O ambas cosas, entre muchas más. El tiempo lo dirá. A pesar
de lo sensacionalistas y arbitrarias de algunas de las medidas adoptadas por el
nuevo Presidente de EE.UU., considero que aún es demasiado pronto para
pronosticar qué va pasar durante los cuatro años de gobierno de Donald Trump.
Lo que sí puedo asegurar a la fecha, es que Trump logró acaparar la atención de
la mayor parte del mundo con apenas unos días en el ejercicio del poder. Y
logró que la mayoría de analistas reconocieran que “ha sido coherente y está
cumpliendo sus promesas de campaña”. Ahora, que esas promesas supuestamente cumplidas prosperen en el
largo plazo no depende del Presidente: la última palabra la tendrán el Congreso
y la Corte Suprema de Justicia.
Sin embargo, ya ante sus votantes, Trump cumplió, según lo repetido por
muchísimos expertos tanto en EE.UU.
como en el resto de países del mundo. Como dijo Joseph Goebbels: “Una mentira repetida adecuadamente mil veces se
convierte en una verdad”. Y, como el mismo Trump enseña en su libro “The art of the deal” (1987), a la hora de negociar es importante el bluff:
alardear para que la contraparte ceda. En fin, lo crucial es que aunque después
las instituciones republicanas se traigan abajo algunas de las locuras
ejecutadas por Trump, ya este logró lo que quería: un reconocimiento público de
que sí cumple lo que dice.
Pienso, sin dejarme llevar por la emoción generalizada, que
las preguntas que debemos hacernos son las siguientes: ¿Puede Trump aumentar
los aranceles o terminar tratados de comercio internacionales sin autorización
del Congreso de EE.UU.? ¿Es cierto que le declaró la guerra a los inmigrantes? ¿Es
factible el muro? ¿Es el muro una
distracción? ¿Distracción de qué? ¿Por qué los inversionistas de todo el mundo
que cotizan los mercados estadounidenses han reaccionado favorablemente a los
primeros días de gobierno de Trump? ¿Por qué el Dow Jones alcanzó marcas históricas?
Como reza la Constitución estadounidense en la 4ta sección
del Artículo IV: “Los Estados Unidos garantizarán a todo Estado comprendido en
esta Unión una Forma Republicana de
Gobierno”. Así que repito lo expresado en mi artículo “Trump y la República”,
publicado el 14 de noviembre de 2016: “para el bienestar de todos, Estados
Unidos continúa siendo, primordialmente, una República, basada en un sistema de
pesos y contra pesos claramente definidos, una división territorial y normativa
federal independiente del gobierno central, una declaración universal de
respeto a los derechos individuales contenida en su Constitución, el compromiso
con la igualdad de todos ante la Ley y el sometimiento al cumplimiento de esa
Constitución asegurado por su control judicial (Judicial Review), una importante expresión del balance de poderes
que sostiene la República estadounidense”.
Es una verdadera República la que protege a los ciudadanos
de los abusos de poder de sus gobernantes, sin importar quiénes estos sean. Larga
vida a la República.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo
Veintiuno”, el lunes 30 de enero de 2017.
Etiquetas: abuso, aranceles, comercio, Constitución, Donald Trump, Dow Jones, Estados Unidos, muro, poder, República, tratados
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