Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

10.25.2010

Superyo


Mientras el actual Presidente Álvaro Colom hace honor a la gloriosa tradición de la izquierda y anda de paseo por Japón (“Viajar es vivir”, dijo Juan José Arévalo), el ex Presidente, a su parecer omnipotente, Álvaro Arzú, tocayo del presente, declara que decidió dejar la comodidad de su puesto, casi vitalicio, en la Municipalidad capitalina, para ponerse la capa de chapulín colorado y salir a rescatar a los inútiles ciudadanos guatemaltecos. ¿Deberíamos ponernos de hinojos para agradecer semejante sacrificio? En fin, para alguien como yo, que se valora y se respeta, responsable y libre, la pregunta se acerca a la frontera con el insulto.

Como periodista, reconozco que el inquietante oficio de buscar la verdad, nada tiene que ver con alimentar los pequeños egos de personajes que, a pesar de sus posibles buenas intenciones, suelen estar más perdidos que el hijo de la Llorona en el día de las madres. Eso sí, de lo que estoy segura que están seguros es de su deseo de decidir por los demás y sus bienes. Su amor por el ejercicio del poder. Y como el periodismo trata sobre hechos (la realidad) y no es cuestión de presentar equitativamente distintas visiones o ideologías, cuestiono la idea del superhombre estatal.

Los politiqueros prometen cualquier cosa. Pero, ¿de dónde sale el dinero para cumplir las promesas? Al fin, el trabajo más cómodo es el de repartidor de la riqueza creada por otros. Regalar pequeñas porciones a aquellos que es posible que ejerzan su derecho al voto, ignorar a los verdaderamente pobres y quedarse con la mayoría de los tributos. ¡Ah! Por supuesto, compartiendo las ganancias con sus financistas.

Tengo más de doce años escuchando el discurso que incluye las trilladas preguntas de “¿Qué tipo de país quieren? ¿Dónde están los líderes salvadores? ¡Oh! Y ahora, ¿quién podrá defendernos?” Yo les pregunto: ¿Por qué la mayoría no se cuestiona por qué estamos como estamos? ¿Por qué, la mayoría de la minoría que se pregunta por qué, no busca los referentes en la realidad para encontrar la respuesta correcta? Ideas verdaderas contra ideologías falsas. Cuestión de disciplina conceptual.

Y, por aquello de las sensibilidades de los políticos, más tratándose de Arzú, les recuerdo que el artículo 35 de la Constitución en su segundo párrafo dice: “No constituyen delito o falta las publicaciones que contengan denuncias, críticas o imputaciones contra funcionarios o empleados públicos por actos efectuados en el ejercicio de sus cargos”. ¡Qué valioso es limitar el ejercicio del poder y asegurar los derechos individuales!

Ayn Rand en "La virtud del egoísmo", específicamente en el ensayo "Derechos colectivizados" aclara: "Los derechos son principios morales que definen las correctas relaciones sociales". A fin de cuentas es este el punto a enfatizar: necesitamos un gobierno de leyes basadas en principios generales, universales y abstractos, y no un gobierno arbitrario de reyes.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 25 de octubre de 2010. La imagen la bajé de Internet.

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10.18.2010

De lo profundo


Oscar Wilde en “De profundis”, la epístola que dedica a Albert Douglas cuando se encuentra preso, afirma: “To regret one's own experiences is to arrest one's own development. To deny one's own experiences is to put a lie into the lips of one's own life.” Comparto la euforia y la alegría de quienes fueron testigos (gracias a la tecnología) del histórico rescate de los 33 mineros atrapados aproximadamente a 700 metros de profundidad en la mina chilena “San José”. Sin embargo, espero que no nos quedemos en la superficie del hecho, y profundicemos en los motivos reales que permitieron tal hazaña. El porqué este prodigio humano fue posible en Chile y hubiera sido impensable en otros lares.

¿Por qué considero trascendental profundizar en el tema? Porque quiero vivir por el resto de mis días en mi terruño. No quiero abandonar mi asteroide B506 que orbita en las profundidades de la galaxia Guanjatan. Quiero seguir arriesgando, aprendiendo, creando… donde el termómetro, por estas fechas, marca al amanecer la temperatura perfecta para un buen vino tinto: 16° centígrados. Ese pedazo de tierra en el cual viven mis valores primeros: mis seres queridos. El país que es uno de los hilos conductores inevitable de mis recuerdos: Guatemala.

Pero no quiero vivir en las condiciones actuales. Quiero vivir en una sociedad pacífica, en la cual se respete la vida, la libertad y la propiedad de todos. Una sociedad en la cual no se obstaculice la creación de riqueza, única forma de superar la pobreza. Una sociedad donde sea mayor la probabilidad de alcanzar el máximo anhelo de toda persona: ser feliz.

Luis Figueroa en su blog http://www.luisfi61.com/ en un post titulado “Los héroes del rescate de los mineros chilenos”, publicado el pasado miércoles 13 de octubre, escribió lo siguiente: “Hasta el momento, el épico rescate de los mineros chilenos va bien encaminado. Rescate… posible gracias a la tecnología de punta y a los conocimientos científicos… Es posible gracias a una filosofía que distingue entre la realidad y la ficción y que toma en cuenta los hechos y la verdad. Una filosofía que [distingue] lo que es objetivo de lo que es caprichoso, arbitrario e irracional”. Más de acuerdo no podría estar con LuisFi.

Sólo agregaría al comentario de mi admirado amigo que esa tecnología pudo ser adquirida gracias a casi tres décadas de creación de riqueza y acumulación de capital, los cuales han sido posibles porque en 1980 los chilenos se decantaron por un sistema de incentivos correctos: más cercano a lo que se conoce como un Estado de Derecho y alejado del sistema de incentivos perversos del Estado Benefactor/Mercantilista. Este último, un sistema de reglas violatorias de los derechos individuales, cuyo sueño de mejorar la vida de la gente (como era de esperarse de una idea que parte de premisas falsas), se ha convertido en el largo plazo en una pesadilla. En especial en las naciones cuya mayoría de habitantes es pobre. Como pobres son la mayoría de guatemaltecos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 18 de octubre de 2010. La imagen la bajé de Internet.

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10.11.2010

Blenocracia


O la gonorrea del poder ilimitado. Según la “Real Academia de la Cleptocracia”, la blenocracia (consecuencia del sistema mencionado), también llamada gonocracia es el “flujo mucoso ocasionado por la inflamación del poder, principalmente dentro de los sistemas socialistas. Se utiliza casi exclusivamente refiriéndose al uso del ser humano como medio, sacrificable, bajo la excusa de que el interés de la mayoría debe estar por encima de los derechos individuales”.

Los experimentos en guatemaltecos, llevados a cabo entre 1946 y 1948 bajo la responsabilidad del gobierno estadounidense del demócrata Harry S. Truman, deben ser condenados. Y todo aquel llevado a cabo en circunstancias similares en cualquier lugar. Aclaro: lo condenable no es la experimentación, la cual es necesaria para el avance de la civilización, sino la forma en la que se hicieron los experimentos citados. Primero, porque las prostitutas, presos, militares y enfermos mentales que fueron inoculados con sífilis, gonorrea y chancro, fueron engañados por los burócratas estadounidenses con la venia de empleados del gobierno de Guatemala. Y segundo, porque no existe justificación alguna para que unos hombres sacrifiquen a otros, por más nobles que sean las intenciones ni la cantidad de gente que se beneficie con este sacrificio.

Tanto Barack Obama, actual Presidente de Estados Unidos, como Hillary Clinton, Secretaria de Estado, se disculparon. El primero, políticamente correcto, con Álvaro Colom, Presidente de Guatemala. La segunda, correctamente, con las víctimas y sus familiares. Por supuesto, Colom al igual que otros politiqueros oportunistas y gorrones, no perdieron el tiempo en ver cómo sacan provecho de este lamentable hecho, solicitando una compensación para el abstracto Estado. Compensación que va a terminar en los bolsillos de quienes la administren.

Sin embargo, a quienes deben pedir perdón y resarcir los daños causados es a las víctimas. Y también deben pedir perdón los miembros del gobierno de Juan José Arévalo que todavía estén vivos por haber permitido tales experimentos. Por lo menos tres Ministerios, o sus equivalentes a la fecha, estuvieron involucrados: el de Salud, el de Gobernación y el de la Defensa. Por cierto, al frente de este último estaba Jacobo Arbenz. ¿Cómo es posible que haya quienes, ante tan contundente evidencia, pretenden negar que los estudios conducidos por los burócratas gringos hayan sido del conocimiento del Presidente Arévalo?

La investigadora que hace este aberrante descubrimiento, declaró que los experimentos se hicieron en Guatemala, ya que las condiciones legales de nuestro país los facilitaban. Fue una negociación entre el gobierno de Estados Unidos y el gobierno de Guatemala. Y hago énfasis en esto porque no guardo ningún sentimiento antiestadounidense. Al contrario, admiro a los padres fundadores y los creadores de riqueza de este país. Recordando a Ronald Reagan: “El gobierno no es la solución. El gobierno es el problema”.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 11 de octubre de 2010. La imagen de “La Gloriosa Victoria” de Diego Rivera la bajé de la Internet.

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10.05.2010

The big picture


Ambicioso fin el mío.

Bueno, al menos quisiera cavilar sobre la parte del big picture que yo puedo conocer. En algunos casos mi saber es más profundo que en otros así que, sin duda, harán falta piezas para completar el rompecabezas. Además del breve espacio con el que cuento para reflexionar sobre un tema inconmensurable. Tal vez mañana le de prioridad a la escritura por encima de la lectura, lo cual me permitiría abordar tan crucial asunto como pienso que debe ser abordado. Por ahora, me conformo con invitarlo a que no sólo nos preocupemos por el árbol que tenemos enfrente, sino que nos percatemos del bosque al cual pertenece.

Al fin, para entender la actualidad, tenemos que conocer el contexto en el cual transcurre. Identificar la realidad ES la condición sine qua non para encontrar los medios idóneos, correctos, para cambiar aquello que podemos cambiar y aceptar lo que va más allá de nuestra capacidad, tanto en lo individual como en lo que nos concierne como especie. No podemos cambiar nuestra naturaleza. Sólo podemos reconocerla y promover normas que vayan de acuerdo con ésta. Reglas que faciliten la cooperación e intercambio entre nosotros, seres teleológicos.

El tiempo que compartimos es un tiempo plagado de contradicciones. Probablemente así fue en gran medida en los tiempos de nuestros abuelos, bisabuelos, tatarabuelos… Y la principal diferencia sea que hoy contamos con infinitamente más bienes y conocimientos para satisfacer nuestras necesidades y deseos. Lo anterior gracias a la Revolución Industrial, la cual se pudo haber llevado a cabo desde la época de los griegos.

¿Dónde estaríamos en nuestro siglo veintiuno si no hubiera sido por la ignorancia, superstición y temor infundado de algunos personajes poderosos a la razón y los consiguientes descubrimientos e inventos producto de su uso? Por supuesto, no me refiero a quienes confundieron tan vital facultad humana con la imaginación desbordada que los llevó a alejarse del objetivo del uso de la razón: distinguir la realidad de la ficción. Aunque algunos de ellos sean considerados filósofos por los temas que abordaron y los sistemas que crearon.

Es importante apuntar que, a pesar de todos esos avances, continuamos insatisfechos. Hecho que considero una bendición, ya que el día que no tengamos un aliciente para actuar, ese día, nuestra vida terminó. Y no sólo la propia. La de todo homo sapiens que no tenga incentivos que lo motiven a actuar, ya que es el ánimo de pasar de un estado de insatisfacción, a uno de menor insatisfacción después de breves instantes de realización, parafraseando a Ludwig von Mises, lo que movió, nos mueve y moverá a progresar.

Veo el reloj. Me acerco al mediodía de otro enriquecedor viernes. En poco más de media hora estaré pensando en voz alta y “Todo a Pulmón” con mis oyentes. Espero que al llegar el atardecer, las Hespérides guarden las manzanas, que espero sean de oro, que hoy haya producido. Me retiro.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 4 de octubre de 2010. La imagen la bajé de la Internet.

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