Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

1.28.2007

Luna sin cash


Llegó de nuevo la luna llena. Lloró el enamorado su dolor iluminado por la luna en su esplendor. De nuevo, pensaba, una luna de amor sin cash. Sin cash para comprar flores a su amada. Sin cash para pagar el mariachi. Sin cash para pagar un trío. Ni siquiera para pagar un solista, sin importar que cantara a capela, le alcanzó el cash que le quedaba en el bolsillo.

Unos dicen que la culpa de su sosa cantineada es de un tipo de apellido Sosa. Otros opinan que la culpable, (sí, “usted es la culpable, de todas mis angustias, y todos mis quebrantos”, piensa el apasionado y quebrado émulo de Don Giovanni) es María Antonieta, la que no ha sido condenada a pasar su vida en La Bastilla, pero a quien poco le falta para que su cabello se torne blanco. Al menos, espera, blanco como la Luna de plata. Aunque nosotros no tengamos plata ni en la cartera. Algún billete guardado abajo del colchón. Poco cash y poca creatividad. ¿Por qué no en la caja de cereal, dentro del zapato o en el traje de fiesta sin estrenar?

“No quiero ya saber qué pudo suceder”, sólo espero no vivir más lunas sin cash. Continúa cuestionándose Juan sin pueblo. Y sin cash. “Más noches sin ti”. Grita al viento. “No me platiques más, déjame imaginar que no existe el pasado” y que hoy cambio el mañana del quetzal por el presente del dólar. Ni lunas rotas, estando yo quebrado, ni lunas sin cash. Sólo días en paz.

Usted, ¿o yo? llenó mi vida de amargas quietudes. Sí, quieto me dejó, sin hacer nada. Total, sin cash, visa para una tarjeta de crédito tuve que solicitar. De poetas y de locos, dicen, todos tenemos un poco. Nadie está vacunado contra el lugar común. Y lo común hoy es el hambre. Ese que nos hace delirar. Ese que nos hace pensar. Ese que nos va a ahogar. Además de las deudas contraídas para soportar las lunas sin cash.

Ni el sermón del domingo o la misa del mediodía podrán aliviar los constantes desencantos a los cuales me enfrento cada madrugada. Cuántos riesgos he corrido cuando llega el asaltante de turno y me pide el efectivo. ¿Qué puedo hacer? ¿Decirle que no hay pisto automático en el cajero y menos en mi billetera, aunque le haya rogado a la cajera del banco?

Te extraño. Como se extrañan las tortillas sin frijoles. Hasta mis pies, cansados de caminar, extrañan la camio roja. Extraño prender el foco. Extraño mis noches sin estrellas pero con cash. Si por más que afirme que “yo para querer no necesito una razón, porque me sobra mucho, pero mucho corazón”, poco dura la pasión sin el bolsón.

En fin, piensa el atribulado despechado, hay quienes opinan que es el sistema. Ese del padre que, desde el gobierno, regula el dinero que gano. Ordena a quién puedo amar. Interviene en qué puedo ver, cómo debo vestir y dispone a quiénes debo servir. El benefactor que vela por intereses que no he ganado, a falta de cash para ahorrar. El papá Estado que me ha convertido en esclavo de soles y lunas sin cash.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 29 de enero de 2007.

1.26.2007

Pacto con Vlad


Ojalá, en lugar de cabildear por los emigrantes guatemaltecos que viven en los USA, hiciéramos los cambios al sistema de nuestro país que permitieran, primero, que no tengan que irse a buscar ingresos a otros lados. Y, segundo, si acaso se puede, que aquellos que quieran regresar lo hicieran, a sabiendas de que aquí también pueden encontrar un buen trabajo que les permita a ellos y a sus familias vivir la mejor vida posible, no sólo sobrevivir.

Sin embargo, para variar, descendientes del inmigrante Vlad Draculea, los nuevos miembros del Pacto Fiscal (pero con las ideas viejas de siempre), proponen cobrar más impuestos a los ya agobiados pocos tributarios que los pagan a cabalidad: o sea, menos del 25 por ciento de la población.


Creer que un aumento en las tasas impositivas va a motivar a los informales a formalizarse, suena hoy a un pésimo chiste. A nadie hace reír. O tal vez divierte sólo a los onerosos miembros técnicos del Pacto Fiscal. Porque sí que nos cuestan un montón de dinero a los que trabajamos para que ellos se las ingenien cómo sacarnos el pisto. Con la excusa de siempre: ayudar a los pobres. ¿Serán sus pobres bolsillos?

1.25.2007

Moratoria a Ban


Ban Ki-moon, recientemente estrenado como secretario general de la ONU, pide una moratoria a la ejecución de la pena de muerte.


¿Qué pensaran al respecto los deudos de la niña de 6 años, Evelyn Karina Isidro Velásquez, y otras personas que como ella han muerto a manos de asesinos irresponsables, convertidos en víctimas por personajes como el sonriente burócrata internacional que no quiere que se cumpla con las penas impuestas a quienes han cometido crímenes agravados?


Recordemos, a Evelyn Karina la secuestraron, la violaron, la torturaron y luego la degollaron.

1.24.2007

Muerte al monstruo


En flamante conferencia de prensa, previo envío del comunicado pertinente, los miembros de la Asociación de Banqueros de Guatemala, anunciaron que van a alimentar al FOPA con 2000 millones de quetzales. Aporte solidario de los cuentahabientes (que recuerda al impuesto voluntario para los señores de la tercera edad), el cual vamos a pagar los mismos de siempre con un incremento en los costos de financiamiento e intermediación financiera.

Yo, inocentemente, me pregunto, ¿por qué no, en lugar de recapitalizar ese monstruo devorador de impuestos, ofrecen seguros privados a sus clientes y compiten entre ustedes: que ganen aquellos que mejor sepan satisfacer las necesidades de los usuarios?

Da no sé qué (o tal vez si se qué pero no se me antoja escribirlo) pensar que de nuevo se pierda una oportunidad de cambiar el sistema interventor-paternalista-benefactor. Y eso que el costo de experimentar, y comprobar que es un sistema ineficiente para mejorar la calidad de vida de la gente de manera constante y en el largo plazo, ha sido altísimo.

1.23.2007

¿Paraíso o infierno?




Hoy, viendo por enésima vez el excelente documental de la PBS bautizado con el sugestivo nombre de “Heaven on earth”, pensaba en lo cierto que estuvo Jorge Santayana al reconocer que si no conocemos los errores del pasado, estamos condenados a repetirlos.

Y si en una región necesitamos conocer esos errores es en Latinoamérica, en la cual algunos hitlers tropicales al estilo de Hugo Chávez, consiguen imponer la voluntad de un dictador sobre las decisiones libres del resto, con los discursos emotivos de siempre basados el seudoargumento del vencido socialismo de inspiración marxista (derrotado desde 1871, científica e intelectualmente al menos, por la Revolución Marginalista liderada por Carl Menger).

Pensaba en las similitudes, guardando las distancias, entre un Julius Nyerere de Tanzania frente a un Chávez de Venezuela, este último recientemente autorizado a gobernar por decreto durante 18 meses prorrogables. Un Chávez que ya no oculta ni disimula su ambición y apasionamiento por ejercer el poder absoluto.

Reflexionaba sobre ese extraordinario final de la segunda parte del documental: “Nyerere fue exitoso al crear una nación. El socialismo fracasó en el intento de mejorar las condiciones de vida de sus habitantes”. El socialismo fracasó: no logró alcanzar la meta del progreso.

Encuentra el documental en “Takeone” en Plaza Futeca de la zona 14. Véanlo.

1.22.2007

Manifestantes, S. A.


¿Pertenece a un grupo de presión y le falta apoyo de sus patrocinados? No se preocupe más, contrate un manifestante alemán. Y si es lo suficientemente pilas, y a causa de la cantidad de desempleados que hay en Guatemala, a lo mejor se anima a solicitar una franquicia a Erento.com e inicia su empresa en nuestro país.

Ya sé que a la fecha cuentan con una lista de personas que, por un viaje a la capital, un par de comidas y unos 50 quetzales diarios, se apuntan a hacer relajo por cualquier cosa. Varios de ellos se podrían hasta exportar a Alemania y así, no sólo viajarían a la capirucha, sino tendrían la oportunidad de conocer otras culturas. Quién sabe, todo es posible gracias al ingenio del humano libre. O marcianos: total, hay quienes parecen de otro planeta. O, por lo menos, viven en la Luna. Ejemplo: nuestros gobernantes.

¿Usted y sus cuates están planeando una protesta pero no los sigue ni su abuela? Pues hoy no existe una razón para continuar solos en la lucha: si consiguen que algún despistado burócrata internacional, de esos que manejan los tributos de los estafados pagadores de impuestos de otras naciones, esos que abundan en la viña del Señor, no digamos en Chapínlandia, puede alquilar en Alemania sus propios manifestantes por algo más de cien euros por día por individuo. Por favor, no se asuste de que use el término alquilar: según el DRAE en su tercera acepción, alquilar significa: “una persona ponerse a servir a otra por cierto estipendio”.


Según Deutsche Welle, desde opositores al desarrollo de la energía nuclear y los enemigos de la música en los ascensores, hasta los amantes de los perros que defienden el derecho de éstos a descargar en donde se les ocurra, los germanos no callan sus demandas. Allí las protestas son una combinación de activismo, arte conceptual y carnaval callejero. Las marchas suelen ser una oportunidad para disfrutar su amor al aire puro y su necesidad de darle un sentido a sus vidas. Aunque por estos lares, pareciera que el sentido de las manifestaciones fuera fregarle la existencia a la mayoría.


Y, como bien lo saben los activistas autóctonos, no es fácil encontrar respaldo. Por cierto, ¿qué actividad, además de violentar los derechos de otros, llevan a cabo estos personajes? ¿Acaso alguna actividad productiva? En Alemania, debido al frío, la familia y la televisión les es difícil reunir un quórum digno para su acto. En Guatemala, simplemente, la población los mira como unos oportunistas que, en el nombre del trillado pueblo, llenan sus bolsillos, no sólo de euros, sino de dólares. Así es la vida: denostarán contra los imperialistas estadounidenses, pero, sin duda, no desprecian su moneda.


En fin, la negociación la pueden hacer por la Internet, principal herramienta de la globalización, a la cual los protestantes globalifóbicos son adictos. Una contradicción más del discurso y la acción. Propio del mortal ser humano.



Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo Veintiuno", el lunes 22 de enero de 2007.

1.21.2007

Mi alma y yo

Fugitivas, mi alma y yo nos fuimos a La Antigua.

Es viernes 16 de septiembre por la tarde. Pero igual pudo ser un sábado o un lunes cualquiera de cualquier año. Más que el día, importa la cercanía.

Un beso robado a la vida y otro al eterno retorno. Momentos improbables. Irrepetibles. Inefables.

Mi alma y yo nos encontramos rodeadas de vírgenes, ante la presencia del hermano Pedro, bendito entre todas las mujeres ausentes. Mi alma y yo.

Nos acompañaban Francisco y Alberto. Sin embargo, no se dejaban leer. Los llevamos a pasear sin necesitar su compañía. ¿Serían una excusa? ¿Serían la perfecta coartada?

Me cuesta digerir las noticias de todos los días: hay algo más que robos. Hay algo más que asesinatos. Hay algo más que engaños. Por eso, mi alma y yo, nos fuimos fugitivas.

La felicidad.

Qué difícil es esto de la felicidad.

La felicidad.

A veces esta hecha de contradicciones. Otras de armonías repletas de matices grises salpicados de rojo y azul. Y de vez en cuando es felicidad de frágiles equilibrios. ¿Podré vivir sin mi alma? Lo sabré algún día. Tal vez sí. Tal vez no. Quién sabe. Aunque mi alma y yo sigamos fugitivas.

¿Es mi alma uno, o muchos dolores que no quiero dejar ir? ¿Será de infinitos colores? Le pido a la Virgen de piedra presente, dicen de nombre María, que nos mantenga unidas. Así, aunque sean fugitivas: yo y mi inseparable alma. Algo tendrá de Platero.

Fugitivas de regreso en la guarida.

Una luna llena. Una noche blanca. Una oscuridad clara. Son las que alumbran nuestra huída de regreso a la guarida. Sin lunas rotas.

El nido en amarillo, encubierto tras una gasa transparente por la cual se cuela el reflejo de la hogaza que anuncia un queso. De nuevo la luna. Repleta. Cómo si alguna vez estuviera incompleta. Cómo si alguna vez le faltara su alma.

Al fin estamos de regreso mi alma y yo en el palpitante centro de protección. Ese nido que cobija mi alma, ese paradójico corazón mío.

Usted que conoció nuestra huída, ¿dejó a su alma vacía?

1.15.2007

Viejo ideal

En Guatemala, utilizando un refrán popular, les echaron un cuento de viejas (noticia que se cree falsa o fabulosa) a personas que se identifican como de la tercera edad, con una ley populista e inconstitucional. Un maravedí viejo, una moneda de vellón que circuló en Castilla desde el tiempo de Fernando IV hasta el de los Reyes Católicos, y valía la tercera parte de un real de plata. Una especie de sombra de viejo que cae sobre los aún infantes imponiéndoles un nuevo tributo producto del sistema paternalista de incentivos perversos.

El colmo es que los gobernantes traten de vernos la cara de tontos al pretender que nos traguemos esa sandez del impuesto voluntario para financiar la llamada ley del adulto mayor. ¿Serán ellos los de la deficiencia neuronal? Casi cualquiera que no sea miembro de la fauna política se da cuenta de que lo que pretenden es absurdo y una contradicción de términos.

“Somos los abuelos de la Patria”, gritan. Pues que Patria los mantenga. Y luego hay quienes dudan de que éste sea un movimiento de politiqueros aprovechándose de una más de tantas idealizaciones: la del anciano, del pobre, del campesino… del colectivo. Cuánto daño hacen estas ficciones que ahogan a los individuos.

Según el amansaburros, ideal es lo que sólo existe en el pensamiento. También se entiende como “un conjunto de ideas o de creencias”. Asimismo, nos ilumina aseverando que viejo es la persona de edad (¿qué edad?), lo antiguo o del tiempo pasado. O sea, que no es reciente ni nuevo. Puede ser algo deslucido o estropeado por el uso. Además, se utiliza como apelativo para dirigirse a la madre o al padre, a la pareja o entre amigos.

Existen personas con quienes no vale la pena enemistarse, me advierten seres queridos. Sin embargo, yo les respondo que la primera persona con quien debo ser leal y honesta es conmigo misma. Además, la crítica no es a los individuos, sino a sus acciones. Espero explicarme correctamente y que tengamos la suficiente madurez para entenderlo.

¿Por qué hay gente que no previó para su vejez, o por qué no tuvo la capacidad de hacerlo? ¿Será porque no hemos creado riqueza y muchos prefieren denostar contra los que tienen el capital para crearla, alejándolos de nuestro país? ¿Será porque seguimos regidos por un Estado benefactor, de inspiración socialista, íntimamente unido con un régimen mercantilísta?

Pobres manipulados. ¿Dónde están sus hijos? Yo me preocupo por mis padres, que aún no llegan a esa crítica edad, así como ellos se han preocupado por los suyos ya nonagenarios. ¿Por qué los descendientes de estas personas las abandonan? ¿Incluyen entre los venerables viejitos a Germán Chupina? ¿O no todos los viejitos son ideales? ¿Qué hacer para que no vayan en aumento la cantidad de personas que no prevén? ¿Qué hacer por los que hoy ya no tienen suficiente capacidad de producción y ahorro? ¿Quiénes van a ser los responsables, hoy y mañana, y por qué?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno” el lunes 15 de enero de 2007.

1.08.2007

Basta un muerto

El vil asesinato de la niña de 6 años, Evelyn Karina Isidro Velásquez; las recientes muertes de Augusto Pinochet y Sadam Husein; y muy probablemente el deceso aún no oficializado de Fidel Castro, me invitan a comenzar el año reflexionando sobre el final. La conclusión de vidas, de eras, de dictaduras… ¿Podemos entrar en la rutina del Infierno? ¿Podemos habituarnos al crimen creciente?

“No hay nada más banal que la política”, escribió mi admirado Jorge Luis Borges. Coincido totalmente con él. Sin embargo, mientras vivamos en un sistema de incentivos perversos, manipulador, como el que actualmente prevalece en casi todos los rincones del mundo (en algunos lugares más que en otros), la política y la discusión sobre los abusos de poder y la ausencia de castigo a los criminales cobra una importancia vital.

Persigo posibles, pero sueño con ideales: el uso ético de las facultades humanas de la memoria, el entendimiento y la voluntad, donde no se tolere la muerte violenta de una sola persona. Muerta por su manera de pensar. Muerta por error. Casualties of war. O un acto deliberado de gente infame e irresponsable que luego es, irresponsablemente, transformada en la víctima. Muerte injustificable que debe ser cuestionada, señalada y castigada.

Die Verwandlung. Espero la transformación, no en cucarachas kafkianas, sino en personas responsables y respetuosas de las elecciones, vidas y bienes de los otros. Y que los gregorios samsas, cobardes insectos, sigan escondidos en la oscuridad asechando, alejados de la luz, sabedores de que sus actos antisociales serán penados.

Sueños poco originales los míos. Soñados por muchos antes que yo. Sueños que serán soñados por muchos después de mí: al menos, eso sueño.

Es mentira que la historia oficial siempre la escribe quien gana. Algunas veces, tal vez, pero otras, sin duda no. Este último es el caso reciente de Guatemala. ¿Escriben la historia los que ostentan el poder? ¿Cómo identificar, entonces, a los poderosos, que no son sólo los gobernantes? ¿Qué poder tenían los guerrilleros para escribir ellos la historia de la guerra civil de baja intensidad de nuestra Guatemala? Soberbios son los que dicen tener la verdad. Yo no puedo hacer más que buscarla.

Duelen más los abusos de aquellos que ejercen la autoridad. Aquellos que están obligados a defender (no a agredir), a los individuos respetuosos y productivos. Pero eso no justifica y mucho menos ennoblece los actos similares de violación de derechos hechos por los terroristas y/o los socialistas/fascistas.

¿Somos hoy la resistencia quienes nos resistimos al Estado benefactor/mercantilista, esa intervención constante de otros en nuestras vidas? ¿Quienes pregonamos una evolución y evitamos una revolución?

“Él sólo quería saber si era o si no era valiente. Lo supo en aquel momento en que le entraba la herida. Se dijo no tuve miedo cuando lo dejó la vida”. Milonga de un soldado. Borges.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno” el lunes 8 de enero de 2007.