Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

11.27.2006

Mientras

Mientras Michelle Bachelet, George Bush y Vladimir Putin, se vistieron de vietnamitas para la foto oficial de la reunión del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, el congresista demócrata Charles Rangel defendió la reinstauración del servicio militar obligatorio en los Estados Unidos.

Mientras en La Habana el gobierno prepara el Happy Birthday de Fidel, los habitantes de la isla se preguntan si el dictador llegará vivo a la celebración.

Mientras se apoderó de muchos una especie de locura colectiva en pos del nuevo Nintendo Wii, que compite con la PlayStation 3 de Sony, se rumoró que, entre quienes hacían cola para adquirir su consola, se encontraban diputados chapines viajeros: regalo de Navidad de los tributarios.

Mientras las autoridades mexicanas preparan la toma de posesión de Felipe Calderón, AMLO se declaró presidente ¿legítimo? del país: continuación de la saga El Compló, comedia protagonizada por Andrés Mel Gibson Obrador y Jesusa Roberts Rodríguez.

Según Óscar Berger, Daniel Ortega le confesó ser defensor de la propiedad privada y la creación de bienestar por medio de la producción y el libre comercio. Mientras, afuera del Palacio Nacional, algunas personas ondeaban banderitas ovacionando a la nueva ¿izquierda? Latinoamericana. Una prueba más de que Izquierda y derecha son términos arcaicos y vacíos.

Mientras nosotros la vemos color de hormiga para cuidar nuestros bienes y vidas, los políticos decidieron que les vamos a pagar los guaruras a los aún funcionarios de gobierno y sus familias, durante vaya Dios a saber cuánto tiempo. Por cierto, ¿todavía le financiamos las escoltas al pobrecito Vinicio Cerezo?

Mientras, en el Congrueso prefieren una de cal y ninguna de arena: los diputados decidieron que sólo van a readecuar el presupuesto y no lo van a reducir. Ni modo, ¿a cuenta de qué iban a disminuir el tamaño de las arcas abiertas donde todos pecan?

¿Por qué se molestan los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y la Corte de Constitucionalidad cuando les preguntan en qué gastan nuestros impuestos? ¿En cuánto tiempo surgirán de nuevo las mafias de las aduanas? ¿Cuánta riqueza habrán dejado de generar los habitantes de Guatemala debido a la inconstitucional ley antievasión? Con la Ley del Adulto Mayor, ¿irán a pensionar a Germán Chupina?

Óscar Arias, presidente de Costa Rica, declaró que “Europa no debería condicionarnos”, al referirse a las imposiciones de los burócratas y políticos europeos. Y mientras, ¿quiénes nos condicionan? ¿Los burócratas y políticos centroamericanos?

Mientras las empresas llegan en masa a los paraísos fiscales, atraídas por las pocas regulaciones y los impuestos bajos, en Guatemala varios que se identifican como defensores de los derechos humanos celebran el cierre de 20 maquilas. Cinco mil personas ya no van a ser explotadas: se quedaron sin trabajo.

Mientras el papel lo aguanta todo, ¿cuánto más aguanta usted?


Publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno” el lunes 27 de noviembre de 2006.

11.20.2006

El bus de Babel

Viajo en segundo piso por la zona viva, en un bus lleno de idiomas vivos: inglés, francés, alemán, español, portugués, serbio, japonés… Y, entre tanta riqueza sonora, opto por el silencio que me deja, dentro de ese bus de Babel, escuchar la lengua común que nos une, la lengua de la Libertad: esa palabra franca construida como un sólido puente que comunica a quienes avanzamos modernamente a la Antigua. Abandonamos el Camino Real de ensueño y recorremos el sendero terrenal que nos lleva al final de una aventura organizada por la “University of Free Market”. Una reunión privada sobre asuntos públicos.

Es esta la travesía última de un viaje intelectual que para mí comenzó el jueves 2 de noviembre de la mano de los escritos de Arthur Seldon. Cuántos nombres, cuántas nacionalidades, cuántos sueños. Pero, principalmente, cuántas ideas fincadas en férreas raíces de principios firmes que podemos resumir en ese respeto al anhelo de cada uno de los presentes (y también de los ausentes) de hacer realidad nuestro proyecto de vida, único e irrepetible, expresado en el desdeñado y casi prohibido concepto repleto de significado para todos: Yo.

Sin duda, la inquietud de los participantes ante los tiempos inciertos que vivimos es muy similar a la experimentada en aquella ya lejana primera cita de peregrinos que se encuentran en un monte suizo en1947. Sin embargo, al menos hoy nos permitimos gritar a los cuatro vientos, desde cualquier montaña, que creemos en los individuos, en su derecho a elegir y su obligación de enfrentar y asumir los resultados de sus acciones. El verdadero humanismo, basado en el ser humano como es, y no como algunos quisieran que fuera.

Discutir sobre el pensamiento de Hayek, de Mises, de Friedman… Plantear los retos a afrontar en los albores del siglo veintiuno después del nacimiento de Cristo, las posibles vías a seguir y, en especial, la necesidad de, además de pensar, actuar en persecución de un mundo pacífico que facilite la cooperación entre las personas que buscan sus fines y coinciden al intercambiar lo propio con quien nos ofrece aquello que nos ayuda a satisfacer deseos. Esa acción que evite el paso de los tanques de la confrontación y la constante destrucción que promueven las ideologías totalitarias y colectivistas.

El inesperado regreso de la capital de antaño a la actual lo hago por las nubes. Periplo que me permite reflexionar y disfrutar de los valles rodeados de colinas. Reflexiones que me comprometen a combatir, como a tantos otros espíritus jóvenes de todas las edades, en la batalla de las ideas que tienen consecuencias. Batalla inspirada, en parte, en los riesgos tomados por los notables solitarios, marginados y denostados, de aquel cerro helvético cubierto de nieve. Solitarios, marginados y denostados: cuántas cosas continúan igual. No obstante, cuántas cosas han cambiado.

Por la libertad individual: la mía, la suya, la de todos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno” el lunes 20 de noviembre de 2006.

11.13.2006

La tierra es redonda

Así es, redonda, casi como una pelota, a pesar de que aún hay quienes sostienen que la tierra es plana: un grupo de ingleses agrupados en la llamada “Flat earth society”, los cuales defienden su tesis en un sitio en la Internet en el que presentan los argumentos que, según ellos, respaldan su afirmación. No obstante, independientemente de lo seguros que se encuentran de su planteamiento, no obligan a nadie, manipulando el monopolio del uso de la fuerza que caracteriza a un gobierno, a que todos compartamos su creencia.

Estos ingleses confirman lo que se puede llegar a decir y hacer en una sociedad de personas libres. Y antes que ellos, a finales del siglo diecinueve, los integrantes de la Sociedad Fabiana, encabezada por los esposos Webb, también sorprendieron al resucitar el pensamiento de Karl Marx, quien había sido intelectualmente vencido por Carl Menger, Leon Walras y Stanley Jevons, artífices de la Revolución Marginalista de 1871. Todo es posible en una sociedad abierta, parafraseando a Popper, quien, casualmente, también se llamaba Karl.

Sin embargo, contrario a la actitud respetuosa de los asociados a la mencionada “Flat earth society”, los creyentes del paradigma dominante del siglo pasado, el intervencionismo bien intencionado conocido como Estado de Bienestar (el equivalente a la idea equivocada de que la tierra es plana, idea por lo visto no sólo sostenida en los tiempos anteriores a Copérnico y Galileo Galilei), sí nos obligan a vivir bajo un régimen centralizado, donde unos pocos deciden por los demás.

¿Podrían los benefactores, planificadores de vidas, intentar quemar en la hoguera a quienes creemos en los individuos y aspiramos a vivir en una sociedad con un poder discrecional limitado, y con un gobierno dedicado a brindar seguridad y justicia?

Total, vivimos en el período de la Inquisición políticamente correcta, que defiende la idea de ayudar a los pobres quitándoles a los ricos que, según los sofistas neosocialistas, se hicieron ricos explotando a los pobres. Por eso proponen que los nobles miembros del reino político, seres excepcionales, sin fines propios, sin ambiciones y prestos a cortarse las venas por el resto, se encarguen de redistribuir la riqueza que un sistema que consideran injusto repartió desigualmente.

Claro, ante la desprestigiada filípica anterior, algunos populistas vegetarianos, citando a Álvaro Vargas Llosa, optan por hablar de la equidad, la igualdad de oportunidades, la inversión social y la compensación a las víctimas de la sociedad excluyente, entre otras ocurrencias. En fin: aunque al mono discurso lo vistan de seda, mono se queda. Así como la mayor parte de lo repartido se queda en los bolsillos de quienes reparten: los gobernantes y la burocracia que los rodea. La nueva oligarquía.

Recuerde: el infierno está lleno de buenas intenciones, y en la realidad de nuestra Tierra redonda y caduca, el que no trabaja, no manduca.


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno” el lunes 13 de noviembre de 2006.

11.06.2006

Controlitis

Ley para regular el crimen organizado. Ley para regular la competencia. Ley para regular la adopción. Ley para regular la respiración. Ley para regular la regulación. ¿Qué más podemos esperar de esa legislorrea reguladora? ¿Una ley para regular el crimen desorganizado? ¿Una ley para regular las catástrofes naturales no avisadas? Tal vez una ley que prohíba ser pobre. Y ya que todo lo arreglan con más legislación, ¿por qué no emiten una ley que nos ordene ser felices?

Hay muchos que sufren de una especie de deseo incontrolado de ordenar, controlar y planificar la vida de los demás. El principal peligro surge cuando los enfermos de controlitis aguda llegan al poder: las consecuencias de su patología interventora la pagamos nosotros, a quienes sus benefactoras majestades nos desarreglan la existencia a su antojo.

Hace algunas semanas, en una discusión académica, alguien mencionó que es de vital importancia regular los taxis, porque dentro de algunas de estas armas letales con ruedas (la ironía y las cursivas son mías), habían encontrado gente muerta. Pero, ¿acaso el crimen no fue matar al prójimo? ¿Habría que castigar al vehículo –pobre inocente máquina- o a aquel que cometió el crimen?

Es un grave error creer que el problema lo genera el servicio de transporte público o cualquier otro negocio. El crimen que se cometió dentro (o fuera) del vehículo se llama asesinato y, según sé, se encuentra regulado desde los tiempos inmemoriales de Moisés: “No matarás”. Se cometa dentro de un taxi, dentro de una limosina, dentro de una camioneta extraurbana o dentro de una SUV, el crimen es privar de la vida a un ser humano.

No es un crimen operar un vehículo cualquiera. Lo mismo aplica si el asesinato se comete en un prostíbulo, un taller mecánico o un penthouse en la zona 14. Y a nadie se le ocurriría promover una ley que prohíba los asesinatos en penthouses. ¿O sí?

Si queremos vivir en paz, bastan pocas normas generales: no matarás, no robarás, no secuestrarás, no violarás, no engañarás y no faltarás a la palabra empeñada en contratos libremente aceptados. Sin preferencia de lugar. Por supuesto, se incluyen aquellas actividades conexas que violentan la propiedad, la libertad y la vida de las personas. Lo que no está explícitamente prohibido a los ciudadanos, les está permitido.

Eso sí, ojalá se combatieran los crímenes de lesa humanidad que cometen con la excusa de proveernos bienestar. Para evitar esa situación, los mandatarios, sólo deben hacer lo les es explícitamente dictado: velar porque se respeten los principios básicos que aseguran la vida en sociedad. Estos principios impersonales, universales y abstractos deben gobernar, y no la voluntad de los políticos o de quienes, por medio de los primeros, pretenden imponer sus elecciones a los otros. Nada más. De lo contrario, los primeros violadores de los derechos individuales seguirán siendo, paradójicamente, los gobernantes.

Articulo publicado en el diario guatemalteco "Siglo Veintiuno" el lunes 6 de noviembre de 2006.