Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

9.28.2010

Musas de telenovela


¿Serán a las que imploran los constructores de verdades interinas en la CICIG? ¿Se habrán inspirado en algún popularísimo culebrón televisivo para hacer su trabajo? No dudo en afirmar que en tal caso serían las telenovelas tragicómicas de los colombianos, ya que en el ente mencionado pululan muchos nacidos en el país de Gabriel García Márquez, Laura Restrepo y Fernando Vallejo. Imitadores burdos de grandes creadores: eso son los investigadores de la CICIG.

Entrando en materia, tal vez alguno de ustedes recuerde que el lunes 19 de abril del presente año publiqué en Siglo Veintiuno un artículo titulado “No resuelto: revuelto”, donde compartía con mis lectores una hipótesis, digna de sapos y culebras, que tenía muchas probabilidades de convertirse en realidad:

“No resuelto sino revuelto, es el estado en el cual se encuentra la investigación de los asesinatos de Khalil y Marjorie Musa. Revuelto, turbio, enredado… Y si los presagios de algunas musas que me han visitado se cumplen, la hipótesis de Carlos Castresana, titular de la CICIG, será aún menos creíble que la supuesta verdad interina del personaje citado con anterioridad en lo que respecta a la muerte de Rodrigo Rosenberg”.

“…mis informantes me contaron que es probable que presenten al mismísimo Rosenberg como el cerebro detrás del doble crimen. Por supuesto, continuando con la idea de un thriller romántico, la muerte de Marjorie habrá sido un error de los sicarios contratados para quitar del camino del amor al padre de la desaparecida Julieta que se oponía a sus amores con el Romeo chapín”.

Por eso, no me sorprende para nada que de los acusados de ser los ejecutores materiales ¿serán inmateriales los asesinos intelectuales? de la muerte de los Musa, por lo menos siete hayan sido implicados en el asesinato de Rodrigo Rosenberg. Tampoco me asombra que el pegamento que sostiene la hipótesis en este doble crimen sea similar al del caso de Rosenberg. Me refiero a los testimonios de los colaboradores eficaces ¿eficaces para qué y para quién? que son ¡vaya casualidad! los mismos sicarios acusados. Y en el caso de los Musa resulta que el soplón es el mismo que… ¡se los sopló! En esta ocasión, para que les cuadre el guión, Lucas Josué Santiago López, quien suele contradecirse, reconoce que la muerte de la “señorita” fue un error, lo cual molestó al “señorón” quien, de todas maneras, les pagó el trabajito aunque fuera haciéndoles un descuento sobre el precio acordado.

En fin, es probable que mucha tinta más vaya a correr sobre estos hechos que, a pesar del disgusto de algunos, ya son parte de nuestra historia nacional. Razón por la cual, por hoy, me retiro a leer una obra que me entretiene más que el cuento elucubrado por los señoritos de la CICIG. Mejor me distraigo por el momento leyendo a Sir Arthur Ignatius Conan Doyle, y la novela policía donde nos presenta al irremplazable Sherlock Holmes: “Estudio en Escarlata”. Hasta la próxima, Watsons.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 27 de septiembre de 2010. La imagen la bajé de la Internet.

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9.21.2010

Mall Alert


El miércoles pasado, como si viera una película jolybudense de tercera categoría, viví junto con miles de televidentes el drama que otros sufrían en el centro comercial Tikal Futura. Un enfrentamiento armado entre narcotraficantes y policías ¿o entre narcos y narcos? que puso en peligro la existencia de cientos de personas que visitaban el mol o trabajaban en una empresa ubicada en el mismo.

Era 15 de septiembre. Día en el cual conmemoramos el 189 aniversario del cambio de reyes. Sé que muchos, incluidos amigos preciados, celebran la independencia de una ficción de otra ficción. La independencia de Guatemala de España. Lamentablemente a la presente fecha, los habitantes de la primera aún no logramos que nuestros actuales gobernantes, llamados presidentes, entiendan que ellos no son reyes ni nosotros sus súbditos.

Una cosa es vegetar en una nación independiente, como le sucede a los cubanos, y otra cosa es SER ciudadanos libres. Reconocer lo anterior no implica que no quiera a mi terruño. Aunque reconozco que el mío, que comparte territorio y leyes con el suyo, difiere en contenido, ya que éste se lo damos cada uno de nosotros con nuestras vivencias únicas e irrepetibles. Las memorias de lo pasado y los sueños a realizar en el futuro… que espero no sean truncados en una balacera como la mencionada. Sin embargo, ¿quién, a menos que sea funcionario público, está fuera de peligro en ese espacio que compartimos sin conocernos?

Lo sucedido la semana pasada es un claro ejemplo de que hasta la seguridad que muchos sentíamos en los centros comerciales se ha perdido de alguna manera. No faltará quien crea necesario, a la hora de visitarlos, tener más cuidado del que se tenía antes, tal y como le pide una madre a su retoño en el chiste que circula en las redes sociales virtuales: “-Mamá, mamá, me voy al mol. -Ok, hijo. ¿Llevas tu chaleco antibalas?”

Lo que a mí me indigna de la creciente criminalidad en nuestro país (además de ver a gente inocente tirada en el piso, como si fueran antisociales de la peor calaña, mientras son amenazados por la policía con armas de alto calibre) es que la mayor parte del aumento en el riesgo de vivir en Guatemala es consecuencia de la irracional e ilegítima guerra del gobierno gringo contra las drogas. Y hago énfasis en el hecho de que es una decisión estatal, ya que admiro a muchos estadounidenses, comenzando con los padres fundadores que supieron elegir las normas que les permitieron convertirse en la sociedad más rica de todos los tiempos.

La única manera de terminar con este inútil desangramiento es eliminando de raíz el problema: acabando con la prohibición de producir, comercializar y consumir droga. Por supuesto, aquellos que además se han dedicado a extorsionar, secuestrar, asesinar… deben ser perseguidos, encarcelados, enjuiciados y castigados como merecen. Al fin, la razón de ser de esa construcción llamada Estado, es velar por que haya justicia y seguridad. Y así poder vivir en paz.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 20 de septiembre de 2010. La fotografía es del diario guatemalteco elPeriódico, publicada el 16 de septiembre de 2010.

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9.13.2010

Ni delito ni falta


Aunque sí falta coherencia y respeto al espíritu de la Ley por parte de los magistrados de la Corte de Constitucionalidad.

En fin, hoy tengo que abordar de nuevo la aberrante decisión de los magistrados de la CC que debilita la protección a la libertad de expresión en nuestro país. Y no me refiero al IRRELEVANTE dictamen, al menos para este tema, por el cual le niegan al Vicepresidente Rafael Espada su frívola acción por la cual pretendía revertir la decisión de los jueces que rechazaron la querella que interpuso en mi contra. Me refiero a la decisión que tomaron de negarme el amparo solicitado ante la amenaza que representan para mi integridad la querella citada y las DOS denuncias que siguen vivitas y coleando en el Ministerio Público, que hace honor a su apodo, ya que es un misterio qué pretenden hacer los fiscales, los cuales, dicen, se encuentran presionados por el alto mando para proseguir con la investigación.

El lunes 6 de septiembre pasado, después de que muchos influyentes columnistas (salvo alguno que otro periodista cobarde y servil con la CC), entre ellos abogados, criticaron correctamente la resolución mencionada, los magistrados de la CC publicaron tres “Campos Pagados” (pagados con nuestros impuestos) en los cuales pretendían defender lo indefendible con excusas formalistas que no vienen al caso en una situación en la cual, quien se supone es el segundo hombre más poderoso del país (ejerce el poder como Vicepresidente) y que como tal se identifica en las demandas, utilizando los recursos del Estado (léase los dineros de los tributarios y el personal pagado con éstos), actúa en contra de una ciudadana que ejerce sus derechos constitucionales. Además, más que el formalismo, parece que los magistrados olvidan que la razón que aducen para rechazar la solicitud, aunque suene increíble, es que Espada actúa como ciudadano.

Por lo anterior, transcribo parte de mi artículo titulado “CC desprestigian solos”, publicado en Siglo Veintiuno el 24 de agosto de 2010: “…dejo por escrito quiénes firmaron la resolución que hoy abre la posibilidad a que todo funcionario público, desde el Presidente hasta el más oscuro burócrata, viole nuestro sagrado derecho a expresarnos libremente y cuestionarlos….: Roberto Molina Barreto, Alejandro Maldonado Aguirre, Mario Pérez Guerra, Gladys Chacón Corado y Juan Francisco Flores Juárez; auxiliados por el Secretario General de la CC, Martín Ramón Guzmán Hernández”.

¡Ah! Y por aquello de las sensibilidades de los funcionarios públicos, les recuerdo a los magistrados de la CC, los nombrados y los suplentes que los apoyaron en el campo pagado, que tal y como reza el artículo 35 de la Constitución en su segundo párrafo: “No constituyen delito o falta las publicaciones que contengan denuncias, críticas o imputaciones contra funcionarios o empleados públicos por actos efectuados en el ejercicio de sus cargos”. Notifíquese y cúmplase.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 13 de septiembre de 2010. La imagen de las Pléyades la bajé de la Internet. La fotografía fue tomada el viernes 3 de abril de 2009, para el primer aniversario de “Bohemio”. La descomposición es toda mía.

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9.06.2010

La conjura estelar


Conspiran las estrellas. Pero no con el fin de encantar a los enamorados que a éstas piden el amor negado o alumbrar a quienes celebran al ser que se ha entregado. No. Según los cuentistas de nombre Luis Solano y Fernando Solís, un día hace ya algún tiempo, observaron que se reunieron las Pléyades en la Tierra, con el objetivo de vencer al enemigo común de toda persona libre: los déspotas resurgidos en los estertores del siglo veinte. Los gobernantes populistas en los albores del tercer milenio. Aclaro que lo anterior lo deduzco de la lectura del cuento redactado a cuatro pies, perdón, a cuatro manos, por los mencionados amanuenses, que eligieron llamar a su delirio “Los nombres tras la coyuntura de junio y julio”.

Poco tengo que escribir sobre la falta de creatividad mostrada por los sofistas mentados. Y menos tengo algo que comentar sobre su doxa básica y sus enredos de primaria. Al fin, soy fiel creyente del aforismo que reza “la mentira prevalece hasta que la verdad aparece”, y como sentenció mi admirado Aristóteles, “la única verdad es la realidad”.

No obstante, el tiempo perdido leyendo la historieta del dúo de fuleros señalados al principio, me hizo recordar, aunque usted no lo crea, al genial Jorge Luis Borges, que casi al final de su vida escribió un erudito poema titulado “Los conjurados”. Y en este caso, con o sin el permiso de los lectores, me di licencia de parafrasearlo, por supuesto, guardando las obvias distancias. Mi breve intervención al escrito citado, la comparto con quien quiera leerla en las siguientes líneas:

En el centro de Guatemala están conspirando.

El hecho data de 2010.

Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan

diversas religiones y que hablan en diversos idiomas.

Han tomado la extraña resolución de ser razonables.

Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades.

Fueron soldados de la Libertad y después contestarios,

porque eran dignos y tenían el hábito de pensar

y no ignoraban que todas las empresas

del hombre sin enfoque son vanas.

Fueron el Muso, que se clava en el pecho las

lanzas enemigas para que sus camaradas avancen.

Son un cirujano, un pastor o un procurador, pero

también son Emeye y Zapet y George y Libertópolis.

En el centro de Guatemala, en las tierras altas de Centroamérica,

crece una torre de razón y de firme esperanza.

Los departamentos ahora son veintidós. El de Guatemala,

el último, es una de mis patrias.

Mañana serán todo el planeta.

Acaso lo que digo no es verdadero, ojalá sea profético.


Y lo anterior lo expreso al amparo del Artículo 35 de la Constitución vigente en la República de Guatemala, a pesar del desamparo en el cual nos han dejado los actuales magistrados de la Corte de Constitucionalidad.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 6 de septiembre de 2010. La imagen de las Pléyades la bajé de la Internet.

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