Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

5.13.2013

¿Ecoterroristas narcotraficantes que secuestran?




¡Adónde hemos llegado!  ¿Adónde vamos a llegar?

Los lamentables hechos que conocemos sobre la situación en que viven los habitantes de los municipios de San Rafael Las Flores y Casillas (Santa Rosa), y de Mataquescuintla y la cabecera departamental de Jalapa (Jalapa), en los cuales decretó Otto Pérez Molina un Estado de sitio (que ahora cambió por un Estado de prevención) son una muestra más de la inseguridad en la que vivimos en Guatemala. Por supuesto, hay lugares como los mencionados en los cuales el contexto es más delicado que en otros.

Según la información que ha circulado en los medios de comunicación, hay evidencia de que por lo menos existe una banda de criminales dedicados al secuestro, al asesinato por encargo (sicariato) y al robo, entre otros actos violatorios de los derechos individuales de los pobladores. A estos hay que sumar los grupos de narcotraficantes y de ecoterroristas que operan en estos lugares, de los cuales encontramos sucursales en todo el país. Estos últimos que, como todos los grupos de presión, viven de la destrucción con un supuesto noble fin que les permite conseguir dinero de los tributarios de otros países que gamonalmente les regalan los burócratas de la comunidad internacional a cargo de manejarlos.

“La minería no logra crear empleo significativo”, declaró Juventino Gálvez, Director del Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA), a Siglo Veintiuno el pasado 5 de mayo. Habría que preguntarle a las miles de personas que están empleadas por proyectos mineros qué piensan de esta afirmación. Y también debería preguntársele a quienes de manera indirecta se benefician de la explotación minera. Habría que preguntar a todos los habitantes de Guatemala que utilizamos productos cuyo origen es minero. Total, habría que preguntar a todos los habitantes del mundo, incluidos aquellos que se oponen a la transformación de los recursos naturales en riqueza.

Los que abonan el manido conflicto y provocan supuestos enfrentamientos en la sociedad (más bien son luchas de poder entre grupos de interés) son aquellos que tergiversan el contexto y mienten a gente que no discierne entre la verdad y la mentira (no se atreven a confrontar sus premisas con la realidad), y terminan repitiendo prejuicios de individuos que por medio de falacias, logran obstaculizar la mejora en la calidad de vida de los más pobres, condenándolos a ellos y a sus descendientes a vivir miserablemente. El día que no haya pobres que defender, se quedarán sin trabajo. Por supuesto, en el largo plazo obstaculizan el progreso de todos.

El ecoterrorismo es un medio para agenciarse de dinero y vivir bien a costillas de otros. Pregúntese: ¿Son la mayoría de los pobladores de San Rafael Las Flores los que se oponen a la Mina? ¿Es gente de otros lugares? ¿Quiénes se benefician con el enfrentamiento? ¿Será que algunos quisieran que hubiera una mina cerca de ellos? ¿O solo quieren disfrutar de las ventajas que ha traído a otros poblados?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 13 de mayo de 2013. La imagen la bajé de mamanga.blogspot.com

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