¿Los tributarios al Estado o al revés? Tal vez sea más fácil
responder a esta pregunta, si recordamos que el Estado es un concepto
abstracto, y que quienes actúan en nombre de tal abstracción no son otros más
que los políticos populistas, mentirosos y corruptos que, lamentablemente,
representan a la mayoría de quienes llegan al ejercicio del poder, al menos
dentro del sistema de normas políticas que prevalece en Guatemala y en gran
parte del mundo: el Estado Benefactor/Mercantilista.
Esos mismos gobernantes
que están ¡tan preocupados! en protegernos y cuidar nuestras propiedades, que
llegan al extremo de que optan por quedarse con lo nuestro antes de que
nosotros corramos el riesgo de perderlo. ¡La bondad y la honradez encarnadas en
los políticos! ¿Creerán que nuestro dinero está más seguro en sus bolsillos? En
fin, ironía aparte, son esos mismos gobernantes,
o similares a ellos, que muchos queremos ver presos y devolviendo todo lo
que nos han robado.
Una vez aclarado el contexto y los conceptos, es sencillo
responder a la pregunta de quién defrauda a quién: son los gobernantes, en
nombre del abstracto Estado, quienes defraudan a los tributarios y
despilfarran, malgastan y/o se roban el fruto del trabajo de aquellos que son
obligados a tributar bajo amenaza de ir a la cárcel. En otras palabras, los
creadores de riqueza que son extorsionados y expoliados por los gobernantes y
los burócratas a cargo de tal crimen, o sea, el Superintendente de
Administración –terrorista- Tributaria y la gente que trabaja en la SAT.
Para aquellos que aún no han identificado el engaño, o
tienen miedo a enfrentar la realidad, les pregunto, ¿para qué y por qué pagan
impuestos? ¿Para mantener el sistema político (y a los politiqueros) que
favorece la impunidad y la corrupción? ¿Pagan por qué así los han programado/educado? ¿Por aceptar la falacia de que
al ser exitosos y capaces de mantenerse a sí mismos, deben velar por otros a quienes ni siquiera conocen? ¿Se
dan cuenta de que esos otros son, en
su mayoría, un montón de parásitos y oportunistas que poseen un poder
arbitrario para hacer lo que se les antoje con lo que a usted le costó ganar?
¿Renunciaron a ser ciudadanos y mandantes, para convertirse en siervos
incapaces de razonar por sí mismo? ¿Quiénes se benefician con esa visión servil
de la relación entre los ciudadanos y los gobernantes?
Como escribió recientemente Juan Ramón Rallo en el artículo
publicado por elCato, titulado “Paradise
Papers: el riesgo de mezclarlo todo”: “Tendría mucho más sentido reputar
como inmorales las artimañas políticas dirigidas a maximizar la rapiña
tributaria que las tácticas individuales orientadas a proteger el patrimonio
personal”. En resumen, la SAT no “recupera impuestos no
entregados al fisco”. La SAT expolia a los legítimos dueños y con esa expoliación
reduce el capital necesario para transformar los recursos en riqueza y la
creación de puestos de trabajo productivos necesarios para que todos podamos
mejorar nuestra calidad de vida.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo
Veintiuno”, el lunes 15 de enero de 2018.
Etiquetas: corrupción, impuestos, Juan Ramón Rallo, SAT, Superintendencia de Administración Tributaria, Thomas Paine, tributarios
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