Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

3.27.2011

Casados con la inmoralidad


A pesar de que es el divorcio presidencial el origen de la siguiente reflexión, la separación legal de Álvaro Colom y Sandra Torres no va ser el tema central del presente artículo. Ya suficiente tinta ha corrido sobre este asunto que ya tomó un cariz internacional, después de las recientes entrevistas que los mencionados dieron a periodistas de la cadena CNN y de Televisa. Entrevistas en las cuales, por cierto, además de contradecirse y evadir responder varias de las preguntas que les hicieron, confirmaron lo que Orlando Blanco afirmó sobre el quehacer de su oficio (visión que muchos de sus colegas comparten): que la moral “hay que apartarla” de la política.

Declaración que fue apoyada por la diputada Delia Back al aseverar que: “en Guatemala jamás ha interesado la moral”. Aunque, antes de continuar es importante aclarar algunas falacias contenidas en ambos juicios. Primero, que la política como tal es un concepto y solo existe en la realidad mental. Que, en todo caso, lo que nos interesa es la actuación de aquellos que se dedican a la política, y la pregunta clave es ¿son sus actos morales o inmorales?

La segunda falacia es la absurda generalización que hizo la cuestionada (precisamente por sus actos públicos como legisladora) Back. Por supuesto que en Guatemala a muchos nos interesa la moral y la ciencia que la estudia: la ética. Dice el parafraseo popular de un ancestral refrán que “el ladrón (más adecuado en esta ocasión que el tradicional león) juzga por su condición”, y pienso que ese fue el error principal tanto de Blanco como de Back. Creer que todos compartimos su escala de valores: que somos pares.

Al final, los personajes públicos citados con anterioridad, sus opiniones y acciones, son un ejemplo más, como los hay tantos en nuestra sociedad, de la raíz de la mayoría de conflictos que se viven en el mundo actual: la crisis conceptual. Hecho que ha favorecido a quienes ejercen el poder y su reducido círculo de familiares y amigos. Si acaso hiciera una encuesta sobre qué se entiende hoy por “moral” estoy segura que me encontraría con cualquier cantidad de definiciones, tantas como el número de participantes del experimento.

Es probable que ni siquiera sepan el origen de tan importante concepto que tiene que ver con las acciones humanas. Y, aplicado al asunto discutido, implica que el político que no actúa moralmente, es un inmoral. La amoralidad no existe en el ámbito de la acción humana. Es solo una patética excusa de aquellos cuya formación intelectual es superficial o su propia moral es tan frágil que, con el más leve viento, vuela a conveniencia de sus intereses o de los intereses de quien le manipule.

Ni Sandra Torres, ni la mayoría (por no decir casi todos) los que anhelan en la actualidad llegar al ejercicio del poder están casados con el pueblo. El matrimonio indisoluble lo hicieron con la inmoralidad que creen les va a permitir hacer realidad sus más íntimos deseos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 28 de marzo de 2011. La imagen la bajé de la Internet.

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3.21.2011

La explosión del nipón


Explosión que espero solo se de en la forma que la voy a utilizar, como una metáfora de lo que podría pasar después del terremoto y el tsunami que este provocó en la isla del Japón. No me interesa mucho por hoy la “nación”, una sustancia segunda como la llamaría Aristóteles, cuya existencia es conceptual. Me voy a referir principalmente a las sustancias primeras, a los individuos que hacen de la nación una realidad. Y, por supuesto, al futuro de estos si logran superar los retos que la naturaleza y los errores de sus gobernantes les han hecho enfrentar, no solo este año, sino desde tiempo atrás.

Como bien lo escribe George Melloan, exsubdirector de las páginas editoriales del Wall Street Journal, en su columna del jueves 16 de marzo: “A Japón le sobran los problemas: una población envejecida, 20 años de lento crecimiento económico y un gobierno inestable debido a que los reaccionarios en el parlamento se resisten a significativas reformas de libre mercado. Ahora ha sido golpeada por la gran tragedia del terremoto y la crisis nuclear. Un importante peligro post-desastre es que las autoridades japonesas gestionen mal la recuperación, con desafortunadas consecuencias para la economía global”. Y más que para la economía global, será para la economía de los individuos concretos que intercambiamos y hacemos esa economía sobre la que viven cacareando los economistas y los burócratas estatales. En especial a la economía estancada de los nipones.

Melloan cita, acertadamente, a otro célebre periodista e intelectual francés del siglo diecinueve para cuestionar la intervención de los gobernantes nipones, en particular la de Presidente del Banco de Japón, Masaaki Shirakawa: “Como señaló… Frédéric Bastiat en ‘La falacia de la ventana rota’, el crecimiento del PIB que se produce por la reconstrucción no trae ninguna ganancia neta a la [suma de la] riqueza de [los miembros] de la sociedad. Simplemente sustituye, con el tiempo, lo que se perdió”. La destrucción, tal y como la define el DRAE, simplemente es “ruina, asolamiento, pérdida grande y casi irreparable”.

La única diferencia entre la recuperación y el abandono a la miseria y la desolación que provocan la destrucción nace del carácter de los individuos afectados. La mayoría de nipones son gente laboriosa, productiva y respetuosa de ciertas normas que incluyen el respeto a la propiedad de los otros. Hasta la fecha no se han visto, como suele pasar en Latinoamérica, a oportunistas saqueando comercios y casas. Los empleados de la central nuclear de Fukushima en lugar de huir han enfrentado valerosamente la tarea de evitar un desastre de dimensiones mundiales. Los sobrevivientes se encargan de sus vidas y ayudan a recuperar los cadáveres de las víctimas. Esa es la actitud responsable que hace la diferencia. En la irradiación de esa explosión nipona confío para que Japón muestre porque es el origen del sol.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 21 de marzo de 2011. La imagen del cuadro “Nipón 1” del pintor español Alfonso Albacete la bajé de la Internet.

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3.14.2011

Ser o no ser parientes



Ese es el dilema de Sandra Torres y Álvaro Colom. Unidos en matrimonio. Del verbo transitivo unir: “Juntar dos o más cosas entre sí, haciendo de ellas un todo” (DRAE). Como cantaban los Timbiriche en la década de los 80 del siglo pasado: “Tú y yo somos uno mismo”. O sea, que si yo (Colom) no puedo ser candidato presidencial de nuevo, (Torres) tampoco. Unidos en las buenas y en las malas. ¡Y vaya que ha sido buena la vida de la pareja presidencial en los últimos tres años!

Ser o no ser pariente del Presidente, lo que no es conveniente para las aspiraciones de Torres. ¿Valorará más, la todavía primera dama, su deseo de reinar que el amor que la ha hecho acompañar hasta hoy a Colom? ¡Qué novelón! Lástima que al final, si sus ambiciones se llegan a concretar, quienes haremos el papelón de nuestras vidas seremos nosotros, los ciudadanos, los pagadores de impuestos, los creadores de riqueza, manteniendo por cuatro años más a los saqueadores mencionados y su séquito de seguidores.

Dejaron plasmado los constituyentes de 1985, en el artículo 186 de la actual Carta Magna de Guatemala, que “No podrán optar al cargo de Presidente o Vicepresidente de la República: … c. Los parientes dentro de cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad del Presidente o Vicepresidente de la República, cuando este último se encuentre ejerciendo la Presidencia”… Lamentablemente olvidaron los mencionados que siendo el sistema legal vigente positivista, nos hubieran ahorrado muchas confusiones (léase interpretaciones arbitrarias), aunque fuese redundante, agregar dos palabras y un artículo: “Incluye al cónyuge”. ¿Acaso era tan complicado? ¡Ah! Los políticos y sus trampas.

Con sólo consultar el DRAE se aclara la posible duda. La definición del adjetivo “pariente” es la siguiente: “Respecto de una persona, se dice de cada uno de los ascendientes, descendientes y colaterales de su misma familia, ya sea por consanguinidad o afinidad”. Otro término que considero importante definir para este caso es parentesco (nombre masculino): “Vínculo por consanguinidad, afinidad, adopción, matrimonio u otra relación estable de afectividad análoga a esta”. Y para finalizar, ¿qué significa el adverbio de lugar “dentro”? “En la parte interior de un espacio o término real o imaginario”. I rest my case: es evidente que la prohibición incluye a la esposa del Presidente. Sin embargo, nos guste o no, la decisión final la tomarán los próximos magistrados de la Corte de Constitucionalidad.

Termino con una idea del ilustrado francés del siglo dieciocho François Marie Arouet, conocido universalmente como Voltaire: "Anyone who has the power to make you believe absurdities has the power to make you commit injustices", cuya traducción libre y mía es: "Cualquier persona que tiene el poder de hacerte creer lo absurdo, tiene el poder para hacerte cometer injusticias". La única solución para este y muchos problemas es el cambio del sistema político.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 14 de marzo de 2011. La imagen la bajé de Internet.

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3.07.2011

Campaña de Prestigio


En todos los sentidos. El fin de la misma es defendernos de las acusaciones infundadas que nos hacen los fiscales de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), encabezada ayer por Carlos Castresana y hoy por Francisco Dall’Anese. Una farsa a la cual se prestó, entre otros, Carlos Enrique Morales Monzón, Director General de Radiodifusión y Televisión Nacional y Director de la Radio Nacional TGW.

Queda claro que Morales Monzón es empleado por el actual gobernante, Álvaro Colom, una de las personas señaladas por el abogado Rodrigo Rosenberg como responsable del asesinato de Khalil y Marjorie Musa. Acusaciones que nunca fueron investigadas por la CICIG. Sólo fueron negociadas. Probablemente pensó Castresana que todos en Guatemala nos íbamos a quedar callados. Pensó que todos somos ingenuos o hipócritas, políticamente correctos, seres serviles que se postran ante aquellos que ostentan el poder. Se equivocó, como tantas veces, Castresana. Y ahora se equivoca Dall’Anese.

La nuestra es una acción pública, no secreta ni a escondidas, ninguna conspiración. Una acción legal que busca poner en su lugar a quienes se pliegan a los poderosos y venden su honor. Una demanda interpuesta por Estuardo Zapeta, Pedro Trujillo, Gabriel Orellana y la presente escribidora. Cuatro de los nueve acusados de formar parte de una campaña de desprestigio en contra de, entre otros, la CICIG, según Dictamen Pericial de Morales Monzón, supuesto experto cuya imparcialidad no es creíble por ser, repito, empleado del actual gobierno. Una acusación falsa, sin evidencias, y una obvia violación del debido proceso y de la presunción de inocencia. Una violación al derecho a la libertad de expresión protegido por el artículo 35 de nuestra Constitución.

Decidí formar parte de la querella penal señalada porque considero mi nombre mi bien más preciado. Un apellido heredado por mis antepasados y que dejaré a mis descendientes. Participo a pesar de que considero que hoy la justicia en nuestro país más que ciega se encuentra fracturada, casi en estado de coma, más aún después del paso de la CICIG por Guatemala, ente que ha pisoteado lo poco de institucionalidad, propia de un Estado de Derecho, que había en nuestro país.

Yo decido mi destino. Todos enfrentamos retos y obstáculos en nuestra vida. La diferencia en los resultados obtenidos es consecuencia de cómo decidimos enfrentarlos. Es esa decisión, en especial cuando las circunstancias nos son adversas, la que representa la verdadera medida de una persona, de nosotros mismos, y la que nos distingue del resto. La que muestra de qué material estamos hechos y cuáles son los principios que rigen nuestra vida. Los retos nos ponen a prueba. Como bien lo dijo el político y escritor decimonónico francés, Marie-Henri Beyle, más conocido como Stendhal: "Puede adquirirse todo en la sociedad, excepto el carácter". Ese lo cultivamos cada uno de nosotros siendo virtuosos y enfrentando sin miedo a los mentirosos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 7 de marzo de 2011. La fotografía me la tomaron el domingo 18 de abril de 2010 en un taller de cerámica, mientras hacía una vasija.

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