Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

4.26.2010

AEI


Sigla que en realidad significa “Asociación de extorsionadores e inmorales”. Lástima que no lleva una uve al final porque les falta el adjetivo de “vividores”. Se llaman a sí mismos “autores, editores e intérpretes”, pero en lugar de producir material propio se dedican a extorsionar a quienes arriesgan, invierten y entretienen al público en Guatemala.

No es la primera vez que existe en nuestro país una “sociedad de gestión colectiva” que dice “defender y administrar los derechos patrimoniales de todos los autores guatemaltecos y del extranjero”. ¡Ve pues! ¿Cuántas veces en su gestión no han obstaculizado las presentaciones de los artistas guatemaltecos y extranjeros que sí trabajan para ganar dinero y mejorar su calidad de vida? O al menos sobrevivir a partir de su propio talento y esfuerzo, y no lucrar del éxito de otros, como hacen los miembros de éste y otros grupos de presión similares que existen en nuestro país.

El 13 de febrero de 2006 publiqué un artículo titulado “Asociación de gorrones”, en el cual señalaba el descaro de los miembros de la “Asociación guatemalteca de autores y compositores” (AGAYC). Por esas fechas comencé a recibir correos electrónicos de un supuesto defensor de los artistas que estaba organizando una asociación cuyo objetivo sería acabar con los abusos de los dueños de la AGAYC.

¡Qué cosa! El tal superhéroe resultó ser peor que los anteriores. Al final, probablemente lo que quería era quedarse con el negocio de los viejitos que, de todas maneras, igual siguen laborando. Y como a veces sucede, el alumno superó a los maestros. Lo lamentable es que el ahora extorsionador es uno de esos artistas que sí gozó de cierto prestigio y éxito. ¿Qué le pasó? En fin, lo que escribí en 2006 sigue vigente:

“Existe una norma de inspiración benefactora/nacionalista… que obliga a los que utilizan públicamente la obra de artistas de otros países, a pagarle un arancel a la gente agrupada en la asociación mencionada. ¿A cuenta de qué reclaman dinero sobre una producción que no es de ellos?

“Los buscadores de rentas y los free riders siempre han existido. Sin embargo, hay sistemas políticos que permiten reducirlos al mínimo: sistemas en los cuales todos debemos ser responsables y trabajar para satisfacer nuestras necesidades. En estos, los gobernantes no pueden regalarnos ni un centavo que no hayamos devengado: frutos que no nos pertenecen. Por otro lado, los sistemas colectivistas/paternalistas, que privilegian a algunos a costa de otros, compran voluntades violando los derechos individuales de la mayoría”.

“Ojalá aquellos que se ven afectados por esta legislación inconstitucional, de una vez se decidan a interponer los recursos necesarios para derogarla… los creadores con talento se van a beneficiar: se van a motivar a dar lo máximo de sí y a abandonar la comodidad que alimenta esa mediocridad en la que tantos se pierden. Al fin, el cliente manda: premia a quien mejor lo complace”.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 26 de abril de 2010. La imagen la bajé de la Internet.

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4.19.2010

No resuelto: revuelto


Es el estado en el cual se encuentra la investigación de los asesinatos de Khalil y Marjorie Musa. Revuelto, turbio, enredado. Puede utilizar cualquier calificativo, sinónimo de los anteriores, que se le ocurra. Y si los presagios de algunas musas que me han visitado se cumplen, la hipótesis de Carlos Castresana, titular de la CICIG, será aún menos creíble que la supuesta verdad interina del personaje citado con anterioridad en lo que respecta a la muerte de Rodrigo Rosenberg.

Por cierto, no salgo de mi asombro ante semejante aberración: “verdad interina”. La verdad NUNCA es interina. Si la premisa o proposición presentada es negada por la evidencia (o no es comprobada sin dudas razonables), fue, es y será SIEMPRE falsa. O será siempre una hipótesis nomás. Aunque en este caso pienso que lo presentado por Castresana y sus seguidores es una vil mentira que muchos han preferido creer o hacerse de la vista gorda. Ya sea porque se encuentran hartos del relajo (como me dijo alguien cuyo nombre mantendré en reserva); porque quedaron desilusionados después de haber participado en las manifestaciones posteriores a la presentación del vídeo póstumo de Rosenberg; o porque simplemente conviene a sus intereses darle validez: léase los acusados por el abogado asesinado.

Dediqué cinco artículos a comentar la hipótesis de Castresana. Y apenas mencioné unas pocas de todas las dudas que me surgen al analizarla. Quienes no los hayan leído, los encuentran en mi residencia virtual, http://www.martayolanda.com/ Podría haber continuado escribiendo páginas sobre las falencias de la supuesta resolución de Castresana al crimen del jurista, pero al fin, la vida continúa y había otros temas que quería abordar. Pero eso no significa que en un futuro no decida retomar el tema.

En lo que respecta a los Musa, mis informantes me contaron que es probable que presenten al mismísimo Rosenberg como el cerebro detrás del doble crimen. Por supuesto, continuando con la idea de un thriller romántico, la muerte de Marjorie habrá sido un error de los sicarios contratados para quitar del camino del amor al padre de la desaparecida Julieta que se oponía a sus amores con el Romeo chapín. En fin…

Mis informantes: los mismos que a finales de noviembre de 2009 me contaron que era probable que los acusados por Rosenberg hubieran llegado a un acuerdo con Castresana que les permitía a los primeros salir en caballo blanco como víctimas y no victimarios; y al segundo, además de fingir ser un gran detective, émulo de los protagonistas de muchas novelas, le daba la oportunidad de congraciarse con sus jefes entregándoles una cabeza que les interesa hoy más que la de Colom: la cabeza de Alfonso Portillo. Por eso no me sorprendió la reciente declaración de Castresana, publicada en Prensa Libre, según la cual la red que le interesa perseguir es la del ex Presidente, hoy reo residente del Preventivo de la zona 18. Parafraseando a Cervantes: cosas increíbles vimos, vemos y veremos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 19 de abril de 2010. La imagen la baje de la Internet.

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4.12.2010

Phílippos


Es para mí inevitable pensar, ordenar mis ideas, calmar mis emociones intensas a la hora de bañarme. Inspirarme. Probablemente el roce del agua con mi piel me remonta a los tiempos ancestrales de nuestros antepasados más lejanos que habitaban los océanos, cuando aún estos cuerpos acuíferos cubrían casi toda la Tierra y no habían sido nombrados como hoy los conocemos.

Este viernes 9 de abril que escribo no es la excepción. El agua me sirvió de inspiración. Hoy, un día después del intento de robo del vehículo de mi colega Felipe Valenzuela. Asalto en el cual Felipe resultó herido. Producto de una constante creciente en nuestro país: la delincuencia y la criminalidad. Muchos especulan sobre un posible atentado. Sin embargo, creo que si esa hubiese sido la intención, hoy estaríamos llorando a alguien apreciado a pesar de lo poco que hemos compartido fuera de las actividades públicas en las cuales nos hemos topado. Presentando un libro o en algún foro de discusión. Ya sea como homenajeados o felices invitados que no hacen más que departir y reír.

Estimo a Felipe aunque no coincidamos en muchos temas, en especial aquellos puntos que tienen que ver con el por qué vivimos en Guatemala como vivimos. O intentamos sobrevivir. Le tomé cariño desde mis inicios en Siglo Veintiuno, hace ya casi 12 años, cuando él ocupaba el cargo de Director de Culturales y luego fue ascendido a Subdirector del diario. Yo empezaba mi apasionante carrera de periodista de reflexión, como me gusta llamar a mi tarea semanal de escribir “Principios”. Hoy, Felipe y yo somos compañeros columnistas que compartimos deadlines y día de publicación. Hoy, a menos que Felipe haya enviado con anticipación su artículo, extrañaré al "El demente ágil". Ojalá pronto lo leamos de nuevo.

Todavía no he ido a visitarlo al hospital. Tal vez lo haga después, cuando mi visita sea ajena al alboroto mediático que el ataque a un personaje público acarrea. Tal vez lo visite cuando pueda sonreírme. Sin duda no interpreto el papel que algunos quisieran que hiciera. El papel que exige del actor características que yo no poseo. No obstante, Felipe sabe que cuenta conmigo en lo que le pueda servir.

Por cierto, es muy probable que Felipe y yo coincidamos en por qué fue de nuevo víctima de antisociales: por la falta de cumplimiento de las autoridades de su responsabilidad primordial de dar seguridad a los miembros de nuestra sociedad. Algún día espero sentarme a dialogar con él y poder explicarle por qué la solución a esta lamentable situación que enfrentamos todos es ProReforma.

Felipe viene del griego Phílippos, que significa literalmente “a quien le gustan los caballos”. Yo amo a estos cuadrúpedos que han sido parte de mi vida familiar, y con ello no ofendo a ningún pariente. Yo respeto a un profesional de la talla de Felipe, que no sé si hace honor a su nombre, pero sé que ama su vida, ama a su familia y ama su oficio. Santé amigo.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 12 de abril de 2010. La imagen pertenece al archivo del diario guatemalteco elPeriódico.

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4.05.2010

SS


¿Sólo Santos? No. Nadie asistiría a la cita. Los santos no existen. Es algo ajeno al humano tal cual es, a pesar de los siglos de los siglos que tienen de repetirlo los religiosos, independientemente de su creencia y los ritos que practiquen. Y, por favor, quisiera que no malinterpretara mis palabras. No es mi intención herir sensibilidades, aunque sé que es casi imposible no hacerlo. Lamentablemente, hay quienes leen o escuchan lo que quieren leer o escuchar, y ponen poca atención a lo que en verdad escribo o digo. Y lo anterior no es condición exclusiva mía. Nos suele pasar a todos, más allá de la profesión u oficio que practiquemos.

Perfecto y libre de toda culpa: la primera acepción que da la RAE a la palabra santo, un vocablo íntimamente relacionado con lo sagrado: digno de veneración por su carácter divino o por estar relacionado con la divinidad, según la misma Academia, también en su primer significado. ¿Tendré que definir perfecto y culpa? Cito para tal efecto, al “Breve diccionario etimológico de la lengua española” cuyo autor es Guido Gómez de Silva: perfecto es algo “muy bueno, excelente, sin defecto… completo, acabado”; y culpa “falta cometida voluntariamente… hecho de ser responsable de una falta o infracción de la ley”.

Por supuesto, podría irme ad eternum definiendo los términos que utilizo, pero por el momento los que presento son suficientes para enfatizar el punto que hoy me interesa: la imposibilidad de ser perfectos y alcanzar la felicidad si intentamos hacerlo a partir de requisitos impuestos que contradicen nuestra naturaleza. Idea aplicable tanto en el campo espiritual como en la esfera social, regida por legislación arbitraria producto del capricho de los legisladores y no de la experiencia que nos dejan milenios de evolución y progreso.

Es un anhelo legítimo pretender SER lo mejor que podemos SER, con nuestras virtudes, cualidades y características propias, reconociéndonos como seres teleológicos (que tienen fines individuales), con estilos de alma únicos e irrepetibles. Culpa sólo debemos sentir, y pagar las consecuencias de las acciones que hayan provocado ese sentimiento, cuando violentamos los derechos de otros al buscar nuestros valores o intentar conservarlos. En cualquier otro caso o situación, no somos más que títeres manipulados por políticos o por aquellos que se han erigido como portavoces de lo divino, obviando que son tan humanos como usted o como yo. Falibles. No existe el pecado. Existen los delitos y los crímenes que deben de ser penados.

Si prevalecieran la razón y el respeto a la vida, a la propiedad y a la libertad de todos ¡qué diferente sería el mundo! Sin embargo, la pereza de pensar, de cuestionar, de buscar la evidencia que sustente nuestras premisas termina convirtiendo a muchos en seres tristes y resentidos, personas que sólo esperan el final de sus días viviendo una existencia vacía en lugar de disfrutar de la irreemplazable bendición que es la vida.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 5 de abril de 2010. La fotografía la tomé el viernes 1 de abril de 2010 por la noche, en el Centro Histórico de la capital de Guatemala. Un día más conocido como “viernes santo”, durante el asueto de la Semana Santa.

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