Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

9.17.2018

¿Quién contra bando?




En estos tiempos de creciente incertidumbre en Guatemala, tiempos en los que observamos dos bandos enfrentados por el ejercicio del poder político, cuyos líderes se aprovechan de la justa indignación de muchos, unos por la corrupción y otros por las violaciones al debido proceso, ambas consecuencias, precisamente, del abuso de ese poder que, dentro del Estado Benefactor/Mercantilista, es casi ilimitado, no deja de sorprenderme que tanto tirios como troyanos, incluidos la mayoría de medios de comunicación, estén pidiendo más de lo mismo: más intervención gubernamental. Claro, en nombre del divino y todopoderoso Estado que todo lo puede otorgar, particularmente a los grupos de presión, a sus líderes y a los pícaros que actúan en su nombre.

Unos que recientemente solicitaron más burocracia estatal, son los representantes de la Cámara Guatemalteca de Alimentos y Bebidas, que pidieron al Ministerio Público la creación de una fiscalía especial que conozca los casos de contrabando y defraudación aduanera, pretendiendo asustar a los consumidores con la falacia de que las mercancías que ingresan de forma ilegal ponen en riesgo su salud. Puede ser que con algunos productos así sea, los cuales termina desechando el mismo mercado. Pero no es ese el caso de la mayor parte de esos bienes contrabandeados, o sea importados, que permiten a nuestros compatriotas de recursos más escasos satisfacer sus necesidades. Si fuera lo contrario, sin necesidad de la intervención de papá gobierno, ya hubieran dejado de comprarlos.

Con más burocracia no se arregla el problema, se complica aún más. Además, ¿cuál es el crimen? ¿Las personas libremente intercambiando? ¿La gente decidiendo a quién comprarle? ¿Oferentes informales que satisfacen mejor las necesidades de los demandantes? Porque, dejémoslo claro, NADIE obliga a nadie a comprarles a los contrabandistas. Por el contrario, los quieren obligar a NO adquirir los bienes que ellos les ofrecen.

Esa vieja idea de que puede existir un mercado intervenido, regulado por los gobernantes para asegurar la ¿libre competencia? es un oxímoron evidente para quienes entendemos el mercado: el proceso donde las personas, de manera voluntaria (o sea, sin la mediación coactiva de ningún tercero), intercambian los unos con los otros. Cada quien persiguiendo sus propios intereses y a la espera de ganar sin dañar a nadie en el proceso. Más aún, ganando ambas partes. Y, sin buscarlo, de esa manera beneficiando al resto de la sociedad al contribuir a la asignación eficiente de los recursos escasos.

Ese deseo de controlar las vidas y las pertenencias de los demás la entiendo viniendo de los políticos. Pero cuando la propuesta viene del sector privado, que debería cerrar filas con aquellos que exigimos al gobierno que se dedique únicamente a sus funciones primordiales, seguridad y justicia, me decepciona. El colmo es que el tributario va a terminar pagando por la nueva burocracia innecesaria. El contrabando es el comercio internacional ilegítimamente criminalizado. Cuando sea más caro ser contrabandista que vender legalmente su producto entonces sí va a acabar el contrabando. Y esto solo va a suceder cuando no existan las aduanas ni los obstáculos al libre intercambio en general.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el lunes 17 de septiembre de 2018.

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4.30.2018

No hay atajo sin trabajo




O, como dice otro refrán, quien quiere celeste, que le cueste. Aquel que quiere superar la pobreza y vivir la mejor vida posible a su alcance, debe trabajar: debe esforzarse, tanto mental como físicamente, para alcanzar sus objetivos, sin pretender vivir de los demás. Más aún, si quiere disfrutar verdaderamente de esa mejora, debe saber que lo que tiene se lo ha ganado justamente, por el sudor de su frente, y no arrebatándolo a otros o siendo cómplice de ese robo.

Es por esto último que vemos a muchos que han acumulado fortunas a base de trampas, fraudes, robos, privilegios… que, al final, poco importa cuánto hayan logrado juntar, sus vidas suelen ser vacías, superficiales y falsas, ya que pueden engañar a todo el mundo, menos a ellos mismos. Gente que termina rodeada de hipócritas, que no los valoran y sólo están interesados es sacarles parte del dinero mal habido. En pocas palabras, parásitos como lo son ellos.

Y esa manera deshonesta de vivir no depende del monto del dinero obtenido sin haberlo ganado: fracasa a toda escala, como lo podemos ver en aquellos programas sociales que pretenden usar el dinero expoliado a los tributarios para comprar votos. El bono seguro, el bono para las comadronas y cualquier otra prebenda similar, son políticas populistas que facilitan la corrupción. Además de ser una injusticia más contra quien honradamente trabajó para crear la riqueza que ese dinero representa. Bien lo señala el neoplatonista Henry More en el “Enchiridion Ethicum, IV” (1667): “Es bueno y justo que a cada uno se le otorgue lo suyo, y el uso y posesión del mismo se le debe otorgar sin molestia".

Fracasan los programas anteriores, así como fracasa el absurdo de asegurar una renta mínima a todos. Con apenas dos años de prueba, el experimento finlandés de otorgar ingresos mensuales de 560 euros a 2 mil personas desempleadas de entre 25 y 58 años fracasó. Tal y como informó el New York Times el pasado 24 de abril: “Durante más de un año, Finlandia ha probado… repartir dinero sin reglas o restricciones sobre cómo las personas lo usan….experimento que está por terminar. El gobierno finlandés optó por no continuar financiándolo... la decisión del gobierno finlandés de detener el experimento a fines de 2018 pone de relieve un desafío a la misma concepción del ingreso básico. Mucha gente en Finlandia -y en otras tierras- se molesta ante la idea de entregar efectivo sin requerir que la gente trabaje... El gobierno esperaba que el tener un ingreso básico permitiría que más personas se integraran al mercado laboral”.

Un fracaso anunciado, porque se basa en premisas equivocadas. La más evidente de éstas es la de creer que la gente iba a trabajar sin necesitarlo. ¿Por qué pasar por la molestia de trabajar cuando se pueden quedar tranquilamente acostados todo el día viendo tele? Por supuesto, no a todos nos parece éste el escenario ideal para disfrutar de nuestras vidas pero, lamentablemente, esa es la actitud de la mayoría. Con esta propuesta y las anteriores mencionadas, violadoras de los derechos individuales de unos para complacer a otros, mientras unos viven sin trabajar, otros tienen que esforzarse el doble para mantenerse ellos mismos y mantener a los gorrones que viven de su trabajo. ¿Hasta cuándo lo vamos a tolerar?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el lunes 30 de abril de 2018.

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1.15.2018

¿Quién defrauda a quién?



¿Los tributarios al Estado o al revés? Tal vez sea más fácil responder a esta pregunta, si recordamos que el Estado es un concepto abstracto, y que quienes actúan en nombre de tal abstracción no son otros más que los políticos populistas, mentirosos y corruptos que, lamentablemente, representan a la mayoría de quienes llegan al ejercicio del poder, al menos dentro del sistema de normas políticas que prevalece en Guatemala y en gran parte del mundo: el Estado Benefactor/Mercantilista.

Esos mismos gobernantes que están ¡tan preocupados! en protegernos y cuidar nuestras propiedades, que llegan al extremo de que optan por quedarse con lo nuestro antes de que nosotros corramos el riesgo de perderlo. ¡La bondad y la honradez encarnadas en los políticos! ¿Creerán que nuestro dinero está más seguro en sus bolsillos? En fin, ironía aparte, son esos mismos gobernantes, o similares a ellos, que muchos queremos ver presos y devolviendo todo lo que nos han robado.

Una vez aclarado el contexto y los conceptos, es sencillo responder a la pregunta de quién defrauda a quién: son los gobernantes, en nombre del abstracto Estado, quienes defraudan a los tributarios y despilfarran, malgastan y/o se roban el fruto del trabajo de aquellos que son obligados a tributar bajo amenaza de ir a la cárcel. En otras palabras, los creadores de riqueza que son extorsionados y expoliados por los gobernantes y los burócratas a cargo de tal crimen, o sea, el Superintendente de Administración –terrorista- Tributaria y la gente que trabaja en la SAT.

Para aquellos que aún no han identificado el engaño, o tienen miedo a enfrentar la realidad, les pregunto, ¿para qué y por qué pagan impuestos? ¿Para mantener el sistema político (y a los politiqueros) que favorece la impunidad y la corrupción? ¿Pagan por qué así los han programado/educado? ¿Por aceptar la falacia de que al ser exitosos y capaces de mantenerse a sí mismos, deben velar por otros a quienes ni siquiera conocen? ¿Se dan cuenta de que esos otros son, en su mayoría, un montón de parásitos y oportunistas que poseen un poder arbitrario para hacer lo que se les antoje con lo que a usted le costó ganar? ¿Renunciaron a ser ciudadanos y mandantes, para convertirse en siervos incapaces de razonar por sí mismo? ¿Quiénes se benefician con esa visión servil de la relación entre los ciudadanos y los gobernantes?

Como escribió recientemente Juan Ramón Rallo en el artículo publicado por elCato, titulado “Paradise Papers: el riesgo de mezclarlo todo”: “Tendría mucho más sentido reputar como inmorales las artimañas políticas dirigidas a maximizar la rapiña tributaria que las tácticas individuales orientadas a proteger el patrimonio personal”. En resumen, la SAT no “recupera impuestos no entregados al fisco”. La SAT expolia a los legítimos dueños y con esa expoliación reduce el capital necesario para transformar los recursos en riqueza y la creación de puestos de trabajo productivos necesarios para que todos podamos mejorar nuestra calidad de vida.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 15 de enero de 2018.

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6.08.2015

Ciudadanía gringa para todos



Después del pasado martes 2 de junio espero que los guatemaltecos podamos exigir sin mayor problema a la Embajada de Estados Unidos una green card. Lo que ha sido un rumor repetido por generaciones hoy es un hecho confirmado: nuestro país ¿o nuestros gobernantes? se encuentran bajo la protección del big brother: el gobierno de EE. UU. Lo positivo de que Todd Robinson haya pasado al podio a dejar claro lo anterior es que puede beneficiar a quienes quieran emigrar y a nuestros compatriotas que ya lo hicieron. No más persecución de la migra. No más abuso. Paz y tranquilidad, prosperidad y felicidad para todo chapín que decida hacer su vida en la madre patria estadounidense. Atrás quedó la pesadilla de haber sido una colonia española.

Ya no serán tratados como criminales nuestros compatriotas que viven en EE. UU. sólo por ser guatemaltecos. No más guat hunting en Júpiter, Florida. No más asesinatos como el de Onésimo Marcelino López Ramos de 18 años, porque todos llegarán legalmente a trabajar en pos de su sueño de mejorar. Porque nadie honesto puede negar que una vez en nuestro país prevalezca el sistema de incentivos perversos que por décadas ha sido el principal motivo por el cual millones han elegido irse de Guatemala, aunque sea bajo la paternal vigilancia del gobierno gringo que indulgentemente protege al corrupto de Otto Pérez Molina y sus secuaces ¡qué magnánimos son!, muchos de nuestros compatriotas seguirán optando por irse al mero seno del imperio.

Al menos en el norte de América, todavía hay valientes con mente preclara que luchan por revertir el poder que han adquirido sus gobernantes y aspiran a vivir algún día de nuevo dentro de la República que les legaron los Founding Fathers, donde el gobierno sólo sea el medio necesario para asegurar que no se violen los derechos individuales de nadie. No cómo en la actualidad, que se han convertido en violadores de la vida, la libertad y la propiedad de las personas.

Sin embargo, no todo es color de rosa para nosotros los mandantes, como sí lo es para los funcionarios públicos y la burocracia estatal. Lamentablemente la intromisión de Robinson es para asegurarse de que van a lograr exprimirnos aún más a los tributarios: NO es su preocupación cómo malgastan nuestros impuestos. Si le interesara ayudar a acabar con la corrupción, ¡hubiera apoyado la fiscalización! O sea, a la Contraloría General de Cuentas y a los pocos diputados y jueces que de verdad cumplen con esta función primordial.

El objetivo NO es defender nuestros derechos individuales de la constante violación por parte de nuestros gobernantes. El objetivo NO es apoyarnos para que algún día cercano veamos que se hace justicia. NO les interesa frenar los abusos del poder. Lo que les inquieta es que caiga la “R”. Pero no empiece a celebrar, en este caso no me refiero a Roxana Baldetti, si no que a la “R” según Carlos Muñoz: la recaudación. Es por eso que la intervención alegra a los grupos de presión que podrán seguir viviendo parasitariamente de los demás.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 8 de junio de 2015.

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2.03.2014

Secuestrados




Después de que la mayoría de diputados cedieron al chantaje de los gobernantes apoyados por los delincuentes del STEG, sentí que violaron mis más elementales derechos: que fui secuestrada por una banda a la cual mis conciudadanos le entregaron el poder de decidir sobre mi vida, mi libertad y mi propiedad. El contubernio entre Otto Pérez Molina y los malhechores que bloqueron las carreteras quedó claro ante la ausencia de las fuerzas de seguridad, responsables de velar porque se respeten los derechos de todos, incluido el derecho a la libre locomoción. ¿Dónde estaba Mauricio López Bonilla, el inútil Ministro de Gobernación? ¿Escondido debajo de su escritorio?

También es despreciable la actitud de los congresistas que, cual cobardes sabandijas, capitularon frente a las hordas de Joviel Acevedo, el más famoso perro de ataque de los gobiernos de turno en el presente siglo. ¿Cuánto dinero se irá a embolsar el mencionado criminal que actúa impunemente en Guatemala? ¿Qué ganaron los diputados con aprobar la ampliación presupuestaria por 1500 millones de quetzales? Dinero que usted sabe que saldrá de nuestros bolsillos: de nosotros, los explotados tributarios.

Pero, lo más importante es entender el origen del problema, el por qué; y reconocer que el poder que hoy gozan los gobernantes lo han adquirido a lo largo de los años. Lamentablemente los constituyentes de 1985 desperdiciaron la oportunidad que tuvieron de legar a los guatemaltecos un sistema político justo, republicano, que asegurara la igualdad de todos ante la Ley y limitara el ejercicio del poder. En lugar de eso, nos decretaron una Constitución complaciente con los grupos de presión, los cuales a la fecha se han multiplicado bajo el abrigo del Estado Benefactor/Mercantilista por el cual se decantaron nuestros más recientes padres y madres de la Patria.

Los designados a la trascendental tarea de decidir las normas bajo las cuales íbamos a vivir, imbuidos por ardores ideológicos, más preocupados en satisfacer intereses de sectores, faltos de una filosofía objetiva, optaron por aprobar un fiambre de reglas que abrieron las puertas no solo a la confusión (por las contradicciones en las que cayeron) sino que allanó el camino que permite la corrupción que corroe todos los entes estatales, ya sean centrales o locales. Como era de esperarse, esa carencia de virtudes de unos, y la incoherencia en otros, contadas las excepciones, dieron vida al sistema de incentivos perversos dentro del cual vivimos hoy, los cuales han promovido el olvido de muchos de los principios fundamentales que aseguran la convivencia pacífica en una sociedad. Y sin esa paz basada en el respeto mutuo, no podemos progresar.

Nos hemos dejado secuestrar. Unos por fantasear con una vida parasitaria. Otros por no hacer el esfuerzo mental de separar sus premisas falsas de las verdaderas, y los demás por no tener la valentía de participar en la batalla más importante de todo ser humano que se precie de serlo: la batalla de las ideas.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 3 de febrero de 2014. La fotografía la bajé de la Internet.

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1.27.2014

¿Mano dura contra quién?



Según los burócratas del PNUD, la política de mano dura ¿o simple campaña electorera? del Partido Patriota, es un fracaso. Por cierto, los mencionados no son los primeros, ni serán los últimos, en reconocer que en nuestro país el sector que más crece es el de la delincuencia y de la criminalidad, incentivado por la ineficiencia de la Policía Nacional Civil cuyo principal problema es la corrupción generalizada de sus miembros (salvo contadas excepciones) que, dentro del marco de una República moderna y un Estado de Derecho, debería de ser el más importante medio para que el gobierno cumpla con su obligación de asegurar que las violaciones a la vida, a la libertad y a la propiedad fueran las menos posibles. Y si acaso alguien fuera violentado, asegurarse que el responsable pague las consecuencias de sus acciones y compense a su víctima.  

No obstante, existe un área donde la aplicación de la mano dura sí ha rendido beneficios… al menos para los gobernantes. Me refiero a la campaña de terrorismo fiscal impulsada por la SAT. La persecución a la gente productiva que arriesga, trabaja y crea ha sido implacable. La mejor prueba de lo anterior la encontramos en los datos de recaudación que muestran como año con año los tributarios pagamos más, contrario al discurso que sostienen los gobernantes, y a diferencia de las estadísticas en el caso de seguridad donde no podemos confiar en la veracidad de los números ya que entre los mismos funcionarios se contradicen. Las únicas estadísticas estatales relativamente confiables son las relacionadas con el cobro de impuestos.

Como bien lo dijo recientemente Juan Ramón Rallo, Director del Instituto Juan de Mariana en España: ''Los que pagan impuestos no son los ricos, ni los pobres, ni la clase media. Son los que no pueden evitarlo. Y los que evaden impuestos tampoco son los ricos, ni los pobres, ni la clase media. Son los que pueden hacerlo''. En Guatemala, esos que no podemos evitar pagar impuestos somos alrededor del 20 por ciento de la población económicamente activa. ¡Cuán pocos somos los que soportamos la mayor parte de la corrupta e ineficiente burocracia de nuestro Estado Benefactor/Mercantilista!

Y si acaso intentamos proteger lo nuestro, lo que nosotros hemos creado, hemos producido, hemos ganado… si nos negamos a seguir siendo explotados por otros que descaradamente se roban, con excusas que ya pocos creen, lo que a nosotros nos ha costado, no tardaran las huestes de la Superintendencia de Administración Tributaria/Terrorista en atraparnos y aplicarnos la mano dura. Es mayor la probabilidad de que vaya a la cárcel alguien que no paga impuestos, a que lo haga un ladrón, un violador, un secuestrador, un extorsionador o un asesino.

La mano durase aplica, pero contra aquellos cuyos ingresos sirven para engordar las cuentas personales de los gobernantes, los funcionarios públicos, sus familiares y amigos que forman parte de las pandillas que llegan al ejercicio del poder en nuestro país.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 27 de enero de 2014.

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11.25.2013

Presupuesto a la medida


Los diputados deben aprobar un Presupuesto General de la Nación a la medida real de los ingresos tributarios. No deben aprobar un centavo más de gastos por encima de la cantidad que van a recaudar. Los tributarios no aguantamos más expoliación. No queremos ni debemos endeudarnos más. Por supuesto, siempre habrá unos cuantos oportunistas que salgan beneficiados con el malgasto y despilfarro que hacen los gobernantes de nuestro dinero. Pero mientras, la mayoría sufre día a día para cumplir con sus compromisos y satisfacer sus necesidades, algo que los políticos en el ejercicio del poder y sus aliados creen que no les conviene entender, menos reconocer.

Los gastos se deben concentrar en las dos únicas tareas que justifican la existencia del gobierno: brindar seguridad a la población y velar porque prevalezca la justicia. Aquellos que ejercen el poder otorgado por nosotros, los mandantes, solo deben utilizarlo para asegurar el respeto a la vida, la libertad y la propiedad de todos los habitantes del país. En caso alguien violentara alguno de los derechos listados de otro, los gobernantes deben atraparlo y presentarlo ante los tribunales para que se haga justicia: que el antisocial (delincuente, criminal) compense a quien le causó un daño.

Todas las demás tareas que asigna el Estado Benefactor/Mercantilista a los gobernantes son solo una fuente de corrupción, y sobra la evidencia en el pasado y en el presente que confirma esta aseveración mía. Por ejemplo, en casi todos los casos, la educación en manos de los gobernantes termina siendo pura programación de los niños y jóvenes de hoy en futuros siervos no deliberantes… en lugar de ciudadanos pensantes. La salud a cargo del abstracto Estado no es más que un ruin y falso consuelo para los pobres y, en muchas ocasiones, más que sanar al enfermo acelera su muerte.

Recordemos lo que escribió la novelista inglesa Taylor Cadwell en “La columna de hierro”, la obra que dedicó a la vida y el legado de uno de los más importantes políticos de todos los tiempos, Marco Tulio Cicerón, quien intentó rescatar la República romana antes de que esta fuera finalmente destruida por Julio Cesar, una idea que sin ser expresada en palabras textuales del gran Senador y Cónsul homo novus de Roma en el año 63 a. C., están inspiradas en la sabiduría que este acumuló con los años: “El presupuesto debe equilibrarse, el tesoro tendrá que volver a llenarse, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios debe ser moderada y controlada, y la ayuda a los pobladores de tierras extranjeras tendrá que eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. El pueblo debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa de la República”.

Los diputados tienen el poder de enmendar la propuesta del gobierno de Otto Pérez Molina. Trabajen señores y señoras congresistas, ustedes y sus asesores, en una propuesta que no obstaculice el progreso de los que aún intentamos producir y crear riqueza en Guatemala.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 25 de noviembre de 2013. La imagen fue publicada en Prensa Libre el 1/9/12.

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9.16.2013

El Foro de los fracasados

¿De verdad todavía confían en los gobernantes?

El Foro que contó con la participación de varios expresidentes de países latinoamericanos que no lograron nada más que enriquecerse durante sus gobiernos. Algo importante, imagino, al menos para ellos, pero no para sus pueblos. El Foro financiado por la “Fundación Esquipulas para la Integración Centroamericana”, dirigida por un saqueador improductivo que sigue viviendo a costa de los tributarios, a pesar de todo lo que robó cuando estuvo al frente del poder Ejecutivo de Guatemala. Una Fundación que es mantenida por nosotros: es una obligación del abstracto Estado a cargo del Tesoro (véase: Transferencias corrientes y de capital, código 435, por Q1,500,000 solo para 2013). En fin, eso somos nosotros los pagadores de impuestos para los políticos que llegan al ejercicio del poder: el tesoro.

Vinicio Cerezo Arévalo, ¡un gran padre! que regaló en el año de 1990 a su hijo Marco Vinicio Cerezo Blandón, que también quiso ser Presidente, varios millones de los recaudados en su gobierno para crear una organización que le permitiera vivir cómodamente, al igual que a su progenitor, sin necesidad de ser productivo. Fundaeco: así la llamaron.

¿A cuenta de qué un grupo de politiqueros fracasados van a dar cátedra sobre lo que hay que hacer para progresar? ¿Acaso no tuvieron la oportunidad de demostrarlo con HECHOS durante sus respectivos mandatos? Períodos en los cuales los únicos que lograron pasar a mejor vida fueron ellos, sus familiares y sus amigos. Si fueran honestos, deberían de invitar a los que no quieren trabajar, pero sí desean vivir bien, a afiliarse a un partido político o formar el propio. Estudiar y practicar la retórica sofista, aprender a mentir mirando a los ojos e investigar cuáles son las principales fantasías de la gente y ofrecerles a los ingenuos que, si votan por ellos, harán sus sueños realidad. Así es como ellos lograron acumular riqueza. Eso sí, esta última creada por otros que fueron expoliados con la excusa de ayudar a los pobres.

Coincido con el académico anarquista, Gary Chartier, en que “Los gobiernos aumentan el número de personas pobres precisamente mediante algunos programas de [supuesta] lucha contra la pobreza, que pueden crear incentivos perversos tanto para las personas a permanecer lo suficientemente pobres para calificar como beneficiarios de los fondos públicos, y de los burócratas para mantener a las personas pobres con el fin de conservar sus propios puestos de trabajo”.

A pesar de los errores que cometieron los mencionados mientras gobernaron, muchos ciudadanos lograron mantenerse a flote. Hasta hubo quienes progresaron sin necesidad de privilegios ni de hacerse de pisto saqueando, en connivencia con los gobernantes de turno, las arcas públicas, como lo hicieron ellos y sus aliados. Si es cierto que no les alcanza el dinero a los actuales gobernantes para cumplir con sus funciones, pueden eliminar las partidas que mantienen a personajes como Vinicio Cerezo Arévalo.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 16 de septiembre de 2013.

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7.09.2012

Reforma sin forma




Es lo que va a presentar el presidente Otto Pérez Molina al Congreso. Una propuesta que hará más ecléctica a nuestra desarrollada y contradictoria Constitución. Un contrato social producto de los intereses, las frustraciones y las convicciones erradas de un grupo de personas cuya filosofía se ubica en las antípodas del pensamiento político y económico que permite el progreso de los habitantes de una nación. De los principios que deben regir en una sociedad: que hacen la diferencia entre un conjunto de normas para asegurar la convivencia pacífica entre hombres libres o las reglas para legalizar la servidumbre entre esclavos.

Muchas cosas más puedo agregar a las escritas en mi artículo del pasado lunes sobre el tema de llamado “Fortalecimiento del sistema político”, pero lo único que quiero recalcar es que el título correcto de esa parte de la propuesta debió ser: “Fortalecimiento del sistema presidencialista”, y debió terminar con un “Ave, Caesar, morituri te salutant”. ¡Ah! Estoy de acuerdo con la eliminación del artículo 160  que autoriza a los diputados para desempeñar otros cargos públicos.

En el área del “Fortalecimiento del sistema fiscal y financiero”, quiero repetir lo que otros han dicho sobre las modificaciones al artículo 125: es una expropiación disfrazada de “participación patrimonial”. ¿Cómo van a adquirir hasta el 40 por ciento de las empresas que explotan recursos naturales? ¿Van a comprar acciones con dinero de los tributarios? ¿Tendrán la capacidad de intervenir cualquier explotación de recursos naturales ya que obvian el “no renovables”? ¿Pretenden crear, de nuevo, empresas estatales: los futuros peores antros de corrupción, como lo fueron en el pasado? El podrá de hoy, es el será de mañana… ¡Qué maña!

Con las modificaciones al artículo 171, el Congreso pierde la facultad de APROBAR el Presupuesto General de la Nación. Sólo lo puede “improbar”. De nuevo, fortalece al Presidente y debilita al ciudadano al debilitar al Congreso. Y me parece una ironía agregar al artículo 238 (Transferencias y equilibrio fiscal) que “Preferentemente se observará el principio del equilibrio presupuestario”. O sea, seguirán gastando más de lo que les ingresa, y endeudando al tributario.

Me ofende que crean que en Guatemala no hay gente inteligente que entienda las intenciones verdaderas de su absurda propuesta. Las reformas deben ser integrales y coherentes con la realidad, y no un montón de cambios para satisfacer a grupos de presión, ser políticamente correctos y facilitar la corrupción con la excusa de buscar la transparencia. No deben propiciar un retorno al pasado, a prácticas fracasadas como la de pretender que los gobernantes (el Estado es solo una abstracción) se conviertan en empresarios. Y que además lo hagan con el dinero de nosotros, los tributarios, que no nos vamos a ver beneficiados con tales inversiones que vamos a tener que financiar. Veni, vidi, vici.


El presente artículo fue publicado el lunes 9 de julio de 2012 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La imagen la bajé de la Internet.

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2.20.2012

¿R. I. P. PP?



Casi todos mis días comienzan con un viaje virtual alrededor del mundo en búsqueda de la verdad de los hechos que considero relevantes para el progreso del ser humano. El motivo del periplo cibernético es tener una idea más amplia, estar mejor informada y tomar mejores decisiones. Eso me permite juzgar en la justa medida los acontecimientos que nos afectan más de cerca a quienes hemos elegido vivir en Guatemala. Distanciarme lo más posible de la hipocresía y la doble moral de aquellos que, ya sea por intereses espurios, información falsa (por poca investigación), prejuicios ideológicos o emociones irracionales (resentimiento o envidia) falsean la realidad y se dedican a adular a los gobernantes.

Para mí, orgullosa representante de mi especie, es el hombre el animal más extraordinario que ha pisado la Tierra. El único creador de una civilización e, irónicamente, también destructor de lo creado por otros. Quiero resaltar que, al menos hasta hoy, han sido más las personas productivas que los parásitos que viven de los primeros, y gracias a esto es que, a pesar de la carga que representan los segundos, continuamos avanzando. Sin embargo, esta tendencia puede fácilmente cambiar. Digo lo anterior ya que en toda comunicación honesta, el receptor (en este caso usted) debe saber cuáles son los propósitos verdaderos del emisor (en este caso yo).

Como ya es conocido, la semana pasada el gobierno de Otto Pérez Molina logró que se aprobara de manera irregular, probablemente ilegal, un nuevo aumento de impuestos para aquellos que ya pagamos la mayoría de tributos que malgastan y se roban en gran parte quienes ejercen el poder y sus allegados. Como prueba de lo último me remito a todas las denuncias que presentan ciudadanos y burócratas estatales casi todos los días.

¿Será posible que tan pronto los miembros del Partido Patriota, con el apoyo de los diputados de otros partidos a quienes les llegaron al precio justo, firmaran la sentencia de muerte del partido que hace poco más de un mes empezara a gobernar en Guatemala? Sin duda, su ambición y la falta de visión de largo plazo son las más obvias explicaciones al tremendo error que cometieron.

La aprobación del paquetazo fiscal no es nada más que una victoria pírrica que al final pagarán muy cara. ¿Será que somos testigos del próximo deceso de otro partido más en nuestro país? ¿Podrán requiescat in pace los miembros del Partido Patriota? Lo único que espero, y por eso trabajo, es que en su posible agonía y consecuente muerte no nos lleven con ellos. En Guatemala hay muchos que merecemos otro destino. En Guatemala siguen habiendo más creadores de riqueza que parásitos y saqueadores. ¿Qué hace falta que suceda para que nos unamos, actuemos y cambiemos el sistema vicioso y perverso dentro del cual vivimos hoy por uno virtuoso que nos permita disfrutar del fruto de nuestra mente, el fruto de nuestro propio trabajo y riesgo?


El presente artículo fue publicado el lunes 20 de febrero de 2012 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. El autor de la imagen es  Melingo Wagamama.

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10.31.2011

El tesorito



No es un cantante. Tampoco un actor de telenovelas. Sin duda, no es ella (la tesorito), ni se llama Laura ni su apellido es León. El tesorito es el objeto del deseo de la mayoría de quienes quieren llegar al ejercicio del poder. El tesorito está constituido por dos elementos con un solo objetivo: hacer sentir (que no es lo mismo que ser) a quien lo posee que es una persona valiosa, indispensable y admirada. Alguien capaz de decidir por el resto y superior a los demás. ¡Y ay de aquel que se atreve a contradecirlo o a gritar a los cuatro vientos: el emperador va desnudo! Aquel que le recuerda la verdad: que todo su mundo es una mentira.

Creen que la parte más importante del ansiado bien, la parte tangible, la van a encontrar en las arcas públicas. Esa especie de agujeros negros terrestres en los cuales todo el dinero que entra desaparece por obra (que no son carreteras) y arte de magia (ahora los ve, ahora no los ve: ni los billetes, ni la seguridad, ni la justicia, ni la educación, ni la salud, ni los puentes…) de los gobernantes que los administran. ¿O los reparten? ¿Entre quiénes? Arcas que son alimentadas con fondos privados que fueron expoliados a sus legítimos dueños, a los creadores de riqueza.

Según mi parecer, la urgencia (que, por cierto, nunca es satisfecha) de ser adulado es el segundo componente del tesorito, junto con la creencia de que son ellos quienes mandan. Un factor necesario para mantener la ilusión de una alta autoestima en quienes usurpan el lugar del mandante, siendo ellos simples mandatarios. Un peligroso delirio de quien en su interior sabe que es todo lo contrario. Podemos evitar el juicio de los otros, pero nunca el juicio propio.

La ironía es que al final ni siquiera van a encontrar lo que verdaderamente buscan, como lo busca todo ser humano: el placer de ser una persona digna de admiración y orgullosa de sus logros legítimos. Terminan rodeados de personas como ellos (los pares se atraen y se relacionan entre sí), en una constante negación de la realidad, sin confiar en nadie, sabiendo que la mayoría de quienes los rodean lo hacen por un interés mezquino y que en cualquier momento los van a traicionar.

Por estas fechas en Guatemala dos facciones se pelean por quedarse con el tesorito. El día que se definirá quién podrá meterle las manos por cuatros años es el próximo 6 de noviembre. El grupo que se considera ganador ya no utiliza un mapa para encontrar el tesorito… o abrirlo. La nueva moda es la llave secreta. ¿Por qué secreta? ¡Quién sabe! Tal vez Alí Babá podría descifrar el misterio. Mientras, los miembros de la otra pandilla, en especial su líder, ya no saben ni qué ofrecer con tal de que los favorecidos sean ellos. En fin, a nosotros, los responsables de llenar los cofres que contienen el tesorito, no nos queda más que observar… por el momento. Luego, debemos cerrar las arcas de una vez por todas. Y alejarlas lo más posible de los piratas.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno” el lunes 31 de octubre de 2011. La imagen la bajé del Internet.

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9.15.2009

La movida


Nota: Este artículo fue publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 1 de diciembre de 2008. Debido a mi atraso en actualizar mi blog, hasta hoy lo subo. Sin embargo, ¡las bromas que nos juega al azar! nos cae como anillo al dedo por la recién iniciada discusión del “Presupuesto de Despilfarro 2010”. La fotografía la tomé el 20 de junio de 2009.



Hay que moverse. Ya terminó la contienda que legalizó el robo descarado de casi Q50,000 millones que van a hacer los poderosos el año entrante. Fue aprobado, después de un show poco creíble, que no merecería ni siquiera una mención en la categoría de vestuario de cualquier concurso de tercera categoría. ¡Ah, por cierto! ese rubro para vestidos que se encargaron de incluir los técnicos que prepararon el que, si fueran honestos los políticos (una contradicción lo sé, algo ajeno a su esencia) deberían de llamar “Presupuesto de malgasto y despilfarro de los gobernantes para el año 2009”.

Movámonos, caminemos, avancemos. No nos quedemos quietos, inertes, pasmados. Habrá concluido una batalla, pero no la guerra. Parafraseando a Thomas Jefferson: el precio de la libertad es una eterna vigilancia de nuestros tributos. Aclarémonos las ideas, reflexionemos, llenemos de energía nuestros espíritus cansados y caminemos la senda que nos permita cambiar lo que debemos modificar si deseamos que evolucione, para bien de todos, nuestra sociedad.

Yo al menos no necesitaba, sin ser arrogante, de sendos reportajes y cualquier cantidad de páginas de denuncias de corrupción para saber que la movida, más allá de los discursos y las supuestas buenas intenciones de ayudar a los pobres ¿a qué sean pobres eternamente?, el verdadero objetivo de quienes ostentan el poder es meter sus manos peludas en nuestros bolsillos. Para saberlo sólo necesitamos mover, desempolvar, quitarle las telarañas al olvidado sentido común, y recordar qué tenemos en común los humanos: cada uno de nosotros persigue sus propios fines.

Por supuesto, la forma en la cual cada individuo se mueve en pos de su felicidad va a depender de su escala de valores y los medios que escoja para alcanzarlos. Por eso, sobra decir que hay muchos que vamos a descartar de nuestra vida la profesión dedicada al latrocinio: la política. Preferimos crear, ser productivos y respetuosos de la vida, la libertad y la propiedad de los otros. Pero siempre existirá gente que moverá sus conectes y lucrará ilegítimamente de la ignorancia de los demás que, irónicamente, les otorgarán el poder para hacerlo.

Se mueven como manada de elefantes en estampida. Se escuchan, se sienten venir, hacen templar la tierra bajo sus torpes y pesadas extremidades inferiores que suelen meter donde no deben, mientras corren alagartados tras lo que usted y yo hemos ganado. Por eso, no entiendo por qué hay quienes todavía les creen, les dan el beneficio de la duda a algunos de los integrantes de la gavilla. En fin, puede ser que haya alguna excepción que, precisamente, confirme la regla. También hay que reconocer que este despreciable grupo incluye víboras, con suficiente cantidad de neuronas para ser consideradas inteligentes, que se arrastran sigilosamente, sonriendo, salivando, sudando si son interpeladas… y cuando sentimos, la movida viene con todo y mordida.

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1.21.2009

No tengo dinero



Nota: este artículo fue publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 24 de noviembre de 2008.






Ni nada que dar. O casi nada, tal vez. Tengo ideas, palabras, imágenes. Melodías, emociones, verdades… De esas poco apreciadas riquezas, se llenan mis cuentas. Y a veces, más que intereses, me generan tristezas. Abundan, sobran, rebosan en mis haberes esos bienes que, desde hace ya algún tiempo, han perdido valor en las bolsas mundiales. Recursos cuyos precios vienen en una caída libre más pronunciada aún que la de las denostadas acciones de las instituciones financieras. Y corre y va de nuevo…

No tengo dinero y mucho menos para dárselo a los gobernantes. Sin embargo, dentro del juego de las leyes positivistas que hoy imperan en nuestra sociedad (local, marginal, en su fase seminal), los habitantes de este inimaginable, pero real país, estamos sujetos a las decisiones arbitrarias de quienes ostentan el poder político: los reyes transitorios de la nación. Y tenga o no tenga dinero, ni nada que dar, tengo que entregar casi todo lo que puedo ganar a los mercantilistas, los políticos y los oportunistas de los grupos de presión. ¿Será que me voy, con todo y mi canción, a otro lugar? ¿Será que encuentro algún juglar que me quiera acompañar?

Mientras escribo, sé que en el Congreso de la violada ¿o inexistente? República de Guatemala, aquellos que tienen la llave maestra que abre nuestros bolsillos y pone a disposición de los poderosos nuestras vidas, además de montar una tragicomedia que sólo a ellos hace reír, fraguan, negocian, discuten cómo aumentar SUS ingresos a costa de los nuestros. Planean cómo continuar la vieja, la ancestral, la elemental práctica de robar. Por supuesto, lo hacen por el bien de los pobres… de sus parientes, amigos y compinches.

Al igual que siempre, los mentirosamente llamados contribuyentes, que no somos otra cosa más que simples pagadores de impuestos, también vamos a pagar los excesos, las promesas y los errores de los gobernantes. El despilfarro y el malgasto lo desembolsamos los tributarios. Más súbditos que ciudadanos libres y respetados. Algunos pagamos más que otros. Otros pagan más que nosotros. Pero todos pagamos. Habrá pocos recolectores de tributos, pero todos los pagamos.


Unos, aquellos que menos dinero desembolsan, terminan pagando la factura más alta. Son quienes mueren de hambre esperando encontrar un trabajo productivo o arriesgan su vida buscando otra existencia más allá de nuestras fronteras del Norte, rara vez las del Sur. O son los que vegetan, limosneando migajas al Presidente, a su esposa, a los burócratas, a los diputados, a los alcaldes… al primo segundo, al concuño o a la amante de los personajes citados. Y mientras los primeros reparten lo de nosotros, no se olvidan de que deben de quedarse con la mejor parte. Un negocio redondo que redondea sus arcas privatizadas, las públicas impostoras… que redondea sus figuras algunas vez alargadas. En fin, parafraseando a Antonio Carlos Jobim y a Vinicius de Moraes: eu sei que vou pagar.

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