Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

9.01.2008

Soliloquio en blanco y negro


Una vez más me encuentro a solas pensando, cuestionando, sintiendo… Pienso, entre otras cosas, que de nuevo me toca enfrentarme al teclado y la pantalla en blanco de mi computadora, un día antes de acontecimientos en mi vida que considero de suma importancia.

Sí, estas líneas que usted lee el primer día del mes de la independencia, las escribo hoy, viernes 29 de agosto de 2008, fecha en la cual un grupo de idealistas decidimos libremente, por nosotros mismos, por nadie más, ser participes de una verdadera Gesta Cívica. Ciudadanos hartos de existir en una sociedad que, en lugar de avanzar en la senda del progreso, retrocede a un pasado negro como las ropas que yo y muchos más vestimos.

¿Por qué encaro otra vez escribir sobre un hecho que aún no se ha dado? Me refiero a la reunión convocada para el sábado 30 de agosto, a partir de las 9:30 de la mañana en El Obelisco. En fin, cosas del azar. ¿O podría ser parte de mi phatos? Circunstancias independientes a mi voluntad. En fin, lo importante es que de mí depende, como todo lo que me atañe, qué decisiones tomar frente a los sucesos con los cuales me topo al caminar por ese proceso finito que es la vida. Mi Ethos.

Desde el pasado lunes 11 de agosto, día en el cual junto con Jorge Jacobs, Luis Pedro Álvarez y Estuardo Zapeta, durante la emisión del programa radial nocturno “4 puntos”, decidimos mostrar, nuevamente, por medio de una protesta pacífica, civilizada, nuestro rechazo a la corrupción, al tráfico de influencias, las mentiras y el abuso del poder por parte de aquellos que legalmente lo ostentan (pero no lo poseen), sabía que ésta es una batalla que enfrento, primordialmente, por mí y mis seres queridos. Todo por mi insistencia de mantener mi residencia en una Guatemala donde prevalece un sistema de incentivos perversos que premia al parásito y al criminal, y castiga a la mujer y al hombre productivo y respetuoso de los derechos de los otros.

Esa noche tenía claro, como hoy, que ésta es una tarea de pocas personas. Seres extraordinarios que están dispuestos a desafiar el insulto ad hóminen de gente sin principios, incoherente, vendida a los poderosos del país o simples resentidos que no se atreven a dejar su aparentemente cómoda existencia de súbditos. Una Gesta de Individuos fuera de lo común que están dispuestos a aceptar, sin que les quite el sueño, la indiferencia de muchos. Personas conscientes de que seríamos blanco de sabotajes, intentos nerviosos de los gobernantes (centrales y municipales) por detener una protesta civilizada: realidad desconocida para ellos.

Luis Figueroa, Mayra Ramírez, Raúl Contreras, María Dolores Arias, Mario Rodríguez, Rafael Estrada, Carla Caballeros, Eduardo Lemus, Juan Diego Guerra, Lucila De León, Juan Francisco Mollineado… amigos, oyentes y lectores que se involucraron y participaron: felicitaciones. Qué honor conocerlos, vestidos de negro o de blanco, siempre con la frente en alto.

Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 1 de septiembre de 2008.

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VDL Reloaded


El próximo viernes 29 de agosto seré parte, como también pueden serlo ustedes, de la secuela de los exitosos Viernes de Luto, gesta cívica pacífica, comprometida con la creación de un Estado de Derecho inexistente aún en Guatemala, cuyo recordado lanzamiento fue el primero de junio de 2001.

Sin embargo, como toda continuación de acontecimientos célebres, a pesar de mantener un hilo conductor, las circunstancias actuales que motivan este nuevo movimiento ciudadano marcarán la diferencia. Además de que, en esta ocasión, se espera que haya una sola función dividida en dos partes.

La primera, proyectada para la fecha ya citada (viernes 29 de agosto) consiste en vestirse de negro. Sí, mostrar nuestro luto por la situación que enfrentamos los habitantes de esta tierra de los quetzales devaluados que vuelan de los bolsillos de los tributarios a las cuentas bancarias de los políticos en el ejercicio del poder, a los funcionarios públicos que utilizan su puesto arbitrariamente para pasar a una ansiada vida de mantenidos por el resto, y de los amigos cercanos a los anteriores que se dedican, primordialmente, al tráfico de influencias en búsqueda de privilegios.

Por supuesto, no olvidamos a todos los muertos como consecuencia del abandono de los gobernantes de sus funciones primigenias, primordiales y que dentro de un marco ideal deberían de ser las únicas: seguridad y justicia. Velar porque se respeten los derechos individuales de todos: libertad, propiedad y vida. Y asegurarse de que aquellos antisociales que no cumplan con la suprema norma de “el respeto al derecho ajeno es la paz”, la mejor de las definiciones del bien común, compensen a sus víctimas y paguen las consecuencias de sus delitos y/o crímenes.

La segunda parte de este conjunto de hechos memorables, definición de gesta según el DRAE, está programada para llevarse a cabo el sábado 30 de agosto, a partir de las 9:30 de la mañana en El Obelisco, donde nos vamos a reunir pacíficamente, sin violentar los derechos de nadie, a mostrar nuestro rechazo a los actos de corrupción, a los abusos de poder y a la absurda ambición de los poderosos de castigar con más impuestos a los exprimidos tributarios.

En fin, cada uno de aquellos que libremente esperamos participar, queda claro que lo hacemos por nosotros mismos. Porque estamos hartos de vivir en una sociedad donde los gorrones, improductivos, vividores y oportunistas existen gracias a la complacencia, por falta de decisión, del resto que terminamos como súbditos o rehenes. Súbditos aquellos que se acostumbran y aceptan sin protestar una forma inhumana de existir. Y rehenes, aquellos que, por nuestra terquedad de vivir en este país, nos vemos privados de lo que es nuestro por derecho, previo a cualquier legislación que sólo expresa la voluntad de quien legisla en su propio beneficio.

No más corrupción, no más impuestos, la consigna principal del relanzamiento de VDL.


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 25 de agosto de 2008.

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Copy/paste


Hace dos semanas, compartí durante unos días con un grupo de intelectuales de varios países de América: desde Estados Unidos hasta la Argentina. En esta ocasión, me tocó ser la única nacida en esta tierra de la eterna agonía, razón por la cual, el entregarme a una parte de la realidad distinta a la de la constante amenaza de la creciente criminalidad, incluida la descarada corrupción de la Administración Pública (de los gobernantes y funcionarios de turno que, por supuesto, NO excluye a quienes ostentaron el poder con anterioridad), significó para mi un verdadero remanso de paz.

Y qué puedo decir de la demandante discusión y debate con personas dedicadas a distintas disciplinas, con un amplio conocimiento de muchos temas y una honestidad intelectual que, sin duda, contribuyeron a enriquecernos a quienes participamos en el Coloquio 78 de “Exploraciones sobre la Libertad”, auspiciado por “Liberty Fund”, en el cual profundizamos en el pensamiento de Frédéric Bastiat, preclaro pensador francés decimonónico.

Reencontrarme con este influyente periodista y redescubrir reflexiones aparentemente olvidadas, aunque ya parte integral de mi saber, me motivan hoy a hacer de mi artículo, como dice su titulo, un “copiar y pegar” lo escrito por otra persona.

“El Estado es la gran ficción por medio de la cual todo el mundo se esfuerza por vivir a expensas del resto”, lo que explica la fascinación que tantos tienen por el fracasado Welfare State, que ha permitido a los gorrones existir gracias a la creación y producción de otros. Principiando por la mayoría de los políticos, continuando con los burócratas estatales y terminando con los cabecillas de los grupos de presión, los cuales crecen inconteniblemente bajo el amparo del poder discrecional, casi ilimitado, de los gobernantes. Las reciente concesiones otorgadas por Álvaro Colom a los delincuentes de la CONIC, financiadas por los agobiados tributarios, son el ejemplo conocido más cercano de este punto. ¿Para eso quieren aumentar, nuevamente, los impuestos?

“El Estado puede tomar y no dar… por la naturaleza porosa y absorbente de sus manos, que retienen siempre una parte y algunas veces la totalidad de lo que tocan. Pero lo que NUNCA se ha visto, lo que JAMÁS se verá y ni siquiera puede concebirse, es que el Estado dé al público más de lo que recibe de él”. Más claro, no canta un gallo. ¿Cuál será el problema de quienes no entienden algo tan sencillo? ¿O será cosa de un conflicto de intereses individuales: no les conviene entender? En fin, la última de las opciones sería una cuestión de ego y pura emoción irracional: el miedo a enfrentar la realidad, reconocer que se equivocaron y aceptar las consecuencias de sus acciones.

Mientras, “el pueblo cree, el pueblo espera y el pueblo hace una revolución”. Yo, me decanto por una evolución radical de nuestras normas que nos permita vivir dentro de un Estado de Derecho, hoy inexistente en Guatemala.


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 18 de agosto de 2008. En la imagen, Bastiat.

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MDF


Me Da Fiebre… con sólo enterarme de los Muchos Desmadres Famosos que arman con nuestros impuestos los gobernantes y funcionarios de Guatemala. MDF: Mejor Dejamos de Fantasear… el Estado benefactor/mercantilista sólo sirve para enriquecer a quienes llegan al ejercicio del poder. A ellos y sus amigos que rápidamente ponen en práctica la regla de oro de aquel que se especializa en el MDF (Manejo De las Fichas públicas): Me Doy a la Fuga.

Entre la casta de los populistas mundiales sobresalen los MDF: Machos Demagogos Fronterizos: gente con un cociente intelectual entre 70 y 85 puntos, personas con una capacidad de pensamiento limitada, o como los llaman los gringos, “borderline”. Para mala suerte (¿o mala elección?) de los latinoamericanos, incluida la tierra de los quetzales devaluados, nuestra región se ha caracterizado por producir una gran cantidad de estos ejemplares. Entre otras cosas, los caracteriza la habilidad de zafar bulto y culpar a otros de sus errores. Eso sí, lo que no sueltan ni a trancazos son los MDF: Montones de Dineros Fácilmente agenciados y abonados a sus cuentas bancarias, cortesía de los incautos tributarios.

Es urgente que los habitantes de este país (repito “este”, y lo hago con conocimiento de causa y, por favor, no se vayan a MDF: Molestar De manera Fulminante… por semejante herejía) pongamos en práctica la sabia recomendación de los ancianos (mayas, ladinos, indoeuropeos, chinos, mulatos…) que nos aconsejan MDF: Mantén a los Delincuentes Fuera… de tu casa, tu bolsillo y las arcas públicas. ¿Cómo? Con MDF: Mente Despierta contra las Falsedades.

Es importante que recordemos cómo la mayoría de políticos contemporáneos son bien pilas para el MDF: la Manipulación de Datos y Feelings. Una vez no cambiemos radicalmente nuestro sistema político, debemos prepararnos para más MDF: Mentiras Descaradas Futuras. Y presentes.

¿Y qué MDF con el Presidente de la República, Álvaro Colom? Pues… Marchando al Descanso Financiado por nosotros: viajes todo pagado, dos semanas sí, una no y la otra… veremos. Sí: un gobernante turista en toda la extensión del término y todas las acepciones que se le quieran dar a esta palabra.

En fin, como escribe Alfredo Bryce Echenique en su ensayo “Entre la soledad y el amor”: “…el amor, la soledad, la enfermedad (la depresión, muy concretamente) y la felicidad son temas de todos los tiempos… aunque reconozco que la depresión es el más concretamente contemporáneo y que a menudo está muy ligada al humor, o más bien a la ironía, un invento tan moderno como la novela misma, al que Jankielevich definió con gran precisión como la sonrisa de la razón”. Y como no deseo contribuir a la depresión de ninguno de mis lectores, prefiero recurrir a la razón en su vertiente humorística, para continuar en nuestro proceso de aclararnos las ideas, no vaya a ser que terminemos como MDF: Maniáticos Depresivos incapaces de ser Felices.


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 11 de agosto de 2008. La foto es de Prensa Libre.

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¿Resfriado o gripe?


Detesto resfriarme. Lo aborrezco con odio jarocho, chapín, mandarín… Temo caer en la tentación de meterme cualquier pastilla o inyectarme cualquier tontería que me ofrezca curarme en 24 horas. ¿Por qué no? ¿Acaso no es ese el tiempo que le lleva al agente federal Jack Bauer, de la Unidad de CTU (Counter Terrorist Unit) o UAT (unidad antiterrorista) solucionar un caso? Entonces, ¿no debería ser más sencillo curar un simple catarro?

Me preocupa en especial el dolor de garganta y la tos. Al fin, después de mi mente, la garganta es una de mis herramientas de trabajo más importante. Así que no me queda otra más que intentar descansar: una medida, creo, de entrada fallida: sólo una buena intención, como nuestro sistema político. Sin duda, tendré que tomar cantidades industriales de líquidos, en especial Echinacea, esperando que el proceso normal de la más común de las enfermedades, pase rápidamente. ¿Deberé visitar al médico? Uf, qué fastidio.

En fin, ¿por qué la solución a nuestros problemas nacionales, las enfermedades que afectan nuestra esfera pública, no es tan sencilla? Qué fácil fuera dejar pasar las cosas, a pesar de tantas mentiras, denuncias de corrupción, clientelismo, abuso de poder… a todo nivel, y esperar el milagro de que las cosas cambien por sí solas para bien de todos. Sin embargo, vivir con esta creencia es lo mismo que pasársela drogado toda la vida, evadiendo la realidad. La cura de nuestros males sociales implica, primero, un cambio de mentalidad: superar el paradigma dominante del Estado Benefactor/mercantilista. Segundo, olvidarnos de que Batman, Superman, la Mujer Maravilla y/o las Chicas Superpoderosas, nos van a rescatar. Y, tercero, un cambio radical a nuestra legislación.

Según la Wikipedia, “El resfriado común es una enfermedad infecciosa viral leve de la nariz y la garganta, del sistema respiratorio superior. Sus síntomas son estornudos, secreción nasal, goteo/congestión nasal, picor, dolor o flema en la garganta, tos, cefalea y una sensación de malestar general; normalmente duran entre 3 y 10 días. El resfriado común pertenece a las infecciones del tracto respiratorio superior. Es distinto de la gripe, una infección viral más grave del tracto respiratorio que muestra síntomas adicionales: fiebre en aumento, temblores y dolores musculares, aun cuando muchas personas confunden ambos términos”.

Nuestra Guatemala sufre de algo más que un resfrío. Hemos entrado a una etapa crítica de la gripe que puede convertirse en una neumonía mortal. Más aún, ya a miles de personas la situación que enfrentamos les ha costado la vida. Muchos la han perdido en un intento de irse del país, buscando en otras naciones las oportunidades que aquí no encuentran. Y otros que decidieron quedarse, murieron como consecuencia de la creciente criminalidad que amenaza a todos como un virus incontenible, ante la indiferencia fáctica de los gobernantes republicanamente electos. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar?

Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 4 de agosto de 2008.

La soledad del huérfano



La clave de este escrito no está en el texto. Se lee hacia adentro del lector. Su interpretación va más allá de lo dicho explícitamente. Hermenéutica del texto inédito de nuestra vida, que escribimos en cada instante que se nos va. Y que quede claro: no es ningún texto sagrado. Al contrario, espero que sea profano. Que cuestione el corazón de los prejuicios de toda índole de quienes me leen.

Podría ser un símil, en algunos casos, o una metáfora, en otros, de lo que todos alguna vez hemos sido, como individuos y sociedad. Huérfanos solitarios. ¿Será la soledad, como dice Alfredo Bryce Echenique, una manera incompleta y única de estar en el mundo? ¿Nos percibimos solos, a pesar de pertenecer a una familia, compartir con amigos o encontrarnos emparejados? ¿Cómo es la existencia de quienes no han crecido acompañados por unos padres que mitiguen la experiencia de extrañar al otro que intuimos?

Anoche casi no dormí de tanto pensar. ¿O sentir? ¿Son los sentimientos y las emociones otro producto más de la razón? ¿Alguna vez se han bañado a las 3:30 de la madrugada de un día cualquiera, esperando que el contacto con el agua los haga regresar a la placentera realidad del sueño? ¿Han vivido el despertar de una noche de insomnio? ¿Se han preguntado cómo transcurrirán esa mañana, esa tarde, esa noche en las que pasarán deseando cerrar los ojos para descansar de la pesadilla de no dormir tranquilos? O, simplemente, no dormir. Y tal vez no fue la mía, o la de ustedes, una noche de copas, una noche loca. Sólo una noche de televisión. Una noche ida en un intento fracasado de evasión, de distracción.

Me desvela la hipocresía. Me desvela la mentira. Me desvela la creciente incertidumbre que nos acecha en la esfera pública y que, poco a poco, invade la privada. Me desvela la falta de valentía de quienes no se permiten perdonar y dar una segunda oportunidad a quien admite sus errores y paga las consecuencias de los mismos. Eso, por supuesto, en nuestras relaciones primarias. En las secundarias, es otro el cantar. En este último caso, me quedo con el refrán de “más vale prevenir que lamentar”, y limitar el poder discrecional de quienes deciden por todos sin pagar los platos rotos de sus faltas.

¿A qué tememos? ¿Es el miedo la reacción a un daño posible? ¿Cómo aprender a confiar? ¿No terminamos haciéndonos más daño por ese temor a arriesgar? ¿Somos los principales responsables de nuestro dolor en lo público y lo íntimo? ¿Por qué hay tantos que no se atreven a hacer el esfuerzo mental por aclararse las ideas y, de esa manera, retirar obstáculos de nuestro camino, individual y compartido, en búsqueda de la felicidad? ¿Será que de tanto preguntar corro el riesgo de terminar, como Nietzsche, recluida en el mundo de los cuerdos que fueron capaces de identificar la locura de la mayoría que niega la esencia del ser humano? ¿Es mi obsesión por cuestionar, la culpable de mi orfandad?


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 28 de julio de 2008. La fotografía se la tomé a Emmanuel el 26 de enero de 2008.

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Petrocaro


Caro: querido para algunos que ingenuamente se engañan a sí mismos al pensar de la siguiente manera: “Sí, se puede prestar para más corrupción, pero ¿por qué no le damos una oportunidad a Petrocaribe? A lo mejor, ahora sí le pegamos al gordo de la lotería. Al fin, las intenciones son buenas, y para velar porque se utilicen correctamente los recursos, están los diputados, los burócratas de la Contraloría General de Cuentas, los periodistas, los ciudadanos solidarios…”. Por cierto, ¿bajo qué sistema, cuáles reglas, con qué fines y cuáles medios se va a fiscalizar el uso correcto del dinero que gastarían los gobernantes como resultado de la inmensa deuda que contraeríamos con Hugo Chávez?

Y, ¿acaso antes no hubo también diputados, burócratas de la Contraloría General de Cuentas, periodistas, ciudadanos solidarios…? ¿Acaso todo ese ejército de guardianes del buen ejercicio del gobierno no hemos fallado con anterioridad? Más allá de la denuncia pública, ¿cuántas condenas se han logrado por actos de corrupción? Total, seguro que muchos políticos opinan que la vergüenza pasa, pero el dinero queda en casa. Una opinión que comparten con los empresaurios mercantilistas y los líderes de los grupos de presión, más conocidos como oenegeros miembros de la sociedad civil. Claro, hasta que consiguen oportunamente un chance en el gobierno de turno, aunque sea de Viceministros.

¿En qué país viven estos incautos? ¿Leerán los diarios en los que escriben? ¿Escucharán noticias? ¿Sabrán que en Guatemala los mayores escándalos de toda índole los protagonizan precisamente quienes manejan los fondos públicos? ¿Alguna vez se han preguntado adónde han ido a parar los cientos de miles de millones de quetzales que han gastado los gobernantes en los últimos diez, veinte, treinta años?

Los crédulos mencionados (y algunos profesionales en el arte de la tergiversación y manipulación de los hechos y conceptos), intentan confundir a la población (que cada día es menos cándida) difundiendo falsedades y mentiras, enlodando la justa oposición de la mayoría, diciendo que ésta sólo es una reacción irracional y visceral contra un personaje que les cae mal: Chávez. Mienten al decir que si el ofrecimiento de semejante endeudamiento viniera del Presidente de Estados Unidos, otro sería el cantar de quienes nos oponemos a contraer más deudas.

Venga de donde venga, el endeudamiento público es un error: en este caso, los gobernantes solicitan y gastan los préstamos. Y luego nosotros, los tributarios, los pagamos. Medite: no es lo mismo endeudarse en lo privado, dónde usted va a utilizar y pagar el dinero prestado. Los incentivos para cuidar como se va a gastar la deuda pública son perversos.

Petrocarísimo: de un costo altísimo, para quienes vamos a pagar otro desmadre, bienintencionado, de nuestros gobernantes. Más rocas para empedrar el camino al infierno, sobre todo el camino que transitan los más pobres.


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 21 de julio de 2008.

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Peligro


Hace unas semanas leí que en una sociedad donde reina la injusticia es peligroso tener razón, y en un país donde se reparte discrecionalmente, es peligroso producir riqueza.

Soy optimista y creo que en Guatemala se puede tener la razón. A pesar de la creciente incertidumbre, creo que sí se puede debatir, ir en contra de la corriente de pensamiento dominante y probar con evidencias y argumentos (sin recurrir a las falacias e insultos) quién está en lo correcto y quién está equivocado. La corriente de pensamiento dominante es aquella que está plasmada en nuestra legislación, la cual define nuestro sistema de gobierno como un Estado Benefactor, mercantilista e intervencionista.

La que lamentablemente sí parece aplicarse a nuestra nación, es la segunda parte de la sentencia mencionada: “En un país donde se reparte discrecionalmente, es peligroso producir riqueza”. Y, precisamente, los gobernantes pueden repartirla, arbitraria y discrecionalmente, por el poder que les otorga nuestro sistema político. Y casi siempre se cumple con la máxima que dice: “quien parte y reparte, se queda con la mejor parte”. Las excepciones, precisamente por ser excepciones, son las que al final confirman la norma. ¿Nos queda claro el porqué de la insistencia en una reforma fiscal que propone más impuestos y el porqué de la decisión del Álvaro Colom en pasar a formar parte de Petrocaribe?

¿Quién, en su sano juicio, al menos dentro del ámbito formal, se va a atrever a invertir en una sociedad donde no se respeta el derecho de propiedad? ¿En una sociedad donde se castiga al productivo, y se premia al gorrón oportunista que llega a ocupar un cargo público? Porque el bienintencionado discurso de ayudar a los más pobres, no es nada más que eso: un simple discurso.

¿Ahora sí, quienes aún no salen de su asombro ante el discurso neoliberal de los hermanos Castro, entienden por qué estos revolucionarios decidieron decretar el pago de salarios por productividad y eliminar el pago igual para todos? Por supuesto, me refiero a los cubanos Raúl y Fidel (si aún vive), y no al grupo de cantantes mexicanos que se hicieron celebres el siglo pasado.

Al fin, la tragedia más importante de nuestros tiempos no es el cambio climático. La tragedia es que las ideas paternalistas de unos pocos, con mucha influencia, han sido compradas por una gran parte de la población. Y esas ideas paternalistas nos han obstaculizado el proceso de creación de riqueza, única forma de combatir la pobreza.

Al igual que los multimillonarios cantantes, artistas de cine y socialités, que se unen contra la pobreza, unámonos nosotros y trabajemos todos, como algunos de ellos lo hacen, creando riqueza. Eso sí, no sigamos el ejemplo de quienes, lamentablemente, sólo heredaron de sus antepasados el dinero para vivir cómodamente, y no la capacidad de sus padres, abuelos, tatarabuelos… para generar ayer lo que sus descendientes gastan hoy a manos llenas.


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 14 de julio de 2008.

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Libres


Fueron liberadas sin ninguna intervención militar. Sólo las dejé correr libremente ante la emoción que sentí cuando me enteré de la liberación de Ingrid Betancourt y 14 personas más que fueron secuestradas por los narcoterroristas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Lágrimas dejadas en libertad. No tenía otra opción: tenían voluntad propia.

Al pensar acerca de esas tránsfugas que rodaron por mi rostro de manera incontenible, entendí el porqué surgieron. Primero, por ese compromiso mío con el respeto irrestricto a la vida, la libertad y la propiedad de todo individuo. Segundo, sin duda, tiene que ver con experiencias mías, poco conocidas y aparentemente olvidadas, que el suceso del pasado miércoles hicieron regresar a mí como si apenas ayer las hubiera vivido.

Recuerdo el intento de secuestro de mi papá en la década de los ochenta del siglo pasado, que nos arrancó de un día para otro de nuestro terruño cuando mis hermanos y yo todavía éramos ingenuos escolares. Recuerdo que, en un principio, nuestra primera preocupación era la de perder un año de estudios, en momentos cuando nuestra meta principal era ser liberados lo más rápido posible de lo que considerábamos una especie de cautiverio: el colegio. Al menos, así visualizábamos esa época desde nuestra visión infantil/adolescente, que no nos permitía entender la magnitud de la decisión de nuestros padres de irnos del país.

Una vez alejados de nuestra Guatemala (que no es otra cosa que nuestros seres queridos, incluidos parientes y amigos, y por supuesto, nuestros recuerdos), fuimos capaces de comprender la situación que nos tocaba enfrentar. Fueron pocos meses los que permanecimos fuera. Ninguno de nosotros se atrasó en el colegio. Mi papá, a pesar de los riesgos que asumió al permanecer la mayoría del tiempo en el país, logró superar la amenaza. Sin embargo, a mi está experiencia me marcó. Pienso, mientras miro las imágenes del reencuentro de Ingrid con sus hijos ¿cómo habrá sido la agonía de Melanie y Lorenzo, durante esos más de seis años que les fue vilmente arrebatada su madre?

Recuerdo como, a finales de los años noventa, también del siglo veinte, de nuevo el fantasma del secuestro acechó a mi familia. Para esos días, quien se encontraba en peligro era el bambino de la casa. Ese hermano mío que terminó eligiendo como patria una sociedad en la que no nació, pero lo cobijo años después de esta lamentable amenaza, cuando siendo estudiante universitario, decidió participar en la gesta cívica de los viernes de luto que iniciaron el primero de junio de 2001. Movimiento pacífico de protesta que deberíamos retomar hoy en nuestra atribulada Nación. Participación idealista que representó la ida, al parecer definitiva, de Constantino.

En fin, siendo consciente de las abismales diferencias entre lo mío y lo vivido por los Betancourt y muchos más que aún lloran a sus familiares, sólo quiero decir… entiendo.


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 7 de julio de 2008. La imagen la tomé de un reportaje de diario "El Pais" de España.

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Guatemala, ¿es una sociedad condenada?


En ese esfuerzo mental por aclararnos las ideas, ese esfuerzo que es el fundamento de toda vida moral, como decía Blaise Pascal, no hay que creerse todos los cuentos que nos han repetido desde el siglo pasado. Cuentos que son el resultado de las ideas descabelladas de pensadores decimonónicos. Primero, porque este es el punto de partida de ese esfuerzo mental. Y, segundo, porque muchos de esos paradigmas han sido vencidos por las evidencias acumuladas a la fecha. Y muchas de estas evidencias son anteriores al desarrollo de las ideologías basadas en buenas intenciones (y pocas realidades), las cuales han empredado el camino al infierno de miles de millones de personas.

“Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada. Cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores. Cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted. Cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada." Ayn Rand, “La rebelión de Atlas”, 1957. ¿Está condenada nuestra sociedad? Aún no. Yo todavía creo que podemos cambiar el rumbo, lo que implica un cambio radical de las normas bajo las cuales cooperamos e intercambiamos. Vaya, las reglas que nos permiten convivir.

Hace poco leí que “en una sociedad donde reina la injusticia es peligroso tener razón, y en donde se reparte discrecionalmente es peligroso producir riqueza”. Sin duda, dentro del actual sistema político, de Estado Benefactor/mercantilista, que algunos quieren no sólo mantener, sino aumentar, tanto lo expresado por Rand, como la frase con la que inicio este párrafo, son una realidad inevitable.

Por eso, quienes queremos evolucionar Guatemala hacia una sociedad pacífica, donde nos respetemos los unos a los otros y no se obstaculice nuestra búsqueda individual de la felicidad, insistimos en lo urgente que es limitar el ejercicio del poder discrecional de los gobernantes. Aquellos que pretenden imponernos qué hacer con nuestras vidas. Quienes intentan decidir sobre nuestras propiedades. Los principales violadores de nuestra libertad individual.

En fin, hay muchos conceptos por aclarar, entre ellos, el de Estado de Derecho. El Estado de Derecho es, simplemente, la igual de todos ante la ley. Es el sistema normativo donde todos tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones. Un Estado de Derecho y el Welfare State no pueden existir simultáneamente, porque el Welfare State es la negación de esa igualdad. Debemos entender que el mentado Welfare State es la mayor de las injusticias y que, en el largo plazo, a quienes más perjudica es a quienes pretende beneficiar: a los más pobres.

Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 30 de junio de 2008. La fotografía la tomó María Dolores Arias el 22 de julio de 2007, en mi primera vistia a la Cuenca de "El Mirador", en la cumbre de la pirámide más voluminosa del mundo: La Danta.

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Resaca


Es un resultado inevitable, al día siguiente de una noche de bebida sin justa medida. ¿O será la secuela de los más de sesenta años después de que nuestros antepasados se embriagaron con el dañino elíxir del Estado Benefactor/Mercantilista? Qué cosa: ellos lo bebieron entusiasmados y nosotros sufrimos la resaca, ese malestar que padece al despertar quien ha bebido alcohol en exceso, que en este caso es un exceso de buenas intenciones, sin sustento objetivo, que empedraron el camino a la miseria de millones.

Lo ojos rojos de tanto llorar a los familiares que emigraron, el penetrante dolor de cabeza provocado por tanta corrupción, la sed intensa de un cambio radical de normas, la debilidad de las casi inexistentes instituciones a pesar de la legislorrea imperante, son señales inequívocas de un largo penar a punto de llegar al extremo de convulsionar. Situación que nos podría llevar a un estado de coma del cual no sabemos si podríamos despertar.

Ese constante machacar el estribillo del Estado débil, muletilla preferida de los estatistas, sean burócratas o supuestos analistas, nacionales o extranjeros, marea tanto como el aliento a fracaso de aquellos que pasan por la administración de ese Estado. Total, ¿acaso no es débil porque “quién mucho abarca poco aprieta”?

Y la cura de esta cruda, comienza con la urgente eliminación de los impuestos directos que castigan a los exitosos y ahuyentan el capital necesario para que salgamos de pobres. Sin embargo, los gobernantes, asesorados por gente como el Ministro de Finanzas, Juan Alberto Fuentes Knight, consideran que “quitar impuestos no es conveniente”. ¿No es conveniente para ellos que viven de la producción y el trabajo de otros?

Al menos hoy, después del más reciente escándalo en el Congrueso, se les acabó la farsa del supuesto agujero fiscal. Queda claro que el único y más importante agujero es el de los bolsillos de los gobernados que han sido expoliados. Algunos de ellos, cada vez menos, son tributarios. Los demás se encuentran en franca rebeldía, en la economía paralela, riendo de la ironía del discurso vacío de que “el cambio en las reglas fiscales de Guatemala servirá para proveer a la población más desposeída de los servicios vitales necesarios para un ser humano”.

En fin, la tragedia de los que vivimos la resaca no es el cambio climático, las abundantes lluvias o la eterna sequía, como algunos a conveniencia pregonan. Ni siquiera es una tragedia el abuso de poder de aquellos que llegan a ejercerlo: este abuso es sólo una consecuencia más del error primigenio de la década de los años cuarenta del siglo pasado. La verdadera tragedia de nuestra sociedad es que las ideas paternalistas de unos pocos, con mucha influencia, han sido compradas por una gran parte de la población. Y esas ideas paternalistas son precisamente las que nos han obstaculizado el proceso de creación de riqueza, única forma de combatir la pobreza.


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 23 de junio de 2008. La imagen la tomé para un curso de fotografía con Ennio Pagurut en el año 2007.

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