Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

11.16.2015

Gloria sin porras



Más abucheos que otra cosa, recibió la actual presidente de la Corte de Constitucionalidad (CC), Gloria Porras, ante su unilateral y dictatorial decisión de otorgar un bono por ¿productividad? al personal de la CC porque ¡finalmente! los empleados de esta institución están cumpliendo con sus obligaciones y se están poniendo al día en su trabajo atrasado. Y también, por supuesto, por otorgarse a sí misma, no faltaba más, el más voluminoso de tales bonos. Un reconocimiento revolucionario, dice Porras, aunque lo correcto sería llamarlo involucionario, ya que es una muestra más de las viejas costumbres de la política parasitaria que promueve el sistema de incentivos perversos que todavía impera en nuestro país.

Tal vez le hicieron porras a Gloria (indiscutible representante de la gauche caviar: los socialistas de penthouse), los trabajadores de la CC que salieron premiados con un loteriazo en plena crisis. Pero no es por esos serviles aplausos que Gloria Porras, presidente de CC, no va a dar marcha atrás en su decisión de otorgar tal prebenda. No lo hace porque ya se encariño con los miles de quetzales de los tributarios que se embolsó y, además, porque se siente una chica todopoderosa, la mera mandamás de la corte celestial: “Es competencia mía, como presidente de la Corte”, o sea, aquí las órdenes las doy yo.

¿Será? ¿Deberíamos prestarle pleitesía, nosotros sus súbditos pagadores de impuestos, en lugar de cuestionar su despotismo? Porras, repito, considera que la CC es su feudo, que ella manda y que no necesita consultar con nadie sus decisiones administrativas. ¿Qué piensan al respecto los mandantes? O sea, nosotros los ciudadanos, los que de verdad mandamos, los que pagamos las cuentas.

Quiero destacar la decisión moralmente acertada del magistrado Roberto Molina Barreto de devolver el bono. ¿Acaso esta decisión fue producto de, como coloquialmente se dice, un periodicazo? Puede ser… Aunque en las circunstancias propias de nuestros tiempos virtualmente sociales, más creo que fue producto de un redesazo: de la expresión soberana de miles de mandantes que por medio de Facebook y de Twitter mostraron su rechazo rotundo al abuso de autoridad y el oportunismo de la magistrada Porras.

Pienso que el magistrado Molina es consciente de que el año entrante termina el período para el cual fueron electos y, con visión de largo plazo (la que no tuvo Porras), decidió respetar la voluntad de los tributarios que exigimos que nos sea devuelto el dinero del cual abusivamente se apropió Porras. Por cierto, ya que la señora mencionada, aferrándose al dinero mal habido, afirmó en los medios que “quien debiera ser mi mayor juez es el pueblo de Guatemala”, vaya, pues démosle  gusto: ¡juzguémosla! Impulsemos el voto en contra de su reelección y que esto les sirva de lección a todos aquellos que se encuentran de una u otra manera en el ejercicio del poder. Porque, licenciada, lo que usted hizo también es parte de la endémica corrupción que corroe a toda la burocracia estatal.
           


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 16 de noviembre de 2015. El “meme” es una creación de Vilma de Moreno.

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