Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

3.01.2009

Pon atención al ruido


Apaga la tele, prende la luz. Pon atención al ruido. El reloj podría anunciar las 4:19 de la mañana. Ya no des más vueltas en la cama. Levántate. Acepta la realidad. Apaga la tele, prende la luz. Pon atención al ruido, que algo importante te quiere advertir. ¿Será ese ruido nuestra voz interna que nos protege de algún peligro? Aprende, pon atención: diferencia el ruido de la interferencia. Busca la verdad: la autenticidad.

Hazte un café, aunque sea descafeinado. Acepta que te despertaste. Levántate y define lo que piensas. Lo que sientes. Trata de encontrar claridad en ese ruido que no te permite conciliar el sueño. Uno, dos, tres… veinte veces échate agua en la cara. Abre los ojos. Despierta y reflexiona. La vida es breve. Separa el ruido de tu esfera pública del ruido de tu esfera privada. Confía.

Una nueva era fue anunciada hace apenas unas semanas por el cada vez menos mencionado Obama. ¿Una nueva era de qué? ¿De la responsabilidad o de la insensatez? ¿Del cambio para bien o el retroceso en el progreso? ¿De vivir en la mentira? ¿La aceptación por parte de la mayoría de una fantasía que se convierte rápidamente en una pesadilla? ¿La era de los pocos que optamos por la realidad? Lo que sí puedo asegurar es que la era de la hipocresía terminó. O casi...

“La orden del quetzal para Fidel”, proclamó Álvaro Colom. Reverenda insensatez. Tremenda mancha para la ya desprestigiada insignia. Una más de tantas tonterías que han caracterizado al actual gobierno de la socialdemocracia chapina. Por cierto, repito por enésima vez: me alegro, entre tanto absurdo, que se encuentre otro socialista declarado (recuerden a Vinicio Cerezo y a Alfonso Portillo) al frente de un sistema intervencionista: el del Estado benefactor/mercantilista. Otra muestra de su fracaso.

Total, tanto los izquierdistas como los derechistas que han llegado al ejercicio del poder aspiran a lo mismo: dirigir la vida del resto. Más que servir, servirse de los otros para alcanzar sus fines propios. Ajenos a todo debate intelectual serio. Y no me refiero al ruido impostado y manipulado como el que suele haber entre algunos miembros de la vieja guardia y sus frívolos seguidores.

Sin embargo, ¿cuán relevante es en este instante lo anterior? ¿Las denuncias diarias de corrupción, violación, extorsión y abuso de poder? ¿La desfachatez de tanta gente oscura, mediocre, envidiosa, parasitaria… que pululan en nuestra esfera pública y en la privada? Al menos de la última mencionada, la más trascendente, podemos desterrarlas.

Pon atención al ruido que te advierte de la serpiente que, como una venenosa enfermedad y a pesar de las precauciones que crees tomar, se arrastra sigilosamente cerca de ti. Sonrisa falsa en rostro amargo. Pon atención al ruido. Utiliza tu razón y encuentra las respuestas que te permitan continuar en pos de tu fin último: la felicidad. Deja ir la ansiedad. Todo pasará. Busca las células madre de la vida. Ánimo amigo. Paz amiga.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 23 de enero de 2009. La fotografía la tomé el domingo 15 de febrero en la casa de Lex Cargo, por solicitud de MD

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