¿Quién gana, en el corto plazo, con la creciente incertidumbre, el aumento
de la criminalidad y la falsa información que circula? Y no me refiero
solamente al mal llamado debate en el
tema de los cambios constitucionales impulsados por Iván Velásquez, en
particular en lo que al inexistente derecho
indígena trata: la incertidumbre y la desinformación se multiplican en
muchos temas más en nuestro país, en algunos casos propiciada desde las redes
sociales virtuales y en otros, lamentablemente, desde los mismos medios de
comunicación.
Pero, ¿quién gana con el estado actual del ánimo de muchos que, en los
casos extremos, raya en la paranoia? ¿Quién gana con el hecho de que crece el
miedo, a veces con fundamento y otras veces no? Por supuesto, quiero enfatizar
que, en el largo plazo perdemos todos de una u otra manera. Pero hoy, ¿quiénes
se benefician? A primera vista es fácil responder que esta situación es
bienvenida por los delincuentes y criminales comunes, ya sea organizados o desorganizados. Sin duda, los pandilleros, los extorsionistas y los
asesinos ocasionales o seriales (los sicarios) pueden festejar el pánico
creciente en la sociedad guatemalteca.
Pero, más allá de los obvios ganadores momentáneos, ¿quiénes son los que
ganan con el terror que ya invade a tantos? Tampoco es difícil suponer que sacan
ventaja los narcotraficantes que apuestan a que no serán importunados por las fuerzas de seguridad (ya sea para
detenerlos o robarles la mercadería), lo que les permite operar con toda la tranquilidad
del mundo y con menos riesgos de los propios de su actividad al margen de la,
al fin inexistente al menos en la práctica,
ley.
También ganan los miembros de los grupos de presión, muchos de los cuales,
sin ninguna duda, son promotores de las medidas de hecho recientes que
violentan los derechos individuales de la mayoría y sólo contribuyen a
generalizar la ya de por sí reinante anarquía. Y, finalmente, me atrevo a asegurar
que en el último plano pueden celebrar la inseguridad en que vivimos aquellos
creyentes en las teorías de la
conspiración que ven una oportunidad irrepetible para que avancen sus
planes de llegar al ejercicio del poder sin tener que pasar por un proceso
eleccionario.
Debemos tener presente que, en río revuelto, ganancia de pepenadores, más
que de pescadores. Sin embargo, también debemos recordar el refrán que dice que,
en guerra avisada, no existen muertos. No se deje engañar ni manipular. Conserve
los pies en la tierra. Toda información que reciba confirme que sea cierta.
Manténgase alerta, use su razón y sea objetivo. No contribuya a difundir
información falsa. Es precisamente en los tiempos más complicados y de mayor escepticismo
e incertidumbre, cuando más prudentes debemos ser. No perdamos de vista el
horizonte y tengamos presente que la violencia sólo puede engendrar más
violencia. Enfoquémonos en la batalla correcta, la que nos permita en algún día
cercano, convivir en paz.
El presente artículo fue
publicado el lunes 27 de febrero de 2017 en el diario guatemalteco Siglo
Veintiuno.Etiquetas: caos, confusión, conspiración, criminalidad, delincuencia, gobierno, grupos de presión, incertidumbre, mareros, miedo, pandillas, violencia
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