Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

7.22.2013

Otto, Luis y César



No son los sobrinos del Pato Donald. Tampoco son la nueva versión de “Los Tres Chiflados”. Los dos tríos anteriores nos hacen reír, mientras que la trinca que da nombre a mi artículo, en el mejor de los casos nos indigna y en el peor nos atemoriza. Otto, Luis y César fueron los principales protagonistas de las historias de terror que entretuvieron a los guatemaltecos la semana pasada.

El primero hasta ostenta el cargo de Presidente de la seudorepública en la cual se ha convertido Guatemala. Una democracia en la cual la mayoría de votantes apoya a los gobernantes que ofrecen violentar los derechos de la minoría. La ironía de este cuento es que al final también pierde esa mayoría que se deja engañar con las fantasías que les venden por medio del Estado Benefactor/Mercantilista: un sistema populista, como lo son todos aquellos, izquierdistas o derechistas, que lo impulsan usando el discurso de ayudar a los más pobres para conmover a los ingenuos. Siendo ellos, los politiqueros, los únicos que pasan a mejor vida al llegar al ejercicio del poder. Y poco les importa que la gente los deje de apreciar rápidamente.

Tal es la situación de Otto Pérez Molina, que con año y medio de gobierno lo único que ha logrado es el desprecio y el descontento de más del 60 por ciento de la población. ¿Y cómo lo celebró el mandatario? Viajando a México a inaugurar junto con Enrique Peña Nieto, Presidente de nuestros vecinos del norte, otro programa más contra el hambre, mientras que en nuestro país se pudren en las bodegas de INDECA cualquier cantidad de alimentos destinados a los hambrientos de este lado de la frontera.

El segundo, Mario Luis Paz Mejía, colaborador eficaz de la “Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala”, y uno de los principales testigos en los casos Rosenberg/Musa/Valdés Paiz, reconoció que mintió a petición de los fiscales Rubén Herrera (Ministerio Público) y Luis Orozco (CICIG), quienes le hicieron “ofrecimientos de todo tipo” para que rindiera un testimonio falso. Una denuncia más que descubre la realidad sobre la CICIG y las enseñanzas de estos a los investigadores de nuestra nación. ¿Qué va a pasar? ¿Quién va a investigar esta acusación? ¿Van a pagar las consecuencias de sus acciones Herrera y Orozco? ¿Cumplían las órdenes de alguien más?

El tercero, acusado de formar parte de un grupo de criminales que obligaban a mujeres menores de edad a prostituirse, es ni más ni menos que uno de los retoños del cuestionado Presidente de la Cámara Penal. El magistrado de la Corte Suprema de Justicia, César Barrientos Pellecer. Por supuesto, César junior debe pagar por sus crímenes independientemente del papá. Pero, ¿qué podemos pensar del padre, cuando sus hijos (no es el primero en problemas con la justicia) son unos delincuentes? ¿Irá a utilizar su poder para exculpar a su vástago?

En fin, ¿qué pasa en Guatemala? ¿Quiénes son los responsables? ¿Por qué? ¿Qué vamos a hacer para cambiar el estado caótico en el cual vivimos?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 22 de julio de 2013.

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