Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

6.30.2014

Revolución Liberal 20XX



Desde el inicio de la historia humana, muchos hombres y mujeres han luchado por la libertad. Incomprendida por algunos, manipulada por otros, vilipendiada por tantos. La libertad fue, es y será uno de los anhelos más excelsos de todo ser humano que se precia de serlo y busca ser su propio creador, sin sentimiento de culpa ajena y sin aceptar la intromisión arbitraria de otros en aquellas decisiones que tome en pos de alcanzar su máximo propósito: ser feliz.

Uno de esos hombres, a quien admiro profundamente a pesar de no haberlo conocido (murió el 24 de marzo de 1911) es Joaquín Díaz-Durán y Durán, quien con tan solo 25 años se unió a la revolución liderada por Miguel García Granados, la cual triunfó el 30 de junio de 1871, cuando junto con su improvisado ejército entró triunfante en la Ciudad de Guatemala, después de que levantaron la llamada Acta de Patzicía el 3 de junio del mismo año, acta en la cual aparece como uno de los firmantes mi tatarabuelo.

Así, Miguel García Granados se convirtió en presidente provisional, gobernando hasta el 4 de junio de 1873. Su gobierno puso en marcha la llamada Reforma Liberal de 1871 y decretó, entre otras cosas, la libertad de prensa, la libertad de cultos y la supresión de los diezmos. El principio de un sueño hecho realidad por quienes creyeron en esa oportunidad que sí se podía construir en Guatemala una sociedad ideal donde todos pudieran prosperar a partir de sus propios fines y esfuerzo personal. Una sociedad en la cual el gobernante desempeñara limitadamente su papel de mandatario y los mandantes ejercieran responsablemente su autoridad. Una sociedad donde todos fuéramos iguales ante la Ley y nadie tuviera el poder de privilegiar a unos encima de los otros.

Sin embargo, la esperanza de alcanzar plenamente el país imaginado fue truncada por las ambiciones de un arrimado. La confianza que suelen tener muchos liberales en los otros, creyendo que son como la mayoría de ellos, intelectualmente honestos, les hizo creer en Justo Rufino Barrios, quien con el tiempo se convirtió en el sepulturero de los sueños de los verdaderos justos que en su momento arriesgaron su vida y sus propiedades con el ánimo de cambiar el sistema que imperaba en nuestro pueblo por uno que reconociera la igualdad de todos ante la Ley y restringiera el poder casi ilimitado del cual, irónicamente, siguen gozando los actuales gobernantes.

Por eso en este siglo veintiuno en el que vivimos, muchos hemos despertado de la pesadilla en la que nos ha sumido el Estado Benefactor/Mercantilista que prevalece en casi la totalidad de naciones, y decidimos libremente retomar, de manera pacífica, la batalla iniciada por nuestros antepasados. Ciertas serán las palabras que puso Francisco Pérez de Antón en boca de García Granados: “Ésta es la revolución de la libertad… y ay de aquel que se atreva a abusar de ella”. Alcanzar la utopía es cada día más posible, porque cada día más se unen a la batalla de las ideas.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 30 de junio de 2014.

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6.23.2014

Mercenarios fiscales



Los jefes supremos de la Superintendencia de Administración Tributaria/Terrorista, apoyados por el Presidente Otto Pérez Molina, ante la aparente inutilidad de los guerrilleros fiscales locales, en permanente enfrentamiento con los creadores de riqueza, decidieron contratar refuerzos internacionales. La mejor salida que han encontrado los voraces publicanos, incapaces de identificar su error, es contratar a un grupo de asesores extranjeros: mercenarios a cargo de cumplir con la misión de ordeñar hasta el último centavo posible a los casi siervos pagadores de impuestos de Guatemala.

Los miembros del directorio militar tributario, a cargo de tomar las decisiones estratégicas en la mencionada entidad, en lugar de reflexionar sobre el porqué no llegan a sus metas de recaudación, optaron por tirar la toalla en lo que respecta a la capacidad de los elementos aborígenes (cual seguidores de la tesis asturiana) para contactar a especímenes argentinos que, al parecer, cuentan con dotes superiores a las de aquellos originales de estas eternas tierras poco virginales. ¡Ah! Y poco acogedoras al capital necesario para transformar los recursos en bienes y servicios que permitan la mejora constante en la calidad de vida de todos aquellos que se han ganado el pan diario de cada día.

La poca visión de largo plazo de quienes hoy tienen el poder de decidir sobre nuestras vidas y nuestras posesiones, los lleva a creer que el fracaso de sus políticas es a causa de la gente que está a cargo de llevarlas a cabo, en vez de reconocer que el origen del error se encuentra en las mismas políticas que han adoptado. Una de las peores decisiones que tomó Pérez Molina, servilmente apoyado por la mayoría de diputados actuales, fue aprobar la llamada actualización tributaria, más conocida como la puñalada fiscal, que lo único que logró es obstaculizar aún más el progreso en nuestro país.

Sin embargo, lo importante no es solo lo que los gobernantes logren expoliar a los mandantes (o sea a nosotros los ciudadanos), sino cómo gastan lo que ya logran recaudar. Usted que como yo pagamos impuestos bajo amenaza de cárcel si no lo hacemos, ¿se siente seguro en Guatemala? ¿Circula la mayoría del tiempo con la tranquilidad de que nada le va a pasar a usted y a sus seres queridos? ¿Considera que su vida, su libertad y su propiedad no serán violentadas por cualquier antisocial? Y si acaso en alguna ocasión alguien violó sus derechos, ¿fue compensado por el delincuente o el criminal responsable de hacerlo? ¿Confía en que si mañana lo violentaran o le hicieran daño a un familiar o amigo se haría justicia?

Si algo aumenta año con año, independientemente de las condiciones en las cuales vivimos el resto, es el dinero que los gobernantes logran extraer de nuestros bolsillos. Tal vez no se llega a la cantidad que ellos ambicionan, pero que nos exprimen más día con día es innegable. ¿Y de qué ha servido? ¿Quiénes se han beneficiado de su trabajo, de su riesgo, de su esfuerzo? ¿Para qué paga impuestos?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 23 de junio de 2014. La imagen la tomé el jueves 17 de abril de 2014 en Benidorm, España.

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6.16.2014

La "rasuradita" del alcalde dadivoso



El protagonista de esta historia, tan real como usted que la lee, es Hilario Ramírez Villanueva. Los hechos que relato ocurrieron el domingo 8 de junio de 2014, cosa poco importante porque podría suceder algo similar cualquier día, a cualquier hora, en cualquier poblado de Latinoamérica, no solo en México.

Ramírez Villanueva, más conocido como Layín, alcalde de San Blas (Nayarit) del año 2008 al año 2011, quiere ocupar de nuevo tan lucrativo cargo, y para ¿alcanzar ese objetivo? confesó en un mitin proselitista que robó: “Han dicho que robé mucho dinero. Sí robé, pero poquito, porque no había dinero… Ustedes lo saben, compañeros, las presidencias [municipales] están bien pobres, no hay dinero. Ojalá hubieran estado los 150 millones, a ver si no me los llevo los cabrones…”, declaró entre sonoras carcajadas. ¿Se burlaba descaradamente de los asistentes? ¿Gente tan ingenua que permite que se rían en su cara y, lo que es peor, ríen con quien se mofa de ellos? “Le di una rasuradita. Nomás una rasuradita… ¿A quién no le gusta el dinero? ¡A todo el mundo!”.

Layín dice que desea gobernar otra vez para resolver la crisis financiera del municipio: “Si llego, compañeros, y no les cumplo, mándenme a chingar a mi madre… quiero ser presidente [municipal], para pagar todas las drogas que han dejado…mis colegas, las drogas que dejó Layín y las drogas que deje esta administración”. Aunque a la pobre madre ya la jorobó él mismo: “Todos los presidentes municipales cuando salían se iban a vivir a Tepic. Pues yo chingué a mi madre, me regresé a Huaristemba”. Tal vez no puede vivir solo, pero sí le alcanza para contratar a una de las bandas más conocidas de México para celebrar su cumpleaños: “…con puesto o sin puesto, con votos o sin votos… están invitados todos mis amigos y también mis enemigos de todo el estado, de toda la República. Viene la banda de ‘El Recodo’, pa’ que bailen, compañeros, a disfrutar de una bonita fiesta”.

Unas horas después afirmó que todo era una broma: “Soy un tipo que me gusta mucho la broma y al pueblo le gusta la broma, y la broma va con la política”. Una broma con la cual ríen los ladrones que gobiernan, sus familiares y ¿amigos? u oportunistas que buscan aprovecharse del poder temporal que goza el parásito deslenguado que logró, democráticamente, que lo eligieran presidente, alcalde, diputado… Aquel que ocupa un cargo dentro de la burocracia estatal que le permite vivir a costillas de los demás robando y extorsionando.

Este cuento, cuyo nombre del protagonista es irrelevante -podría llamarse Arnoldo, Alfonso, Hugo, Cristina, Otto, Nicolás, Roxana, Daniel, Mauricio, Álvaro, Óscar…- no tiene todavía final, pues quienes permiten sus fechorías son aquellos que se tragan las fantasías que les venden para que voten por ellos. Son responsables aquellos que esperan que el gobernante de turno, en nombre del abstracto Estado, les resuelva la vida, cuando la única existencia que a estos les importa es la propia. Así fue, así es y así será por siempre.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 16 de junio de 2014. La imagen la bajé de la Internet.

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6.09.2014

Gigante amanecer



Hoy quiero celebrar un acontecimiento que fortalece mi esperanza de que en este siglo experimentemos un tiempo en el cual prevalezca la razón correctamente entendida y la verdad reconocida como la realidad misma: un período similar al vivido por los ilustrados del siglo dieciocho en el que se gestaron las ideas que permitieron la mejora exponencial en la calidad de vida de nuestra especie a partir del siglo diecinueve. Un tiempo en el cual se sembró el germen del progreso que siguió dando frutos en el siglo veinte a pesar de la irracionalidad y la barbarie que también se sufrió en los últimos cien años. Un despertar de la grandeza de toda persona que se respeta y respeta la vida, la libertad y la propiedad de los demás. El ser humano que elige ser racional, que acepta que la única opción para alcanzar y conservar sus valores es cooperar e intercambiar en paz con los otros.

El despertar de quienes nos reconocemos como parte de una misma raza, la humana, con una esencia común, la cual nos ha permitido conseguir lo que no ha logrado ninguna otra especie: crear una civilización. Individuos que nos orgullecemos de ser únicos e irrepetibles, y sabemos que nuestras diferencias las podemos convertir en elementos enriquecedores que nos permitan avanzar. Quienes disfrutamos de una vida en armonía, identificando a nuestros pares con quienes elegimos compartir nuestra existencia. Hombres y mujeres que, independientemente del país en que nacimos, la etnia a la que pertenecemos, la lengua que hablamos, el color de nuestra tez… entendemos que el deseo más íntimo de toda persona de ser feliz es nuestro común denominador.

Y para júbilo de muchos, ¡muchos más! que aquellos que lo resienten, ese Amanecer llegó a Guatemala, simbolizado por la hermosa escultura del maestro Walter Peter Brenner, develada en Ciudad Cayalá el pasado 31 de mayo de 2014. El Gigante que emerge en el Paseo es uno de los monumentos más grandes del mundo en el género de mármol tallado. Una obra que será admirada en todo el planeta. Una colosal producción contemporánea que nos recuerda que en cada uno de nosotros, más allá de nuestras diferencias, se encuentra la semilla de la grandeza. Es tarea individual cuidar esa semilla, tratarla con respeto al elegir nuestros valores y regarla practicando las virtudes que nos permitan cosechar sus frutos.

“Una alegoría a la búsqueda de la felicidad”, así describe Walter a su más reciente creación. ¿Y qué es la felicidad? “La felicidad es un estado de alegría no contradictoria, una alegría sin pena ni culpa, una alegría que no choca con ninguno de tus valores y que no te lleva a tu propia destrucción…”, explica John Galt en “La Rebelión de Atlas”. Y más adelante nos pide que: “En nombre de lo mejor que hay en ti, no sacrifiques este mundo a los peores… no permitas que tu visión del hombre sea distorsionada por lo feo, lo cobarde, lo inconsciente en aquellos que nunca han conseguido el título de humanos”. Seamos humanos. Seamos felices. 


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 9 de junio de 2014. La fotografía la tomé el sábado 31 de mayo de 2014 en la develación de “Amanecer, El Gigante de Cayalá”.

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6.02.2014

Privilegium communicare



La recientemente aprobada “Ley de control de las telecomunicaciones móviles en centros de privación de libertad y fortalecimiento de la infraestructura para transmisión de datos” es cuestionable hasta en su mismo nombre. ¿Quién es el responsable de bautizar los esperpentos legislativos que suelen aprobar nuestros serviles diputados? Tal vez su intención es confundir a los ciudadanos con nombres kilométricos, políticamente correctos y poco claros a la hora de explicar sobre qué trata lo aprobado. ¿Centros de privación de libertad? BS. Cárceles, punto.

Reza el artículo 4. “Autorización para uso de bienes públicos e instalación de infraestructura para transmisión de datos. Cualquier persona individual o jurídica que preste servicio de transmisión de datos, que tenga instalados por lo menos seis mil kilómetros de fibra óptica en la República de Guatemala; o cualquier operador de Red Local y Comercial, debidamente inscrito como tal en el Registro de Telecomunicaciones, que tenga más de cien mil líneas de acceso; o los contratistas debidamente facultados por los anteriores, mediante carta poder con firmas legalizadas; PODRÁN SOLICITAR A LA Superintendencia de Telecomunicaciones -SIT-, AUTORIZACIÓN PARA INSTALAR ANTENAS que se usen para transmisión inalámbrica de datos, EN PROPIEDAD PRIVADA o en bienes de dominio público, incluyendo bienes nacionales de uso público común, o autorización para la instalación de cableado, fibra óptica, postes o cualquier otro elemento o medio para la transmisión de datos, o la instalación de equipos de telecomunicaciones en bienes de dominio público dentro de cualquier jurisdicción municipal”.

Lo anterior, además de crear un obvio oligopolio que privilegia a las compañías más grandes que ya operan en el país, viola flagrantemente el derecho de todo propietario a decidir sobre lo que es suyo, otorgando ese derecho al burócrata de la SIT que decidirá por usted quién usa SU propiedad en beneficio de otros. Por cierto, es irrelevante que el artículo 10 que trata sobre la constitución de servidumbres, que fortalece otra evidente violación al derecho de propiedad, contemple la firma de un contrato y una indemnización al legítimo propietario, si ésta la solicita ¿quién? ¿El invasor legalizado por orden de los gobernantes amparados en esta inconstitucional legislación? ¿Quién decide el monto de tal indemnización? ¿Acaso aquel que la va a pagar?

Ni siquiera las falaces racionalizaciones de los estatistas que pretenden justificar las violaciones gubernamentales de los derechos individuales en favor de un indeterminado bien común (definido según el interés de quien lo usa como excusa para adquirir poder o privilegios) aplican en este caso. En Guatemala hoy hay muchos más teléfonos (alrededor de 21 millones) que habitantes (alrededor de 14 millones), gracias a la competencia que promovió la Ley de Telecomunicaciones que entró en vigencia en 1998. Al menos el artículo mencionado y el artículo 10 de esta absurda ley deben ser derogados.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 2 de junio de 2014. La imagen la bajé del blog de “Propiedad Privada”.

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