Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

7.22.2013

Otto, Luis y César



No son los sobrinos del Pato Donald. Tampoco son la nueva versión de “Los Tres Chiflados”. Los dos tríos anteriores nos hacen reír, mientras que la trinca que da nombre a mi artículo, en el mejor de los casos nos indigna y en el peor nos atemoriza. Otto, Luis y César fueron los principales protagonistas de las historias de terror que entretuvieron a los guatemaltecos la semana pasada.

El primero hasta ostenta el cargo de Presidente de la seudorepública en la cual se ha convertido Guatemala. Una democracia en la cual la mayoría de votantes apoya a los gobernantes que ofrecen violentar los derechos de la minoría. La ironía de este cuento es que al final también pierde esa mayoría que se deja engañar con las fantasías que les venden por medio del Estado Benefactor/Mercantilista: un sistema populista, como lo son todos aquellos, izquierdistas o derechistas, que lo impulsan usando el discurso de ayudar a los más pobres para conmover a los ingenuos. Siendo ellos, los politiqueros, los únicos que pasan a mejor vida al llegar al ejercicio del poder. Y poco les importa que la gente los deje de apreciar rápidamente.

Tal es la situación de Otto Pérez Molina, que con año y medio de gobierno lo único que ha logrado es el desprecio y el descontento de más del 60 por ciento de la población. ¿Y cómo lo celebró el mandatario? Viajando a México a inaugurar junto con Enrique Peña Nieto, Presidente de nuestros vecinos del norte, otro programa más contra el hambre, mientras que en nuestro país se pudren en las bodegas de INDECA cualquier cantidad de alimentos destinados a los hambrientos de este lado de la frontera.

El segundo, Mario Luis Paz Mejía, colaborador eficaz de la “Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala”, y uno de los principales testigos en los casos Rosenberg/Musa/Valdés Paiz, reconoció que mintió a petición de los fiscales Rubén Herrera (Ministerio Público) y Luis Orozco (CICIG), quienes le hicieron “ofrecimientos de todo tipo” para que rindiera un testimonio falso. Una denuncia más que descubre la realidad sobre la CICIG y las enseñanzas de estos a los investigadores de nuestra nación. ¿Qué va a pasar? ¿Quién va a investigar esta acusación? ¿Van a pagar las consecuencias de sus acciones Herrera y Orozco? ¿Cumplían las órdenes de alguien más?

El tercero, acusado de formar parte de un grupo de criminales que obligaban a mujeres menores de edad a prostituirse, es ni más ni menos que uno de los retoños del cuestionado Presidente de la Cámara Penal. El magistrado de la Corte Suprema de Justicia, César Barrientos Pellecer. Por supuesto, César junior debe pagar por sus crímenes independientemente del papá. Pero, ¿qué podemos pensar del padre, cuando sus hijos (no es el primero en problemas con la justicia) son unos delincuentes? ¿Irá a utilizar su poder para exculpar a su vástago?

En fin, ¿qué pasa en Guatemala? ¿Quiénes son los responsables? ¿Por qué? ¿Qué vamos a hacer para cambiar el estado caótico en el cual vivimos?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 22 de julio de 2013.

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7.23.2012

Asesinatos Impunes




En Guatemala, como en el resto del mundo, hay asesinatos todos los días. Es obvio que cada ser humano que existe es valioso para alguien. Esa persona que lo llora cuando muere. Es lógico pensar que si esa muerte es violenta y a manos de un criminal, el dolor será mayor. Y la única forma de compensar y ayudar a aliviar la pena de los deudos, en otras palabras, las víctimas que aún viven (no se puede compensar al muerto), es haciendo pagar al asesino por el crimen que cometió. El castigo impuesto al agresor, como todo en la vida, dependerá del contexto. Las consecuencias de sus acciones deberán ser justas: de acorde al hecho del cual, después de ser acusado, se ha probado que es responsable.

En Guatemala, como en el resto del mundo, hay asesinatos que hacen historia y hasta pueden trascender nuestras fronteras. Entre los más recientes se encuentran el de Facundo Cabral, Rodrigo Rosenberg, Marjorie Musa, Khalil Musa y Juan José Gerardi. Todos los anteriores, además de la notoriedad internacional de sus casos, tienen en común varias cosas: en todos aparentemente han encontrado a los responsables del crimen y varios de ellos han sido condenados.

Algunos de los sentenciados hasta ya han sido dejados en libertad, tal es la situación del coronel Byron Disrael Lima Estrada, acusado de la muerte de Juan José Gerardi, a quien, por cierto, nunca pudieron probar su asociación material con el crimen. Y, claro, los colaboradores eficaces que sirvieron bien a entidades como la CICIG para incriminar a otros sujetos en las muertes de Rosenberg y los Musa. El premio por su colaboración fue recuperar su libertad. Una buena negociación para los investigadores y los criminales que fueron dejados libres. Pero, ¿a qué costo? ¿Se hizo justicia o solo se satisfizo el ego de los émulos del Inspector Lestrade?

Es probable que debido a lo anterior, y a la existencia de otras dudas razonables en lo que respecta a la acusación contra varios de los incriminados, la percepción generalizada es que no se ha hecho justicia. La opinión de la mayoría informada es que en el intento de acallar las críticas, los gobernantes y los encargados de velar porque haya seguridad y justicia han cometido más injusticias. En el caso del asesinato de Gerardi, después de haber leído los libros que se han escrito sobre el tema, incluidas las primeras sentencias, llego a la conclusión que al recién liberado coronel Lima, como a los otros acusados, jamás se les probó objetivamente que fueran culpables. Sobre este tema les sugiero leer el libro de Maite Rico y Bertrand de la Grange: “¿Quién mató al Obispo?”

Sobre el caso Rosenberg/Musa he escrito muchos artículos. ¿Qué más puedo decir? Que lamento el cierre que le dieron a sus muertes. Un final en el cual el nombre y la honra de las víctimas terminaron pisoteados por aquellos llamados a redimirlos. Tal vez con Facundo Cabral se logré una excepción: una condena cabal.


El presente artículo fue publicado el lunes 23 de julio de 2012 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La imagen la bajé de laprimeraplana.com.mx

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8.01.2011

En el nombre del padre



Khalil Musa. En el nombre de la hermana. Marjorie Musa. En nombre propio, Aziza Musa solicitó ser parte del proceso (agraviada) en el juicio contra los acusados de ser los autores materiales del asesinato de sus familiares nombrados al principio. Valiente defensora de la memoria de sus seres queridos que, viendo a los ojos a los jueces, se atrevió a decir:

“Mi papá me dejó un legado lleno de valores y principios morales que rigieron su vida hasta el último de sus días. Y aunque hemos perdonado, nos indigna grandemente ver que hoy se ponga en tela de juicio su honorabilidad.  ÉL, SIENDO VÍCTIMA, AHORA RESULTA SER EL ACUSADO. Para nosotros, eso es una infamia”. Y no sólo para la familia de Musa, también para todos aquellos que valoramos la verdad y la justicia.

Continúa la declaración de Musa: “Nuestra empresa también refleja los principios morales de mi papá y de nuestra familia. En cincuenta años que tiene la empresa de existir, nuestra trayectoria empresarial ha sido impecable, en ningún momento hemos efectuado ningún negocio fuera de la ley”. Hecho que, al parecer, fue constatado por los primeros investigadores a cargo del caso.

“Cuando empezó la CICIG a investigar, nos entrevistaron constantemente, los investigadores Luis Fernando Orozco y Lucía Luna. Varias veces también nos reunimos con el comisionado de la CICIG, Dr. Carlos Castresana. La última cita con el  Dr. Castresana, fue el 9 de junio de 2010, en la cual él me dijo que la investigación estaba en su fase final y esperaba tener tiempo de dar una declaración antes de irse… ‘Lo que dijo Rodrigo Rosenberg, en su video era verdad. Ya sabemos quiénes fueron los autores materiales y quién mandó a dar la orden. Si no doy yo las declaraciones, las dará la persona que se quede en mi lugar’ agregó Castresana”.

Sin embargo, una vez hubo un cambio de mando en la CICIG, también cambió la versión que los burócratas al frente de este ente decidieron presentar a los medios. Es evidente que si los investigadores de la Comisión presentaban lo que habían descubierto, tendrían que dar marcha atrás con su hipótesis sobre la muerte de Rodrigo Rosenberg. Tendrían que haber reconocido su error. ¡Ah! Y perseguir a los acusados por el abogado asesinado: Álvaro Colom, Sandra Torres, Gustavo Alejos…

La siguiente frase del poeta romano Juvenal resume parte de mi pensamiento en lo que respecta al respeto propio a nuestra vida y la representación oral y escrita de la misma, nuestro nombre, trata: "considera que el mayor de los pecados es preferir la mera existencia a una existencia con honor. Y cuida que, por preservar la vida, no pierdas las razones mismas de vivir". Ojalá los parientes de Rosenberg que se dejaron manipular por gente insidiosa y mal intencionada de la CICIG despierten, reconozcan su error y también salgan a defender el nombre de su padre y su propio apellido. Al fin, como hace años me dijo mi abuelo, es esa nuestra más importante herencia.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 1 de agosto de 2011. La fotografía la bajé del sitio de Prensa Libre.

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6.20.2011

Rosenberg ¿vive?


Pienso que no. La evidencia es contundente: sus familiares identificaron el cadáver. Por supuesto, podemos agregar muchas más pruebas que confirman la veracidad de mi respuesta. A diferencia del sonado caso del asesinato de Osama Bin Laden, mucho más conocido que el de Rodrigo Rosenberg. Sin embargo, como el cuerpo del terrorista más buscado en la última década no fue expuesto ni circularon fotografías, hay quienes dudan de que esté muerto, entre ellos el buzo profesional y cazador de tesoros Bill Warren, quien organizó una expedición al mar Arábigo para encontrar los restos de Bin Laden y corroborar lo afirmado por el gobierno de EE. UU. En fin…

Soy coherente: lo que pienso concuerda con la realidad. Y sé que es real por la evidencia objetiva, no por presunciones subjetivas ni supuestas “verdades interinas”, expresión, por cierto, ilógica, incoherente y contradictoria, como ya lo he demostrado en artículos anteriores. Ahora bien, ¿adónde voy con la argumentación del presente escrito? A expresar nuevamente mis dudas, sustentadas en la falta de evidencia, sobre la resolución que le dio el hoy ángel caído, antiguo adalid de los políticamente correctos, Carlos Castresana, al asesinato del mencionado abogado. El susodicho que fue, por supuesto, apoyado por los miembros del que fuera su equipo cuando estaba al frente de la CICIG.

Agrego a lo dicho en el pasado (que incluye las contradicciones de los sicarios, los colaboradores eficaces, que llevan meses alegando que ellos cumplieron su parte del trato testificando lo que les pidieron y reclamando a los señores de la CICIG para que cumplan con lo que a ellos les corresponde como debe ser en un proceso de negociación), las recientes declaraciones de la juez décima del ramo penal, Verónica Galicia, sobre la forma en la cual trabajan los fiscales del ente creado por la ONU. Esto y todas las contradicciones que tiene el escenario planteado por Castresana, las cuales yo y otros más hemos señalado en varias ocasiones.

La juez Galicia declaró el martes 14 de junio pasado en lo que respecta al llamado caso Maskana que: “Se comprometieron a darme un informe el cual fue entregado fuera de tiempo. La CICIG intentó hablar con el oficial para que pusiera sello y fecha atrasada, y que cambiara la constancia de su notificación… Yo no sé cuál es el juego de la CICIG… no quiero considerar que están actuando de mala fe”. Entre otras cosas, ¿no es considerada esta acción de la CICIG como alteración de evidencia? ¿Tráfico de influencias? ¿Manipulación? ¿Cuántas veces ya han sido acusados de hechos similares? ¿De actuar con prepotencia e intimidar a involucrados en los casos que investigan? Si lo hacen hoy, ¿podemos confiar en que no lo hicieron ayer?

Sin duda, hay mucha tela que cortar. Y de lo otro que no tengo duda es que la presencia de la CICIG en Guatemala, en lugar de fortalecer el sistema de justicia, lo ha debilitado aún más.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 20 de junio de 2011. La imagen la baje de la Internet, del sitio de “The New Yorker” (4 de abril de 2011).

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3.07.2011

Campaña de Prestigio


En todos los sentidos. El fin de la misma es defendernos de las acusaciones infundadas que nos hacen los fiscales de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), encabezada ayer por Carlos Castresana y hoy por Francisco Dall’Anese. Una farsa a la cual se prestó, entre otros, Carlos Enrique Morales Monzón, Director General de Radiodifusión y Televisión Nacional y Director de la Radio Nacional TGW.

Queda claro que Morales Monzón es empleado por el actual gobernante, Álvaro Colom, una de las personas señaladas por el abogado Rodrigo Rosenberg como responsable del asesinato de Khalil y Marjorie Musa. Acusaciones que nunca fueron investigadas por la CICIG. Sólo fueron negociadas. Probablemente pensó Castresana que todos en Guatemala nos íbamos a quedar callados. Pensó que todos somos ingenuos o hipócritas, políticamente correctos, seres serviles que se postran ante aquellos que ostentan el poder. Se equivocó, como tantas veces, Castresana. Y ahora se equivoca Dall’Anese.

La nuestra es una acción pública, no secreta ni a escondidas, ninguna conspiración. Una acción legal que busca poner en su lugar a quienes se pliegan a los poderosos y venden su honor. Una demanda interpuesta por Estuardo Zapeta, Pedro Trujillo, Gabriel Orellana y la presente escribidora. Cuatro de los nueve acusados de formar parte de una campaña de desprestigio en contra de, entre otros, la CICIG, según Dictamen Pericial de Morales Monzón, supuesto experto cuya imparcialidad no es creíble por ser, repito, empleado del actual gobierno. Una acusación falsa, sin evidencias, y una obvia violación del debido proceso y de la presunción de inocencia. Una violación al derecho a la libertad de expresión protegido por el artículo 35 de nuestra Constitución.

Decidí formar parte de la querella penal señalada porque considero mi nombre mi bien más preciado. Un apellido heredado por mis antepasados y que dejaré a mis descendientes. Participo a pesar de que considero que hoy la justicia en nuestro país más que ciega se encuentra fracturada, casi en estado de coma, más aún después del paso de la CICIG por Guatemala, ente que ha pisoteado lo poco de institucionalidad, propia de un Estado de Derecho, que había en nuestro país.

Yo decido mi destino. Todos enfrentamos retos y obstáculos en nuestra vida. La diferencia en los resultados obtenidos es consecuencia de cómo decidimos enfrentarlos. Es esa decisión, en especial cuando las circunstancias nos son adversas, la que representa la verdadera medida de una persona, de nosotros mismos, y la que nos distingue del resto. La que muestra de qué material estamos hechos y cuáles son los principios que rigen nuestra vida. Los retos nos ponen a prueba. Como bien lo dijo el político y escritor decimonónico francés, Marie-Henri Beyle, más conocido como Stendhal: "Puede adquirirse todo en la sociedad, excepto el carácter". Ese lo cultivamos cada uno de nosotros siendo virtuosos y enfrentando sin miedo a los mentirosos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 7 de marzo de 2011. La fotografía me la tomaron el domingo 18 de abril de 2010 en un taller de cerámica, mientras hacía una vasija.

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1.24.2011

La hipótesis: el legado




“La Hipótesis” es un artículo que publiqué el 17 de mayo de 2010 en Siglo Veintiuno, ¿se irá a convertir en un escrito de culto? Al menos lo es ya para los fiscales de la CICIG que lo presentan como la primera prueba en la nueva trama ideada por los mencionados para entretener al público guatemalteco. Por cierto, la segunda evidencia, según ellos, de que existe una “campaña de desprestigio” en contra de Carlos Castresana, la CICIG, la juez Verónica Galicia, el Ministerio Público y el colaborador eficaz Jesús Manuel Cardona, es también otra columna mía, “OK”, publicada en el mismo matutino el lunes 14 de junio de 2010.

En fin, a continuación reproduzco parte del peligroso cuestionamiento según el cual “pretendo botar cualquier argumento de la CICIG”, en palabras de Carlos Enrique Morales Monzón, empleado del actual gobierno: “Decidí no… llamar ‘verdad interina’ a la hipótesis que presentó [Carlos Castresana] en el caso del asesinato de Rodrigo Rosenberg… [que] además de ser una aberración lógica, se presta a muchas confusiones. Hipótesis, según el DRAE… significa: ‘Suposición de algo posible o imposible para sacar de ello una consecuencia’…

El asesinato de Rosenberg, íntimamente relacionado con los asesinatos de Khalil y Marjorie Musa, no está resuelto… la evidencia presentada por Castresana (tanto la testimonial como la circunstancial) es insuficiente para sostener el escenario planteado por los investigadores de la CICIG.

Un escenario aparentemente montado a conveniencia de los acusados por Rosenberg en su célebre vídeo póstumo… hoy los personajes más poderosos de nuestro país… el Presidente de la República… su esposa y sus más cercanos colaboradores, financistas y socios políticos.

El miércoles 20 de enero de 2010, en el diario elPeriódico, Luis Ángel Sas publicó… la siguiente información: ‘El Inacif realizó un análisis lingüístico de dicho video a través del cual un experto evaluó además del mensaje, las entonaciones de palabras precisas, los gestos, y el entorno… El lingüista concluyó que el mensaje de Rosenberg es coherente, que fue previamente elaborado, y que la víctima sabía el camino a seguir para transmitir su discurso. Según el lingüista, la víctima sabe de lo que habla, está convencido de lo que dice… Una de las conclusiones del experto es que no encontró ningún gesto que contradijera lo que hablaba Rosenberg’.

¿Es este el perfil de un chiflado? Usted, si vio y escuchó el vídeo, ¿cree que el abogado asesinado, principal acusado de su propia muerte, estaba desquiciado? ¿Qué piensa de las acusaciones que contiene? ¿Por qué la CICIG… ha ignorado las denuncias de Rosenberg?

Con las evidencias recabadas… rescatables (porque hay muchas que se deben descartar y otras cuestionar, comenzando con el testimonio de Manuel de Jesús Cardona) se pueden construir otros escenarios más creíbles. Ojalá los responsables de hacer justicia en Guatemala tomen esta verdad, que no es ‘interina’, en cuenta”.

Y la historia continúa…


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 24 de enero de 2011. La imagen la bajé de Internet.

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9.28.2010

Musas de telenovela


¿Serán a las que imploran los constructores de verdades interinas en la CICIG? ¿Se habrán inspirado en algún popularísimo culebrón televisivo para hacer su trabajo? No dudo en afirmar que en tal caso serían las telenovelas tragicómicas de los colombianos, ya que en el ente mencionado pululan muchos nacidos en el país de Gabriel García Márquez, Laura Restrepo y Fernando Vallejo. Imitadores burdos de grandes creadores: eso son los investigadores de la CICIG.

Entrando en materia, tal vez alguno de ustedes recuerde que el lunes 19 de abril del presente año publiqué en Siglo Veintiuno un artículo titulado “No resuelto: revuelto”, donde compartía con mis lectores una hipótesis, digna de sapos y culebras, que tenía muchas probabilidades de convertirse en realidad:

“No resuelto sino revuelto, es el estado en el cual se encuentra la investigación de los asesinatos de Khalil y Marjorie Musa. Revuelto, turbio, enredado… Y si los presagios de algunas musas que me han visitado se cumplen, la hipótesis de Carlos Castresana, titular de la CICIG, será aún menos creíble que la supuesta verdad interina del personaje citado con anterioridad en lo que respecta a la muerte de Rodrigo Rosenberg”.

“…mis informantes me contaron que es probable que presenten al mismísimo Rosenberg como el cerebro detrás del doble crimen. Por supuesto, continuando con la idea de un thriller romántico, la muerte de Marjorie habrá sido un error de los sicarios contratados para quitar del camino del amor al padre de la desaparecida Julieta que se oponía a sus amores con el Romeo chapín”.

Por eso, no me sorprende para nada que de los acusados de ser los ejecutores materiales ¿serán inmateriales los asesinos intelectuales? de la muerte de los Musa, por lo menos siete hayan sido implicados en el asesinato de Rodrigo Rosenberg. Tampoco me asombra que el pegamento que sostiene la hipótesis en este doble crimen sea similar al del caso de Rosenberg. Me refiero a los testimonios de los colaboradores eficaces ¿eficaces para qué y para quién? que son ¡vaya casualidad! los mismos sicarios acusados. Y en el caso de los Musa resulta que el soplón es el mismo que… ¡se los sopló! En esta ocasión, para que les cuadre el guión, Lucas Josué Santiago López, quien suele contradecirse, reconoce que la muerte de la “señorita” fue un error, lo cual molestó al “señorón” quien, de todas maneras, les pagó el trabajito aunque fuera haciéndoles un descuento sobre el precio acordado.

En fin, es probable que mucha tinta más vaya a correr sobre estos hechos que, a pesar del disgusto de algunos, ya son parte de nuestra historia nacional. Razón por la cual, por hoy, me retiro a leer una obra que me entretiene más que el cuento elucubrado por los señoritos de la CICIG. Mejor me distraigo por el momento leyendo a Sir Arthur Ignatius Conan Doyle, y la novela policía donde nos presenta al irremplazable Sherlock Holmes: “Estudio en Escarlata”. Hasta la próxima, Watsons.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 27 de septiembre de 2010. La imagen la bajé de la Internet.

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7.19.2010

Nada más que la …


¿Verdad? ¿Sólo la verdad? ¿La concordancia de lo que pienso con la realidad, dentro de su contexto no falseado? ¿Puede decir sin equivocarse que ese es el resultado del primer juicio llevado a cabo para esclarecer el asesinato de Rodrigo Rosenberg? ¿Dónde quedan las declaraciones contradictorias de los sicarios? ¿Declaraciones como la de Jesús Manuel Cardona Medina que, durante el juicio, se adaptó a la hipótesis presentada por la CICIG?


¿Es lo mismo validar una hipótesis (que ¿casualmente? exime a quienes actualmente ostentan el poder) que hacer justicia? Tal vez los condenados sí mataron por contrato a Rosenberg, pero ¿queda probado, SIN DUDA RAZONABLE, que él los contrató tal y como lo decidieron los fiscales de la CICIG? ¿Quién presta atención a lo dicho por Lucas Josué Santiago López? “Vengo a pedirles perdón por algo que no hice… el asesinato del abogado Rodrigo Rosenberg, porque pruebas no hay, y lastimosamente estos señores a los que beneficiaron me culparon para recibir beneficios”. ¿Por qué darle credibilidad a lo dicho por los beneficiados, los colaboradores eficaces, y no a lo declarado por Santiago López y su compañera? ¿Acaso porque unos testimonios le convienen más a los gobernantes que los otros?


Varios piensan que es irónico que cuestione la forma en la cual se ha llevado a cabo la investigación y el juicio en el caso del asesinato de Rodrigo Rosenberg. Yo, que fui favorecida por las declaraciones de Mario Fuentes Destarac y Eduardo Rosenberg Paiz, que confirmaron lo afirmado en mi artículo “El beso de Espada”, por el cual todavía me encuentro demanda por el Vicepresidente, entre otras cosas, por intento de desestabilización. Una demanda que muchos prefieren ignorar, paradójicamente, dentro de los mismos medios de comunicación a pesar de la violación explicita que esta acción representa a los artículos 5 y 35 de la Constitución. En fin, prefiero vivir en paz con mi conciencia, que ser políticamente correcta, aunque pareciera que voy contra mis propios intereses.


Se equivocan quienes piensan que el juicio terminó. Falta la sentencia que va a dictar la historia. Y para ese juicio que se va a llevar a cabo dentro de varios años, dejo mis dudas sobre este caso emblemático que, considero, aún no somos capaces de medir su impacto. Digan lo que digan los jueces, digan lo que digan los fiscales del MP y la CICIG, digan lo que digan los editoriales de los diarios, este no es un caso cerrado. Se acomoden o no los hermanos Valdés Paiz a la hipótesis de la CICIG, declaren o no culpable de su propio asesinato a Rodrigo Rosenberg, lo declaren o no también culpable del asesinato de los Musa, este será un hecho que, en el fondo, pocos darán por resuelto, a pesar del deseo de la mayoría de olvidarlo.


Escribo para ustedes que me leen muchos años después de que pasó esta etapa histórica de Guatemala. Ustedes que, por ser ajenos a los hechos, espero encuentren la verdad y hagan justicia.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 19 de julio de 2010. La fotografía la tomé desde el avión, el día que regresé de Las Vegas: el domingo 11 de julio de 2010.

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5.17.2010

La hipótesis


Decidí no seguirle la corriente al Comisionado Carlos Castresana, titular de la CICIG y, entre otras cosas, dejar de llamar “verdad interina” a la hipótesis que presentó en el caso del asesinato de Rodrigo Rosenberg. Tal concepto, además de ser una aberración lógica, se presta a muchas confusiones. Hipótesis, según el DRAE, una fuente obligada de consulta jurídica, significa: “Suposición de algo posible o imposible para sacar de ello una consecuencia”. Subrayado y en mayúsculas: SUPOSICIÓN.

No me dejo manipular ni intimidar por nadie. Ni por Álvaro Colom ni por Carlos Castresana. Por nadie. El asesinato de Rosenberg, íntimamente relacionado con los asesinatos de Khalil y Marjorie Musa, no está resuelto. Y el juicio aún no ha empezado, no se ha emitido sentencia y la evidencia presentada por Castresana (tanto la testimonial como la circunstancial) es insuficiente para sostener el escenario planteado por los investigadores de la CICIG.

Un escenario aparentemente montado a conveniencia de los acusados por Rosenberg en su célebre vídeo póstumo. Por cierto, vale la pena recordar que los acusados son hoy los personajes más poderosos de nuestro país. No sólo se encuentra entre ellos el Presidente de la “República” (de nombre pero no en la práctica) sino su esposa y sus más cercanos colaboradores, financistas y socios políticos.

El miércoles 20 de enero de 2010, en el diario “elPeriódico”, Luis Ángel Sas publicó una nota que contiene la siguiente información: “El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) realizó un análisis lingüístico de dicho video a través del cual un experto evaluó además del mensaje, las entonaciones de palabras precisas, los gestos, y el entorno… El lingüista concluyó que el mensaje de Rosenberg es coherente, que fue previamente elaborado, y que la víctima sabía el camino a seguir para transmitir su discurso. Según el lingüista, la víctima sabe de lo que habla, está convencido de lo que dice… Una de las conclusiones del experto es que no encontró ningún gesto que contradijera lo que hablaba Rosenberg”.

¿Es este el perfil de un chiflado? Usted, si vio y escuchó el vídeo, ¿cree que el abogado asesinado, hoy principal acusado de su propia muerte, estaba desquiciado? ¿Qué piensa de las acusaciones que contiene? ¿Por qué la CICIG, al menos hasta la fecha, ha ignorado las denuncias de Rosenberg?

Disculparse no es suficiente. Álvaro Colom debe pagar las penas que le corresponden por los delitos y crímenes en los que esté involucrado. Castresana también debe disculparse con los guatemaltecos por pretender engañarnos. Con las evidencias recabadas por la CICIG que son rescatables (porque hay muchas que se deben descartar y otras cuestionar, comenzando por el testimonio de Manuel de Jesús Cardona) se pueden construir otros escenarios más creíbles. Ojalá los responsables de hacer justicia en Guatemala tomen esta verdad, que no es “interina”, en cuenta.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 17 de mayo de 2010. La imagen la bajé de la Internet.

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4.19.2010

No resuelto: revuelto


Es el estado en el cual se encuentra la investigación de los asesinatos de Khalil y Marjorie Musa. Revuelto, turbio, enredado. Puede utilizar cualquier calificativo, sinónimo de los anteriores, que se le ocurra. Y si los presagios de algunas musas que me han visitado se cumplen, la hipótesis de Carlos Castresana, titular de la CICIG, será aún menos creíble que la supuesta verdad interina del personaje citado con anterioridad en lo que respecta a la muerte de Rodrigo Rosenberg.

Por cierto, no salgo de mi asombro ante semejante aberración: “verdad interina”. La verdad NUNCA es interina. Si la premisa o proposición presentada es negada por la evidencia (o no es comprobada sin dudas razonables), fue, es y será SIEMPRE falsa. O será siempre una hipótesis nomás. Aunque en este caso pienso que lo presentado por Castresana y sus seguidores es una vil mentira que muchos han preferido creer o hacerse de la vista gorda. Ya sea porque se encuentran hartos del relajo (como me dijo alguien cuyo nombre mantendré en reserva); porque quedaron desilusionados después de haber participado en las manifestaciones posteriores a la presentación del vídeo póstumo de Rosenberg; o porque simplemente conviene a sus intereses darle validez: léase los acusados por el abogado asesinado.

Dediqué cinco artículos a comentar la hipótesis de Castresana. Y apenas mencioné unas pocas de todas las dudas que me surgen al analizarla. Quienes no los hayan leído, los encuentran en mi residencia virtual, http://www.martayolanda.com/ Podría haber continuado escribiendo páginas sobre las falencias de la supuesta resolución de Castresana al crimen del jurista, pero al fin, la vida continúa y había otros temas que quería abordar. Pero eso no significa que en un futuro no decida retomar el tema.

En lo que respecta a los Musa, mis informantes me contaron que es probable que presenten al mismísimo Rosenberg como el cerebro detrás del doble crimen. Por supuesto, continuando con la idea de un thriller romántico, la muerte de Marjorie habrá sido un error de los sicarios contratados para quitar del camino del amor al padre de la desaparecida Julieta que se oponía a sus amores con el Romeo chapín. En fin…

Mis informantes: los mismos que a finales de noviembre de 2009 me contaron que era probable que los acusados por Rosenberg hubieran llegado a un acuerdo con Castresana que les permitía a los primeros salir en caballo blanco como víctimas y no victimarios; y al segundo, además de fingir ser un gran detective, émulo de los protagonistas de muchas novelas, le daba la oportunidad de congraciarse con sus jefes entregándoles una cabeza que les interesa hoy más que la de Colom: la cabeza de Alfonso Portillo. Por eso no me sorprendió la reciente declaración de Castresana, publicada en Prensa Libre, según la cual la red que le interesa perseguir es la del ex Presidente, hoy reo residente del Preventivo de la zona 18. Parafraseando a Cervantes: cosas increíbles vimos, vemos y veremos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 19 de abril de 2010. La imagen la baje de la Internet.

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2.21.2010

Dudas razonables: in-conclusión


¿Será que en este capítulo termino la presentación de mis dudas razonables en lo que respecta a la hipótesis de Carlos Castresana, titular de la CICIG, en el caso del asesinato de Rodrigo Rosenberg? Lo dudo, porque son muchas las preguntas que me hago y conforme avanza el proceso judicial, me surgen nuevas interrogantes. Sin embargo, hoy me propongo finalizar la serie de artículos en los cuales abordo el tema, con la seguridad de que más adelante voy a retomar la trama de este emblemático crimen. Total, tanto la muerte del mencionado jurista, como la de Khalil y Marjorie Musa continúan siendo un misterio.

Uno de los más intrigantes enigmas es quién fue el ALGUIEN que avisó a Castresana para que llegara a la escena del crimen de Rosenberg, habiendo tantos asesinatos, en todos los estratos sociales, todos los días. Me pregunto, ¿por qué le dan credibilidad al informante conocido sólo como ALGUIEN? ¿Cómo ese ALGUIEN supo del atentado? Pienso que ALGUIEN nos debe muchas explicaciones.

Ahora, ¿por qué Álvaro Colom, Sandra Torres y Gustavo Alejos, si son inocentes, autorizaron a Salvador Gándara y a Ronaldo Robles a contratar a un estafador para que acusara a los dirigentes del Partido Patriota, y luego montaran una escena de película de tercera categoría ante varios reporteros? Que, por cierto, algunos de ellos son acusados de recibir fafa para que no fotografiaran el helicóptero en el cual viajó Gándara que, según fuentes de Aeronáutica Civil, es el mismo que suele usar, o solía usar, Torres para sus viajes al interior de la República.

Quienes ejercen el poder tienen una obvia ventaja por encima de las personas libres y escépticas que buscamos la verdad. No conocí a Rosenberg, pero creo que la honestidad y la autenticidad es la única forma de proceder para SER quien uno ES, es por eso que no me cayo ante este crimen que involucra a las más altas autoridades del país. ¿Por qué ya condenaron a Rosenberg cuando apenas comienza el juicio? ¡Qué fácil es echarle la culpa al muerto! O parafraseando el aforismo anterior: echarle el muerto al muerto. ¿Será que la resolución de la CICIG del caso Musa terminará siendo que fue otra vez Rosenberg la mente criminal detrás de los sicarios? En fin…

Verdadera es sólo la premisa, la idea, la hipótesis que la evidencia demuestra sin lugar a dudas que es cierta. Así que poco me importa que los doctrinarios del positivismo jurídico hayan acuñado esa aberración conceptual de “verdad interina” utilizada por Castresana. Y aclaro: yo no sé a ciencia cierta qué sucedió, pero tampoco me convence la propuesta del Comisionado. No sé si algún día vamos a saber qué pasó, independientemente del resultado del juicio que se está llevando a cabo. Tal vez es este un crimen que sea objetivamente investigado y juzgado hasta dentro de muchos años. Y para aquellos que tengan curiosidad de dilucidarlo, dejo escritas mis observaciones sobre esa realidad nuestra que parece ficción.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 15 de febrero de 2010.

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2.13.2010

Dudas razonables: cuarto capítulo


Hoy, contrario a mi plan original, no voy a terminar esta serie de sueltos en los cuales intento hacer una aproximación, montada en las dudas que me provoca, a la hipótesis de Carlos Castresana (CICIG) sobre el asesinato de Rodrigo Rosenberg.

Quiero recalcar que el hecho de abordar estos crímenes, no significa que desprecie los homicidios de tantos inocentes que quedan en el olvido. Poco importan los grupos sociales, el volumen de la cuenta bancaria, ganada o heredada, y los apellidos rimbombantes con olor a rancio, compuestos, con sonido extranjero o los de pura cepa guatemalense. En nuestro país día a día son violados los derechos de miles de personas, más allá de su extracción, debido a la falta de acción de los gobernantes. Por la vil ignorancia de quienes ejercen el poder, de sus responsabilidades primordiales. Por ser la seguridad y la justicia las cenicientas del Estado Benefactor/mercantilista.

El principal motivo de abordar los casos de Rosenberg y Khalil y Marjorie Musa son las circunstancias especiales que los rodean, principalmente quiénes se sospecha están detrás de éstos. Independientemente de las buenas relaciones públicas de Castresana, a la mayoría de los habitantes de Guatemala no los convenció la conveniente verdad interina de la CICIG. Por cierto, un error lógico y una obvia contradicción conceptual. Sólo por este lamentable comentario debió ser puesta en duda, no alabada.

Si usted está preparando su asesinato, ¿involucraría a dos amigos que aprecia y confía en ellos desde niño, sabiendo los riesgos que correrían? Si usted cree que su vida está peligro, ¿buscaría ayuda y protección entre sus conocidos? ¿Pondría en orden sus pendientes por medio de un testamento? ¿Hablaría con sus seres queridos? Si está planificando el crimen perfecto, ¿por qué va a dejar tantas pistas absurdas que lleven fácilmente a los investigadores a usted? ¿Puede cualquiera comprar un producto “x”, un par de teléfonos por ejemplo, y solicitar la factura a su nombre? ¿Lo puede hacer alguien a quien no conoce? Si no quiere que quede rastro de la compra ¿la incluiría en su contabilidad?

Y para acabar esta inconclusa narración, la semana pasada Manuel de Jesús Cardona al fin decidió colaborar más eficazmente con la fiscalía y los jueces, al ampliar su testimonio anterior, ya que su ¿primera? declaración no coincidía con los datos presentados por Castresana: necesitaban que Cardona dijera que habían cobrado Q300 mil. Según Siglo Veintiuno del jueves 4 de febrero, Cardona reveló que el “jefe de seguridad de los hermanos… Valdés se quedó con Q50 mil… a él le pagaron Q25 mil y desconoce cómo se distribuyeron los otros Q250 mil”. Conveniente, pero ¿creíble?

Por cierto, si usted es sicario profesional ¿usaría su vehículo y su teléfono móvil para cometer el crimen? En fin, todo con tal de que lo dejen libre para seguir ganándose el pan de cada día: matando por contrato a creyentes e incrédulos. Usted, ¿con quienes se identifica?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 8 de febrero de 2010.

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2.04.2010

Dudas razonables: tercer capítulo


El lunes pasado nos habíamos quedado en la presentación de mis primeras dudas generales en lo que respecta a la hipótesis de Carlos Castresana, titular de la CICIG, en el caso del asesinato de Rodrigo Rosenberg. ¡Quién me iba a decir que al transcurrir la semana iba a caer una pieza, aparentemente sin conexión con el crimen citado, que hace aún más inquietante e interesante la narración! Me refiero a la captura del expresidente Alfonso portillo que, de Pollo Ronco, pasó a pollo enjaulado. O pillo rostizado, como han comentado algunos. En fin, ahorita les explico de qué se trata, esperando no caer en la trampa del dicho aquel que dice: “un mudo, le dijo a un sordo, mientras los observaba un ciego…”. Vamos a un corte de párrafo y continuamos en el siguiente.

Según rumores que llegaron a mis oídos a principios de diciembre del año 2009 (por cierto, de gente muy bien conectada como se suele decir en jerga chapina, no sé si buena lengua o lengua viperina), los poderosos de Guatemala (léase: aquellos que se encuentran en el ejercicio del poder, ya sabrá usted quiénes son) desde hacía unas semanas habían cerrado una beneficiosa negociación con la superburocracia internacional, que les permitía una salida gloriosa del brete en el cual los había metido, a todos, el vídeo que dejó grabado Rosenberg antes de ser asesinado. A unos, porque los acusaba de su muerte y la de Khalil y Marjorie Musa, y a los otros porque les complicaba su carrera profesional, además de las molestias e inconvenientes que traería al organismo supraestatal citado con anterioridad (cuyo objetivo intrínseco es mantener gobiernos), confirmar lo denunciado por el occiso.

¿Y cuál se supone que es el tal trato al que llegaron los susodichos? Pues bueno, vea usted, unos entregaban a los otros una alta cabeza política, de esas sumamente cuestionadas que merecen ser investigadas, cabeza que caería rodando como si la hubiera cortado la guillotina de Maximilien François Marie Isidore de Robespierre, y los otros encontraban la forma de exculparlos de las acusaciones que pesaban en su contra. Un ganar-ganar para los mencionados y un perder-perder, primero, para el cuerpo que quedó sin cabeza y, segundo, para los ciudadanos que reclaman justicia en el país. ¿Ficción o posible escenario real? ¡Quién sabe! Claro, el supuesto compló, como diría Andrés Manuel López Obrador, no exime a Portillo de ser juzgado y pagar las penas que le corresponden por los delitos que sean probados.

Por cierto, ¿el alguien que informó a Castresana y a los gringos dónde se encontraba el ave fugitiva, habrá sido el mismo alguien que le sugirió hacer acto de presencia en la escena del crimen del jurista enamorado, quien con su atrevida decisión de dejar un testimonio audiovisual para aclarar su propio asesinato desató una tormenta política nunca antes vista en el inseguro país de la eterna sorpresa? Acompáñeme el próximo lunes en la conclusión, espero, de esta digresión por entregas.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 1 de febrero de 2010. Las fotografías son parte del archivo de fotos del diario guatemalteco Prensa Libre. La edición es responsabilidad mía.

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2.02.2010

Dudas razonables: segundo capítulo


En el capítulo anterior, presenté los principales motivos que me llevan, una vez más, a ir contracorriente. En este caso contra el establishment de los columnistas de opinión y, cosa extraña, contra lo expresado por algunos amigos con quienes coincido en valores. En fin, motivos que podría resumir en una frase del maravilloso poeta romántico alemán, Johann Wolfgang von Goethe: “We are never deceived: we deceive ourselves.” Y como no engaño a otros, menos lo haría conmigo.

"There's something terribly wrong with this country.” Y no me refiero a la gloriosa Inglaterra ni a la natal España del titular de la CICIG, sino a mi querido terruño. Al citar al protagonista de V for Vendetta, en cierta manera coincido con Carlos Castresana cuando advierte lo que muchos han expresado: Guatemala se muere. Aunque, dejando a un lado la hipérbole utilizada por el Comisionado, quiero aclarar que NO es el país el que se muere: mueren todos los días muchos de sus habitantes por la irresponsabilidad de sus gobernantes.

Y como no quiero dar más vueltas al asunto porque "toda dificultad eludida se convertirá más tarde en un fantasma que perturbará nuestro reposo", como dijo uno de los más celebres cumpleañeros del año, Frédéric Chopin, empiezo a enumerar algunas de mis dudas razonables en lo que respecta a la hipótesis por la cual se decantó Castresana. Y mi primera duda tiene que ver precisamente con el hecho de que sólo haya presentado uno de los posibles escenarios que, con la evidencia recabada, se podrían haber imaginado los investigadores a cargo del asesinato de Rodrigo Rosenberg. Varios de esos escenarios probablemente sean más creíbles que el elegido.

¿Cuántas hipótesis se podrían plantear con los datos encontrados a la fecha? A mí se me ocurren un par, las cuales no voy a elaborar por el momento, entre otras cosas, por la falta de espacio. Creo que debería empezar a trabajar en un escrito de largo aliento. ¡Quién sabe! Quizá un día de estos me voy a sorprender escribiendo algo más que un artículo o un breve suelto. Eso sí, siempre por placer, ¡jamás por deber!

Y antes de continuar con mis comentarios sobre lo expuesto por Castresana el martes 12 de enero de 2010, regreso a la pregunta que me he hecho desde hace meses, ¿por qué Castresana decidió dar prioridad al asesinato de Rosenberg y no al de Khalil y Marjorie Musa? Recuerden: el asesinato de los Musa es la raíz de la tragedia.

La genial Agatha Christie nos advierte a los aprendices de escribidores que la mejor receta para la novela policíaca es que el detective no debe saber nunca más que el lector. Y como yo sólo soy lo segundo en la obra analizada, espero que mis preguntas inquieten al primero de los mencionados. Y a ustedes, mis dilectos lectores que deseen acompañarme en este intento de desentrañar el misterio, o tal vez complicarlo, les ofrezco una entrega más la próxima semana. Por el mismo diario y en la misma sección.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 25 de enero de 2010.

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1.26.2010

Dudas razonables: primer capítulo


Uno de los fundamentos del derecho individual al debido proceso, aplicable a todos, es que nadie debe ser condenado a menos de que se haya probado, sin duda razonable, que el acusado es responsable de los delitos o crímenes que se le imputan. A pesar de que me encantaría profundizar en el porqué de este descubrimiento producto de la evolución del Derecho, sé que hoy debo aprovechar el reducido espacio con que cuento para comentar la hipótesis de Carlos Castresana (CC), titular de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), instituida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en lo que respecta al asesinato de Rodrigo Rosenberg (RR).

Como aprendiz de escribidora y escéptica que soy de nacimiento, políticamente incorrecta porque me fascina lo correcto, decidí ir contra corriente y no sentarme complacientemente a disfrutar del espectáculo y decir ”amén, caso cerrado” y aplaudir. Y lo anterior lo afirmo tomando en cuenta que una de las personas beneficiadas con lo expuesto por Castresana soy yo. Me refiero en el caso de las demandas ilegítimas e inconstitucionales que presentó Rafael Espada en mi contra en su calidad de Vicepresidente de Guatemala.

Y ya que en estos tiempos están de moda las tragicomedias de entregas por capítulos, decidí hacer lo mismo con el presente artículo. ¿Cuántos episodios les ofrezco? Aún no lo sé a ciencia cierta. Pero, sin duda, serán por lo menos dos.

Quiero dejar claro que lo hago en mi condición de periodista y ciudadana guatemalteca, inquisidora desde que tengo uso de razón. No pretendo convertirme en la abogada defensora del principal acusado del asesinato de Rosenberg: el mismo Rosenberg. Pobre él porque, aparentemente, ni sus familiares van a asumir ese papel. Tampoco pretendo investigar el crimen: no cuento con los recursos para hacerlo ni con los 4 Fantásticos para que me protejan y resguarden mi integridad física mientras se resuelve el misterio. Sólo cumplo con mi responsabilidad de hacer públicas mis dudas razonables sobre lo presentado por Castresana.

Quiero comenzar con un párrafo que leí en la más reciente novela histórica de mi apreciado y admirado Francisco Pérez de Antón, “El sueño de los justos”, novela a la cual, por asuntos que no vienen hoy al caso, me liga un interés personal. En la página 623 de la primera tirada de la citada obra, editada por Alfaguara en 2008, Néstor, el héroe de la historia, piensa: “Otra cosa era entender que no basta con ser justos a sabiendas de que el mundo alrededor es inicuo. Nada es gratuito en la vida, nada bueno se alcanza sin trabajo ni riesgo. Y si en el mundo prevalecía la injusticia era porque muchos hombres, aún siendo justos, seguían creyendo que la justicia es un bien gratuito que otros deben llevarles a su puerta, en vez de un trabajoso derecho que es preciso salir a buscar aun a costa de la propia vida”.

Sirva lo anterior como introducción a esta serie de emisión semanal.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 18 de enero de 2010. En la imagen, un collage del célebre personaje de las novelas de Arthur Conan Doyle: Sherlock Colmes.

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1.17.2010

Rodrigo decide morir


Una novela compuesta a varias manos. Un trama que, a pesar de las similitudes, no fue escrito por Paulo Coelho ni por María del Socorro Tellado López, fallecida casualmente el 11 de abril de 2009, tres días antes del asesinato de Khalil y Marjorie Musa. María del Socorro, más conocida como Corín, nació en España, país de origen de uno de los guionistas de la conspiración nos van a contar como corresponde: por entregas, en el mejor de los estilos de Caridad Bravo Adams, la reina de los culebrones mexicanos.

La única diferencia con los prolíficos narradores mencionados, sin restarles méritos a sus éxitos alcanzados a pesar del desprecio con el cual son tratados por algunos críticos literarios, es que en el caso de las historias de estos autores de bestsellers no están en juego miles de millones de quetzales, depositados en las nombradas arcas públicas o estatales que suelen ser prontamente privatizadas, ni nadie corre el riesgo de perder su mullido sillón en el ejercicio del poder. O la cama donde reposa la esposa de uno de los antagonistas del cuento.

No se diga la cantidad de intereses de individuos que forman parte de los grupos de presión más influyentes del país, que dejarían de ser satisfechos gracias a la casi ilimitada discrecionalidad que la legislación, que hoy priva en la nación de corte tropical más que primaveral (nación en la que se sitúa la intriga que inspira el título de este escrito), otorga a sus amigos que temporalmente ejercen el deseado poder. Y lo de tropical lo digo a sabiendas del frío que hoy recorre el territorio citado. Frío que congeló el punto más importante del misterio a resolver: ¿quién mató a los Musa? Sin duda, un nudo gordiano que en cada capítulo se enreda más.

Además de sorprendentes las salidas de los responsables de desatar el nudo, ninguno de nombre Alejandro ni de apellido Magno, resultan ser tan inverosímiles como Stranger than Fiction, la película de 2006 dirigida por Marc Foster y escrita por Zach Helm, a quienes los negros literarios de la historia comentada podrían consultar. Total, lo que les interesa es la verosimilitud y que la mayoría, muchas veces perezosa a la hora de pensar, se trague la solución propuesta.

Por estas fechas, el manso auditorio que sigue atento el relato que pretende dar con el o los responsables de la muerte del protagonista en ausencia, Rodrigo, observa atónito cómo tres conocidos criminales, uno de ellos sospechoso del asesinato de Víctor Rivera, son presentados como los testigos estrellas del caso. Sicarios arrepentidos que serán premiados con la ansiada libertad… ¿para continuar delinquiendo?

En fin, que Rodrigo Rosenberg decide morir es indiscutible. Decisión que tomó cuando empieza a investigar quién o quiénes asesinaron a Khalil y Marjorie Musa. Y por qué los mataron. El tenía claro que el crimen a resolver es el asesinato de los citados anteriormente. Sabía que su partida sería una consecuencia más de la muerte de los Musa.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 11 de enero de 2010. La imagen la baje de la Internet del Oftalmografo’s blog de Wordpress.

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12.14.2009

Los Musa


Desde el 11 de mayo de este año, la noticia más comentada en Guatemala es el asesinato de Rodrigo Rosenberg, acaecido un día antes: el día consagrado a celebrar a las madres. Esas progenitoras que, parece, le hacen falta a muchos de los que ejercen el poder en nuestro país. O tal vez la mayoría de ellas, ante las eminentes joyitas de hijos que parieron, prefieren permanecer en el anonimato. Sin embargo, este crimen que se hizo mundialmente célebre debido a la declaración pública que dejó grabada en un video la calaca (como lo llamaron despectivamente los sicarios contratados para matarlo), que debía ser difundida en caso de su muerte, hecho que se dio apenas tres días después, es consecuencia de otro asesinato, doble asesinato, perpetrado unas semanas antes. Me refiero al caso de los Musa.

Khalil Musa y su hija Marjorie Musa fueron asesinados el 14 de abril de 2009. Rosenberg, a partir de esa fecha, se dio a la tarea de averiguar cuáles fueron los motivos y quiénes eran los responsables de la muerte violenta de dos personas a quienes apreciaba, tal y como atestiguan aquellos que los conocieron. No sabía en el lío que se metía, el cual le iba a costar su propia vida. Los descubrimientos que hace el abogado asesinado, confirman lo que ya sabíamos, y eso que apenas muestran una pequeña parte de toda la porquería que circula desde las más altas esferas del poder, hasta toda la red de achichincles necesaria para que unos pocos se enriquezcan a costa del resto.

El asesinato de Rodrigo Rosenberg es sólo una consecuencia del asesinato de los Musa. ¿Por qué somos muy pocos quienes todavía recordamos éste hecho? ¿Por qué Carlos Castresana, el todopoderoso jefe de la CICIG, lo ignora flagrantemente y con excusas poco creíbles hace caso omiso de la denuncia de Rosenberg? ¿Por qué el Presidente Álvaro Colom conoce intimidades sobre un crimen en el cual él es uno de los acusados? ¿No es esa una tremenda falla en cualquier proceso de investigación? ¿Será por eso que se congratula con el trabajo de Castresana y lo apoya? Al fin, a Castresana sólo le interesa mantener su puesto y distraer a la afición chapina, algo fácil de lograr.

Y mientras, en el país del eterno caos y la perenne agonía, Colom amenaza con despedir burócratas que, si lo analizamos racionalmente, sería un alivio para los tributarios, ya que una gran cantidad de personas están contratadas para pagar las facturas de la campaña política, porque son familiares de algún polítiquero en el ejercicio del poder o son parte de la red de ladrones ya mencionada que saquean nuestros bolsillos todos los días amparados en la legislación casuística que impera en Guatemala. Legislorrea, como la llamó Voltaire, que abunda por estos lares y cuyo único objetivo es darles más discrecionalidad a los gobernantes. Darles más poder que suelen utilizar para violentar nuestros derechos y enriquecerse a costillas de la gente laboriosa y respetuosa.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 14 de diciembre de 2009.

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