Resuenan en los pasillos de los tribunales.
Resuenan en los corredores del Ministerio Público. Retumban en las oficinas de
la CICIG. ¡Libertad, libertad, libertad! Maravillosa libertad. Alas, ¡para que
las quiero! Vuelo en el primer avión que me lleve lejos de la amenaza de
cárcel. ¡Hasta nunca, compañeros de fechorías! La libertad le corresponde al
ave que mejor entone la melodía solicitada por aquellos que tienen el poder de
dejar al pájaro cantor en libertad.
Salvador Estuardo González Álvarez, el
colaborador estrella de la CICIG y el Ministerio Público en el caso denominado
de “La Línea”, recobró su libertad hace aproximadamente tres semanas, según
informó Juan Francisco Sandoval, Jefe de la Fiscalía Especial Contra la
Impunidad. ¿Por qué Thelma Aldana e Iván Velázquez no llevaron a cabo una
conferencia de prensa para darlo a conocer? ¿Acaso no es lo que suelen hacer
cuando hay información trascendental en la lucha
contra la corrupción? Y este hecho,
sin discusión, es significativo ya que uno de los acusados se salió con la suya
y no pagó las consecuencias de sus acciones.
En fin, es el resultado esperado que
promueve el sistema de incentivos perversos que hay detrás de los famosos
colaboradores eficaces, los cuales negocian con los fiscales y aceptan declarar
en contra de aquellos que son el principal objetivo de la CICIG/MP. Criminales
que serán tratados con deferencias y privilegios reservados para quienes les
permitan a los acusadores ganar juicios. Y, en menos de lo que se imaginan,
estarán de nuevo libres.
Dicen, dicen, dicen, pero… ¿cómo respaldan
lo que dicen? Aclaro que no le creo a Otto Pérez Molina, a Roxana Baldetti, a
Álvaro Arzú… Pienso que ellos, como muchos más que han pasado por el gobierno,
son corruptos y han abusado del poder. Pero tampoco le creo a Alejandra Reyes,
ni a Juan Carlos Monzón, ni a Salvador Estuardo Orellana, ni a la mayoría de colaboradores eficaces o testigos protegidos. ¿Por qué? Por el
sistema de incentivos perversos. Puede ser que alguno diga la verdad, pero
¿cuál es la evidencia objetiva que respalda lo que dicen?
Por supuesto que considero que los testigos
son importantes en la búsqueda de la verdad. Pero, todo lo que dicen DEBE ser
respaldado por evidencia científica, objetiva e indiscutible, que pruebe, sin
lugar a dudas, que lo declarado es cierto. Si renunciamos al debido proceso,
con tal de que sean castigados quienes creemos que nos han estafado,
extorsionado y robado el fruto de nuestro trabajo, en el largo plazo, saldremos
perdiendo mucho más de lo que podremos ganar al ver presos a quienes
consideramos responsables de nuestra indignación.
Si no defendemos el respeto al debido
proceso, mañana la acusada puedo ser yo, el acusado puede ser usted, el acusado
puede ser un ser querido suyo o mío. El acusado puede ser cualquiera y con la
sola declaración de alguien, sin evidencia, podrá ser culpado. ¿Está dispuesto
a correr el riesgo de ser acusado injustamente y no poderse defender? ¿Acaso no
se pueden hacer las investigaciones y las acusaciones correctamente? ¿Acaso el
objetivo no es encontrar la verdad y que se haga justicia?
Artículo publicado en el
diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 23 de octubre de 2017.Etiquetas: CICIG, colaborador eficaz, corrupción, debido proceso, Eco, justicia, La Línea, Salvador Estuardo González