El pasado 25 de noviembre murió el traidor de la verdadera revolución
cubana, la que buscaba acabar con el gobierno del dictador golpista, Fulgencio
Batista. La revolución de hombres y mujeres que querían progresar en libertad.
Murió Fidel Castro Ruz, el impostor. Se fue de noche, una noche oscura, como
oscura ha sido la vida de quienes soñaron con vivir libres de dictadores, el
motivo por el cual lucharon contra la dictadura de Batista. La razón por la
cual muchos murieron, no sólo durante el conflicto, también después de haber
vencido: muertos por orden del entronizado Castro.
Una revolución que terminó cuando el fallecido dictador
acabó con las esperanzas de muchos. Una quimera basada en mitos. Mantenida por
una mala educación, que lo correcto es llamarla programación e ideologización,
fracasada en la mayoría de los casos confirmados en el largo plazo. Sustentada
por un sistema de salud mediocre para el pueblo, cuyas estadísticas son
falseadas por los funcionarios estatales. ¡Qué diferente sería la vida de los
cubanos si el progreso previo a la dictadura de Castro no hubiera sido
interrumpido!
Para 1955, Cuba era el segundo país de Latinoamérica con
menor mortalidad infantil: 33.4 por cada mil nacidos. En 1956 la Organización
de las Naciones Unidas (ONU) reconoció a Cuba como el segundo país de Iberoamérica
con los más bajos índices de analfabetismo: 23.6 por ciento. Para esa fecha, Haití
tenía un 90 por ciento de analfabetismo y España, El Salvador, Bolivia,
Venezuela, Brasil, Perú, Guatemala y República Dominicana, el 50 por ciento. En
1957 la ONU reconoció a Cuba como el mejor país de Iberoamérica en número de
médicos per cápita (1 por cada 957 habitantes), con el mayor porcentaje de
viviendas con electricidad (82.9 por ciento) y viviendas con baño propio (79.9
por ciento). También reconoció en 1957 a Cuba como el segundo país de Iberoamérica,
después de Uruguay, en el consumo calórico per cápita diario: 2870.
¿Cuál sería la calidad de vida de los cubanos en la isla sin
el socialismo de Castro y sus seguidores? ¿Cómo sería su existencia si hubieran
adoptado un gobierno republicano dentro de un sistema capitalista basado en el
respeto irrestricto a los derechos individuales de todos? ¿Cuáles son las ideas
que predominan en la mente de los cubanos? ¿A quiénes admiran los isleños? ¿A
gente violenta de corta visión que impone sus decisiones a puro balazo? ¿O a personas pacíficas que buscan el cambio por
medio de la discusión honesta basada en juicios verdaderos, en hechos de la
realidad y con visión de largo plazo? ¿En gente autoritaria, egocéntrica,
manipuladora, megalómana? ¿O en personas racionales, objetivas y honestas?
De las respuestas a las anteriores preguntas, entre otras
cosas, depende el futuro de los cubanos después de la muerte de Fidel Castro, a
quien la historia NO va a absolver, tal y como ya lo dijo Carlos Alberto
Montaner. Ojalá los cubanos superen el miedo en el que viven y se unan para
vencer a los herederos de la dictadura.
Artículo publicado en el diario guatemalteco
“Siglo Veintiuno”, el lunes 5 de diciembre de 2016.Etiquetas: analfabetismo, Carlos Alberto Montaner, comunismo, Cuba, dictadura, Fidel Castro, revolución, Socialismo
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