Más abucheos
que otra cosa, recibió la actual presidente de la Corte de Constitucionalidad
(CC), Gloria Porras, ante su unilateral y dictatorial decisión de otorgar un bono por ¿productividad? al personal de la CC porque ¡finalmente! los
empleados de esta institución están
cumpliendo con sus obligaciones y se están poniendo
al día en su trabajo atrasado. Y también, por supuesto, por otorgarse a sí
misma, no faltaba más, el más voluminoso de tales bonos. Un reconocimiento revolucionario, dice Porras, aunque lo
correcto sería llamarlo involucionario,
ya que es una muestra más de las viejas costumbres de la política parasitaria
que promueve el sistema de incentivos perversos que todavía impera en nuestro
país.
Tal vez le hicieron porras a Gloria (indiscutible representante de la gauche caviar: los socialistas de penthouse), los trabajadores de
la CC que salieron premiados con un loteriazo en plena crisis. Pero no
es por esos serviles aplausos que Gloria Porras, presidente de CC, no va a dar
marcha atrás en su decisión de otorgar tal prebenda. No lo hace porque ya se encariño con los miles de quetzales de
los tributarios que se embolsó y, además, porque se siente una chica todopoderosa, la mera mandamás de la corte celestial: “Es
competencia mía, como presidente de la Corte”, o sea, aquí las órdenes las doy
yo.
¿Será? ¿Deberíamos prestarle pleitesía,
nosotros sus súbditos pagadores de
impuestos, en lugar de cuestionar su despotismo? Porras, repito, considera
que la CC es su feudo, que ella manda y que no necesita consultar con nadie sus
decisiones administrativas. ¿Qué
piensan al respecto los mandantes? O sea, nosotros los ciudadanos, los que de
verdad mandamos, los que pagamos las cuentas.
Quiero destacar la decisión moralmente acertada del
magistrado Roberto Molina Barreto de devolver el bono. ¿Acaso esta
decisión fue producto de, como coloquialmente se dice, un periodicazo? Puede ser… Aunque en las circunstancias propias de
nuestros tiempos virtualmente sociales,
más creo que fue producto de un redesazo:
de la expresión soberana de miles de mandantes que por medio de Facebook y de Twitter mostraron su rechazo rotundo al abuso de autoridad y el
oportunismo de la magistrada Porras.
Pienso que el magistrado Molina
es consciente de que el año entrante termina el período para el cual fueron
electos y, con visión de largo plazo (la que no tuvo Porras), decidió respetar
la voluntad de los tributarios que exigimos que nos sea devuelto el dinero del
cual abusivamente se apropió Porras. Por cierto, ya que la señora mencionada,
aferrándose al dinero mal habido, afirmó en los medios que “quien debiera ser
mi mayor juez es el pueblo de Guatemala”, vaya, pues démosle gusto: ¡juzguémosla! Impulsemos el voto en
contra de su reelección y que esto les sirva de lección a todos aquellos que se
encuentran de una u otra manera en el ejercicio del poder. Porque, licenciada, lo que usted hizo también es
parte de la endémica corrupción que corroe a toda la burocracia estatal.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el
lunes 16 de noviembre de 2015. El “meme” es una creación de Vilma de Moreno.
Etiquetas: Bono, corrupción, Corte de Constitucionalidad, Gloria Porras, impuestos, mandantes, Roberto Molina Barreto