Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

1.02.2009

Recién nacida


¿Todavía alguien visita, aunque sea de vez en cuando, mi blog? ¿Cómo saberlo? ¿Por las respuestas o los silencios al presente post?

En fin, como parte de mis resoluciones de la nueva era – atención: escribí nueva era, no sólo nuevo año – se encuentra la de responsabilizarme de este niño abandonado llamado “Principios”. Total, principiamos en cada respiro, en cada idea, en cada sentimiento… en cada momento que vivimos.

Y este principio del continuar finito de mi vida, quiero hacerlo presentándome ante ustedes, no escondiéndome detrás de mis personajes de tiras cómicas preferidos: Calvin y Hobbes. Sin embargo, estoy muy agradecida con ellos por los años que sirvieron de cara para este espacio de reflexión, divagación y vacilación. Seguirán siendo mi alter ego, en muchos casos.

Aunque, alguna similitud encontrarán: igual, en mi conviven al menos dos personas. Y a esas dos se las presento hoy: mi yo actual y mi alma de siempre.

Los espero a partir de mañana, día en el cual encontraran, espero, algunas sorpresas, comenzando por la actualización de mis artículos publicados a la fecha en “Siglo Veintiuno”.

La fotografía de mi presente es obra de mi querido amigo Ennio Pagurut. La de mi yo de siempre, imagino que es responsabilidad de mi papá. Hasta mañana… para quienes aún me leen... y los que deseo que regresen pronto.

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9.01.2008

Resaca


Es un resultado inevitable, al día siguiente de una noche de bebida sin justa medida. ¿O será la secuela de los más de sesenta años después de que nuestros antepasados se embriagaron con el dañino elíxir del Estado Benefactor/Mercantilista? Qué cosa: ellos lo bebieron entusiasmados y nosotros sufrimos la resaca, ese malestar que padece al despertar quien ha bebido alcohol en exceso, que en este caso es un exceso de buenas intenciones, sin sustento objetivo, que empedraron el camino a la miseria de millones.

Lo ojos rojos de tanto llorar a los familiares que emigraron, el penetrante dolor de cabeza provocado por tanta corrupción, la sed intensa de un cambio radical de normas, la debilidad de las casi inexistentes instituciones a pesar de la legislorrea imperante, son señales inequívocas de un largo penar a punto de llegar al extremo de convulsionar. Situación que nos podría llevar a un estado de coma del cual no sabemos si podríamos despertar.

Ese constante machacar el estribillo del Estado débil, muletilla preferida de los estatistas, sean burócratas o supuestos analistas, nacionales o extranjeros, marea tanto como el aliento a fracaso de aquellos que pasan por la administración de ese Estado. Total, ¿acaso no es débil porque “quién mucho abarca poco aprieta”?

Y la cura de esta cruda, comienza con la urgente eliminación de los impuestos directos que castigan a los exitosos y ahuyentan el capital necesario para que salgamos de pobres. Sin embargo, los gobernantes, asesorados por gente como el Ministro de Finanzas, Juan Alberto Fuentes Knight, consideran que “quitar impuestos no es conveniente”. ¿No es conveniente para ellos que viven de la producción y el trabajo de otros?

Al menos hoy, después del más reciente escándalo en el Congrueso, se les acabó la farsa del supuesto agujero fiscal. Queda claro que el único y más importante agujero es el de los bolsillos de los gobernados que han sido expoliados. Algunos de ellos, cada vez menos, son tributarios. Los demás se encuentran en franca rebeldía, en la economía paralela, riendo de la ironía del discurso vacío de que “el cambio en las reglas fiscales de Guatemala servirá para proveer a la población más desposeída de los servicios vitales necesarios para un ser humano”.

En fin, la tragedia de los que vivimos la resaca no es el cambio climático, las abundantes lluvias o la eterna sequía, como algunos a conveniencia pregonan. Ni siquiera es una tragedia el abuso de poder de aquellos que llegan a ejercerlo: este abuso es sólo una consecuencia más del error primigenio de la década de los años cuarenta del siglo pasado. La verdadera tragedia de nuestra sociedad es que las ideas paternalistas de unos pocos, con mucha influencia, han sido compradas por una gran parte de la población. Y esas ideas paternalistas son precisamente las que nos han obstaculizado el proceso de creación de riqueza, única forma de combatir la pobreza.


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 23 de junio de 2008. La imagen la tomé para un curso de fotografía con Ennio Pagurut en el año 2007.

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7.27.2008

X


Hoy escribo para mí. Hoy que cumplí diez años, sin interrupciones, interrumpiendo en la vida de miles de personas a quienes me refiero como mis amigos invisibles. Aquellos hombres y mujeres que me han dado la oportunidad de reflexionar con ellos en el interminable proceso de aclararnos las ideas. Cosas del sorprendente azar, hoy que usted me lee, también cumplo diez años de ser parte de los medios escritos. Mi primer artículo lo titulé “El pragmático”, y empezaba con la siguiente frase de Sócrates: “El reconocimiento de la ignorancia, es el comienzo de la sabiduría”.

Ya mis queridos hermanos del alma, Jorge Jacobs y Estuardo Zapeta, escribieron sobre temas probablemente más interesantes para el público. Jorge escribió sobre nuestros inicios radiales en los cuales formamos un trío con Armando de La Torre, en “¿Qué nos espera en el próximo Milenio?”, que luego, por razones obvias, se llamó simplemente “Milenio 3”, hasta llegar a nuestra casa actual “Todo a Pulmón”. Estuardo abordó el tema de los principios y los objetivos comunes, sumados a nuestra aventura empresarial. Así que a mi me queda la tarea de preguntarme, ¿y ahora qué?

¿Qué encanto tiene el número diez, una década, un decenio? Diez años en las ondas radiales. ¿Pasaron diez años? ¿Tan rápido? El diez es el número natural que sigue al nueve y precede al once. El diez es un número compuesto, cuyos factores propios son el uno, el dos y el cinco. El diez es la base del sistema decimal. El diez es el cuarto número triangular, después del seis y antes del quince. Contar por decenas es uno de los métodos más antiguos registrados en la historia. Muchos pueblos ancestrales utilizaban los dedos de las manos para contar. Los primeros que utilizaron un sistema de cálculo complejo, en base diez, fueron los egipcios.

Para los pitagóricos, el diez era la muestra de la perfección y lo relacionaban con el Ser Supremo: juraban por tetractis (diez): lo más sagrado. El diez contiene todos los números por lo tanto se considera un número completo. Los cristianos obedecen diez mandamientos y pagan el diezmo. Son diez los famosos talentos de la parábola. El rezo católico del rosario consta de diez avemarías y diez padrenuestros.

Según la Qábbalah es símbolo de la Totalidad: el Sefirot. El diez se considera como un símbolo de la señal de IO-Isis. En el alfabeto sagrado de los hebreos, la YOD vale diez. La YOD es la primera letra que conforma el nombre de Dios: YHVH, YESHUA. En el templo de Salomón había diez jofainas, diez mesas y diez candelabros.

La letra “X” además de representar al diez en números romanos, simboliza una variable desconocida, como desconocido es hoy para mí lo que me depara el próximo ciclo de diez años. Mientras, me pregunto sobre el encanto que ejerce el diez y me dedico a buscar mi tiempo perdido, parafraseando a Marcel Proust, con la esperanza de recuperarlo, de seguir aprendiendo de mis errores y aciertos… de diez en diez.

Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 16 de junio de 2008. La fotografía fue tomada por mi querido amigo, el fotógrafo Ennio Pagurut, el sábado 15 de marzo de 2008, y sirve de imagen para presentar "Ecléctico", programa que tengo el gusto de conducir los martes, de 7 a 8 de la noche, por la 100.9FM, y en www.radiopolis.info

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