Un grupo de individuos que llevan
décadas de estar pululando alrededor del poder político en Guatemala, se
autonombraron
representantes de los
mandantes y dispusieron, dictatorialmente,
hacerse
cargo de las reformas a la
Legislación
electorera y de pandillas politiqueras. Pero, ¿cuándo fueron electos para
llevar acabo tal tarea?
A mí NO me representan y NO me van a utilizar de excusa
para avanzar sus intereses y afianzar sus ideas que, al fin, son las que hoy
prevalecen en nuestro sistema.
Varios de los miembros de la
pomposa “Plataforma Nacional para la Reforma del Estado” son responsables del caos,
no sólo porque llevan años impulsando el Estado Benefactor/Mercantilista, sino
porque han formado parte de gobiernos anteriores. Hablan de cambios, cuando lo que proponen es más
de lo mismo: más estatismo, más intervencionismo y más violación a los derechos
individuales. Más apoyo al injusto e inmoral sistema actual.
Venden la idea de que equidad es otorgar cuotas de poder a colectivos que ellos arbitrariamente
consideran que no han sido tomados en cuenta, lo que es falso. La Constitución
es clara al reconocer en el artículo 4 (Libertad e igualdad) que “en Guatemala
todos los seres humanos son libres e iguales en dignidad y derechos... Ninguna
persona puede ser sometida a servidumbre ni a otra condición que menoscabe su
dignidad”. Otorgar prerrogativas a cualquiera es inconstitucional. En lugar de
promover más privilegios, hay que eliminar los que ilegal e ilegítimamente se
han dado.
Pretenden obligarnos a trabajar a
los tributarios para que financiemos
a los politiqueros organizados en partidos y les paguemos sus campañas
publicitarias contra nuestra voluntad, lo que en cualquier época de la historia
sería considerada una forma de esclavitud o servidumbre que ahora disfrazan de progresismo políticamente correcto. Y
así, podría continuar explicando los principios
detrás de los cambios exigidos por
los integrantes de la Plataforma, gente
que no representa a nadie más que a ellos mismos.
Al ver expuestas sus intenciones
y su falta de representatividad, decidieron victimizarse y denunciar una
supuesta campaña de desprestigio así
como un hostigamiento que, si fuera
cierto y pusiera en riesgo su vida, su libertad y su propiedad, es vital que
presenten la evidencia en los tribunales correspondientes. Lo único que yo he
hecho y seguiré haciendo es desenmascararlos y dejar claro que solo se
representan a sí mismos.
Olvidan los miembros de la tal Plataforma, al igual que los
politiqueros, que en el mundo actual los ciudadanos tenemos una poderosa
herramienta para comunicarnos entre nosotros y expresarnos sin necesidad de
intermediarios. Las redes sociales virtuales son el medio por el cual hoy muchos
se enteran de lo que está pasando, se cuestionan sus creencias y se aclaran las
ideas. Aún más importante, nos sirven para velar porque se respeten nuestros
derechos individuales. Ya no estamos dispuestos a seguir manteniendo parásitos
ni a ser engañados y violentados.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el
lunes 10 de agosto de 2015.
Etiquetas: corrupción, cuotas, estatismo, Ley Electoral y de Partidos Políticos, Plataforma Nacional para la Reforma del Estado, poder, Privilegios, reforma