Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

4.28.2009

Motocidio


¿O cómo nombrar, llamar, al más reciente disparate del Presidente Álvaro Colom? ¿Criminalizar un acto humano que no violenta los derechos de otros? Me refiero a la decisión libre, voluntaria, de una persona de llevar un pasajero en su vehículo. Sea este un carro, una moto o una bicicleta, da igual. ¿Cuál es el crimen? ¿Existe algún delito? Sólo otro derechocidio más a la lista de crímenes solidarios del sin gobierno del mencionado Colom.

Por supuesto, como demagogos mediocres que son, tanto los gobernantes como sus asesores en todos las áreas de acción política, desde los responsables de diseñar las estrategias de seguridad hasta los encargados de la comunicación social (qué pleonasmo innecesario), pretenden de nuevo vernos las caras de idiotas al resto de los habitantes de Gotimala, haciéndonos creer que el sacrificio de algunos miserables, a su parecer, nos va a beneficiar a todos porque de esa manera los sicarios ya no van a poder cumplir con sus compromisos, van a decidir guardar sus herramientas de trabajo (cualquier objeto que se pueda utilizar como un arma para terminar con la existencia de otro, no sólo pistolas, ametralladoras y cuchillos) y se van a dedicar a curas, pastores y redentores de almas. Qué tontería.

Y quiero resaltar el punto de la inmolación de otros, de los demás, de las pobres, ¡pero bien pobres! ovejas en el altar de sacrificios, no de los burócratas que tuvieron semejante ocurrencia. Personajes que son transportados a cuerpo de rey y reinas, en vehículos comprados con el dinero de los siempre sacrificados, los tributarios, y personal a su servicio pagado también por aquellos que van como mansas reses a depositar todos los meses a la SAT los impuestos que sirven para satisfacer cualquier calentura de los poderosos (por definición: quienes ejercen el poder), y no reciben nada a cambio más que insultos y más transgresiones descaradas a sus derechos elementales, primigenios.

Tristemente, todavía muchas personas, desesperadas y angustiadas ante una situación cada vez más conflictiva y peligrosa, deciden cerrar los ojos a la flagrante violación de los derechos individuales de todos (los de ellos incluidos) y pensar que un absurdo, como lo es convertir en un delito penado con multas altísimas el soberano derecho de todo individuo a decidir cómo utilizar su propiedad, les va a brindar alguna tranquilidad.

Al menos, según los sondeos, ya son una minoría los creyentes de estas medidas, lo que nos indica que de alguna manera más personas, poco a poco, van despertando de la pesadilla positivista de que todo se arregla con más legislación alejada de toda razón. ¿Será esta una señal de que sí podemos cambiar el sistema de incentivos perverso actual, padre de la impunidad e irresponsabilidad que corrompe nuestra sociedad, por un sistema de incentivos correcto? Al fin, recuerde que la raíz, la génesis de toda guerra, es la falta de respeto a los derechos individuales.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 20 de abril de 2009. La fotografía la tomé recientemente desde mi vehículo con mi celular. Una imagen que muestra que las leyes violatorias de los derechos individuales, que criminalizan acciones que no dañan a otros, son incumplibles. En esta imagen se muestran dos de un sólo: el pasajero de la moto que va fumando.

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4.23.2009

¿ ?


¿Son más importantes las preguntas que las respuestas? ¿Por qué? ¿Para encontrar las respuestas correctas, primero debemos formular correctamente las preguntas? ¿Cómo saber que he formulado correctamente la pregunta? ¿Qué pasó? ¿Quién es responsable o sospechoso? ¿Dónde sucedió? ¿Cuál o cuáles son los motivos posibles, los porqués? ¿Qué medios utilizó? ¿Cómo fue? ¿Cuándo aconteció el hecho?

¿Qué es la verdad? ¿Para qué nos sirve? ¿Qué es un concepto? ¿A quiénes beneficia la confusión conceptual y la desidia al pensar? ¿Qué es la coherencia de lo que se piensa con el estado de las cosas? ¿Es importante la coherencia? ¿Por qué? ¿Es igual de valiosa una idea falsa que una verdadera? ¿Por qué? ¿Se puede ser y no ser al mismo tiempo? ¿Por qué o cómo? ¿Tienen consecuencias las ideas? ¿Quiénes pagan las consecuencias de las ideas falsas, tanto en el ámbito privado como en el público? ¿Qué es la realidad? ¿Cómo saber que algo existe?

¿Es la ley un aparato educativo? ¿Qué tipo de ley? ¿Qué tipo de educación? ¿Para qué? ¿Quién decide? ¿Por qué? ¿A quién beneficia en el largo plazo? ¿Se puede cambiar la naturaleza humana por medio de la educación, las leyes y la propaganda? ¿Podemos cambiar nuestra naturaleza? ¿Cómo conoce el ser humano y por qué es importante conocer?

¿Cuál es la diferencia entre libertad y libertinaje? ¿Qué implica más riesgos en el largo plazo: respetar las decisiones libres de las personas o dejar a un grupo que decida e imponga sus intereses particulares a los otros? ¿Por qué hay hoy más gente irresponsable? ¿Una sociedad civilizada es aquella en la cual los miembros se respetan los unos a los otros y cada uno cosecha lo que siembra? ¿Nos conviene ser civilizados? ¿Por qué? ¿Qué es un derecho? ¿Un derecho conlleva una obligación? ¿Para quién? ¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia entre una necesidad y un derecho? ¿Cuál es la diferencia entre el derecho individual y el interés particular?

¿Qué es la sociedad? ¿Puede un individuo existir alejado de la sociedad? ¿Existe una sociedad sin individuos? ¿Existen dos personas iguales, con las mismas experiencias y los mismos fines? ¿Por qué o cómo? ¿El ser humano se adapta a los sistemas, o los sistemas deben adaptarse al ser humano como es? ¿Por qué? ¿Qué mueve al ser humano a actuar? ¿Existe un ser humano sin fines propios? ¿Podemos conocer los fines de los otros? ¿Cómo?

¿Qué es justicia? ¿Es justo que le quiten a uno lo propio para dárselo a otros? ¿Por qué? ¿Actuamos para mejorar a la sociedad o para mejorarnos a nosotros mismos? ¿Es la primera consecuencia de la segunda? ¿Quiénes piensan, sienten, sueñan, comercian, producen…: los individuos o los colectivos? ¿Cuáles han sido las consecuencias de asignar características humanas a colectivos abstractos? ¿Quiénes se han beneficiado?

¿A quiénes ha beneficiado la idea de que los gobernantes hagan lo que nosotros no podemos hacer? ¿Quién decide qué no podemos hacer? ¿Son más eficientes y efectivos los gobernantes? ¿Por qué?

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 13 de abril de 2009. La fotografía la tomé el pasado 9 de abril, Jueves Santo de 2009, y en ella aparece el gato llamado "Mauricio Babilonia", propiedad de mi amiga la Ades (Adelaida Loukota)

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4.10.2009

Acquarella


Si quisiera nombrar esta época del año la llamaría acuarela. Una temporada de muchos colores diluidos en el agua que camina de la mano del calor propio de un tiempo que invita a la reflexión. Al menos en mi caso.

Sé que a otros los lleva a disfrutar de una chela, oscura y bien fría, a orillas de la piscina. O alberca, como usted prefiera. O vodka con jugo de naranja. (Una sugerencia: pruebe a mezclar el jugo con el amarrillo almendrado del amaretto. Y, por supuesto, mucho hielo). Disfrutando de la vista cercana (o lejana, da igual), de un mar vestido de turquesa. Escuchando el caer de las olas sobre la arena gris. Sintiendo la brisa incolora que recorre su piel y aspirando una multiplicidad de olores sazonados con sal blanca en su versión primera. Una delicia para los cinco sentidos que nos permiten conocer la realidad y disfrutar de la vida.

¿Será el estanque frente al cual va a descansar similar al que había en Jerusalén, inmediato al templo de Salomón? ¿El depósito que servía para lavar y purificar las reses destinadas a los sacrificios? ¿Un tanque teñido de rojo? Sería una ironía en el país de la eterna agonía, Guatemala. Tierra mestiza que recorre mis venas. ¿O serán simplemente los seres queridos que en ella habitan los que me retienen en una sociedad de eterno peligro? Al fin, si de mis recuerdos se trata, esos los llevo conmigo adonde quiera que vaya.

Que quede claro que lo anterior lo escribo al margen del imperativo religioso a la penitencia y la compenetración con el dolor que, según cuenta la historia, vivió Jesús los días previos a su muerte. Y aclaro que hoy no pretendo enfrascarme en una discusión infructuosa, la mayoría de las veces irracional, sobre la que debe ser la elección más íntima de todo individuo: la elección de creer o no en un Dios. O, simplemente, en Dios.

¿Soy deísta? ¿Soy agnóstica? ¿Soy atea? ¿Qué les importa a los demás? Me debe importar sólo a mí. Y lo anterior ojalá fuera entendido por todos. Se facilitaría mucho la convivencia humana y el respeto de los unos a los otros. Evitaría la manipulación de una gran mayoría que sufre culpas ajenas. O trabaja por los intereses particulares de sus guías espirituales. Sin duda, facilitaría la búsqueda y encuentro de nuestra felicidad: fin primero y último de todos, aún de aquellos que dedican su frustrada existencia a amargar la de los demás.

Dolor hemos sufrido todos. Físico, mental y anímico. Sin embargo, mi experiencia, y la de amigos y familiares queridos, me ha enseñado que las lesiones más difíciles de sanar son aquellas que poéticamente se conocen como las heridas del corazón. Esas que sangran sin que el líquido que recorre nuestro cuerpo de norte a sur se derrame. Esas cuyas cicatrices nos pueden marcar o ayudar a madurar. Las que pasan a formar parte de nuestro acervo personal. Las que una ilusión que nos invita a soñar podría curar. Una paleta de posibilidades que sólo nosotros podemos identificar y aprovechar.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 6 de abril de 2009. La fotografía la tomé el domingo 22 de marzo de 2009, en el Hotel Sheraton Presidente de San Salvador.

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4.05.2009

Gotimala


Era un día caótico, como cualquier otro en Gotimala: una ciudad que tiene mucho de gótica. Comenzando por el oscuro y profundo hoyo negro donde se dilapidan los tributos de la población arriesgada y creadora. ¿Cómo le llaman? ¿Cojesión social? En fin, asesinatos por doquier, quema de buses, robos de todo tipo: desde celulares hasta vehículos, pasando por la virginidad de algunas y algunos: los criminales no discriminan. Obstaculización de vías públicas, marchas de gente exigiendo dinero de otros, tiroteos, secuestros express y a la carta. Linchamientos… Un día demasiado común en la vida de los habitantes de una urbe subhumana. Fiel reflejo de lo que acontece en casi todos los rincones de nuestro complejo terruño.

“El responsable es el Smiley”, gritó a los cuatro vientos el nombrado Salvador, para que lo escucharan todos los habitantes de Gotimala, y la acusación resonara más allá de las fronteras del país de la eterna balacera. Un guasón chapín, cuyo apodo nos recuerda el bilingüismo que impera en muchos ámbitos de nuestro espacio nacional. ¿Será el sobrenombre un resultado más de la mezcla de las remesas? ¿O será simplemente una metáfora del bilingüismo que dificulta la comunicación entre los gobernantes y los gobernados? Ya que espero que cada día sean menos quienes niegan que hablamos idiomas distintos.

Probablemente, la dificultad de entendernos radica en que ellos, los gobernantes, viven una realidad ajena a la suya, a la mía y a la del resto. La realidad de quienes los mantenemos. Ellos viven rodeados de guardaespaldas, viajando sin cesar, libando hasta el cansancio, engrosando sus cuentas monetarias a pesar de la manipulada crisis financiera mundial. Y nosotros, mientras, nos encontramos inmersos en la constante agonía de no saber si este será nuestro último día. Al menos en este mundo: el único del cuál tenemos plena evidencia de su existencia.

“¡Cáspita, Gandaraman! ¡Recorcholis, Sandrúbela! ¿Y ahora, quién podrá defendernos?”, balbucea en secreto un ave que se cree gavilán, pero más recuerda a un indefenso y casi siempre desorientado Robin. El petirrojo centroamericano, que se la pasa cantando en las ramas, de las cuales rara vez baja. El émulo del Chapulín Colorado, que anuncia una tragedia, enfrentada dialécticamente a la comedia de Chespirito. Un payaso que provoca llanto. Y a veces risas: “Es un complot, un plan para desestabilizar mi gobierno”. ¿Cuál gobierno?

Un extraño pájaro que vive en las nubes, junto con su segundo de abordo. El dúo dinámico que a pesar de contar con un arma blanca que aún no ha sido prohibida, Espada, no da pie con bola en lo que respecta a las acciones urgentes para alcanzar la paz en Gotimala. Menos conocen sus obligaciones primordiales: velar porque haya justicia y seguridad: el ansiado respeto a los bienes de todos, comenzando por el más preciado: la vida misma. El esperado respeto a nuestras decisiones libres. Y el olvidado respeto a nuestro intelecto.

Nota: Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 30 de marzo de 2009. La fotografía la tomé el domingo 22 de febrero de 2009, en Antigua Guatemala. Se aprecia, a oscuras, la Ermita de la Santa Cruz.

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