Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

11.21.2016

Hastiados de los políticos



Al menos de la mayoría de aquellos que han elegido como profesión la política. Los ciudadanos en casi todo el mundo están llegando a los límites de la tolerancia en lo que respecta a los oportunistas que llegan al ejercicio del poder, y a toda la ralea de los burócratas nacionales y los acomodados supranacionales de las organizaciones internacionales que los acompañan. Varias de las pruebas que puedo aportar sobre la veracidad de mi afirmación, son los resultados que han obtenido los políticos tradicionales en las recientes elecciones y consultas populares de diversos lugares.

Tanto la elección en Guatemala para ocupar el cargo de Presidente de la Nación de un cómico sin una idea clara sobre cuál es la naturaleza del gobierno, así como el sorpresivo éxito de Donald Trump en EE.UU., pasando por el Brexit y la consulta colombiana sobre los acuerdos de apaciguamiento, mostraron que la mayoría ya está harta de las mentiras, los abusos y la corrupción de las pandillas que han gobernado en los últimos tiempos en casi todos lados. Desde la Patagonia hasta el mismo Londres (capital del país donde nace la concepción moderna de la libertad como un derecho individual hoy aceptado en la mayor parte del mundo occidentalizado como un derecho reconocido para todos, aunque aún no entendido por muchos), una enorme cantidad de personas han mostrado el creciente cansancio al establishment político predominante.

Sin embargo, ese rechazo creciente al mainstream y lo políticamente correcto, no significa que la mayoría tenga claro la raíz del problema y mucho menos cuál es la solución ni los cambios a los sistema políticos prevalecientes que debemos promover para enfrentar a ese fantasma que recorre, no solo Europa, si no todo el mundo. Uno de los motivos principales por los cuales predomina la ignorancia es por la confusión, en algunos casos intencional y en otros producto de la pereza mental, en el significado y las definiciones de los términos básicos necesarios para entender la vida en sociedad y el papel trascendental que en ésta juega el respeto irrestricto a los derechos individuales: vida, libertad y propiedad. Esto último producto del poco conocimiento sobre el origen de los mismos o el intento místico de explicarlos.

Por eso debemos tener presente que es en momentos de mayor incertidumbre cuando más prudentes y objetivos debemos ser. Debemos informarnos correctamente y no dejarnos manipular. Es probable que la búsqueda de la verdad de los hechos nos lleve a emitir juicios que no sean de nuestro agrado o del gusto de otros. Pero es importante que recordemos que la verdad no depende de las opiniones de nadie ni de lo que la mayoría desea que sea verdadero. No es un concurso de popularidad. La verdad, cualidad de los juicios, depende única y exclusivamente de los hechos de la realidad. Por eso coincido con Pascal en que el esfuerzo mental por aclararse las ideas es el fundamento de toda vida moral. Y sin ese esfuerzo no podemos alcanzar nuestro propósito más alto: ser felices.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 21 de noviembre de 2016.

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