Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

10.28.2013

Las aduanas son inmorales

“Toda persona tiene derecho a tomar sus propias decisiones, pero nadie tiene el derecho de imponer su decisión a los demás".


El origen del problema es la existencia misma de las aduanas. Y solo va a terminar la corrupción en este ente inquisidor cuando deje de existir el origen del mal: la inmoral intervención de los gobernantes en el comercio internacional. Cuando los comerciantes y los consumidores descubran que han sido engañados y manipulados por años con el discurso nacionalista y la excusa de recaudar más impuestos. ¿Para qué? ¿Quiénes han sido los únicos ganadores con la imposición de aranceles y barreras no arancelarias? ¿Quiénes han sido los sacrificados en beneficio de unos pocos?

El problema no se arregla, más aún se complica, utilizando la fuerza pública y la tecnología para combatir a los importadores de bienes producidos en otros países, convirtiéndolos en criminales cuando no están cometiendo ningún crimen: no causan daños a terceros, sino todo lo opuesto. Venden productos que, obviamente, son demandados por muchos, de lo contrario no se arriesgarían a traerlos. El que cada uno decida libremente a quién le va a comprar, se produzca o no el bien en el país que reside, no es un crimen ni es asunto de los gobernantes. ¿Por qué tiene que pagar más aquel que prefiere comprar bienes elaborados en México, en Estados Unidos, en China, en India…?

La fuerza pública y la tecnología se deben usar para perseguir y atrapar a ladrones, a estafadores, a extorsionadores, a secuestradores, a violadores, a asesinos, a políticos corruptos… Se deben usar para llevar ante la justicia a quienes han violentado la vida, la libertad y la propiedad de otros. Y que una vez hayan sido vencidos en un juicio apegado al debido proceso, se les obligue a compensar a sus víctimas. Los anteriores son los únicos motivos que justifican la existencia de los gobernantes: un grupo de personas con el poder de someter a quienes no respeten a otros. Disciplinar a los antisociales.

No estamos obligados a cumplir la legislación que violenta nuestros derechos. Apelemos al artículo 45 de la Constitución que dice: “…legitimidad de resistencia: Es legítima la resistencia del pueblo para la protección y defensa de los derechos y garantías consignados en la Constitución”. El contrabando es el comercio internacional ilegítimamente criminalizado. Es esa criminalización la que ha provocado que se cometan verdaderos crímenes alrededor de acciones comerciales encaminadas a facilitar el bienestar de la mayoría. Como sucede en el caso de la guerra perdida contra las drogas: todos terminamos pagando por la ambición de unos cuantos y por el abuso del poder por parte de los gobernantes.

Como podemos leer en “The Early Ayn Rand: A Selection from Her Unpublished Fiction”, editado por Leonard Piekoff: “Toda persona tiene derecho a tomar sus propias decisiones, pero nadie tiene el derecho de imponer su decisión a los demás". Y es esto lo que los ciudadanos, los soberanos, debemos entender para dejar de ser siervos de quienes deben ser nuestros servidores: los gobernantes.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 28 de octubre de 2013.

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10.21.2013

El Pérezaso



Según el Diccionario de la Rial Epidemia de Pelmazos, en su primera y única acepción (por el momento) Pérezaso significa: “Nombre masculino del intento de Otto Pérez Molina de darse a sí mismo, en el ejercicio del poder, una especie de golpe de Estado, interviniendo a la Superintendencia de Administración Terrorista/Tributaria (SAT) y a varias de las aduanas a su cargo”.

La definición anterior no incluye todas las decisiones equivocadas que ha tomado el mencionado desde su llegada a la Presidencia del Organismo Ejecutivo de Guatemala, comenzando por el origen de sus problemas actuales: la puñalada fiscal que propinó por la espalda al habitante productivo, respetuoso y emprendedor del país; a quien había ofrecido que no iba a aumentar los impuestos ni a adquirir más deuda. Tampoco hace mención al negoción ¿López o Pérez? de los chalecos anaranjados.

Es probable que la maña de adquirir más poder usando la fuerza y violentando las normas constitucionales la haya aprendido cuando fungió como jefe de los servicios de inteligencia del Ejército en la Dirección de Inteligencia Militar (G2), durante el gobierno de Jorge Serrano Elías. Sin embargo, ante la frustrada tentativa de este último de disolver el Congreso de la ¿República? de Guatemala, Pérez Molina optó por golpearse a sí mismo. Informo a mis lectores que en el objetivo de golpearse el Presidente salió exitoso: fue casi unánimemente aporreado por la crítica ciudadana y la de connotados abogados constitucionales que coincidieron en que la pretensión de Pérez Molina es contraria a lo que ordena nuestra Constitución. La que, por cierto, ya intentó cambiar en una ocasión. Otra de las batallas perdidas del otrora ¿glorioso? General.

A pesar de la oposición a la intervención hasta del propio Directorio de la SAT, Pérez Molina decidió continuar con un proyecto que, como tantos otros de su gobierno, nace muerto. Los únicos que parecen apoyarlo son algunos grupos de presión que quieren asegurar (y en algunos casos fortalecer) sus privilegios mercantilistas, y los miembros de su gabinete que de nuevo mostraron lo bien que les queda la segunda acepción de este “nombre masculino” según lo define el DRAE: “Conjunto de muebles…”.

Quedan varias preguntas que aún no han sido contestadas a cabalidad. Por ejemplo, ¿qué gana el Presidente interviniendo dependencias gubernamentales que están bajo su mando? ¿Por qué nombrar como interventores de los mencionados entes a quienes ocupan actualmente en estos los cargos de mayor autoridad? ¿A cuáles mafias pretende combatir: a las que llevan años extorsionando o a las de reciente creación?

El periodista mexicano Jorge Zepeda Patterson declaró que teme más al déspota con poder político que a un narco molesto o frustrado por una nota periodística. ¿Será que estamos llegando nosotros a una situación similar? Al final, lo que sí está claro es que Otto Pérez Molina lo que desea es adquirir más poder arbitrario y discrecional. ¿Cómo lo vamos a detener?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 21 de octubre de 2013. La imagen es la portada del diario guatemalteco Prensa Libre del viernes 18 de octubre de 2013.

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10.14.2013

#pornvictimisation



Contraria a la creencia popular de que el crimen no paga, dentro de las actuales reglas del juego político hay un tipo de criminalidad que no solo es más rentable que la común (robos, secuestros, extorsiones…), sino que es más segura: los riesgos son menores. Esa criminalidad es la mal llamada protesta social. Aclaro que no me refiero a la justa queja del ciudadano honesto, trabajador y respetuoso que cuestiona el actuar corrupto y prepotente de los politiqueros. Me refiero a los grupos organizados con el objetivo de extorsionar a los gobernantes para que estos les otorguen privilegios.

Los colectivos que recurren a la victimización de determinada clase de personas supuestamente abusadas a lo largo de su existencia. Por cierto, una de las más rentables tácticas hoy es recurrir a los agravios cometidos en contra de los ancestros. Este discurso es sobre todo atractivo cuando se trata de conseguir dinero de los burócratas de otros países que cargan con una irracional culpa en lo que respecta al pasado colonialista de sus naciones. No hay nada más sexy, un trending topic, que resucitar a los extintos mayas para inspirar lástima en caras pálidas emotivas, manipulables, que manejan el dinero que han expoliado a los trabajadores de sus respectivas naciones.

También hay extranjeros dentro de estos grupos. Fracasados que no pasaron de zope a gavilán en sus terruños y, llenos de resentimiento, encuentran un espacio donde sentirse importantes en pueblos como el nuestro. Estos tipos ocupan posiciones relevantes en las estructuras jerárquicas de estas organizaciones en las cuales la mayoría se siente intimidada por un  par de ojos claros, una tez blanca y un cabello rubio. Que quede claro, no tengo nada en contra de los anteriores atributos, similares a los míos. Lo que me parece despreciable es el doble discurso y la hipocresía tanto de los nacionales como los internacionales que conforman estas facciones.

¿Cómo logran las prebendas que buscan? Violando los derechos de otros. Bloqueando carreteras, destruyendo propiedad, amenazando, extorsionando… Aterrorizando a los habitantes de sus comunidades que no se atreven a enfrentarlos. Y, descaradamente, pretenden que aceptemos tales manifestaciones como pacíficas. Hasta al secuestro han recurrido para que los gobernantes les concedan sus exigencias en diálogos en los cuales los perdedores no están presentes: los tributarios y la gente decente que ve sus derechos mancillados con tal de complacer a los violentos. En fin, el problema no son los diálogos. El problema es que negocian principios y derechos de otros.

La ironía es que al final solo los líderes de estos grupos se benefician. El resto les sirven de carne de cañón para alcanzar sus objetivos de vivir cómodamente a expensas de la pobreza de unos y de la riqueza creada por otros que con ese dinero pudieron haber generado puestos de trabajo productivos que les permitieran a los que se quejan de sus condiciones de vida mejorar honorablemente su existencia.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 14 de octubre de 2013.

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10.07.2013

Mente burócrata servil



Hace unas semanas escuché a la viceministra de Finanzas, María Castro, tratar de justificar falazmente el Presupuesto de malgasto y despilfarro de los gobernantes propuesto para el año 2014. Como es conocido, gran parte de nuestros impuestos están destinados a pagar los sueldos de quienes ¿trabajan? en el aparato estatal, y abonar a la deuda adquirida por los gobernantes. Fue lamentable escuchar al entrevistador justificar lo anterior como un compromiso del Estado que no admite discusión. Por supuesto, es fácil mantener esta posición cuando el dinero para cumplir tales compromisos sale del bolsillo de otros.

Si no alcanza lo recaudado, entonces ¿por qué siguen aumentando el número de burócratas, creando nuevos Ministerios, más secretarías y otros entes que van a necesitar personal para hacer quién sabe qué? ¿Acaso beneficia esa estructura a los obligados a mantenerla? ¿O es solo para alimentar al voraz clientelismo político? ¿Para acomodar a familiares, amigos y miembros del partido? Bien dijo George Orwell: "El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras parezcan verdades y el asesinato respetable".

El mismo argumento es aplicable a la mal llamada deuda pública. ¿Por qué siguen comprometiendo al tributario adquiriendo más préstamos que no contribuyen en nada a al progreso sostenido en el largo plazo de los habitantes de nuestro país? Cada vez más parece que trabajamos primordialmente para pagar las deudas y las necesidades de otros. “Mientras más gasta el gobierno, menos puede gastar el ciudadano. Las obras públicas no se hacen con el poder milagroso de una varita mágica. Son pagadas con fondos arrancados a los ciudadanos”, Ludwig von Mises.

Otro ejemplo de la mente servil que suele tener un burócrata, es la respuesta que dio Carlos Vega, analista de ASIES, a una de las preguntas que le hicieron en la entrevista publicada el sábado 28 de septiembre en Prensa Libre: “En todo el mundo todo está registrado. No sé por qué los celulares no estaban registrados aquí”. Un ejemplo de lo dicho por Lew Rockwell: “No es una coincidencia que los Estados deseen educar a los niños. La educación del Estado, por su parte, se supone que es evidencia de la bondad del Estado y su preocupación por nuestro bienestar. La explicación real es menos halagadora. Si la propaganda del gobierno puede echar raíces mientras los niños crecen, los niños no serán una amenaza para el aparato estatal. Ellos sujetaran las cadenas a sus propios tobillos”.

Quien no se atreve a razonar, a buscar sus premisas y contrastarlas con la realidad para determinar si estas son verdaderas o falsas es esclavo de quienes piensan por él, sin importar si es el vecino, el gobernante o el resentido líder social. Quien no se atreve a cuestionarse a sí mismo, termina siendo como aquellos a quienes sigue como borrego. No es solo la ignorancia de la gente la principal causa por la cual los poderosos hacen lo que se les antoje: también lo es la ciega obediencia a preceptos falsos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 7 de octubre de 2013.

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