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Caricatura de Fo, publicada en Prensa Libre el 8 de febrero de 2018. |
El nuevo pacto colectivo que firmó Jafeth Cabrera, como presidente en funciones, con Joviel Acevedo puede llamarse
justamente pacto de tramposos por
varias razones. Primero, puedo mencionar las descaradas declaraciones del mismo
Acevedo donde reconoce que es un tramposo, al cual define el Diccionario de la
Lengua Española (DLE) como un “petardista”, que es sinónimo de estafador.
Según Prensa Libre del 8 de febrero
de 2018, el líder sindical mencionado dijo que prefiere ser un tramposo y no corrupto, lo que, por cierto, muestra
su ignorancia porque un tramposo ES un corrupto. Más aún, según el diario
citado, Acevedo agregó que le agrada ser lo que es ahorita: ser un tramposo por no pagar y no ser un
corrupto como algunos medios dijeron. ¡Qué cosa! Como dice el refrán, el
pez por su boca muere.
Segundo, ¡qué decir del cuestionado presidente en funciones! A quien desde
el período previo a las elecciones se le acusó de haber cometido actos de
corrupción en su paso por la Universidad de San Carlos. Otro tramposo, como lo
es Acevedo. Y ambos se pusieron de acuerdo, con la venia de Jimmy Morales y
quién sabe quién más, para estafar a los tributarios por medio de un inmerecido
aumento salarial a los mal llamados maestros
a quienes representa Joviel Acevedo.
Por supuesto, sobra decir que también
son víctimas de estos tramposos los niños que no sólo no reciben una educación
que les permita desarrollarse exitosamente, sino que, en el peor de los casos,
son programados para convertirse en unos desalmados y aprovechados al igual que
sus docentes. Como bien lo explica Alberto Benegas Lynch (h): “los
sistemas educativos controlados políticamente, tarde o temprano inculcan
doctrinas vinculadas a la supremacía del estado”. Una vez esa doctrina ha sido
aceptada, se constituye en una tarea sobrehumana intentar frenar la influencia
decisiva que ejerce el poder político en la vida de los ciudadanos, los cuales
terminan convertidos en miserables esclavos con el cerebro lavado.
Para colmo de males, hasta el ministro de Finanzas reconoció
que no hay dinero para pagarle al extorsionista de Joviel Acevedo y sus
huestes. Sin embargo, dice Joviel que eso no le preocupa, lo que me provoca
preguntar ¿por qué Joviel Acevedo asegura que cuenta con el apoyo
del Congreso para asignar los fondos del nuevo pacto de tramposos que acordó con el Ejecutivo? ¿Es este pacto
parte de la negociación que se hizo para la segunda elección de Junta Directiva
del Legislativo?
En fin, como escribí en mi artículo
titulado “El árbol de la corrupción”, de poco sirve podar las hojas del tal
árbol, si este no se arranca de raíz. De poco sirve cuántos terminan
presos, si no se acaba con el origen de la corrupción. Al final, todos
terminamos presos de la corrupción, incluidos aquellos que al ignorar la
realidad creen que lo malo que en ésta encuentran va a desaparecer. Si queremos
acabar con el abuso del poder y todas sus consecuencias, incluida la
corrupción, debemos cambiar el sistema de incentivos perversos.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo
Veintiuno”, el lunes 12 de febrero de 2018.
Etiquetas: Congreso, corrupción, educación, grupos de presión, Jafeth Cabrera, Jimmy Morales, Joviel Acevedo, maestros
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