Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

10.05.2015

Los diputados a rascarse la panza



Nos va a salir menos caro pagarles a los diputados porque se vayan de vacaciones a rascarse la panza a donde quieran, a que sigan aprobando leyes desastrosas en el Congreso: más legislación arbitraria y más cargas para los tributarios, incluyendo préstamos y la obligación de que les financiemos sus campañas publicitarias y mantengamos a más diputados.

Los cambios a la Legislación electorera y de pandillas politiqueras (LEPP) que pasaron ya en tres lecturas son NEFASTOS. Sin embargo, poco les importó aprobarlos, ni siquiera a aquellos que saben que estos cambios son contrarios a las reformas de fondo que necesitamos hacer urgentemente a nuestro sistema político. Prefirieron no hacer nada bajo la arriesgada premisa de que los magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC) los van a rechazar. A menos que paren en la CC esta aberración, serán 160 diputados a quienes vamos a tener que mantener, de los cuales alrededor del noventa por ciento son unos parásitos corruptos. Lo anterior, claro, entre muchas otras barbaridades.
                                                                                
Como he escrito hasta el cansancio, los cambios que aprobaron los diputados son más de lo mismo: puro estatismo, intervencionismo y colectivismo. Además, fortalecen a las bandas actuales y otorgan privilegios a grupos de interés que sólo van a facilitar el clientelismo y el nepotismo dentro de las organizaciones criminales legales mencionadas, o sea, dentro de los partidos políticos.

Los cambios aprobados no sólo van a continuar atrayendo a embusteros, a saqueadores y a gorrones, sino también a oportunistas todavía más flojos que los anteriores. Tipos a los que les da igual llegar o no al ejercicio del poder, ya que se conforman con vivir cómodamente de ser los eternos candidatos: vivirán de las campañas pagadas por nosotros.

Repito por enésima vez: los cambios aprobados a la LEPP (no merecen ser llamados reformas) sólo les facilitan a los politiqueros llegar al ejercicio del poder utilizando NUESTRO dinero (los impuestos que nos son expoliados) pero NO cambian los motivos por los cuales los corruptos quieren llegar al ejercicio del poder. El problema es que continúa vigente, y ahora fortalecido, el sistema de incentivos perversos prevaleciente (injusto e inmoral) que atrae a los peores representantes de nuestra sociedad.

Y lo más delicado es que no termina ahí el daño que pretenden hacer antes de que concluya la actual legislatura: hace unos días, según se rumora por la presión que ejerce Sandra Torres en el Congreso, sacaron del cajón de las pesadillas la mal llamada Ley de Desarrollo Rural Integral (iniciativa 4084), la cual ya pasaron en primera lectura. Una ley perversa que si llega a aprobarse logrará hacernos a la mayoría más pobres, particularmente a los que hoy ya lo son. Contrario a su nombre, lo que va a promover será más miseria. Los únicos beneficiados con esta normativa serán aquellos que ejerzan el poder, sus familiares y los chaqueteros que se hagan pasar por sus amigos. Mejor mandemos a los diputados de vacaciones.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 2 de octubre de 2015.

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