Y no solo mantenerlos, ¡pagarles
su propaganda electoral! A ellos y a todos los miembros de sus partidos que
deseen un
hueso en el Congreso o en
cualquier otro lado de la corrupta burocracia del abstracto
Estado. Yo, como lo enfaticé en mi
artículo de la semana pasada,
me opongo ROTUNDAMENTE a que me obliguen a pagar
las campañas publicitarias de los partidos
por medio de cambios a la
Legislación
Electorera y de Pandillas Politiqueras (LEPP).
Rechazo la intención de los
magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE), de Iván Velásquez de la
CICIG, y de los actuales diputados de que NOSOTROS, los ya agobiados
tributarios, seamos obligados a financiar
las campañas publicitarias de gente que en su mayoría despreciamos por mentirosos,
holgazanes y ladrones. Reformas que le pidió Otto Pérez Molina a sus diputados
que aprobaran con carácter de urgencia ¿Por qué?
Los cambios propuestos no sólo
van a seguir atrayendo a embusteros, a saqueadores y a gorrones, sino también a
más oportunistas que les da igual llegar o no al ejercicio del poder, ya que se
conforman con vivir cómodamente de ser los eternos
candidatos: vivirán de las campañas pagadas por usted y yo. Las reformas
propuestas por el TSE que ya fueron aprobadas en segunda lectura (aunque bajo
un procedimiento cuestionado) sólo les facilitan a los politiqueros llegar al
ejercicio del poder utilizando NUESTRO dinero (los impuestos que nos son
expoliados) pero NO cambian los motivos por los cuáles estas joyitas quieren llegar al ejercicio del poder. El sistema de
incentivos perversos (intervencionista, colectivista) que atrae a los peores
representantes de nuestra sociedad continúa vigente y fortalecido.
Con las #ReformasMañosas, además de recetarse por lo menos Q150 millones de
nuestros impuestos sólo para pagar su publicidad durante las elecciones,
aumentan el número de diputados a 160, permiten el transfuguismo en el año
electoral, mantienen la elección de diputados por listados, proponen cuotas de poder para mujeres e indígenas que solo van a fomentar el nepotismo y el clientelismo y consolidan
el cartel de las pandillas politiqueras
que sin duda se van a multiplicar por medio de la creación de comités cívicos,
solo para mencionar los más nefastos cambios
que pretenden aprobar ilegalmente los congresistas. Por cierto, Velásquez
mintió al declarar en CNN que estas reformas fueron consensuadas. ¿Consensuadas
por quiénes? ¿Por aquellos que ha acusado de corruptos? ¿Por grupos de presión?
Necesitamos cambios en nuestro
sistema político actual (Estado Benefactor/Mercantilista). Pero no se trata de
hacer cambios por hacerlos. Debemos hacer las reformas radicales que nos
permitan acabar de raíz con el origen de la
corrupción, que es el sistema de incentivos perversos, inmoral e injusto, que
prevalece en Guatemala y, lamentablemente, la mayoría de las reformas
propuestas a la LEPP que están discutiendo los diputados, en lugar de acabarlo,
lo refuerza en beneficio de los saqueadores que llegan al poder.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el
lunes 3 de agosto de 2015.
Etiquetas: CICIG, Congreso, corrupción, Iván Velásquez, Ley Electoral y de Partidos Políticos, reforma constitucional, Tribunal Supremo Electoral
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