Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

9.03.2018

Con o sin CICIG, contra la corrupción




Con o sin la CICIG, debemos continuar la persecución de corruptos y, espero, la mayoría tome en serio la verdadera lucha contra la corrupción. La persecución de corruptos se debe dar dentro del marco del frágil Estado de Derecho en Guatemala, que implica el respeto al debido proceso, para que se haga justicia y no sea aprovechada la legítima indignación de muchos para impulsar una cacería de brujas con el objetivo de que gente aviesa, algunos de ellos líderes de grupos de presión, llegue al ejercicio del poder.

Ese poder casi ilimitado que otorga el Estado Benefactor/Mercantilista, populista, que se basa en un sistema de incentivos perversos. Un sistema político que promueve el bienestar de abstractos “colectivos” por encima de los individuos reales. Un sistema político que promete a los ingenuos que lo apoyan que el divino Estado les va a satisfacer todas sus necesidades y deseos. Un sistema político que otorga el poder a quienes lo ejercen de intervenir en casi todo aspecto de la vida de los ciudadanos, no se diga el control sobre la propiedad de los miembros de la sociedad a quienes deja poco margen de acción para alcanzar sus legítimos fines. Un sistema político que es el origen de todos nuestros males.

La decisión legal y legítima, le guste a quien le guste… o le disguste, que tomó el presidente Jimmy Morales de no renovar el mandato de la CICIG que termina el 3 de septiembre de 2019, le da el tiempo a quien corresponda dentro de la organización, a trasladar las capacidades a las entidades con las que colabora, hacer el cierre administrativo correspondiente y llevar a buen fin los casos fundamentales que han perseguido. Entre estos son primordiales las acusaciones contra los expresidentes Otto Pérez Molina y Álvaro Colom. Por supuesto espero también que terminen, después de cumplidos los procesos legales, con la condena que le toque, los casos contra la exvicepresidenta Roxana Baldetti.

Considero que en los casos de los mencionados, incluidos la mayoría de los funcionarios de sus gobiernos que también se encuentran acusados, sobra la evidencia que permita, sin lugar a duda, una condena que retribuya mínimamente a sus víctimas. Al menos, a los tributarios que defraudaron, a los ciudadanos que engañaron y a quienes hayan extorsionado. Pienso que la Fiscalía de Crímenes Internacionales en el Ministerio Público, que va a contar con la ayuda de agencias estadounidenses tales como el FBI, la DEA y la ICE, puede también asumir la tarea de perseguir a los corruptos de todos los gobiernos, incluidos los actuales y los que estén por venir. Este último un hecho que será inevitable una vez no cambiemos el sistema descrito con anterioridad.

Después de la conferencia de prensa que dio Morales el pasado 31 de agosto, queda claro que la minoría de los guatemaltecos que estamos interesados en lo que sucede, políticamente hablando, en nuestro país, estamos divididos en tres grupos, no dos como creen algunos. Lamento el innecesario despliegue militar que permitió el Presidente ese día, lo que se prestó a la elucubración y difusión de cualquier cantidad de teorías de la conspiración que no abonan en nada el terreno de la reconciliación necesaria para que nos enfoquemos en lo importante: la construcción de una verdadera República.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el lunes 3 de septiembre de 2018.

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11.05.2012

El destino de la corrupción



“La corrupción es un mal que, por desdicha, tiene como destino el olvido… ¿Quién se acuerda hoy de lo que se robaron los gobiernos anteriores?”, es la amarga idea que pone Francisco Pérez de Antón en la boca de Crisóstomo Valverde, uno de los personajes de su más reciente novela “Callejón de Dolores”. Al leer semejante sentencia, no pude hacer más que dejar mi libro a un lado y sentarme a escribir sobre mi reacción a tal afirmación.

Primero sentí una especie de fuego intenso que subía por mi cuerpo, una sensación que se apropiaba de mis entrañas en señal de rechazo a algo que ha sido hasta hoy una verdad indiscutible. Solo por mencionar los últimos veinticinco años pregunto: ¿qué pasó con lo que robaron en los gobiernos encabezados por Vinicio Cerezo, Jorge Serrano, Álvaro Arzú, Alfonso Portillo, Óscar Berger y Álvaro Colom? Y pienso que a esta lista también debo agregar al padre del nuevo Procurador de los Derechos Humanos: me refiero a Ramiro De León, porque, aunque breve su mandato, más de alguien debe haberse aprovechado de la incertidumbre de esa época para acumular una fortuna.

Luego, me pregunté qué pasará con todos los desmadres de los actuales gobernantes cuando estos entreguen el poder en cuestión de apenas tres años y un par meses. Porque si alguno del Partido Patriota es sensato, ya habrá reconocido que es casi imposible que continúen ejerciéndolo en menos de cuatro años. A casi diez meses de iniciado el período de Otto Pérez Molina y su gente, tanto en el Ejecutivo como en el Congreso, una gran parte de sus electores están decepcionados de ellos debido a los tremendos errores que han cometido. Por supuesto, tal vez casi nada les importa lo anterior: ya se aseguraron que a sus cuentas bancarias llegará gran parte de lo poco que dicen recaudar.

Y la recién aprobada “Ley contra la corrupción”, les debe provocar risa. Es muy probable que crean, ¡como tantos en Guatemala!, que da igual que, finalmente, haya pasado este intento de remendar un sistema corrupto como lo es el Estado Benefactor/Mercantilista, y tratar de, sino limitar, al menos otorgar herramientas eficaces a los escasos diputados y funcionarios que fiscalizan el uso del dinero de los tributarios. Porque sí: ese dinero es nuestro, es de los pagadores de impuestos: una verdad irrefutable que debemos internalizar y difundir, para que cada día seamos más los que nos indignamos del robo descarado de lo que NOSOTROS hemos ganado. Y, lamentablemente, no hemos disfrutado.

Pienso que hoy, a diferencia de 1929 (año en el cual transcurre la historia que narra magistralmente Pérez de Antón), contamos con más espacios para dar a conocer los actos ilícitos de los gobernantes, los cuales NO deben ser olvidados. Todo lo contrario: debemos darlos a conocer a todos aquellos que podamos para que en un tiempo breve seamos más los desencantados con la realidad actual y al fin tomemos las decisiones necesarias para cambiarla. No dejemos que el olvido borre la miseria presente.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 5 de noviembre de 2012.

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2.06.2012

MY loves Gt



Emeye me dicen muchos de mis amigos, tanto en ámbitos virtuales como reales (¿acaso no es el mundo virtual también parte de la realidad?). El apodo surge de unir y leer, como si fuera mi nombre, las iniciales de este. Y “Gt” son las siglas por las cuales se identifica mí país y el suyo: Guatemala. Y digo “suyo” porque, independientemente de dónde haya nacido, si acaso está leyendo este artículo es porque le interesa conocer mi opinión sobre lo que sucede en mi terruño. Motivo por el cual imagino que también usted tiene su versión de mi nación. A lo mejor, al igual que yo lo he hecho, hasta la eligió para vivir su vida. Al menos hasta hoy, ya que por el momento no pienso tirar la toalla, hacer mi equipaje y emigrar a otro lugar. Lo cual tampoco descarto como una opción, una vez llegara a ser imposible vivir feliz en Guatemala.

La anterior es una decisión que afirmo día a día, a pesar de conocer las condiciones en las cuales vive la mayoría. Leer que encontraron congelados los cadáveres de 14 recién nacidos en el Hospital Regional de Cobán me hizo despreciar todavía más a quienes acabaron con la institución de la adopción en Guatemala. Por otro lado, enterarme de que atraparon al acusado del asesinato de Luisa Fernanda Fajardo López, me hace reforzar la esperanza de que las cosas pueden cambiar para bien.

Reconocimientos como el del Ministro de Trabajo de que la mayoría (en especial en el interior de nuestra guanabí República), no ganan el salario mínimo decretado por el gobierno, me hace pensar que muchos se pueden dar cuenta ¡al fin! de que los ingresos no aumentan por orden del gobernante. Que si queremos mejorar nuestra calidad de vida, debemos retirar los obstáculos que nos impiden transformar los recursos en riqueza, comenzando por los impuestos directos. Aunque sé que en el corto plazo lo anterior es poco probable por la ambición y la falta de visión de los poderosos, y el sistema Benefactor/Mercantilista que impera en Guatemala y en gran parte del planeta.

Declaraciones como las de Luz Lainfiesta, nombrada Ministra de Desarrollo Social, y el Presidente Otto Pérez (aunque insulsas por ser hechos conocidos por casi todos) de que han encontrado pruebas para sustentar las denuncias de corrupción en Cohesión Social, me llevan a creer que sí van a pagar sus crímenes algunos de los funcionarios del gobierno de Álvaro Colom. A pesar de la contradicción de Pérez al convertir los tales programas en un nuevo Ministerio.

En fin, mi Guatemala no es la misma suya: la diferencia la hacen mis recuerdos, mi escala de valores y mis metas. No me dejo engañar por la falsa Guatemala que nos venden los gobernantes y los tontos útiles que les sirven de comparsa. Yo quiero vivir en una Guatemala diferente, no sólo soñar con ella. Por eso, no falseo la realidad. Busco los medios para cambiarla. Yo reconozco la valía de los creadores y denuncio a los saqueadores que nos esclavizan. Yo amo a mi Guatemala.


Nota: la imagen que acompaña este artículo es un “collage” de fotografías que contiene mis valores más importantes y algunos de los recuerdos claves para mí y mi vida en Guatemala. La razón por la cual amo a mi Guatemala. Por eso, no hay dos Guatemalas iguales. Por eso, NADIE se debe sacrificar por la Guatemala que nos quieren vender los poderosos. No se deje engañar, no se deje manipular.


El presente artículo fue publicado el lunes 6 de febrero de 2012 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno.

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12.12.2011

Condecorados hoy, condenados mañana



No serían Álvaro Colom y su séquito los primeros en pasar de ser condecorados a recibir la única mención que merecen: la de condenados por corruptos. Al fin, ya antes que ellos recorrieron ese camino Alfonso Portillo y Francisco Reyes. Pienso que los primeros nombrados, al igual que los segundos, tampoco pasarán de conde a marqués, tal vez porque no aprendieron, a pesar de tantos años, a mover el abanico como se debe, parafraseando un viejo refrán.

Lo despreciable en ambos casos no es sólo el hecho de que la principal acusación contra los mencionados sea de corrupción, sino que la mayoría de tales condecoraciones se las otorgaron ellos mismos. ¿Qué validez tienen ante las circunstancias citadas? Por supuesto, no faltará el burócrata hipócrita o el oportunista interesado en conseguir algún favor del gobernante que justificará tal decisión y hasta alabará el que tengan el descaro de autocondecorarse.

Lo anterior, a mi parecer y según algunos estudiosos de la conducta humana, denota un serio complejo de inferioridad que se esconde detrás de una fachada de superioridad y pretensión de saber qué deben hacer los demás con sus vidas. Como escribió Raúl de la Horra en uno de sus artículos recientes en elPeriódico: “La fanfarronería o inflación del ego [es un recurso] para compensar sentimientos de minusvalía y de inferioridad, atribuyéndose virtudes exageradas”. Inflación del ego que en este caso es reconocida con una insignia, no merecida, en el pecho.

Si por algo se han distinguido nuestros gobernantes y el personal a su servicio (y no al servicio del ciudadano a quien se deben), además de la corrupción estatal alimentada por los buscadores de privilegios de casi todos los sectores (mercantilistas, sindicalistas, ambientalistas…), es por hacer más pobres al resto de habitantes de Guatemala.

En las evaluaciones mundiales recientes, Guatemala ha sido una de las naciones peor calificadas. Por ejemplo, en el Índice de Percepción de la Corrupción retrocedió 29 puestos (bajó del 91 en 2010 al 120 en 2011). En el reporte Doing Business, elaborado por el Banco Mundial, cayó al puesto 97 de 183 países evaluados. Además, en el Índice de Competitividad Global que elabora el Foro Económico Mundial, ocupamos la posición 84 de 142 países; y en el Índice de Libertad Económica se encuentra en la casilla 79 de 183 países.

Si a lo anterior agrego lo comentado por Carroll Ríos de Rodríguez en su columna en Siglo Veintiuno del miércoles pasado (“Es deplorable la calificación de Guatemala en el Índice de Estado de Derecho de 2011, generado por el World Justice Project….en criminalidad, Guatemala ocupa la casilla 63 de los 66 países medidos”) el único reconocimiento que merece el gobierno de Guatemala es a la peor gestión vista en lo que va del siglo. Y más que condecorados, deben ser condenados a devolver todo lo que han robado y a pasar algunos de ellos el resto de su vida en la cárcel.


El presente artículo fue publicado el lunes 12 de diciembre de 2011 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La imagen la bajé de la Internet.

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12.05.2011

El gobierno Pérez/Colom



¡Qué cosa curiosa observamos los habitantes de Guatemala a finales del año 2011! Por si acaso usted me lee muchos pero muchos años después de la fecha mencionada, probablemente se sorprenderá de lo que voy a contar. Nosotros, los que vivimos lo que procedo a narrar, lo veremos como la conclusión obligada del gobierno socialdemócrata de Álvaro Colom.

Como ustedes ya sabrán, lectores presentes y futuros, el pasado 6 de noviembre fue electo para ocupar el cargo de primer mandatario (o primer mandadero, no lo olvide) de la Nación el general retirado, Otto Pérez Molina. El período del susodicho - como gobernante de la guanabí República - comienza, teóricamente, a partir del 14 de enero de 2012. Sin embargo, en términos prácticos, comenzó el 7 de noviembre de este año. Sí: Pérez comenzó a tomar las decisiones de Estado más importantes al día siguiente de las elecciones.

Bajo las órdenes de Pérez, el Congreso aprobó un deficitario Presupuesto (de malgasto y despilfarro de los gobernantes financiado por los taxpayers) para 2012, incluyendo préstamos que antes eran denostados por los representantes del Partido Patriota (PP), actualmente la bancada con más diputados. Y enfatizo que en la realidad son representantes del PP, o sea de Pérez, y no de esa abusada abstracción llamada pueblo, término con el que suele engañarse a los ingenuos que aún creen que el interés de los politiqueros es beneficiarlos a ellos.

A pesar de lo inusual que podría resultar lo anterior en otros lares, en nuestro terruño era de esperarse. Total, el actual Presidente en funciones se ha caracterizado por ser alguien anodino y que fácilmente se deja manejar por otros. A lo largo de su lamentable reinado quien efectivamente ejerció el poder fue su exesposa, Sandra Torres, motivo por el cual no me extraña que ahora sea Pérez y su séquito quienes tomen las decisiones que todavía le corresponden a Colom y su corte.

Probablemente a este último y a sus correligionarios lo único que les interesa en este momento es asegurar su vida en el largo plazo. Primero, esperarán llevarse el máximo posible de dinero entre sus bolsillos. O depositado en sus cuentas secretas en algún paraíso fiscal donde no corran riesgos de ser perseguidos legalmente por el gobierno del lugar. Lo anterior será una lección que les dejó el caso de Alfonso Portillo. Segundo, se estarán asegurando de que no les suceda lo mismo que al expresidente citado y a la otrora cuñada de Colom, Gloria Torres: una exchica superpoderosa.

Y mientras la vicepresidente electa, Roxana Baldetti, echa de su oficina a Rafael Espada con todo y sus videojuegos (¡qué entretenido se la pasaba el vice de la UNE!) para redecorarla, los mandantes nos preparamos, según lo visto hasta hoy, para más de lo mismo: más impuestos, poca seguridad y rara vez justicia. Eso sí, reconozco que, como ocurre cada cuatro años, hubo un cambio: el cambio de la pandilla en el ejercicio del poder.



¿Será que Otto Pérez Molina ya le dio la espalda a los guatemaltecos dignos, trabajadores y creadores de riqueza? ¿Qué ganó con el viaje a Venezuela?


El presente artículo fue publicado el lunes 5 de diciembre de 2011 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La fotografía es de los servicios internacionales de AP.

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11.14.2011

El menos peor



Es la conformista manera en la cual se refiere la mayoría al Presidente electo de Guatemala. Y, en este punto, coincido con quienes así se expresan. ¡Imaginen la otra opción! El bobo y cursi de Manuel Baldizón. En fin, a este último ya le dedicaré pronto un artículo. No porque lo considere hoy relevante, pero sí pienso que en cuatro años, si acaso Sandra Torres pierde el poder que todavía tiene, podría ser el candidato con más posibilidades de ser electo como Presidente para el período 2016 – 2020.

Es importante que tengamos presente que Otto Pérez Molina ganó el puesto de primer mandatario gracias al voto en contra de Manuel Baldizón. Y a todos aquellos que votaron por este motivo, los de la excusa de que voto por el menos peor, me dirijo en esta oportunidad. Primero, repito, reconociendo que coincido con ustedes en este punto. Y segundo, les escribo con la esperanza de que el motivo por el cual votaron por el candidato del Partido Patriota los haga estar más atentos, como mandantes que son, de las decisiones que tomen desde ya los actuales diputados del partido mencionado.

Más hoy que ya fueron confirmadas las intenciones de Pérez y sus seguidores de hacer una reforma fiscal según la propuesta de los mismos de siempre: los señores que ahora se agrupan bajo el nombre del G40. Los que tienen décadas de estar detrás de los sistema impositivos que imperan en Guatemala. Los que promueven la idea de que los tributarios debemos pagar más impuestos para que el gobierno, antes que y por encima de nosotros, alcancen sus objetivos. Metas que en la mayoría de los casos suelen ser absurdas e injustas, porque violan los derechos de unos para satisfacer las exigencias de otros.

Otro asunto al cual hay que ponerle mucha atención es al aumento de la burocracia prometido por los ganadores. Esa idea a lo Hugo Chávez de crear un súper “Ministerio de Desarrollo Social” a cargo, entre otros, de los programas populistas promovidos por el gobierno de los Torres-Colom. Programas que lo único que lograron es promover una cultura de la mendicidad y el chantaje, además de facilitar el robo de nuestros impuestos. Medidas que al final de la administración socialdemócrata del partido UNE, deja a los pobres más pobres de los que estaban antes de la llegada de Álvaro Colom al ejercicio del poder.

El menos peor de los otrora candidatos nos puede hacer tanto daño como lo habría hecho el más peor, si la mayoría se cruza de brazos y espera ingenuamente que la deteriorada situación en la que vivimos mejore con el cambio de pandilla en el ejercicio del poder. La diferencia no la harán ellos: la haremos nosotros, haciendo las cosas de manera distinta a como las hemos hecho hasta la fecha. Como bien dijo Albert Einstein: “The significant problems we face cannot be solved by the same level of thinking that created them”. El cambio en nuestro sistema político de las premisas falsas por las verdaderas es fundamental.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno” el lunes 14 de noviembre de 2011. La imagen la bajé de el sito del diario español “El mundo”.

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11.07.2011

El día después



Todo luce tranquilo. En las calles se respira paz. Llegó a su fin la campaña electoral 2011, la cual comenzó recién tomó posesión Álvaro Colom en el año 2008. O, tal vez, empezó antes. Son pocos los días que nos dejan de descanso los politiqueros que ambicionan llegar al ejercicio del poder.

Habemus Presidente del próximo gobierno. Lo más probable es que sea Otto Pérez Molina, que será oficialmente quien esté al frente del Poder Ejecutivo. Un primer mandatario a estrenar el 14 de enero de 2012. Aquel que la mayoría de los votantes consideró la menos peor de las opciones. Yo no soy parte de quienes lo eligieron. Ayer no asistí a ejercer mi DERECHO a voto. Por cierto, me parece mezquina la presión inmoral que hicieron algunos en contra de aquellos que, como yo, no votamos en contra de nuestros valores y principios, que es lo mismo que votar en contra de nosotros mismos. Más aún, sabiendo que la solución a nuestros problemas no se encuentra en el Organismo Ejecutivo.

Es insensato creer que existe una especie de obligación de suicidarse moralmente votando por gente en quien uno no confía. Votando por personas que en su mayoría consideramos, al menos ese es mi caso, los peores exponentes de nuestra sociedad. Y pretender que uno debe elegir entre ellos: escoger los menos peores. Eso no es hacer Patria. Esa es la actitud sumisa de quien ha sido educado como súbdito. Quien aún no ha protestado como hombre libre. Y este, a mi parecer y si se puede decir, es el más destructivo de los suicidios: el que atenta contra nuestro código moral.

Es evidente que el actual mandatario, Álvaro Colom, deja a la mayoría de habitantes del país viviendo es condiciones iguales o peores de como estaban al inicio de su gobierno. Lo que es más execrable: deja a muchos compatriotas acostumbrados a vivir estirando la mano para que se les entregue parte de las dádivas que reparten los gobernantes. Parte del circo para mantenerlos entretenidos mientras ellos, los gobernantes y su círculo de parientes y amigos, se quedan con la mayor parte de nuestros impuestos. En resumen, más personas que se han acomodado dentro del sistema del chantaje y la mendicidad estatal, donde sólo unos cuantos se enriquecen a costa de los demás. Aquellos que se esconden bajo la sombra del poder.

En fin, la moral en nuestro país se encuentra como las carreteras: destruida. Por los suelos y llena de agujeros por todas partes. Llegó la hora de empezar a reconstruirla, como debe reconstruirse Guatemala casi entera. Y esa reconstrucción la debemos hacer nosotros, los mandantes, poniendo en su lugar a nuestros mandatarios. Para comenzar, si es necesario, los debemos forzar a reformar el fracasado Estado Benefactor/Mercantilista que hoy impera en Guatemala, y sustituirlo por un verdadero Estado de Derecho Republicano Liberal. Lo que nunca, a pesar de los intentos históricos que ha habido para acercarse a este, ha existido en Guatemala.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno” el lunes 7 de noviembre de 2011. La imagen la bajé de Internet.

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7.11.2011

Contigo en la distancia



Aunque no tan cerca. A pesar de que por medio de internet me mantengo informada sobre lo que sucede en Guatemala, la lejanía me hace evaluar los hechos recientes en mi país de manera diferente. Al final, nuestra apreciación de la realidad, siendo nosotros parte de esta, depende del contexto en el cual nos encontremos. Eso no quiere decir que la realidad cambie: la realidad es lo que es. Pero sí es diferente cómo la valoramos si la vivimos de cerca o si la observamos de lejos, la que es mi particular circunstancia hoy que escribo mi artículo semanal que se publica en Siglo Veintiuno.

Por supuesto, imagino que en épocas pasadas no quedaba más que atenerse a lo que se lograba conocer, en un principio del siglo pasado, por medio de la radio y luego por la televisión. No pienso remontarme a los siglos anteriores al veinte, donde la comunicación dependía de las cartas que tardaban hasta meses en llegar antes de la invención del telégrafo. Sin embargo en el caso guatemalteco, que sigue siendo un país poco importante en el mundo, es difícil que se mencione en los medios tradicionales lo que sucede, a menos que decapiten a 20 personas en cualquier rincón olvidado en el campo de batalla de la más trágica guerra de hoy: la guerra (perdida) contra las drogas prohibidas. Y eso que no me encuentro del otro lado del mundo. Apenas estoy a unas horas en avión de la que es mi nación.

No obstante, gracias a las redes sociales virtuales como Twitter y Facebook, conozco las noticias más relevantes de esta semana en mi terruño. Sé de la reciente violación al derecho a la libre locomoción de la mayoría, por una minoría de delincuentes manipulados por la gente del Presidente Álvaro Colom para presionar a los diputados a que aprueben las últimas (espero) locuras del mencionado que en unos meses va a entregar el poder a alguien que, como van las cosas, no va a ser su exesposa, Sandra Torres, cuyo reciente amparo no va a cambiar el desenlace esperado.

Probablemente tampoco lo sea el protestante (porque el Registro de Ciudadanos rechazó su candidatura), supuestamente expastor, Harold Caballeros que, por no dejar su negocio religioso (¿quién cree que Caballeros no influye sobre las decisiones que toma su esposa, actual líder de su iglesia?), tampoco fue inscrito como candidato a la Presidencia.

A lo mejor se cumple lo presentado por las encuestas y el próximo Presidente será un general retirado. Que, por cierto, espero que también haya retirado sus armas (y las de uno de los guardaespaldas de su hija) y no pretenda usarlas para amedrentar a aquellos que no nos cuadramos ante nadie y vamos a cuestionar las acciones de los gobernantes siempre que estos abusen del poder, violenten los derechos de los mandantes (quienes mandan) y no cumplan con sus obligaciones de mandatarios (los que obedecen el mandato). Por cierto, los primeros, los mandantes, somos nosotros, los taxpayers. Los ciudadanos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 11 de julio de 2011. La fotografía la tomé el lunes 4 de julio de 2011 en las playas de Ft. Lauderdale, Fl. EE. UU.

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3.14.2011

Ser o no ser parientes



Ese es el dilema de Sandra Torres y Álvaro Colom. Unidos en matrimonio. Del verbo transitivo unir: “Juntar dos o más cosas entre sí, haciendo de ellas un todo” (DRAE). Como cantaban los Timbiriche en la década de los 80 del siglo pasado: “Tú y yo somos uno mismo”. O sea, que si yo (Colom) no puedo ser candidato presidencial de nuevo, (Torres) tampoco. Unidos en las buenas y en las malas. ¡Y vaya que ha sido buena la vida de la pareja presidencial en los últimos tres años!

Ser o no ser pariente del Presidente, lo que no es conveniente para las aspiraciones de Torres. ¿Valorará más, la todavía primera dama, su deseo de reinar que el amor que la ha hecho acompañar hasta hoy a Colom? ¡Qué novelón! Lástima que al final, si sus ambiciones se llegan a concretar, quienes haremos el papelón de nuestras vidas seremos nosotros, los ciudadanos, los pagadores de impuestos, los creadores de riqueza, manteniendo por cuatro años más a los saqueadores mencionados y su séquito de seguidores.

Dejaron plasmado los constituyentes de 1985, en el artículo 186 de la actual Carta Magna de Guatemala, que “No podrán optar al cargo de Presidente o Vicepresidente de la República: … c. Los parientes dentro de cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad del Presidente o Vicepresidente de la República, cuando este último se encuentre ejerciendo la Presidencia”… Lamentablemente olvidaron los mencionados que siendo el sistema legal vigente positivista, nos hubieran ahorrado muchas confusiones (léase interpretaciones arbitrarias), aunque fuese redundante, agregar dos palabras y un artículo: “Incluye al cónyuge”. ¿Acaso era tan complicado? ¡Ah! Los políticos y sus trampas.

Con sólo consultar el DRAE se aclara la posible duda. La definición del adjetivo “pariente” es la siguiente: “Respecto de una persona, se dice de cada uno de los ascendientes, descendientes y colaterales de su misma familia, ya sea por consanguinidad o afinidad”. Otro término que considero importante definir para este caso es parentesco (nombre masculino): “Vínculo por consanguinidad, afinidad, adopción, matrimonio u otra relación estable de afectividad análoga a esta”. Y para finalizar, ¿qué significa el adverbio de lugar “dentro”? “En la parte interior de un espacio o término real o imaginario”. I rest my case: es evidente que la prohibición incluye a la esposa del Presidente. Sin embargo, nos guste o no, la decisión final la tomarán los próximos magistrados de la Corte de Constitucionalidad.

Termino con una idea del ilustrado francés del siglo dieciocho François Marie Arouet, conocido universalmente como Voltaire: "Anyone who has the power to make you believe absurdities has the power to make you commit injustices", cuya traducción libre y mía es: "Cualquier persona que tiene el poder de hacerte creer lo absurdo, tiene el poder para hacerte cometer injusticias". La única solución para este y muchos problemas es el cambio del sistema político.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 14 de marzo de 2011. La imagen la bajé de Internet.

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3.07.2011

Campaña de Prestigio


En todos los sentidos. El fin de la misma es defendernos de las acusaciones infundadas que nos hacen los fiscales de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), encabezada ayer por Carlos Castresana y hoy por Francisco Dall’Anese. Una farsa a la cual se prestó, entre otros, Carlos Enrique Morales Monzón, Director General de Radiodifusión y Televisión Nacional y Director de la Radio Nacional TGW.

Queda claro que Morales Monzón es empleado por el actual gobernante, Álvaro Colom, una de las personas señaladas por el abogado Rodrigo Rosenberg como responsable del asesinato de Khalil y Marjorie Musa. Acusaciones que nunca fueron investigadas por la CICIG. Sólo fueron negociadas. Probablemente pensó Castresana que todos en Guatemala nos íbamos a quedar callados. Pensó que todos somos ingenuos o hipócritas, políticamente correctos, seres serviles que se postran ante aquellos que ostentan el poder. Se equivocó, como tantas veces, Castresana. Y ahora se equivoca Dall’Anese.

La nuestra es una acción pública, no secreta ni a escondidas, ninguna conspiración. Una acción legal que busca poner en su lugar a quienes se pliegan a los poderosos y venden su honor. Una demanda interpuesta por Estuardo Zapeta, Pedro Trujillo, Gabriel Orellana y la presente escribidora. Cuatro de los nueve acusados de formar parte de una campaña de desprestigio en contra de, entre otros, la CICIG, según Dictamen Pericial de Morales Monzón, supuesto experto cuya imparcialidad no es creíble por ser, repito, empleado del actual gobierno. Una acusación falsa, sin evidencias, y una obvia violación del debido proceso y de la presunción de inocencia. Una violación al derecho a la libertad de expresión protegido por el artículo 35 de nuestra Constitución.

Decidí formar parte de la querella penal señalada porque considero mi nombre mi bien más preciado. Un apellido heredado por mis antepasados y que dejaré a mis descendientes. Participo a pesar de que considero que hoy la justicia en nuestro país más que ciega se encuentra fracturada, casi en estado de coma, más aún después del paso de la CICIG por Guatemala, ente que ha pisoteado lo poco de institucionalidad, propia de un Estado de Derecho, que había en nuestro país.

Yo decido mi destino. Todos enfrentamos retos y obstáculos en nuestra vida. La diferencia en los resultados obtenidos es consecuencia de cómo decidimos enfrentarlos. Es esa decisión, en especial cuando las circunstancias nos son adversas, la que representa la verdadera medida de una persona, de nosotros mismos, y la que nos distingue del resto. La que muestra de qué material estamos hechos y cuáles son los principios que rigen nuestra vida. Los retos nos ponen a prueba. Como bien lo dijo el político y escritor decimonónico francés, Marie-Henri Beyle, más conocido como Stendhal: "Puede adquirirse todo en la sociedad, excepto el carácter". Ese lo cultivamos cada uno de nosotros siendo virtuosos y enfrentando sin miedo a los mentirosos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 7 de marzo de 2011. La fotografía me la tomaron el domingo 18 de abril de 2010 en un taller de cerámica, mientras hacía una vasija.

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1.31.2011

“Segura, seguro no hay seguridad”



Fue la sentencia, afirmativa y basada en la evidencia, del agente xxx al encargado de la comisaría cuyo número no vale la pena mencionar. El jefe Segura, un hombre oscuro en todos los sentidos. De tez oscura, de cabello oscuro, de oscuras intensiones. De ojos negros como la noche sin luna y sin estrellas. Sin luz en el pasado, en el presente y el futuro. Abandonado una tarde gris por su mujer. Un hombre solo que pasa la mayor parte de su tiempo en una cantina oscura bebiendo una cerveza oscura y alimentando su abultado vientre oscuro de cualquier bocado que encontraba botado.

Segura, al igual que el agente mencionado (no citado por nombre: era un personaje gris en camino de convertirse en otro jefe Segura) estaba seguro que no había seguridad. Eran ya tantos años oscuros ejerciendo la autoridad, vistiendo el uniforme de los encargados de brindar seguridad, sirviendo ¡qué risa! en el Departamento de Policía de un oscuro país, cuyo cielo de día era generalmente gris, manchado del rojo escarlata de la sangre salpicada por la gente que diariamente era asesinada. Por supuesto, diferentes personas todos los días. Sólo Segura creía que moría todos los días al despertarse y confirmar que seguía vivo. La noche, estaba seguro Segura, le recordaba su propia mirada.

La vida de la mayoría se había tornado del color del día. Y, lamentablemente, temían que el mañana sería del color de la noche. O, mejor dicho, sería un mañana sin color, en el cual hasta el gama del grana se hubiera agotado. Ese tono que le recodaba a Segura la cochinilla con que su abuela teñía su ropa cuando era niño.

“No se puede pensar sólo en seguridad”, declaró el Ministro a cargo de la seguridad. Los fondos destinados a cumplir con su misión los había trasladado a un oscuro programa manejado por una oscura mujer que ejercía el poder desde la oscuridad que le proporcionaba su papel de primera dama de la Nación. La esposa del Presidente. La Regente, la podría apodar la gente. Los dineros de los tributarios desaparecían por este medio popularmente llamado el agujero negro del Estado.

Segura aspiraba a otra vida. Recordaba que cuando inició su carrera ingenuamente creía que su trabajo iba a representar una diferencia positiva en su existencia y en la del resto. Vino a su memoria que el motivo primero por el cual pasó a formar parte de los cuerpos de seguridad fue la muerte inesperada de su padre a manos de un criminal. Su admirado padre que perdió la vida una oscura noche en un oscuro bus, después de un largo día de trabajo oscuro. Su cansancio terminó para siempre. Un viaje sin retorno al más allá.

Segura esperaba otra vida. Cuando las circunstancias le fueron adversas, tomó las decisiones equivocadas. No supo ser el héroe que soñaba ser. El mal ejemplo de sus superiores, violadores en lugar de servidores, le pudrió el alma. Las miserias del trabajo acabaron con sus ideales. Segura estaba seguro, no había seguridad. Sólo oscuridad.

Continuará…

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 31 de enero de 2011. La imagen la bajé de la Internet.

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7.12.2010

Las Termópilas de Colom


Después de 12 días en los cuales fui casi ajena al debate político nacional, regreso a mi país con las armas intelectuales cargadas de ideas renovadas y muchos nuevos argumentos para pelear la batalla política que le tocó a mi generación.


Tengo claro que la lucha no es sólo en contra de los abusos del gobierno de Álvaro Colom, sino en contra del sistema de incentivos perversos, el Estado Benefactor/Mercantilista, que fue adoptado hace 65 años. Un conjunto de normas que, a pesar de sus pretendidas intenciones de ayudar a los pobres, lo único que ha logrado es atraer y llevar a los peores elementos de la sociedad al ejercicio del poder. Gente que cuyo paso por la administración pública les permitió, y les permite, enriquecerse a costa de las personas trabajadoras y productivas.


El gobierno ha fallado por lo menos en el cumplimiento de sus funciones primordiales ordenadas en la Constitución Política de la Republica en los artículos 1, 2, 3, 4, 5 y 39.


Álvaro Colom en sus más recientes declaraciones, en tono de amenaza, de nuevo viola los artículos 5 y 35 de la constitución que tratan sobre la Libertad de acción y la Libertad de expresión. El artículo 5 dice: “Toda persona tiene derecho a hacer lo que la ley no prohíbe; no está obligada a acatar órdenes que no estén basadas en ley y emitidas conforme a ella. Tampoco podrá ser perseguida ni molestada por sus opiniones o por actos que no impliquen infracción a la misma”.


A pesar del disgusto que pueda provocar al Presidente y al Vicepresidente, Rafael Espada (por quien me encuentro demanda), escribo en pleno uso de mi derecho constitucional contenido en el artículo 35 que reza: “Es libre la emisión del pensamiento por cualesquiera medios de difusión, sin censura ni licencia previa. Este derecho constitucional no podrá ser restringido por ley o disposición gubernamental alguna... No constituyen delito o falta las publicaciones que contengan denuncias, críticas o imputaciones contra funcionarios o empleados públicos por actos efectuados en el ejercicio de sus cargos”.


Creo que los ciudadanos respetuosos, productivos y responsables, la mayoría, debemos invocar el artículo 45 de nuestra Constitución (Acción contra infractores y legitimidad de resistencia) para defendernos de los abusos de nuestros gobernantes: “Es legítima la resistencia del pueblo para la protección y defensa de los derechos y garantías consignados en la Constitución”.


Creo que la batalla se puede ganar sin violentar las normas vigentes y de manera pacífica. Bastaron 300 hombres, peleando por su libertad y la de sus seres queridos, para vencer al poderoso ejército de Persia hace 2500 años, en la célebre batalla de las Termópilas. Hoy, más de 73000 ciudadanos guatemaltecos solicitamos al Congreso una consulta popular, según manda la Constitución, por medio de la cual esperamos cambiar la situación lamentable y en constante deterioro en la cual vivimos. ¡A la carga compatriotas!



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 12 de julio de 2010. La imagen la bajé de la Internet.

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5.31.2010

¿Matar a Colom?


No. Ni a Colom ni a nadie. La única excepción sería en caso de que mi vida o la de uno de mis seres queridos corrieran peligro. Sin dudarlo ejercería mi legítimo derecho a la defensa. Y si en el ejercicio de mi derecho muere el atacante sería a consecuencia de su intento de causar daño a otros. Nunca sería intencional de mi parte.

Sé que hay quienes no comparten mi decisión. Pero también sé que a la hora de la hora no se atreverían a hacer nada. “Perro que ladra no muerde”, sentencia el refrán. Y así es. Lo mismo es aplicable a aquellos que me han amenazado de muerte. A mí y a amigos a los que admiro. A estos artilugios suele acudir gente pusilánime que, desde la oscuridad del anonimato que comparten con las ratas y las cucarachas, se envalentonan y creen que amedrentan a otros. Al fin, “el león juzga por su condición” dice otro refrán, y creerán que todos somos cobardes como ellos. Se equivocan. Muchos damos “la cara y el nombre” y orgullosamente vemos de frente a quienes pretenden callarnos.

Después de casi doce años ejerciendo el oficio de periodista de reflexión, como me gusta llamar a mi profesión, he aprendido muchas cosas, entre estas cuándo se intensifica la carrera por llegar al poder. En Guatemala, donde hacer política se identifica con el juego sucio, una de las tácticas más usuales es la de intentar difamar por medio de campañas negras (como serán las limitadas mentes de quienes las utilizan), a aquellos que consideran un obstáculo en su camino. Un objetivo a desprestigiar es un competidor. Sin embargo, el peor, a quien más temen, es a quien no le interesa alcanzar el poder pero sí desea cambiar el estado actual de las cosas. La realidad.

Y es al segundo grupo al cual pertenecemos académicos, periodistas, ciudadanos que, desde nuestros espacios públicos y privados, enfrentamos la situación y presentamos propuestas para cambiarla en beneficio de todos. Aun por el bien futuro de aquellos que en el corto plazo perderían sus privilegios. Y me refiero a la propuesta de cambios a la Constitución hecha por la Asociación Cívica ProReforma. Tal vez a los únicos que perjudicaría sería a los gorrones y saqueadores que pretenden lograr sus metas expoliando a otros por medio del uso ilegítimo del poder estatal. Y a los privilegiados.

Entre los más notorios y respetados impulsores del proyecto se encuentra el blogero y periodista Luis Figueroa, probablemente el más leído e influyente en temas políticos y de actualidad. Recientemente alguien creo un grupo en Facebook llamado “Yo también quiero matar a Álvaro Colom” y puso como referencia el blog de LuisFi, “Carpe Diem”, quien en cuanto se enteró, además de denunciarlo, aclaró que él no tiene nada que ver con la propuesta. ¿Habrán sido un puñado de irresponsables los creadores del grupo o forma ya parte del intento de atacar a alguien que se opone frontalmente al abuso del poder? Figueroa, con quien comparto valores, nunca iniciaría ni promovería una acción como la mencionada: es un hombre de principios y respetuoso de los derechos de los demás.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 31 de mayo de 2010. La fotografía, en la cual me acompaña Luis Figueroa, la tomé el domingo 7 de marzo de 2010 en la Finca “El Zapote”.

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4.19.2010

No resuelto: revuelto


Es el estado en el cual se encuentra la investigación de los asesinatos de Khalil y Marjorie Musa. Revuelto, turbio, enredado. Puede utilizar cualquier calificativo, sinónimo de los anteriores, que se le ocurra. Y si los presagios de algunas musas que me han visitado se cumplen, la hipótesis de Carlos Castresana, titular de la CICIG, será aún menos creíble que la supuesta verdad interina del personaje citado con anterioridad en lo que respecta a la muerte de Rodrigo Rosenberg.

Por cierto, no salgo de mi asombro ante semejante aberración: “verdad interina”. La verdad NUNCA es interina. Si la premisa o proposición presentada es negada por la evidencia (o no es comprobada sin dudas razonables), fue, es y será SIEMPRE falsa. O será siempre una hipótesis nomás. Aunque en este caso pienso que lo presentado por Castresana y sus seguidores es una vil mentira que muchos han preferido creer o hacerse de la vista gorda. Ya sea porque se encuentran hartos del relajo (como me dijo alguien cuyo nombre mantendré en reserva); porque quedaron desilusionados después de haber participado en las manifestaciones posteriores a la presentación del vídeo póstumo de Rosenberg; o porque simplemente conviene a sus intereses darle validez: léase los acusados por el abogado asesinado.

Dediqué cinco artículos a comentar la hipótesis de Castresana. Y apenas mencioné unas pocas de todas las dudas que me surgen al analizarla. Quienes no los hayan leído, los encuentran en mi residencia virtual, http://www.martayolanda.com/ Podría haber continuado escribiendo páginas sobre las falencias de la supuesta resolución de Castresana al crimen del jurista, pero al fin, la vida continúa y había otros temas que quería abordar. Pero eso no significa que en un futuro no decida retomar el tema.

En lo que respecta a los Musa, mis informantes me contaron que es probable que presenten al mismísimo Rosenberg como el cerebro detrás del doble crimen. Por supuesto, continuando con la idea de un thriller romántico, la muerte de Marjorie habrá sido un error de los sicarios contratados para quitar del camino del amor al padre de la desaparecida Julieta que se oponía a sus amores con el Romeo chapín. En fin…

Mis informantes: los mismos que a finales de noviembre de 2009 me contaron que era probable que los acusados por Rosenberg hubieran llegado a un acuerdo con Castresana que les permitía a los primeros salir en caballo blanco como víctimas y no victimarios; y al segundo, además de fingir ser un gran detective, émulo de los protagonistas de muchas novelas, le daba la oportunidad de congraciarse con sus jefes entregándoles una cabeza que les interesa hoy más que la de Colom: la cabeza de Alfonso Portillo. Por eso no me sorprendió la reciente declaración de Castresana, publicada en Prensa Libre, según la cual la red que le interesa perseguir es la del ex Presidente, hoy reo residente del Preventivo de la zona 18. Parafraseando a Cervantes: cosas increíbles vimos, vemos y veremos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 19 de abril de 2010. La imagen la baje de la Internet.

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2.04.2010

Dudas razonables: tercer capítulo


El lunes pasado nos habíamos quedado en la presentación de mis primeras dudas generales en lo que respecta a la hipótesis de Carlos Castresana, titular de la CICIG, en el caso del asesinato de Rodrigo Rosenberg. ¡Quién me iba a decir que al transcurrir la semana iba a caer una pieza, aparentemente sin conexión con el crimen citado, que hace aún más inquietante e interesante la narración! Me refiero a la captura del expresidente Alfonso portillo que, de Pollo Ronco, pasó a pollo enjaulado. O pillo rostizado, como han comentado algunos. En fin, ahorita les explico de qué se trata, esperando no caer en la trampa del dicho aquel que dice: “un mudo, le dijo a un sordo, mientras los observaba un ciego…”. Vamos a un corte de párrafo y continuamos en el siguiente.

Según rumores que llegaron a mis oídos a principios de diciembre del año 2009 (por cierto, de gente muy bien conectada como se suele decir en jerga chapina, no sé si buena lengua o lengua viperina), los poderosos de Guatemala (léase: aquellos que se encuentran en el ejercicio del poder, ya sabrá usted quiénes son) desde hacía unas semanas habían cerrado una beneficiosa negociación con la superburocracia internacional, que les permitía una salida gloriosa del brete en el cual los había metido, a todos, el vídeo que dejó grabado Rosenberg antes de ser asesinado. A unos, porque los acusaba de su muerte y la de Khalil y Marjorie Musa, y a los otros porque les complicaba su carrera profesional, además de las molestias e inconvenientes que traería al organismo supraestatal citado con anterioridad (cuyo objetivo intrínseco es mantener gobiernos), confirmar lo denunciado por el occiso.

¿Y cuál se supone que es el tal trato al que llegaron los susodichos? Pues bueno, vea usted, unos entregaban a los otros una alta cabeza política, de esas sumamente cuestionadas que merecen ser investigadas, cabeza que caería rodando como si la hubiera cortado la guillotina de Maximilien François Marie Isidore de Robespierre, y los otros encontraban la forma de exculparlos de las acusaciones que pesaban en su contra. Un ganar-ganar para los mencionados y un perder-perder, primero, para el cuerpo que quedó sin cabeza y, segundo, para los ciudadanos que reclaman justicia en el país. ¿Ficción o posible escenario real? ¡Quién sabe! Claro, el supuesto compló, como diría Andrés Manuel López Obrador, no exime a Portillo de ser juzgado y pagar las penas que le corresponden por los delitos que sean probados.

Por cierto, ¿el alguien que informó a Castresana y a los gringos dónde se encontraba el ave fugitiva, habrá sido el mismo alguien que le sugirió hacer acto de presencia en la escena del crimen del jurista enamorado, quien con su atrevida decisión de dejar un testimonio audiovisual para aclarar su propio asesinato desató una tormenta política nunca antes vista en el inseguro país de la eterna sorpresa? Acompáñeme el próximo lunes en la conclusión, espero, de esta digresión por entregas.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 1 de febrero de 2010. Las fotografías son parte del archivo de fotos del diario guatemalteco Prensa Libre. La edición es responsabilidad mía.

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12.21.2009

Ruta 1


Viernes 18 de diciembre de 2009. 7:38 de la mañana. Primer Sudoku del día. “Aquí va un cuatro, nueve, uno…” Ring, ring, ring. “Ya voy. ¿Es usted Carmen? Buenos días, mire, por favor… ¿Qué le pasó?” Llanto. “¡Ay Licenciada! ¡Ay, Licenciada!”.

Jueves 17 de diciembre. 3:47 de la tarde. “¿Ya vendrá la camioneta? ¡Ay Padrecito! ¡Ahí viene, ahí viene la uno!” Sube. “Córrase pa’ atrás. Faltan diez len”. Suspiro. “Siéntese señora”. Sorpresa. “¿Un caballero? Padre nuestro que estás en el cielo. La cruz del Papa, ¡cuánto tiempo ya! Santificado sea tu nombre. Cuida a mi papá. Pobre mi mamá. ¿Estará ya más tranquila?” Una sombra pasa. Un hombre camina al frente del autobús. “¿Dónde me quedé? Santificado sea tu nombre, vénganos tu reino. ¿Me alcanzarán los ochocientos cincuenta?” Suspiro. “Ni pensar si no llevo las medicinas. Hágase tu voluntad”. Un grito agudo. Voz de mujer. Voz de hombre: “Seguí manejando cabrón o te mato”. Son cuatro hombres, relativamente bien vestidos. Tres morenos y uno blanco. Sus edades oscilan entre 25 y 35 años.

Martes 15 de diciembre. Casi medianoche. “¡Qué cansancio! Pero valió la pena. Noche llena, eso es lo que considero una verdadera nochebuena. ¡Cuántos platos salieron hoy! Mañana tengo que ir temprano al mercado”. Sirenas. “¿Un accidente? ¿Un asalto? ¿Delincuentes?” Se hace a un lado. Pasan dos motocicletas. Detrás dos pickups doble cabina. Radiopatrullas. “Pero si me hice a un lado, ¿qué hago aquí? ¿Qué pasa? ¿Qué es esto?” Cinco Patroles cuatro por cuatro, grises, polarizadas, de modelo reciente, rodean al Peugeot 205, hatchback, de hace algunos años, también polarizado. Desde los vehículos lo amenazan. Se acerca un pickup lleno de soldados armados. Le apuntan. Lo orillan. Casi lo sacan del bulevar. Una de la Patroles ostenta la placa número uno. Circulan en contravía de la Ruta 1. “Ya pasó”. Respira profundo. Sí, ya pasó el Presidente.

Jueves 17 de diciembre. 3:53 de la tarde. “Dame tu bolsa". Angustia. "No traigo". Hastío. "Dame tu dinero, necia”. Levanta el brazo, le golpea la cara. Le hiere el rostro con las uñas. Le toca los pechos. “¿Dónde tenés el dinero? No traigo nada. ¿Qué cargas en la mano? La receta de mi papá”. El hombre blanco, vestido con pantalón negro y camisa gris, toma la pequeña bolsa negra de plástico. Adentro van los ochocientos cincuenta quetzales. “Hija de la gran puta, ¿verdá que sí tenés pisto?” Le pega de nuevo y continúa su ruta dentro de la camioneta. 3:59 de la tarde, cerca del Campo Marte. “Pará, aquí nos bajamos”. 4:04 de la misma tarde. “Bájense, me siento mal, no puedo continuar”. Para en la 12 avenida, cerca de Formosa. Voz de un joven: “Vos sos cómplice, vas a regresar”. Abandonados. Convertidos en una isla desierta, rodeados de gente y muertos de miedo.

La Ruta 1 en vías opuestas. Camionetas con destinos diferentes. Con distintos pasajeros. Para unos la ruta de la desesperación, del dolor y la cólera. Para otros, la ruta segura a su casa. La ruta del abuso. Viernes 18 de diciembre. 10:42 de la mañana.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 21 de diciembre de 2009. La fotografía la tomé el domingo 17 de mayo de 2009 en la Plaza Italia, durante la primera manifestación masiva después del asesinato de Rodrigo Rosenberg.

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9.17.2009

Desgano


Nota: Este artículo fue publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 8 de diciembre de 2008. Como ya lo comenté, me estoy poniendo al día con mis lectores. Y sigo sorprendida de los extraños designios del azar, porque lo que publico hoy, lo podría haber escrito también hoy. La fotografía la tomó Alex Quezada en el aniversario de “Bohemio”, el 3 de abril de 2009.



Hoy, después de leer los diarios y visitar, como ya se me ha hecho costumbre, alguno que otro blog, decidí, a regañadientes, sentarme a escribir. En fin, es parte de mi día a día. ¿Por qué, en diciembre, el mes más maravilloso del año, dicen algunos, me encuentro con poco ánimo de escribir sobre la actualidad mundial, no se diga la nacional? Veamos…

Mientras los habitantes de Guatemala, y otros países, nos encontramos perdidos ante el aumento de la criminalidad en nuestras sociedades, caracterizado por pleitos entre narcos, robos y asesinatos en plena calle, secuestros indiscriminados, extorsiones al por mayor, jueces y policías corruptos… ¿Cuál es la solución inteligente del señor Presidente, Álvaro Colom? Hacer un pacto, firmar un acuerdo. Pregunto: ¿con quiénes? ¿Con los criminales? Una propuesta absurda, como tantas otras ocurrencias de los socialdemócratas, acompañada de la mentira descarada de que no hay fondos para seguridad. ¿Cuál cree Colom que es la razón primigenia por la cual tributamos?

Mientras se pierden empleos, otrora productivos, y disminuye el poco crecimiento económico ¿cómo se entretienen los diputados? Aprobando más préstamos, más impuestos y dándole el visto bueno a un Presupuesto de despilfarro estatal descabellado. Por supuesto, como ya es costumbre, utilizan de excusa a los ancianos, a los niños, a las mujeres… A los oprimidos… A los sujetos subalternos… A los hijos desprotegidos… Total, para Colom, es válido el robo a las minorías, si la mayoría lo aprueba democráticamente. Claro, al final sólo sale beneficiado el grupo minoritario de los serviles al gobernante.

A pesar de todo, mi visión optimista de estos momentos me hace pensar que somos testigos del final de la utopía del siglo veinte: el Estado Benefactor/Mercantilista. Por supuesto que este sistema no va a morir fácilmente. Son demasiados los intereses creados, los privilegios, los vicios y las existencias acomodadas de aquellos que han vivido de gorrones y no conocen otra forma de sobrevivir. Ya sea el gobernante de turno, el exquisito burócrata de algún organismo internacional, el líder del grupo de presión de moda o el empresaurio que ha hecho su fortuna gracias a los privilegios que le han otorgado sus amigos en el ejercicio del poder. O puede ser que ni siquiera sean amigos: sólo asociados con quienes han hecho buenos negocios, ya sea financiando sus campañas políticas o compartiendo solidariamente sus dineros mal habidos o ilegítimamente obtenidos.


Como cada vez me topo con más tonterías, en especial en los diarios, prefiero creer que escribo para quienes me van a leer dentro de 10, 100, 1000 años… Para los habitantes de un futuro relativamente cercano, o tal vez lejano, que tengan curiosidad por entender y aprender de los tiempos que nos tocó vivir. No sé, tal vez para esas fechas, los humanos hayan pasado por momento más difíciles que hagan ver insignificante la mentada, manoseada y tergiversada crisis actual.

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4.28.2009

Motocidio


¿O cómo nombrar, llamar, al más reciente disparate del Presidente Álvaro Colom? ¿Criminalizar un acto humano que no violenta los derechos de otros? Me refiero a la decisión libre, voluntaria, de una persona de llevar un pasajero en su vehículo. Sea este un carro, una moto o una bicicleta, da igual. ¿Cuál es el crimen? ¿Existe algún delito? Sólo otro derechocidio más a la lista de crímenes solidarios del sin gobierno del mencionado Colom.

Por supuesto, como demagogos mediocres que son, tanto los gobernantes como sus asesores en todos las áreas de acción política, desde los responsables de diseñar las estrategias de seguridad hasta los encargados de la comunicación social (qué pleonasmo innecesario), pretenden de nuevo vernos las caras de idiotas al resto de los habitantes de Gotimala, haciéndonos creer que el sacrificio de algunos miserables, a su parecer, nos va a beneficiar a todos porque de esa manera los sicarios ya no van a poder cumplir con sus compromisos, van a decidir guardar sus herramientas de trabajo (cualquier objeto que se pueda utilizar como un arma para terminar con la existencia de otro, no sólo pistolas, ametralladoras y cuchillos) y se van a dedicar a curas, pastores y redentores de almas. Qué tontería.

Y quiero resaltar el punto de la inmolación de otros, de los demás, de las pobres, ¡pero bien pobres! ovejas en el altar de sacrificios, no de los burócratas que tuvieron semejante ocurrencia. Personajes que son transportados a cuerpo de rey y reinas, en vehículos comprados con el dinero de los siempre sacrificados, los tributarios, y personal a su servicio pagado también por aquellos que van como mansas reses a depositar todos los meses a la SAT los impuestos que sirven para satisfacer cualquier calentura de los poderosos (por definición: quienes ejercen el poder), y no reciben nada a cambio más que insultos y más transgresiones descaradas a sus derechos elementales, primigenios.

Tristemente, todavía muchas personas, desesperadas y angustiadas ante una situación cada vez más conflictiva y peligrosa, deciden cerrar los ojos a la flagrante violación de los derechos individuales de todos (los de ellos incluidos) y pensar que un absurdo, como lo es convertir en un delito penado con multas altísimas el soberano derecho de todo individuo a decidir cómo utilizar su propiedad, les va a brindar alguna tranquilidad.

Al menos, según los sondeos, ya son una minoría los creyentes de estas medidas, lo que nos indica que de alguna manera más personas, poco a poco, van despertando de la pesadilla positivista de que todo se arregla con más legislación alejada de toda razón. ¿Será esta una señal de que sí podemos cambiar el sistema de incentivos perverso actual, padre de la impunidad e irresponsabilidad que corrompe nuestra sociedad, por un sistema de incentivos correcto? Al fin, recuerde que la raíz, la génesis de toda guerra, es la falta de respeto a los derechos individuales.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 20 de abril de 2009. La fotografía la tomé recientemente desde mi vehículo con mi celular. Una imagen que muestra que las leyes violatorias de los derechos individuales, que criminalizan acciones que no dañan a otros, son incumplibles. En esta imagen se muestran dos de un sólo: el pasajero de la moto que va fumando.

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4.05.2009

Gotimala


Era un día caótico, como cualquier otro en Gotimala: una ciudad que tiene mucho de gótica. Comenzando por el oscuro y profundo hoyo negro donde se dilapidan los tributos de la población arriesgada y creadora. ¿Cómo le llaman? ¿Cojesión social? En fin, asesinatos por doquier, quema de buses, robos de todo tipo: desde celulares hasta vehículos, pasando por la virginidad de algunas y algunos: los criminales no discriminan. Obstaculización de vías públicas, marchas de gente exigiendo dinero de otros, tiroteos, secuestros express y a la carta. Linchamientos… Un día demasiado común en la vida de los habitantes de una urbe subhumana. Fiel reflejo de lo que acontece en casi todos los rincones de nuestro complejo terruño.

“El responsable es el Smiley”, gritó a los cuatro vientos el nombrado Salvador, para que lo escucharan todos los habitantes de Gotimala, y la acusación resonara más allá de las fronteras del país de la eterna balacera. Un guasón chapín, cuyo apodo nos recuerda el bilingüismo que impera en muchos ámbitos de nuestro espacio nacional. ¿Será el sobrenombre un resultado más de la mezcla de las remesas? ¿O será simplemente una metáfora del bilingüismo que dificulta la comunicación entre los gobernantes y los gobernados? Ya que espero que cada día sean menos quienes niegan que hablamos idiomas distintos.

Probablemente, la dificultad de entendernos radica en que ellos, los gobernantes, viven una realidad ajena a la suya, a la mía y a la del resto. La realidad de quienes los mantenemos. Ellos viven rodeados de guardaespaldas, viajando sin cesar, libando hasta el cansancio, engrosando sus cuentas monetarias a pesar de la manipulada crisis financiera mundial. Y nosotros, mientras, nos encontramos inmersos en la constante agonía de no saber si este será nuestro último día. Al menos en este mundo: el único del cuál tenemos plena evidencia de su existencia.

“¡Cáspita, Gandaraman! ¡Recorcholis, Sandrúbela! ¿Y ahora, quién podrá defendernos?”, balbucea en secreto un ave que se cree gavilán, pero más recuerda a un indefenso y casi siempre desorientado Robin. El petirrojo centroamericano, que se la pasa cantando en las ramas, de las cuales rara vez baja. El émulo del Chapulín Colorado, que anuncia una tragedia, enfrentada dialécticamente a la comedia de Chespirito. Un payaso que provoca llanto. Y a veces risas: “Es un complot, un plan para desestabilizar mi gobierno”. ¿Cuál gobierno?

Un extraño pájaro que vive en las nubes, junto con su segundo de abordo. El dúo dinámico que a pesar de contar con un arma blanca que aún no ha sido prohibida, Espada, no da pie con bola en lo que respecta a las acciones urgentes para alcanzar la paz en Gotimala. Menos conocen sus obligaciones primordiales: velar porque haya justicia y seguridad: el ansiado respeto a los bienes de todos, comenzando por el más preciado: la vida misma. El esperado respeto a nuestras decisiones libres. Y el olvidado respeto a nuestro intelecto.

Nota: Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 30 de marzo de 2009. La fotografía la tomé el domingo 22 de febrero de 2009, en Antigua Guatemala. Se aprecia, a oscuras, la Ermita de la Santa Cruz.

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3.01.2009

Pon atención al ruido


Apaga la tele, prende la luz. Pon atención al ruido. El reloj podría anunciar las 4:19 de la mañana. Ya no des más vueltas en la cama. Levántate. Acepta la realidad. Apaga la tele, prende la luz. Pon atención al ruido, que algo importante te quiere advertir. ¿Será ese ruido nuestra voz interna que nos protege de algún peligro? Aprende, pon atención: diferencia el ruido de la interferencia. Busca la verdad: la autenticidad.

Hazte un café, aunque sea descafeinado. Acepta que te despertaste. Levántate y define lo que piensas. Lo que sientes. Trata de encontrar claridad en ese ruido que no te permite conciliar el sueño. Uno, dos, tres… veinte veces échate agua en la cara. Abre los ojos. Despierta y reflexiona. La vida es breve. Separa el ruido de tu esfera pública del ruido de tu esfera privada. Confía.

Una nueva era fue anunciada hace apenas unas semanas por el cada vez menos mencionado Obama. ¿Una nueva era de qué? ¿De la responsabilidad o de la insensatez? ¿Del cambio para bien o el retroceso en el progreso? ¿De vivir en la mentira? ¿La aceptación por parte de la mayoría de una fantasía que se convierte rápidamente en una pesadilla? ¿La era de los pocos que optamos por la realidad? Lo que sí puedo asegurar es que la era de la hipocresía terminó. O casi...

“La orden del quetzal para Fidel”, proclamó Álvaro Colom. Reverenda insensatez. Tremenda mancha para la ya desprestigiada insignia. Una más de tantas tonterías que han caracterizado al actual gobierno de la socialdemocracia chapina. Por cierto, repito por enésima vez: me alegro, entre tanto absurdo, que se encuentre otro socialista declarado (recuerden a Vinicio Cerezo y a Alfonso Portillo) al frente de un sistema intervencionista: el del Estado benefactor/mercantilista. Otra muestra de su fracaso.

Total, tanto los izquierdistas como los derechistas que han llegado al ejercicio del poder aspiran a lo mismo: dirigir la vida del resto. Más que servir, servirse de los otros para alcanzar sus fines propios. Ajenos a todo debate intelectual serio. Y no me refiero al ruido impostado y manipulado como el que suele haber entre algunos miembros de la vieja guardia y sus frívolos seguidores.

Sin embargo, ¿cuán relevante es en este instante lo anterior? ¿Las denuncias diarias de corrupción, violación, extorsión y abuso de poder? ¿La desfachatez de tanta gente oscura, mediocre, envidiosa, parasitaria… que pululan en nuestra esfera pública y en la privada? Al menos de la última mencionada, la más trascendente, podemos desterrarlas.

Pon atención al ruido que te advierte de la serpiente que, como una venenosa enfermedad y a pesar de las precauciones que crees tomar, se arrastra sigilosamente cerca de ti. Sonrisa falsa en rostro amargo. Pon atención al ruido. Utiliza tu razón y encuentra las respuestas que te permitan continuar en pos de tu fin último: la felicidad. Deja ir la ansiedad. Todo pasará. Busca las células madre de la vida. Ánimo amigo. Paz amiga.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 23 de enero de 2009. La fotografía la tomé el domingo 15 de febrero en la casa de Lex Cargo, por solicitud de MD

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