Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

4.12.2010

Phílippos


Es para mí inevitable pensar, ordenar mis ideas, calmar mis emociones intensas a la hora de bañarme. Inspirarme. Probablemente el roce del agua con mi piel me remonta a los tiempos ancestrales de nuestros antepasados más lejanos que habitaban los océanos, cuando aún estos cuerpos acuíferos cubrían casi toda la Tierra y no habían sido nombrados como hoy los conocemos.

Este viernes 9 de abril que escribo no es la excepción. El agua me sirvió de inspiración. Hoy, un día después del intento de robo del vehículo de mi colega Felipe Valenzuela. Asalto en el cual Felipe resultó herido. Producto de una constante creciente en nuestro país: la delincuencia y la criminalidad. Muchos especulan sobre un posible atentado. Sin embargo, creo que si esa hubiese sido la intención, hoy estaríamos llorando a alguien apreciado a pesar de lo poco que hemos compartido fuera de las actividades públicas en las cuales nos hemos topado. Presentando un libro o en algún foro de discusión. Ya sea como homenajeados o felices invitados que no hacen más que departir y reír.

Estimo a Felipe aunque no coincidamos en muchos temas, en especial aquellos puntos que tienen que ver con el por qué vivimos en Guatemala como vivimos. O intentamos sobrevivir. Le tomé cariño desde mis inicios en Siglo Veintiuno, hace ya casi 12 años, cuando él ocupaba el cargo de Director de Culturales y luego fue ascendido a Subdirector del diario. Yo empezaba mi apasionante carrera de periodista de reflexión, como me gusta llamar a mi tarea semanal de escribir “Principios”. Hoy, Felipe y yo somos compañeros columnistas que compartimos deadlines y día de publicación. Hoy, a menos que Felipe haya enviado con anticipación su artículo, extrañaré al "El demente ágil". Ojalá pronto lo leamos de nuevo.

Todavía no he ido a visitarlo al hospital. Tal vez lo haga después, cuando mi visita sea ajena al alboroto mediático que el ataque a un personaje público acarrea. Tal vez lo visite cuando pueda sonreírme. Sin duda no interpreto el papel que algunos quisieran que hiciera. El papel que exige del actor características que yo no poseo. No obstante, Felipe sabe que cuenta conmigo en lo que le pueda servir.

Por cierto, es muy probable que Felipe y yo coincidamos en por qué fue de nuevo víctima de antisociales: por la falta de cumplimiento de las autoridades de su responsabilidad primordial de dar seguridad a los miembros de nuestra sociedad. Algún día espero sentarme a dialogar con él y poder explicarle por qué la solución a esta lamentable situación que enfrentamos todos es ProReforma.

Felipe viene del griego Phílippos, que significa literalmente “a quien le gustan los caballos”. Yo amo a estos cuadrúpedos que han sido parte de mi vida familiar, y con ello no ofendo a ningún pariente. Yo respeto a un profesional de la talla de Felipe, que no sé si hace honor a su nombre, pero sé que ama su vida, ama a su familia y ama su oficio. Santé amigo.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 12 de abril de 2010. La imagen pertenece al archivo del diario guatemalteco elPeriódico.

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1 Comments:

  • Me gusto mucho su articulo Marta Yolanda. Me gusto por la forma tan clara y sencilla que lo escribio, humilde dire.
    Le deseo exitos a usted y a Felipe y a todos lo que lean esta nota. En esta Guatemala y en el mundo entero no hay persona que sea mas importante que otra. Todos tenemos derecho a la vida. Hablando de derecho hojala que algun dia ejercitemos nuestro derecho, no de pedir como mendigos, sino de exigir
    como seres humanos facultados para tal caso que los parasitos del gobierno cumplan con el ejercicio del poder como verdaderos ciudadanos profesionales.

    El demente no muy agil,

    By Anonymous Anónimo, at 11:19 p.m.  

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