Tanto la adoración por el fallecido dictador venezolano como
por la niña Alana Thompson, son un reflejo de lo expuesto en “Pensar rápido,
pensar despacio”, del ganador del Premio Nobel en Economía 2002, Daniel
Kahneman: “…el cambio frecuente de tareas y el trabajo mental apresurado no son
intrínsecamente placenteros, y las personas los evitan en lo posible. Esto es
lo que hace que la ley del mínimo esfuerzo sea una verdadera ley…mantener una
línea coherente de pensamiento requiere disciplina”.
Por eso, es fácil manipular a la mayoría. Como bien escribió
Juvenal en la “Sátira X” (77–81): “…Hace ya mucho tiempo, de cuando no
vendíamos nuestro voto a ningún hombre, hemos abandonado nuestros deberes; la
gente que alguna vez llevó a cabo comando militar, alta oficina civil, legiones
- todo, ahora se limita a sí misma y ansiosamente espera por sólo dos
cosas: pan y circo”. La diferencia es que a "Honey Boo Boo” la pueden dejar de ver los televidentes cuando
quieran y no causa ningún daño aparente a quienes optan por no verla. Mientras
que en el caso de Hugo Chávez, salieron afectados casi por igual la mayoría que
lo mantuvo en el poder, como aquellos que lo combatieron.
El hombre masa, lamentablemente, es intelectualmente
perezoso: le molesta cuestionarse, buscar las premisas sobre las cuales emite
juicios y verificar en la realidad la veracidad de las mismas. Odia reconocer
que se equivoca. Prefiere que otros le digan qué pensar, más aún si ese pensamiento incluye culpar a los demás
de sus desgracias. Son
irresponsables, no aceptan las consecuencias de sus acciones como lo que son: el
resultado de sus decisiones.
Lo anterior es aplicable a cualquiera, sin importar su
origen o grupo social con el que se identifique. En “La rebelión de las masas”,
José Ortega y Gasset explicó en el pie de página número 42: “Abandonada a su
propia inclinación, la masa, sea la que sea, plebeya o aristocrática, tiende siempre, por afán de vivir, a destruir las causas
de su vida”. Con pequeñas diferencias, la retórica populista es utilizada por
oportunistas tanto de izquierda como
de derecha: ambos conceptos
intelectualmente vacíos. Ambos proponen el estatismo y el intervencionismo.
Ambos pensamientos se apoyan en el
mercantilismo para mantenerse en el ejercicio del poder y enriquecer a sus
dirigentes, familiares y amigos. Ambos terminan destruyendo al creador de
riqueza: matan a la gallina de los huevos de oro.
“…porque el que parte nunca reparte parte del pastel / si la
cosa va mal a callar / porque el que parte nunca reparte parte del pastel / que
los padres de la patria nos darán / más circo y más pan”, recita el estribillo
de la canción del dúo español “Amistades Peligrosas”, titulada: “Más circo y
más pan”. Y, mientras muchos en la prensa están a las órdenes de los poderosos y lo políticamente
correcto, aquellos que no nos dejamos engañar, tampoco nos vamos a callar.
Vamos a denunciar el engaño del circo y del pan.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo
Veintiuno”, el lunes 11 de marzo de 2013.Etiquetas: Amistades Peligrosas, Daniel Kahneman, Honey Boo Boo, Hugo Chávez, José Ortega y Gasset, Juvenal, La rebelión de las masas, Más circo y más pan, pensar, populismo, Premio Nobel