Creo en las protestas pacíficas
que NO violentan los derechos de gente que no es responsable de mi reclamo o no
les interesan, aunque les competan, mis motivos.
Una vez existan herramientas
legales para defender nuestros derechos individuales, no se justifican las
medidas de hecho, las cuales son el ÚLTIMO de los recursos para defendernos del
abuso de los gobernantes.
Exijo la renuncia del Presidente
Otto Pérez Molina por corrupto. Me alegro y celebro la captura de Roxana
Baldetti y la decisión del juez de ligarla a proceso, dictarle auto de prisión
preventiva y enviarla a Santa Teresa, la cárcel de mujeres. Estoy a favor de
los plantones pacíficos de los
sábados, he participado en gran parte de estos y pienso seguir haciéndolo.
NO apoyo medidas de hecho,
particularmente los bloqueos, que violan los derechos de otros y afectan a
quienes más necesitan trabajar y producir: los más pobres. Rechazo toda acción
destructiva, por más aparentemente nobles
que sean los objetivos detrás de éstas o que yo comparta la petición que
enarbolan. Aún las marchas por más bien intencionadas que sean, principalmente
en días laborales, violan el derecho a la libre locomoción de cientos de miles
de personas. Un derecho que es tan importante como el derecho a la libre
expresión y el derecho de petición a los mandatarios.
No se puede violar un derecho
pretendiendo hacer valer otros. La violencia genera más violencia. A los
miembros de los grupos de presión que pretenden llegar al ejercicio del poder a
la fuerza y/o a puro dedo del embajador les
urge un mártir y qué mejor sería para ellos que alguno de los universitarios
que participan en las manifestaciones perdiera la vida por la lucha en contra de la corrupción.
Un paro laboral NO afecta al
gobernante: afecta al resto de la población que enfrenta serios problemas
económicos. Promuevo el ÚNICO paro que afecta a los gobernantes corruptos: el
paro tributario. Repito lo escrito en mi artículo titulado “No tributemos en la
SAT” publicado el lunes 2 de marzo de 2015: “Depositemos nuestros impuestos en
un tribunal, amparándonos en el artículo 45 de la Constitución que dice: ‘Es
legítima la resistencia del pueblo para la protección y defensa de los derechos
y garantías consignados en la Constitución’. Es más que evidente que la
ineficiente burocracia estatal y los gobernantes corruptos no cumplen con sus
obligaciones. Esta protesta pacífica y legal está más que justificada”.
Para alcanzar el éxito, se
necesita del apoyo de algún grupo organizado y con recursos para prepararnos
legalmente y dar la batalla. ¿Entre los miembros del CACIF o las distintas Cámaras
hay quién esté cansado de que a los gobernantes no les importe lo que exigimos
los ciudadanos o les ordene la Corte de Constitucionalidad y otras instancias
del Estado? ¿Quién, como yo, está harto de ser explotado por la partida de
ladrones en el ejercicio del poder, y sus aliados de pandillas delincuenciales
que, además de parasitar a costa nuestra no nos dejan trabajar en paz?
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el
lunes 31 de agosto de 2015.
Etiquetas: corrupción, desobediencia civil, impuestos, manifestaciones, medidas de hecho, resistencia pacífica, SAT
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