Es responsabilidad de Jimmy Morales, y de todo aquel que ocupe
el cargo de Presidente del Organismo
Ejecutivo, velar, en nombre del abstracto Estado,
por la seguridad de todos. ¿A qué me refiero con seguridad? A que es responsabilidad del Primer Mandatario de nuestra nación velar porque no se violen los
derechos individuales de los habitantes de Guatemala: que se respete la vida,
la libertad y la propiedad de todos. También es su responsabilidad, en caso de
que los derechos de uno o varios miembros de la sociedad hayan sido violados,
investigar el caso y presentar ante los tribunales competentes a los
responsables de los delitos o los crímenes señalados, para que estos sean
juzgados.
Lo anterior queda estipulado en los artículos 1, 2, y 4 de
nuestra Constitución. Estos artículos ordenan lo siguiente: “El Estado de
Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin supremo
es la realización del bien común… Es deber del Estado garantizarle a los
habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la
paz y el desarrollo integral de la persona… En Guatemala todos los seres
humanos son libres e iguales en dignidad y derechos. El hombre y la mujer, cualquiera
que sea su estado civil, tienen iguales oportunidades y responsabilidades.
Ninguna persona puede ser sometida a servidumbre, ni a otra condición que
menoscabe su dignidad”.
El objetivo del Ejecutivo
no es gastar a rajatabla lo que pueda
gastar. Mucho menos es obligación del Presidente
gastarse todo el dinero aprobado por el Legislativo por medio del Presupuesto,
el cual en gran parte es financiado
por préstamos y/o bonos que luego tendremos que pagar nosotros. Sin embargo,
tomando en cuenta que el tal Presupuesto
no es otra cosa que el reparto del botín
entre gobernantes, funcionarios, grupos de presión y la burocracia estatal
parasitaria, más de uno de los pícaros incluido en el listado de maleantes que
esperan apropiarse de nuestros impuestos, pondrá el grito en el cielo si no le
entregan su tajada.
Gastar por gastar para mantener la corrupción vivita y coleando: eso es lo que Jimmy
y aquellos que llegan al ejercicio del poder entienden por ejecución. Y ya advirtió Morales que, aquel que no cumpla con la
orden de gastar a manos llenas será ejecutado: en otras palabras, será
despedido y sustituido por un malandrín que sí cumpla con los requisitos
esperados. Va a cambiar a los que considere ladrones
mediocres por otros que sí sean capaces de repartir eficientemente la plata que nos expoliaron.
¡Son buenos para malgastar lo que nos costó producir!
Pero nada más. Después de más de 10
meses de gobierno nos queda claro que
mintieron en su campaña. Según el ministro de Gobernación, Francisco
Rivas, aumentaron las denuncias por
extorsión, a pesar de que la mayoría de los extorsionados no denuncian por
temor a los mismos policías y las autoridades. ¿Debemos los tributarios
denunciar por extorsionistas a nuestros gobernantes? Sí, es lo que se merecen.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo
Veintiuno”, el lunes 17 de octubre de 2016.
Etiquetas: Constitución de Guatemala, corrupción, derechos individuales, Estado, Jimmy Morales, presupuesto, seguridad
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home