que son incapaces de diferenciar entre la realidad y la ficción y fácilmente son manipulados por aquellos que, o no reportan verazmente los hechos o, simplemente, mienten descaradamente y con conocimiento de causa para alcanzar sus fines o avanzar los intereses de los grupos de presión buscadores de privilegios con los cuales simpatizan.

Esta era de la desconfianza casi generalizada en la que vivimos, les ha facilitado a demagogos y oportunistas acercarse al ejercicio del poder. Esa desconfianza tanto a la mayoría de los políticos como a los miembros de las supuestas élites (convertidas en grupos de presión) y a los periodistas en los medios tradicionales, ha beneficiado a los peores representantes de nuestras sociedades que, por medio de sus discursos que apelan a las emociones de los electores y no a su razón, terminan ejerciendo el poder con pocas limitaciones en muchos casos. En fin, en río revuelto ganancia de malhechores, como bien me gusta parafrasear el célebre refrán.

¿Cómo cambiar el estado actual de las cosas en el mundo del periodismo? Cuestionándonos. Y la primera pregunta que debemos hacernos es por qué creemos lo que creemos. Mejor aún, le pregunto, ¿por qué cree usted lo que cree?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 16 de octubre de 2017.

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4.03.2017

¿Manipulación o información?



Unos estudiantes me preguntaron recientemente cómo diferenciar la información de la manipulación, en particular en los medios de comunicación que, para tristeza del periodismo objetivo, la mayoría  han perdido de vista la misión de tan noble profesión: la de la búsqueda de la verdad de los hechos. Por supuesto, a simple vista, pareciera que resolver el dilema es sencillo, sin embargo, debido a los distractores que existen hoy en día, encontrar la repuesta correcta demanda de toda persona hacer un esfuerzo mental mayor que aquel que muchos están dispuestos a hacer.

Como en todo proceso de aprendizaje, debemos comenzar con las definiciones de los términos a entender para luego diferenciar. La información es todo aquello que tiene que ver con las preguntas básicas que todos, no sólo los periodistas, debemos hacernos en lo que respecta a los hechos de la realidad: ¿qué pasó?, ¿quiénes están involucrados?, ¿dónde sucedió?, ¿cómo se dio?, ¿cuándo pasó?... y cuándo el hecho lo requiera, buscar los cuántos: ¿cuánto dinero?, ¿cuántas personas?, ¿a cuánto asciende el daño? Las respuestas a estas preguntas son difíciles de manipular, aunque no imposible.

La manipulación se da cuando se buscan las raíces que explican los hechos: cuando se responde el por qué y/o el para qué. Y la falsa creencia de que la objetividad es imposible, una falacia enseñada y difundida en la mayoría de escuelas de la comunicación, facilita la manipulación y la difusión de mentiras y/o “verdades a medias” (fuera de contexto) que favorecen en el corto plazo a los pocos que se benefician de la confusión y que dificultan la construcción de sociedades pacíficas en las cuales prevalezcan aquellos principios que hemos descubierto que van de acuerdo con la naturaleza de las cosas y facilitan el progreso de nuestra especie.

Hoy es triste ver que en los diarios, en los noticieros, en las revistas… predomina la propaganda política, más que la información y el conocimiento que permite la cooperación basada en la virtud de la benevolencia, el libre intercambio y la convivencia pacífica entre los miembros de una misma sociedad. Vaya, entre todas las personas que hoy habitamos la Tierra. Propaganda cuyo objetivo, tal y como lo explica Daniel Lattier en su ensayo titulado “Desactivar el cerebro”, es promover agendas ideológicas y partidistas, más que informar al público sobre los hechos relevantes de la realidad.

Según Lattier, el motivo por el cual tienen éxito es que en la actualidad la mayoría de la gente quiere ser propagandizada: desean recibir órdenes de una autoridad en temas ideológicos y de conversación, en lugar de hacer el esfuerzo mental por aclararse las ideas y formar juicios propios. La mayoría de la gente no tiene interés, y ven poco valor, en el diálogo intelectualmente honesto con otros. No obstante, la única manera en la cual vamos a lograr diferenciar la información de la manipulación, será por medio de ese diálogo y la búsqueda de las evidencias que separen los juicios falsos de los verdaderos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 3 de abril de 2017.

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2.27.2017

¿Quién gana con más caos?



¿Quién gana, en el corto plazo, con la creciente incertidumbre, el aumento de la criminalidad y la falsa información que circula? Y no me refiero solamente al mal llamado debate en el tema de los cambios constitucionales impulsados por Iván Velásquez, en particular en lo que al inexistente derecho indígena trata: la incertidumbre y la desinformación se multiplican en muchos temas más en nuestro país, en algunos casos propiciada desde las redes sociales virtuales y en otros, lamentablemente, desde los mismos medios de comunicación.

Pero, ¿quién gana con el estado actual del ánimo de muchos que, en los casos extremos, raya en la paranoia? ¿Quién gana con el hecho de que crece el miedo, a veces con fundamento y otras veces no? Por supuesto, quiero enfatizar que, en el largo plazo perdemos todos de una u otra manera. Pero hoy, ¿quiénes se benefician? A primera vista es fácil responder que esta situación es bienvenida por los delincuentes y criminales comunes, ya sea organizados o desorganizados. Sin duda, los pandilleros, los extorsionistas y los asesinos ocasionales o seriales (los sicarios) pueden festejar el pánico creciente en la sociedad guatemalteca.

Pero, más allá de los obvios ganadores momentáneos, ¿quiénes son los que ganan con el terror que ya invade a tantos? Tampoco es difícil suponer que sacan ventaja los narcotraficantes que apuestan a que no serán importunados por las fuerzas de seguridad (ya sea para detenerlos o robarles la mercadería), lo que les permite operar con toda la tranquilidad del mundo y con menos riesgos de los propios de su actividad al margen de la, al fin inexistente al menos en la práctica, ley.

También ganan los miembros de los grupos de presión, muchos de los cuales, sin ninguna duda, son promotores de las medidas de hecho recientes que violentan los derechos individuales de la mayoría y sólo contribuyen a generalizar la ya de por sí reinante anarquía. Y, finalmente, me atrevo a asegurar que en el último plano pueden celebrar la inseguridad en que vivimos aquellos creyentes en las teorías de la conspiración que ven una oportunidad irrepetible para que avancen sus planes de llegar al ejercicio del poder sin tener que pasar por un proceso eleccionario.

Debemos tener presente que, en río revuelto, ganancia de pepenadores, más que de pescadores. Sin embargo, también debemos recordar el refrán que dice que, en guerra avisada, no existen muertos. No se deje engañar ni manipular. Conserve los pies en la tierra. Toda información que reciba confirme que sea cierta. Manténgase alerta, use su razón y sea objetivo. No contribuya a difundir información falsa. Es precisamente en los tiempos más complicados y de mayor escepticismo e incertidumbre, cuando más prudentes debemos ser. No perdamos de vista el horizonte y tengamos presente que la violencia sólo puede engendrar más violencia. Enfoquémonos en la batalla correcta, la que nos permita en algún día cercano, convivir en paz.


El presente artículo fue publicado el lunes 27 de febrero de 2017 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno.

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11.28.2016

El robo legal del año



Todos los años por estas fechas, se legaliza el mayor robo que hay en nuestro país. Y hasta hoy, a excepción de unas pocas columnas de opinión como esta que usted lee, los medios de comunicación tradicionales no sólo NO lo denuncian públicamente, en la mayoría de los casos se vuelven comparsas del robo al convertirse en caja de resonancia del establishment que aboga para que cada período los gobernantes malgasten y despilfarren más de nuestro dinero.

Sí, el dinero de los tributarios, el cual nos es expoliado bajo la amenaza de ir a la cárcel: una extorsión trágicamente legal. Por supuesto que aducen para justificar ese robo que se va a utilizar para lo que la mayoría considera fines deseables: educación, salud, vivienda, cultura, deporte… Agregue a la lista todo aquello que se le antoje: dentro de la reglas del Estado Benefactor/Mercantilista que impera, todo deseo (sea un derecho, una necesidad o un capricho) es bienvenido por los pícaros que quieren ejercer el poder y están dispuestos a ofrecer el cielo y la tierra a quienes voten por ellos, que suelen ser los peores representantes de nuestra sociedad ya que es a quienes atrae el sistema de incentivos perversos que prevalece.

Ese multimillonario robo, que pretenden que para 2017 sea de alrededor de Q.80 millardos, lo legalizan por medio del decreto legislativo que da vida al mal llamado Presupuesto del Estado que, si utilizaran correctamente los términos, deberían llamar Presupuesto de malgasto de las pandillas politiqueras en el ejercicio del poder. El tal Presupuesto lo que refleja es la negociación entre los gobernantes y los grupos de presión que se piensan repartir el botín.

No se deje engañar por el uso mal intencionado del lenguaje. Los gobernantes, en nombre de esa ficción llamada Estado, NO invierten en nada. Los gobernantes lo único que hacen es gastar lo que otros han creado. ¿Cómo lo gastan? Es esta una de las preguntas más importantes que debemos responder aquellos que somos obligados a financiar tal gasto, que al final solo sirve para que otros, que no se lo han ganado, acumulen fortunas a costa nuestra.

No me canso de repetir, y lo seguiré haciendo hasta que la mayoría de los tributarios lo hayan entendido e internalizado, que el robo de nuestros impuestos se da en la ejecución del Presupuesto de malgasto de los politiqueros en el ejercicio del poder. El botín son los impuestos que pagamos todos los meses. Somos obligados a entregar una parte sustancial de la riqueza que hemos generado a base de nuestro esfuerzo mental y físico.

¿Y para qué tributamos? Para mantener la buena vida de los gobernantes, de los líderes de los grupos de presión, de los burócratas internacionales de organizaciones supranacionales, de la parasitaria e innecesaria burocracia estatal nacional y de todos aquellos que se benefician del estatismo y el intervencionismo, impulsado en muchos casos por gente que se ve afectada pero no es capaz de superar la programación de siervo promovida por la educación estatizada.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 28 de noviembre de 2016.

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10.24.2016

¿Quién dirige el Congreso?



Más allá de lo que diga la moribunda letra de nuestra Constitución, quienes mandan en el Congreso e imponen sus agendas políticas son los grupos de presión. Pueden ser grupos nacionales y/o internacionales, pero en ambos casos el objetivo es el mismo: profundizar el sistema de incentivos perversos que prevalece en Guatemala por medio de más intervencionismo y más estatismo. Son irrelevantes los motivos que aducen para impulsar más legislación que otorga más poder a los gobernantes y crea más burocracia parasitaria: al final, con sus propuestas convertidas en ley, lo que suelen provocar es lo contrario a lo que pretendían alcanzar.

“De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”: un refrán que he repetido hasta el cansancio. Tal vez algunos de quienes promueven más de los mismos obstáculos que les han impedido a tantos compatriotas nuestros superar la pobreza, efectivamente creen que ayudan a los habitantes más frágiles de nuestro país. Pero la realidad es contraria a esas buenas intenciones: entre más obligaciones se les asignan a los gobernantes (quienes actúan en nombre del abstracto Estado), menos probabilidades tienen los más pobres, y casi todos a excepción de los privilegiados, de mejorar su calidad de vida.

Sin embargo, en plena revolución de las comunicaciones y la información, hoy está al alcance del teclado de la mayoría, ya sea de la computadora o del teléfono, la posibilidad de aclararse las ideas y verificar cuál ha sido a lo largo de la historia el resultado, con el pasar del tiempo, de las políticas que impulsan. Por eso pienso que muchos de los que piden más intervención de los gobernantes en todos los ámbitos de nuestras vidas por medio del Estado Benefactor/Mercantilista (que predomina en la mayor parte del mundo y cuyo discurso populista ofrece solucionarle la vida a la gente confundiendo intencionalmente necesidades con derechos), lo alientan a sabiendas de cuáles van a ser sus consecuencias.

Mienten al resto por interés propio: ya sea para ser electos en algún cargo público o conseguir un trabajo dentro de la burocracia estatal. Los más ambiciosos aspiran a colarse en cualquiera de los poderosos organismos estatales supranacionales (ONU, BM, BID…), para asegurar su exquisita y cómoda existencia a costa de los tributarios que mantienen tales entidades. También los hay, y por montones, líderes de los grupos de presión locales que esperan, por medio de privilegios, acumular una fortuna lo suficientemente grande para asegurarse que no tendrán que trabajar, como el resto, para ganarse la vida.

Por eso es importante que pongamos atención en quienes llegan a ocupar un cargo en el Legislativo. Más aún si estos son aquellos que van a dirigirlo: en sus manos está la agenda del Congreso y, por tanto, la posibilidad de cambiar el sistema político para bien de todos en el largo plazo, o hundirnos más en la miseria actual por medio del sistema vigente que atrae a los peores representantes de nuestra sociedad.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 24 de octubre de 2016. La imagen es el caricaturista "Fo" publicada originalmente en "Prensa Libre".

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8.29.2016

El trabajador debe ser libre



El trabajador debe ser libre de elegir dónde trabajar, bajo qué condiciones y ganando lo que él acuerde con quien quiera que esté en la capacidad de ofrecerle un empleo productivo y desee hacerlo. El trabajador debe ser libre de elegir cómo prever para su vejez, con quién crear su fondo de retiro, bajo qué circunstancias y en cuál contexto desea hacerlo. Al final, es SU dinero: producto de su esfuerzo. Y si fue capaz de ganarlo, es capaz de decidir qué es lo que más le conviene a partir de sus objetivos personales, no la decisión arbitraria de ningún burócrata y menos de los líderes y/o miembros de los grupos de presión que pretenden decidir por el resto.

Sin embargo, en Guatemala lo anterior es prohibido, entre otras normas, por el Decreto 295 del Congreso (Ley Orgánica del Seguro Social), emitido el 30 de octubre de 1946. Según la legislación citada, todos los habitantes de Guatemala que sean parte activa del proceso de producción de artículos o servicios, ESTAN OBLIGADOS ¿a contribuir? (una obvia contradicción) al sostenimiento del régimen de seguridad social.

¿Por qué? Si nuestra Constitución dice clara y explícitamente en los artículos 2 y 4 lo siguiente: “Es deber del Estado garantizarle a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral… En Guatemala todos los seres humanos son libres e iguales en dignidad y derechos… Ninguna persona puede ser sometida a servidumbre ni a otra condición que menoscabe su dignidad”. No obstante, son los mismos gobernantes, apoyados por los grupos de presión ideologizados, quienes violan los derechos de los trabajadores y menoscaban su dignidad. Los desprecian considerándolos incapaces de decidir qué es lo que más les conviene.

El monopolio otorgado desde hace 70 años al IGSS, además de que viola la libertad de los trabajadores, obstaculiza el desarrollo integral de todos aquellos que son obligados a mantener el mencionado elefante blanco, el cual es una de las mejores pruebas del fracaso del Estado Benefactor en nuestro país. Y, a pesar de su deterioro generalizado, lo único que se propone es que los trabajadores puedan elegir invertir para su vejez en el IGSS o en otras entidades privadas, según la conveniencia de quién está generando el dinero, y no basado en la decisión arbitraria de un funcionario público.

El ciudadano, que es el mandante, manda. El ciudadano decide. Las abstracciones no actúan, sólo los individuos que conforman los colectivos. Y cada uno es responsable de las decisiones que toma, independientemente de los grupos a los cuales pertenezca o con lo que se identifique. Hoy es más posible que ayer promover una reforma que les devuelva a quienes trabajan por cuenta ajena (o sea, son empleados por otros) la libertad que pocos gozan en Guatemala. Pero para eso deben aclararse las ideas y no dejarse engañar por quienes saben que NO se está proponiendo la privatización del IGSS y aun así mienten descaradamente para engañar a la gente.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 29 de agosto de 2016.

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6.06.2016

El Presupuesto ¿abierto?



Como lo he reconocido en todas las ocasiones que merece serlo, hoy me alegra saber que las investigaciones para determinar quiénes han engañado a los guatemaltecos y han robado nuestros impuestos continúan. Ojalá las recientes acusaciones sean una señal indudable de que nos acercamos al que es el verdadero y gran botín de los corruptos que llegan al ejercicio del poder, de sus familiares y de sus amigos. Me refiero, por supuesto, al Presupuesto. Para ser más específica, al Presupuesto de Malgasto y Despilfarro de los Gobernantes, oficialmente llamado “Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la Nación”.

Por cierto, Jimmy Morales, el anodino y contradictorio Presidente del Organismo Ejecutivo y primer mandatario, anunció el pasado lunes 30 de mayo que las discusiones sobre el Presupuesto de 2017 serían públicas, e invitó a quienes quieran ser parte de las mencionadas discusiones a asistir con sus propuestas presupuestarias a los foros abiertos que ya empezaron a funcionar la semana pasada. Una discusión en la que habrá poco intercambio de opiniones, porque los funcionarios ya fijaron su posición: será el próximo, nuevamente, un  Presupuesto deficitario que seguirá permitiendo la imparable corrupción, sin importar cuántas personas del gobierno anterior estén presas.

En las discusiones del presupuesto, no tan abierto a discusión como lo ofrecieron, se puede decidir sobre cualquiera de las tres propuestas nefastas que presentaron los funcionarios estatales. Al parecer, hasta ahí llegó lo abierto de la discusión. El gobierno ofrece tres escenarios: uno de Q73 millardos, otro de Q76 millardos y uno más de Q79 millardos. Me parece que detrás de la convocatoria hay una trampa: el intento de hacer pasar el próximo botín estatal como aprobado por consenso general de la abstracta sociedad civil, la que ha servido por décadas de excusa principal para beneficiar a vividores, a parásitos.

¿Llegarán los líderes de los grupos de presión con sus listas de demandas? Sin duda, así será. Van aprovechar la oportunidad que les da Morales de aumentar su tajada del pastel o, dicho de otra manera, su parte del botín. Mientras, los expoliados, en otras palabras, aquellos a quienes nos roban legalmente usando como principal arma el poder y toda la legislación arbitraria que aprueban a su antojo los diputados, ¡muy bien gracias! Trabajando día y noche, la mayoría, sin ver muchas luces al final del camino.

En fin, el presupuesto actual, como los anteriores y los que están por venir, una vez no cambiemos el sistema político vigente (intervencionista, estatista, socialista light de Estado Benefactor/Mercantilista) por un sistema radicalmente opuesto (basado en el respeto a los derechos individuales de todos) al igual que la forma de gobierno actual, primordialmente democrática, por una verdadera república seguirá siendo abierto a la corrupción. Seguirá siendo el botín a repartir entre los politiqueros, los grupos de presión y los privilegiados.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 6 de junio de 2016.

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7.13.2015

Todd Joviel Robinson Acevedo



De Joviel Acevedo a Todd Robinson parece que es poca la diferencia: el embajador de EE. UU. marchó el lunes pasado junto a los integrantes de la autonombrada “Plataforma para la Reforma del Estado” para exigir que se aprueben de urgencia nacional sus propuestas de cambios a la Ley Electorera y de Pandillas Politiqueras. Entre los ¿notables? personajes de la escuálida protesta iba por lo menos un miembro de la especie de Acevedo: Daniel Pascual. Luego, Robinson amenazó a los diputados después de criticarlos, amenazas que por la tarde cumplió, como era de esperarse, Iván Velásquez de la CICIG.

Para colmo de males, en una entrevista que le hizo Cindy Espina de “elPeriódico”, publicada el miércoles 8 de junio, el ingenuo embajador confesó que ¡ni siquiera sabía qué contenían las propuestas que apoyó! Muy mal Mr. Robinson, muy mal. Salió muy pero muy mal parado de esa entrevista que les recomiendo leer completa. Debemos oponernos a la injerencia de los grupos de presión que esperan beneficiarse de la iniciativa presentada por los magistrados del TSE. Los diputados NO deben aprobar nada sin antes discutirlo. Mucho menos cuando se trata de otorgar más privilegios, que es el camino contrario por el cual debemos transitar para reformar nuestro sistema político en general.

Ya que la orden que seguía Robinson por esos días era proteger a Otto Pérez Molina, ¿será que con su abuso de poder del lunes pasado pretendía distraer nuestra atención del mero jefe de la corrupción? Robinson merece más de un abucheo. Y ojalá el rechazo a su intromisión continúe por todos los medios pacíficos posibles, incluidos Twitter y Facebook. Por el bien del diplomático mencionado, ¿alguno de sus asesores le puede explicar la diferencia entre su cargo y el papel de un activista civil? ¿Explicarle que no se encuentra en 1965 en Selma, Alabama, y que él está muy lejos de ser Martin Luther King, Jr.?

Lo anterior me lleva a preguntarme, ¿cuál es la verdadera razón de la sospechosa visita de Thomas Shannon, Consejero del Departamento de Estado de EE. UU., acompañado de importantes miembros del gobierno estadounidense? ¿Vinieron porque Robinson no logró que Pérez Molina les deje llevarse a Roxana Baldetti para ser juzgada en Estados Unidos por lavado de dinero, entre otras cosas?

Por cierto, varios embajadores europeos se sintieron relegados a un segundo plano, por lo que decidieron también entrometerse en nuestros asuntos exigiendo que se aprueben pronto las susodichas modificaciones. Es lamentable que no les importe cuáles son las reformas que necesitamos para construir un Estado de Derecho que nos permita progresar. Que no se pregunten ¿a quiénes van a beneficiar los cambios? ¿A todos o solo a ciertas personas en detrimento del resto? ¿Representan estos cambios más privilegios para ciertos grupos de presión o buscan la igualdad de todos ante la Ley? Necesitamos cambios radicales, pero no imposiciones estatistas de otros gobiernos ni de oportunistas nacionales.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 13 de julio de 2015.

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6.01.2015

La victoria del mandante



Todos los cambios políticos que se están dando en Guatemala son el resultado de la presión de quienes deciden cuál debe ser el orden social en nuestro país: los mandantes. Tales mandantes somos usted, yo y todo aquel que alzó su voz al asistir a las manifestaciones pacíficas y espontáneas, siendo responsables de la única manera posible: individualmente. Todos aquellos que de manera voluntaria y sin miedo, empoderados e indignados, mostramos nuestro rechazo al status quo, a la corrupción y a la violación de nuestros derechos individuales.

Los crímenes y delitos mencionados en el párrafo anterior fueron cometidos, irónicamente, bajo la dirección de nuestros mandatarios, los cuales olvidaron el mandato que les dimos: velar por el respeto a la vida, la libertad y la propiedad de todo aquel que respeta a los otros y exige respeto. Un mandato que incluye a la justicia: aquellos en quienes hemos delegado temporalmente el monopolio legal del uso de la fuerza (el poder) deben asegurarse de que el antisocial que violente los derechos de alguien más pague las consecuencias de sus acciones y compense a sus víctimas.

Hoy, la posición de los peores delincuentes y criminales en nuestro país la ocupan los gobernantes, sus socios en los actos de corrupción y los líderes de los grupos de presión (incluyo a los politiqueros que quieren llegar al ejercicio del poder) que durante años han vivido cómodamente a costa nuestra y gracias al sistema de incentivos perversos que prevalece en Guatemala desde hace setenta años. Es irrelevante que la Constitución actual haya cumplido recientemente tres décadas de estar vigente, al fin, esta y sus antecesoras lo que hicieron fue copiar, con modificaciones en general superficiales, el Estado Benefactor/Mercantilista que nos heredaron los constituyentes de 1945.

Los mandantes debemos estar atentos y no dejarnos manipular por nadie ya que “en río revuelto ganancia de pepenadores”, como prefiero parafrasear este popular refrán. Un puñado de líderes de los grupos de presión señalados antes, que tienen cualquier cantidad de tiempo de estar promoviendo más de lo mismo (estatismo, colectivismo e intervencionismo), muchos de ellos responsables del caos presente, pretenden hacer creer ¿a quiénes? que son la voz del abstracto pueblo. Falso: no representa a nadie más que a ellos mismos. Una mentira descarada propia de cualquier farsante que quiere alzarse con el premio gordo (el gobierno) sin ni siquiera haber participado en una elección. Total, tontos no son: saben que sus probabilidades de ganar en las urnas son ínfimas.

Los ciudadanos conscientes, que ya estamos hartos de los shows y las mentiras, debemos seguir presionando a quienes ostentan por el momento el poder para que los corruptos gobernantes y sus socios criminales, renuncien a sus puestos y las autoridades a cargo de velar por la justicia inicien los respectivos procesos judiciales que TODOS deben enfrentar. Otto Pérez Molina, renuncie.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 1 de junio de 2015. La imagen es del caricaturista de Prensa Libre, Fo.

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10.27.2014

Justicia secuestrada



En las sociedades en las cuales prevalece el Estado Benefactor/Mercantilista, la justicia es secuestrada por los grupos de presión. Grupos que se multiplican en los países donde los gobernantes gozan del suficiente poder para otorgarles privilegios a unos cuantos en detrimento del bienestar de otros. En algunas naciones todavía los escudos constitucionales creados para evitar este abuso funcionan más o menos. Eso no quiere decir que el sistema de justicia de estas sociedades no haya sido infiltrado. Sin embargo, aún no ha sido copado por gente servil a grupos de interés de cualquier índole, como es el caso de Guatemala.

Hay quienes consideran las negociaciones entre los grupos mencionados como normales al juego o, hablando en la jerga políticamente correcta, al proceso político del ejercicio del poder, lo que me parece despreciable. En lugar de pretender justificar este hecho, quienes no formamos parte de ninguno de los grupos que se reparten el mencionado poder debemos unirnos para luchar contra los miembros parasitarios de estos colectivos que lo que buscan es vivir a costa nuestra.

Lamentablemente, el infantil enfrentamiento entre izquierdosos y derechosos, cual si fuera un partido de futbol en el cual sólo buscan meterle gol al otro bando, importándoles poco ser coherentes con sus supuestos principios, nos aleja de la vital batalla en pos de una verdadera República: donde impere el Estado de Derecho y la igualdad de todos ante la ley, en la cual se respeten la vida, la libertad y la propiedad de todos. El resultado final de ese enfrentamiento irracional es que ni unos defienden los derechos humanos (a menos que sean los de sus cuates ideológicos) ni a los otros les importa que el sistema de justicia sea cooptado por los políticos corruptos que gobiernan, dejando la defensa de la justicia en quienes han mostrado con sus acciones su inclinación por el estatismo y el intervencionismo. Que, además, promueven la violación de los derechos de unos para beneficiar a otros. Han dejado la defensa del sistema de justicia en manos de los grupos de presión promovidos por la CICIG. Los lobos cuidando a las ovejas.

No se debe repetir todo el proceso de elección de magistrados para la Corte Suprema de Justicia y para las salas de la Corte de Apelaciones. Sólo se debe repetir la elección en el Congreso ya que quienes pactaron los puestos no respetaron los tiempos estipulados por la ley. Esta elección se puede hacer por sorteo a partir de las listas elaboradas por las comisiones de postulación para evitar más injerencia de los grupos de presión. Por supuesto, para solucionar los problemas en el largo plazo y evitar que dentro de cuatro años nos veamos envueltos en una situación similar a la actual, se debe reformar la Constitución. Los legisladores tienen en sus manos una propuesta que cambiaría, para bien de todos, nuestro sistema. Esa propuesta, apoyada por más de 73,000 ciudadanos debidamente identificados, es ProReforma.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 27 de octubre de 2014.

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9.22.2014

La CICIG es un grupo de presión



Y no es cualquier grupo de presión. Es uno de los grupos más poderosos, a pesar de que no cuentan con el apoyo de la población guatemalteca, fuera del respaldo que le dan algunos grupitos de presión locales y algunos periodistas usando sus medios de comunicación.

Por cierto, si fuera verdad lo que el actual Comisionado, Iván Velásquez, dijo en una conferencia de prensa el pasado 16 de septiembre sobre su preocupación por la forma en la cual se están llevando a cabo los procesos de selección de candidatos para las Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema de Justicia ("Lo hacemos… con el único propósito de contribuir a la construcción de un sistema de justicia independiente, imparcial, idóneo, apto para enfrentar el incremento siempre ascendente del crimen organizado"), estarían proponiendo cambios objetivos al proceso de elección como, por ejemplo, que este no dependa de la voluntad de nadie, sino que se hiciera por sorteo.

Al fin, lo que en realidad les preocupa es que no queden sus candidatos: aquellos a los que pueden manipular y/o comprar. Aunque, considero que el principal motivo que los lleva a figurar por estas fechas en los diarios, las radios y la televisión nacional es su deseo de que se prorrogue su cómoda vida y las de sus compañeros de ¿trabajo? al frente de este ente.

No tengo ninguna duda de que los politiqueros, los ladrones que se encuentran en el ejercicio del poder (y aquellos que quieren llegar a ejercerlo), estén utilizando todas sus influencias para que elijan a inmorales que sean fácilmente comprables, y así asegurar que no los van a perseguir legalmente cuando no estén protegidos por el privilegio al antejuicio del cual gozan. Pero este hecho no implica que las intenciones de los grupúsculos que se adjudican una falsa representación de la abstracta sociedad civil sean distintas a las de los primeros. Todos, lo único que buscan es vivir a costa de los demás que, en su mayoría, observan en silencio como se desintegra nuestra sociedad concreta.  

Hasta que quienes ejercen su derecho al voto entiendan que la única forma de cambiar las cosas para bien de todos en el largo plazo, aún para el bien de los menos productivos, es cambiando el Estado Benefactor/Mercantilista por un verdadero Estado de Derecho (donde todos seamos iguales ante la ley y que los gobernantes NO tengan el poder para otorgar privilegios a ninguno), continuaremos deslizándonos por la pendiente que nos lleva directo a un caos que podría terminar en un conflicto armado similar al que vivieron nuestros padres y abuelos en el siglo pasado.

Podemos evitarlo, pero esto dependerá de nosotros, no de burócratas prepotentes y arrogantes cuyo único interés es su propio bienestar. Si hubiesen querido aportar a construir un sistema de justicia en Guatemala, no hubieran recurrido a la mentira, a la extorsión y a la compra de testigos, solo por mencionar algunas de las capacidades y habilidades que, lamentablemente, los señores de la CICIG trasladaron a los fiscales nacionales.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 22 de septiembre de 2014.

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6.10.2013

Paraíso, infierno, paraíso…



Un grupo de burócratas franceses opinan que Guatemala es un paraíso fiscal, porque en nuestro país todavía se cumple con el debido proceso en lo que a la privacidad en el manejo de las cuentas bancarias trata. Y como los franceses, por otro lado, viven en un infierno fiscal, les parece injusto que nosotros gocemos de una buena parte, aunque cada vez menor, de lo que nos hemos ganado.

¿Cuándo van a denunciar a los paraísos fiscales que son la ONU, el FMI, el BID, la OEA…? Ellos sí viven en la gloria y a costillas de quienes pagamos impuestos. Lo que, irónicamente, ellos no hacen. Ni crean riqueza, ni pagan impuestos. “¿A cuenta de qué?”, dirán, si solo los empresarios que arriesgan y los trabajadores productivos generan ganancias. Lo cual es cierto: en el caso de los burócratas estatales, nacionales e internacionales, dentro del contexto impositivo que castiga al creador, no existe un motivo generador de tributos ya que no producen nada, solo gastan.

¿En cuál círculo del Infierno de Dante deberían estar estos personajes y sus coristas? Suelen ser lujuriosos y por la redondez de sus vientres concluyo que reverencian a la gula. Pero, sin duda, merecen estar en un círculo más abajo en este célebre canto. ¿Será en el círculo cuarto? Son tipos que acumulan fortunas sin arriesgarse ni trabajar, y que fácilmente despilfarran lo que es de otros en una vida de apariencias caracterizada por viajes a lugares exóticos, exquisitos banquetes y una vida propia de los reyes de antaño y su corte.

Suelen ser iracundos y perezosos, sobre todo los líderes de presión que son amigos íntimos de los burócratas de los organismos internacionales, los cuales suelen privilegiarlos en sus corazones y regalarles parte del dinero que han expoliado a aquellos que legítimamente lo habían ganado. Lo anterior los sitúa en el quinto círculo. Sin embargo, también son violentos y creen que sus intereses están por encima de los derechos individuales del resto. Son capaces de tomar a la fuerza lo que no es de ellos, amenazar a los gobernantes con medidas de hecho si no se les complace, y violentar a los demás. Ya vamos por el séptimo círculo.

¿Y si el peor de sus crímenes es el fraude? ¿La traición? ¿El octavo círculo? ¿El noveno círculo? Engañan a los más pobres haciéndoles creer que trabajan para ellos, convenciéndolos de que si los eligen y les otorgan más poder, pasaran de vivir una existencia miserable a una vida plena pagada por otros. Una historia en la cual los únicos que se enriquecen son aquellos que se sientan en el trono, sus familiares y sus amigos. Su círculo cercano que, junto con ellos, terminarán en una bolgia.

La verdadera felicidad que convierte nuestra vida en un paraíso se logra al alcanzar nuestros valores. Y estos se conservan siendo responsables, productivos y respetuosos de la vida, la libertad y la propiedad de los demás. El paraíso es dormir con la conciencia tranquila: no deberle nada a nadie. Algo que los gorrones nunca entenderán.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 10 de junio de 2013.

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1.14.2013

Voto nulo redimido




Hoy cumplió Otto Pérez Molina un año como primer mandatario de la República de Guatemala. Un año en el cual la mayoría de quienes votaron por él se sienten decepcionados, desencantados, traicionados. Un año en el cual, en lugar de hacer propuestas para eliminar los obstáculos que hay para la creación de riqueza y de trabajos productivos, optó por apoyar propuestas populistas para satisfacer a los dirigentes de los grupos de presión que pululan en nuestra nación.

Aún peor, impulsó y pasó de urgencia nacional (comprando el voto de muchos diputados arrastrados) un nuevo paquetazo fiscal que castiga todavía más a quien intenta trabajar y crear. Un aumento de impuestos basado en premisas falsas. Un sistema impositivo injusto, que le quita a quien produce, para entregarlo principalmente a los gorrones, a los saqueadores, a los resentidos que se regodean de la aparente indefensión de los ciudadanos que obedecen sin chistar ante la amenaza de irse presos si no se prestan dócilmente a la expoliación de la cual son víctimas.

Y todo lo anterior es apenas una pequeña parte de los errores del gobierno del Partido Patriota que asumió el ejercicio del poder hace un año. Si me pongo a comentar todos los escándalos de corrupción que hemos conocido (¡cuántos más serán!) ni siquiera para listarlos me alcanzaría el diario entero. Corrupción consentida por el Presidente y su Vicepresidente, Roxana Baldetti. Y no se necesita ser muy ágil mentalmente para entender por qué se hacen de la vista gorda ante el descaro con el cual se roban el dinero de los tributarios.

Hoy es, a mi parecer, un día ideal para recordar y reivindicar mi decisión de votar nulo para Presidente y Vicepresidente, la cual compartí con mis lectores el lunes 5 de septiembre de 2011: “Mi voto para presidente… será nulo…. La mía es una decisión propia: un juicio independiente, producto de mi mente. El resultado de un proceso lógico cuyo objetivo es ser coherente conmigo y mis valores. Ser íntegra. Nunca votaría en contra de mis principios. Esa acción es, a mi parecer, la peor traición”.

“Yo actúo en pos de aquello que valoro. [En este caso, voto] Por aquellos con quienes comparto una escala similar de valores. Por quienes considero que coincidimos de alguna manera en un código moral… Votar es un verbo que nos muestra el sentido de la vida de quien lo ejerce… comparto muy poco, en algunos casos nada (ni valores ni código moral), con los candidatos actuales a presidente del Organismo Ejecutivo… Votaré por lo que me importa… Votaré por mí y por mis seres queridos. Votaré por un gobierno de leyes y no de reyes”.

Si queremos que mejoren las condiciones de vida en Guatemala, debemos cambiar el régimen de corte presidencialista, el sistema de Estado Benefactor/Mercantilista que impera, por un Estado de Derecho, donde el ejercicio del poder sea limitado a las funciones esenciales del gobierno dentro de la idea republicana a la que aspiramos los ciudadanos responsables, productivos y conscientes del país.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 14 de enero de 2013. La imagen se explica por sí sola, y ya la compartí con anterioridad.

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7.09.2012

Reforma sin forma




Es lo que va a presentar el presidente Otto Pérez Molina al Congreso. Una propuesta que hará más ecléctica a nuestra desarrollada y contradictoria Constitución. Un contrato social producto de los intereses, las frustraciones y las convicciones erradas de un grupo de personas cuya filosofía se ubica en las antípodas del pensamiento político y económico que permite el progreso de los habitantes de una nación. De los principios que deben regir en una sociedad: que hacen la diferencia entre un conjunto de normas para asegurar la convivencia pacífica entre hombres libres o las reglas para legalizar la servidumbre entre esclavos.

Muchas cosas más puedo agregar a las escritas en mi artículo del pasado lunes sobre el tema de llamado “Fortalecimiento del sistema político”, pero lo único que quiero recalcar es que el título correcto de esa parte de la propuesta debió ser: “Fortalecimiento del sistema presidencialista”, y debió terminar con un “Ave, Caesar, morituri te salutant”. ¡Ah! Estoy de acuerdo con la eliminación del artículo 160  que autoriza a los diputados para desempeñar otros cargos públicos.

En el área del “Fortalecimiento del sistema fiscal y financiero”, quiero repetir lo que otros han dicho sobre las modificaciones al artículo 125: es una expropiación disfrazada de “participación patrimonial”. ¿Cómo van a adquirir hasta el 40 por ciento de las empresas que explotan recursos naturales? ¿Van a comprar acciones con dinero de los tributarios? ¿Tendrán la capacidad de intervenir cualquier explotación de recursos naturales ya que obvian el “no renovables”? ¿Pretenden crear, de nuevo, empresas estatales: los futuros peores antros de corrupción, como lo fueron en el pasado? El podrá de hoy, es el será de mañana… ¡Qué maña!

Con las modificaciones al artículo 171, el Congreso pierde la facultad de APROBAR el Presupuesto General de la Nación. Sólo lo puede “improbar”. De nuevo, fortalece al Presidente y debilita al ciudadano al debilitar al Congreso. Y me parece una ironía agregar al artículo 238 (Transferencias y equilibrio fiscal) que “Preferentemente se observará el principio del equilibrio presupuestario”. O sea, seguirán gastando más de lo que les ingresa, y endeudando al tributario.

Me ofende que crean que en Guatemala no hay gente inteligente que entienda las intenciones verdaderas de su absurda propuesta. Las reformas deben ser integrales y coherentes con la realidad, y no un montón de cambios para satisfacer a grupos de presión, ser políticamente correctos y facilitar la corrupción con la excusa de buscar la transparencia. No deben propiciar un retorno al pasado, a prácticas fracasadas como la de pretender que los gobernantes (el Estado es solo una abstracción) se conviertan en empresarios. Y que además lo hagan con el dinero de nosotros, los tributarios, que no nos vamos a ver beneficiados con tales inversiones que vamos a tener que financiar. Veni, vidi, vici.


El presente artículo fue publicado el lunes 9 de julio de 2012 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La imagen la bajé de la Internet.

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6.25.2012

Río de intereses




“Confiamos en que… pongan nuestros intereses por encima de todos los otros intereses…”, declaró la activista neozelandesa, Brittany Trilford, en la Cumbre Río+20, convocada por la Organización de Naciones Unidas (ONU). Poco me importa qué suceda en esta reunión de burócratas internacionales, evasores de impuestos que viven muy bien de los tributos que nos obligan a pagar a otros bajo amenaza de ir a la cárcel. Pero la exigencia de Trilford, esa sí llamó mi atención por varios motivos.

Empiezo por reconocer que es una afirmación cierta. Lo que esperan los representantes de los grupos de presión que llegan a este tipo de actividades, es que los funcionarios presentes al final les ofrezcan entregarles pronto, lo más pronto posible, un voluminoso cheque para apoyar sus intereses, sus causas que terminan siendo financiadas por quienes sí trabajan, producen y crean, y que generalmente se van a ver afectados, de manera negativa, por las acciones de estos grupos de interés.

Por aquello de que alguno no comprenda en su totalidad a qué me refiero al hablar de intereses, copio la definición de “intereses creados” dada por el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE): “Ventajas, no siempre legítimas, de que gozan varios individuos, y por efecto de las cuales se establece entre ellos alguna solidaridad circunstancial que puede oponerse a alguna obra de justicia o de mejoramiento social”. Esa solidaridad que une a Ban Ki-moon, y muchos más, con gente como Trilford, especímenes de la raza humana (aunque muchas veces sean misántropos) de los cuales encontramos varios representantes en Guatemala.

Lamento que la joven Trilford (17 años) sea utilizada por los oportunistas que se han aprovechado de su posible ingenuidad y buenas intenciones, así como también sucede en nuestro país. Los niños y los adolescentes son manipulados desde muy pequeños, no solo por los gobernantes que esperan acabar con su capacidad de pensar para que luego sean siervos dóciles que repitan como loros una especie de salve al Rey-Estado, proveedor de todo y protector de los pobres, sino por sus mismos maestros que descargan en ellos sus frustraciones, resentimientos y envidias, convirtiéndolos en tontos útiles al servicio de los saqueadores que abundan entre aquellos que ejercen el poder y sus cómplices en la sociedad civil y el sector privado. Por cierto, también abstracciones detrás de la cuales se esconden individuos concretos.

Al final, la lucha entre intereses privados en búsqueda de ser privilegiados por el Estado, termina destruyendo los valores necesarios para asegurar la vida del ser humano en sociedad: los derechos individuales, los cuales deben estar por encima de los intereses particulares de cualquiera. “Violar los derechos del hombre significa compelerlo a actuar en contra de su propio juicio o expropiar sus valores”, Ayn Rand. Es convertir a los libres en esclavos de los intereses de unos pocos.


El presente artículo fue publicado el lunes 25 de junio de 2012 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La fotografía de Brittany Trilford la bajé de elcomercio.com

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4.02.2012

La marcha de las letras



“Que dejen toditos los libros abiertos, ha sido la orden que dio el general. Que todos los niños estén muy atentos, las cinco vocales van a desfilar. Primero verás que pasa la A, con sus dos patitas muy abiertas al marchar. Ahí viene la E, alzando los pies, el palo de en medio es más chico, como ves. Aquí está la I, la sigue la O, una es flaca y otra gorda porque ya comió. Y luego hasta atrás, llegó la U, como la cuerda con que siempre saltas tú”… Pero, la historia no acaba aquí, como la cantó Cri-Cri. Y tampoco es esta toda la historia.

Según los cronistas de la marcha, la otra, la que no fue titular en los diarios, la que no estuvo a cargo de ningún militar, las letras todas, no solo las vocales, decidieron unirse para protestar. Su protesta fue inusual: ni violentaron los derechos de otros ni se les pasó por la mente tomar medidas de hecho. Al contrario, su protesta era contra aquellos que no eran capaces de utilizar articulada y verazmente las letras para que, por medio de la palabra, se les escuchara.

Al fin, las letras estaban orgullosas del producto de su trabajo. Les encantaba a las vocales unirse con las consonantes y proporcionar a quienes las usaban los medios para expresarse. ¡Cuántas lágrimas no derramaron junto al amante que infructuosamente buscaba conquistar a su amada con un verso! ¡Cuántas risas compartieron con aquel que supo usarlas para hacer reír a carcajadas a otros! Por supuesto, cuántas veces se quitaron el sombrero frente a quien fue capaz de transmitir una verdad que hiciera cambiar a una sociedad entera: una idea coherente y de acuerdo con la realidad que transformó para bien el destino de la humanidad.

Las letras eran felices, la mayoría del tiempo, con el resultado de su uso. Sin embargo, sabían que también el lenguaje, su adorado hijo, había sido utilizado para decir mentiras: para extorsionar, amenazar y manipular. Lo desprestigiaron, primero, los sofistas, luego, los políticos y hoy los usurpadores de la voz del pueblo. Eso, solo para citar parte de una lista que incluye a toda persona que une las letras en palabras que pretenden estafar a otros; sin importar el hábito que vista, la corona que luzca o la máscara que oculte su verdadero rostro.

Ante semejante abuso, las letras se unieron para luchar (por medio de quienes las sabían usar y no temían usarlas) en contra de aquellos cuyo objetivo era vivir a costa de los demás y desprestigiaban la noble tarea que habían elegido para sí las letras. Es así que surgen, como fruto de esta protesta no registrada en los anales de los poderosos, conceptos vitales para defender a los dignos de los farsantes, y rescatar de las garras de estos últimos a los ingenuos que hayan caído en su trampa. Nacen los vocablos que muchos no quieren escuchar, los términos que los van a describir: saqueadores, gorrones, oportunistas, privilegiados, zánganos, vividores, parásitos… Y este es el cuento de nunca acabar. Continuará.


El presente artículo fue publicado el lunes 2 de abril de 2012 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. El vídeo lo enlace con Youtube.

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3.26.2012

La semana del equinoccio primaveral



Pasados los idus de marzo, se celebra en muchos países la llegada de la primavera anunciada por el equinoccio. Para nosotros, es la primavera la estación en la que eternamente vivimos. Sí, hay variaciones, como las hay en toda estación. A veces, la temperatura sube a calores casi insoportables para los habitantes de Guatemala, consentidos por el clima. En otras ocasiones, baja a niveles que nos invitan a sacar los abrigos del closet y arropar nuestro cuello en una bufanda. Otras, sacamos el paraguas para no terminar hechos una sopa. Sin embargo, el verano, el otoño y el invierno que viven en otras latitudes nos son ajenos.

Los que no nos pasan inadvertidos, son los llamados conflictos sociales que, no sé por qué motivo, suelen incrementarse por estas fechas. Recién estrenamos gobierno hace poco más de dos meses, y ya el descontento con la situación de la mayoría, y la mayoría de decisiones que ha tomado el nuevo presidente, Otto Pérez Molina, se hace sentir en la esfera pública. Y eso a pesar de que todo comenzó con una intensa luna de miel entre el partido gobernante y muchas de las otras facciones políticas que llegaron al Congreso de la nación que aspira a ser la República de Guatemala. Ese amor condicional (qué me das si me amas), les permitió a los gobernantes aprobar más legislación que solo beneficia a unos pocos, a costillas del resto. Entre estas leyes se encuentra el aumento de impuestos y varios privilegios que benefician a algunos grupos de presión.

Por cierto, privilegios son los que esperan conseguir los organizadores de la marcha de los mal llamados campesinos que se dirige a la capital. Con las mismas excusas manipuladoras de otras oportunidades esperan conseguir, entre otras cosas, tierras sin costo alguno, que se les exonere del pago de los préstamos que adquirieron y, de paso, más dinero para mantener el estilo de vida que eligieron sus dirigentes. Porque, al final, los únicos que salen beneficiados son estos últimos. El resto, son títeres mal pagados que, ante la miseria en la cual viven, no les importa promover más de las medidas que les han impedido progresar.

Uno que esperaba beneficiarse con su posición, es el hijo del Presidente, el hoy alcalde de Mixco, Otto Pérez Leal. Por medio de un acta del concejo municipal, intentó duplicar sus ingresos. No obstante, al enterarse la población de la intención del vástago presidencial, gracias al trabajo periodístico de Siglo Veintiuno, el mencionado tuvo que dar marcha atrás en sus pretensiones. Al menos, por el momento. Los que sí festejan su aumento, son los empleados del Organismo Judicial (los magistrados de la Corte Suprema incluidos) y los salubristas que fueron premiados (no sé por qué) por Pérez Molina.

En fin, yo termino en clave de poesía, recordando a Pepe Batres Montúfar y sus Falsas Apariencias: “digo que lo que dicen es mentira / aunque la vista así lo represente: / ¿Por qué? Porque el discurso lo desmiente”.


El presente artículo fue publicado el lunes 23 de marzo de 2012 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La fotografía es de James Rodríguez.

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2.16.2009

Ecléctico 13


Antes de comenzar a escribir necesito, casi siempre, regresar a nuestro medio primigenio. Sea o no usted un ferviente convencido de la teorías de Darwin, el cumpleañero del pasado jueves; o por más creyente que sea en fuerzas sobrehumanas desconocidas, consideradas por la mayoría la fuente de la vida; no puede ser capaz de negar que sus primeras vivencias, las recuerde o no, provienen de un ambiente acuoso.

Si, como a mí, la evidencia acumulada le hace pensar que la evolución es el camino correcto que, algún día, nos permitirá conocer nuestro origen y el del resto de las especies, menos puede negar ese ¿impulso?, ese deseo de regresar al agua. O, podría ser la más sencilla explicación de este húmedo encantamiento mío el hecho de que la natación fue el primer deporte que practiqué en mi ruta de la felicidad. En fin, entrando en materia ¿común?... Soy un ser variado, inquieto y en constante construcción. Creándome a mi misma. En peregrinación hacia el inevitable fin. ¿Se podrá retardar? Así es la vida mía. La vida suya también.

Mientras disfruto del líquido placer que recorre el mayor de mis órganos, la piel, cierro los ojos y veo imágenes de mi ayer. Cuadros aleatorios, sin aparente orden, que me ayudan a ordenar mis pensamientos. Disimuladamente, las imágenes se desvanecen y dan paso a las palabras que luego poblaran está página. Una sola con 2,926 caracteres. Espacios incluidos. Exacto como alguna vez será contada mi existencia. Y la suya también.

Pienso en una enriquecedora conversación sostenida con uno de mis más admirados y respetados maestros, cuyo apodo guarda una contradictoria cercanía con un cuestionado gobernante europeo del siglo pasado. Discutíamos sobre derechos e intereses. Los primeros, “no humanos”, sino de los humanos. Una diferencia que hace la diferencia. Un sentido de posesión olvidado. Una propiedad que nos urge recuperar a quienes aspiramos a vivir en una sociedad donde prevalezca el individuo (cada uno de nosotros, todos los seres humanos) por encima de los abstractos colectivos.

Y son precisamente aquellos que se erigen como representantes de tales abstracciones, mejor definidas como grupos de presión, los que suelen hacer énfasis en los segundos: los intereses. ¿De quiénes? ¿Son conciliables? ¿Con qué fin? ¿Cuál es el medio de intercambio preferido por estos negociadores? ¿Los hoy aparentemente olvidados derechos de los humanos? ¿Quiénes son en la realidad los únicos ganadores en este juego de resta?

Se me acaba el espacio que me han otorgado. Siento la falta de la rosa que habitó el asteroide B506. Aquella que, contradiciendo a Antoine de Saint-Exupéry, abandonó el diminuto planeta amarillo, en este caso más pequeño que una casa. Probable protagonista de un futuro cuento breve, ficción idealizada por esta aspirante a escribidora. Ecléctica objetiva -¿será una contradicción, Ayn?- que disfruta de un día más de buena suerte en su vida. Otro viernes 13.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 16 de febrero de 2009.

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