Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

11.14.2016

Trump en la República



Mientras algunos se encuentran devastados por el triunfo electoral de Donald Trump en Estados Unidos y se preguntan qué pasó, otros lo celebran. ¿Por qué ganó Trump? Porque Estados Unidos es hoy el equivalente a la tierra prometida para aquellos que quieren crear riqueza y mejorar su calidad de vida y la de sus seres queridos. Todavía no es, y ojalá nunca lo llegue a ser, un país donde lo que prevalece es la envidia y el rencor contra los ricos.

Todo lo contrario, es la sociedad a la que la gente emigra con la esperanza de hacerse rica: uno de los principales motivos por los cuales la propuesta socialista de los mal llamados liberales no termina de ser aceptada. Menos por la mayoría de los inmigrantes, los que seguirán llegando a pesar de las amenazas de Trump. ¿Por qué van a continuar llegando? Porque la opción que tienen quedándose en sus países es peor que la de arriesgarse a estar ilegales en Estados Unidos.

Hay otras explicaciones de la victoria de Trump que se deben mencionar, en particular el éxito que al final tuvo su retórica agresiva que confrontó a muchos, pero logró convencer a la suficiente cantidad de los votantes que están molestos con las condiciones en las que viven, y que están hartos de las mentiras de los políticos tradicionales y del estatismo e intervencionismo que avanzó peligrosamente durante el siglo veinte y lo que va del siglo veintiuno. Esto último todavía no plenamente entendido por esa mayoría molesta.

Por cierto, si la forma de gobierno de Estados Unidos fuera primordialmente democrática, como es nuestro caso, la ganadora de las elecciones sería Hilary Clinton, quien obtuvo la mayoría de votos populares válidos. Y, si Estados Unidos fuera primordialmente una democracia, no sólo los gringos, todo el mundo debería de temer lo que fuera a pasar con la llegada al ejercicio del poder de manipuladores como Trump o como Clinton.

Pero, para el bienestar de todos, Estados Unidos continúa siendo, primordialmente, una República, basada en un sistema de pesos y contra pesos claramente definidos, una división territorial y normativa federal independiente del gobierno central, una declaración universal de respeto a los derechos individuales contenida en su Constitución, el compromiso con la igualdad de todos ante la Ley y el sometimiento al cumplimiento de esa Constitución asegurado por su control judicial (Judicial Review), una importante expresión del balance de poderes que sostiene la República estadounidense.

Espero que durante el gobierno de Trump prevalezca el ánimo conciliatorio de su primer discurso como presidente electo. Y, aunque no fuera así, sé que la República lo pondrá en su lugar. Al final, los grandes perdedores en esta contienda fueron los miembros del establishment, del mainstream, de los medios de comunicación tradicionales y los artistas políticamente correctos. Además de los encuestadores. Derribemos los muros mentales que detienen el progreso y enfoquémonos en las lecciones que estas elecciones y las nuestras nos dejan.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 14 de noviembre de 2016.

Etiquetas: , , , , , , , , ,