Un grupo de burócratas franceses opinan que Guatemala es un paraíso fiscal, porque en nuestro país
todavía se cumple con el debido proceso en lo que a la privacidad en el manejo
de las cuentas bancarias trata. Y como los franceses, por otro lado, viven en un
infierno fiscal, les parece injusto que nosotros gocemos de una
buena parte, aunque cada vez menor, de lo que nos hemos ganado.
¿Cuándo van a denunciar a los paraísos fiscales que son la ONU, el FMI, el BID, la OEA…? Ellos sí
viven en la gloria y a costillas de quienes
pagamos impuestos. Lo que, irónicamente, ellos no hacen. Ni crean riqueza, ni
pagan impuestos. “¿A cuenta de qué?”, dirán, si solo los empresarios que
arriesgan y los trabajadores productivos generan ganancias. Lo cual es cierto: en
el caso de los burócratas estatales, nacionales e internacionales, dentro del
contexto impositivo que castiga al creador, no existe un motivo generador de tributos ya que no producen nada, solo
gastan.
¿En cuál círculo del Infierno de Dante deberían estar estos
personajes y sus coristas? Suelen ser lujuriosos y por la redondez de sus
vientres concluyo que reverencian a la gula. Pero, sin duda, merecen estar en
un círculo más abajo en este célebre canto. ¿Será en el círculo cuarto? Son tipos que acumulan fortunas sin arriesgarse
ni trabajar, y que fácilmente despilfarran lo que es de otros en una vida de
apariencias caracterizada por viajes a lugares exóticos, exquisitos banquetes y
una vida propia de los reyes de antaño y su corte.
Suelen ser iracundos y perezosos, sobre todo los líderes de
presión que son amigos íntimos de los burócratas de los
organismos internacionales, los cuales suelen privilegiarlos en sus corazones y regalarles parte del dinero
que han expoliado a aquellos que legítimamente lo habían ganado. Lo anterior
los sitúa en el quinto círculo. Sin embargo, también son violentos y creen que
sus intereses están por encima de los derechos individuales del resto. Son
capaces de tomar a la fuerza lo que no es de ellos, amenazar a los gobernantes
con medidas de hecho si no se les complace, y violentar a los demás. Ya vamos
por el séptimo círculo.
¿Y si el peor de sus crímenes es el fraude? ¿La traición? ¿El
octavo círculo? ¿El noveno círculo? Engañan a los más pobres haciéndoles creer
que trabajan para ellos, convenciéndolos de que si los eligen y les otorgan más
poder, pasaran de vivir una existencia miserable a una vida plena pagada por otros. Una historia en
la cual los únicos que se enriquecen son aquellos que se sientan en el trono,
sus familiares y sus amigos. Su círculo
cercano que, junto con ellos, terminarán en una bolgia.
La verdadera felicidad que convierte nuestra vida en un
paraíso se logra al alcanzar nuestros valores. Y estos se conservan siendo
responsables, productivos y respetuosos de la vida, la libertad y la propiedad
de los demás. El paraíso es dormir con la conciencia tranquila: no deberle nada
a nadie. Algo que los gorrones nunca entenderán.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo
Veintiuno”, el lunes 10 de junio de 2013.
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