En el gran mundo del pequeño Otto, Guatemala es el país de la eterna prosperidad y él es un magnánimo rey que rige
las vidas de los siervos que la habitan. Para el mentado regente, el érase una vez
un pueblo en el cual muchos buscan
sobrevivir en condiciones precarias es parte del pasado. Hoy, quien no
quiere ver las cosas desde el universo
fantástico del Presidente es un obstinado. Si por él fuera, al cadalso
mandaría a aquellos que viéndole a la cara le dicen: “es usted un mentiroso y
no vamos a dejar que siga violando nuestros derechos, nos vamos a defender”.
La mayoría de los supuestos resultados incluidos en el informe de su
gestión del año 2014 son presentados
fuera de contexto, como es el caso de que aparentemente
bajó la inflación, lo cual si fuera cierto se debería principalmente a hechos
internacionales que no tienen relación alguna con las decisiones de Pérez
Molina y su gente. En otras partes de su presentación simplemente, cual mago
mediocre que es, sacó los datos de su
manga: mintió descaradamente, viéndonos
directamente a los ojos… por medio de
las cámaras de televisión, engañándose a sí mismo al creer que nos engañaba a
quienes lo observábamos del otro lado de la pantalla. Basta dar una vuelta por
las redes sociales para confirmar mi
afirmación.
Los pocos mal llamados avances que les permiten a algunos
mejorar su calidad de vida y al resto sobrevivir, los hemos logrado nosotros,
los ciudadanos productivos, A PESAR del gobierno, no como resultado de las
absurdas y entorpecedoras decisiones que ellos han tomado durante el mandato de
Pérez Molina. Por supuesto, no sólo él es responsable de los obstáculos que nos
han puesto en el verdadero camino del progreso: tan responsable es del desmadre
el Presidente como lo es Roxana Baldetti y todos los achichincles de ambos.
Lo que fue el colmo del descaro,
es la manera en la cual se refirió a la corrupción, pretendiendo hacernos creer
que ésta ha disminuido en su administración. Todo lo contrario: considero que
tanto el parasitismo como el robo de nuestros impuestos está llegando a límites
inimaginables hace apenas unos años. El ostento, la desvergüenza y la
desfachatez con la cual exhiben el dinero que nos han saqueado está a la vista
de todos los que quieren ver la realidad actual de Guatemala.
Sí señor Presidente, lo repito: usted miente. Lo sabe su merced, lo sé yo, lo sabe la mayoría
de mis compatriotas. Lo saben aún aquellos que lambisconamente le doran la píldora con el único objetivo
de ver qué le sacan: algún contratito
de varios millones con el abstracto Estado
pagado a costa nuestra; una plaza de
¿trabajo? que ocuparan al mejor estilo Gasparín:
como si fueran fantasmas será raro que
alguien los vea presentarse a las oficinas donde se supone son empleados, por
tanto, menos los verán laborando. Y
así, puedo seguir elaborando sobre los motivos que llevarían a algún hipócrita sobalevas a seguirle el juego con tal de
endulzarse el oído. ¿Ha pensado qué va a pasar al finalizar su período?
Artículo publicado en el diario guatemalteco
“Siglo Veintiuno”, el lunes 19 de enero de 2015.Etiquetas: corrupción, gobierno, mentira, Otto Pérez Molina, populismo, Roxana Baldetti