Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

3.23.2010

Pía


El impío pía. Cuando tiene hambre, cuando tiene frío. Cuando se encuentra preso, el Pollo pía. ¿Cuál será la canción del pichón cuando se encuentra privado de su libertad? Falto de piedad el impío que pía, ¿a quiénes podrá acusar? ¿Si acaso se hunde, su canto se llevará consigo a sus otrora amigos? “Los pollitos dicen ‘pío, pío, pío’ cuando tienen hambre, cuando tienen frío. La gallina busca el maíz y el trigo, les da comida y les presta abrigo. Bajo de sus alas, acurrucaditos ¡duermen los pollitos hasta el otro día!”.

Hambre y frío todavía no pasa Alfonso Portillo. Pero, sin duda, hay muchos que quisieran verlo bien, pero bien frío, sin posibilidad de volver a comer y, por supuesto, tres metros bajo tierra: aquellos que hace algunos años eran sus socios comerciales en el uso y abuso del poder. Los que gracias a las gracias y las transas del ex Presidente lograron vaciar las arcas que arduamente llenó el sacrificado tributario que, ante la amenaza de parar en el bote, prefiere convertirse en el abnegado y callado esclavo dedicado a satisfacer las demandas de los gorrones (que de gorriones tienen poco) que usurpan desde el trono presidencial, la autoridad que emana del pueblo.

El mandadero, pues eso significa ser el “Primer Mandatario de la Nación”, que se siente ganadero y finquero, que trata a los ciudadanos que lo deberían mandar a él (o ella, por si acaso, sin distinción de sexo) como si fueran ganado a su disposición para destazar, intercambiar u ordeñar. E irónicamente, lo hace al amparo de la legislación que ha sido aprobada con el silencio complaciente de muchos de quienes terminan siendo el plato principal del festejo de los invitados al solidario banquete de las pocas familias que progresan. ¿Hasta cuándo?

En fin, al margen de los anteriores párrafos escritos a la luz de la “sonrisa de la razón”, ingeniosa manera, al menos a mi parecer, de describir o explicar la ironía, pienso que los amigos de Portillo deberían preocuparse seriamente por la vida de su compadre. Eso si algunos de aquellos personajes célebres de nuestra fauna política que visitan a Portillo con cara compungida, con rostro adolorido, son amigos verdaderos del mencionado gobernante caído en desgracia y aprecian su vida. ¿O serán herederos de Tartufo, hipócritas que tienen miedo a ser uno de los cantados por el antes arrogante Pollo, hoy en vías de convertirse en colaborador eficaz del Fiscal del Distrito Sur de Nueva York, Preet Bharara?

Alfonso Portillo, un ave a la que le conviene volar lo más rápidamente posible al norte, aunque sea para enfrentar parte de las consecuencias de sus acciones. “Pan pa’ tu matate, pan pa’ tu matate, vos tunante que hoy te sentís el Rey de mundo y propietario de los bienes y el destino de tus mandantes”. Que, igual, puede ser una advertencia para la abeja Reina del panal. Total, imagino que como a todo coche le llega su sábado, lo mismo aplica a cualquier otro espécimen del reino animal.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 22 de marzo de 2010. La imagen la bajé de la Internet.

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