Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

6.29.2015

Crónicas revolucionarias



Por segundo año consecutivo, por decreto del Legislativo, me corresponde publicar el día en el cual se recuerda una revolución olvidada que fue truncada por la ambición de poder de alguien, mal llamado Justo, que no entendió lo que representa en la vida en sociedad de una persona, y en la prosperidad de nuestra especie, el respeto a los derechos individuales, comenzando por la misma libertad que da su nombre al sistema político que añoraban unos pocos idealistas, allá por 1871, para Guatemala. Ese ideario que promulgaban se conoce desde principios del siglo diecinueve como Liberalismo.

El 30 de junio es una fecha importante: es el día en el que llegaron triunfantes a la capital un grupo de soñadores cuyo objetivo era fundar una República Liberal donde se pudiera vivir en libertad. Un día en el que contradictoriamente se celebra al Ejército, una institución en la cual la norma básica es obedecer órdenes. La animadversión de ciertos colectivos influyentes en contra del Ejército, ha logrado que un evento clave en nuestra historia, pase a ser considerado un tiempo cualquiera de ocio.

Para mí este día tiene un significado personal, ya que valoro el honroso legado que dejó mi tatarabuelo, a quien admiro profundamente. Joaquín Díaz-Durán y Durán, quien a sus 25 años se unió a la revolución liberal liderada por Miguel García Granados, que entró a la Ciudad de Guatemala, junto con su ejército improvisado, el 30 de junio de 1871, después de levantar el Acta de Patzicía el 3 de junio del mismo año, en la cual aparece como uno de los firmantes mi ilustre antepasado.

Casualmente, hace poco encontré un texto que desde hace varios años quiero leer, “Crónicas de la campaña revolucionaria de 1871”, escrito por Joaquín Díaz-Durán y por Gregorio Contreras. Es curioso que la copia que hoy me pertenece forma parte del lote de 4000 ejemplares que fueron encargados en 1971 por el Presidente del Comité Central Profestejos del Centenario de la Revolución, el Ministro de Educación de aquella época y actual vicepresidente de Guatemala, Alejandro Maldonado Aguirre. Hoy que tenemos una nueva oportunidad para hacer realidad el sueño y cambiar radicalmente nuestro sistema político de incentivos perversos, injusto e inmoral.

Termino compartiendo parte del sueño de aquellos liberales, en palabras de Joaquín Díaz-Durán publicadas en el diario “El Progreso” en junio de 1895: “He ahí, pero imparcialmente bosquejada, la biografía de aquella legión de patriotas, que al calor de una idea, luchando contra fuerzas numéricamente superiores, arrostrando una vida de privaciones, peripecias y peligros, después de dos meses de combates, llegó victoriosa a la capital como el heraldo de una reforma social, política y económica de trascendencia decisiva, a demoler de una vez el formidable edificio de preocupadas y caducas instituciones; a iniciar a los pueblos en la vida del progreso, a descentralizar el poder de manos de una minoría privilegiada y a elevar las mayorías a la dignidad de la inteligencia y al proletariado al rango del capitalista”.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 29 de junio de 2015.

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