Considero que son las dos preguntas más importantes a
responder antes de decidir por quién votar o cómo votar.
Voy a votar porque el reconocimiento del derecho que tenemos
los ciudadanos de escoger el sistema político dentro del cual queremos vivir,
la forma de gobierno que va a imperar y quiénes van a ejercer como gobernantes,
a los cuales prefiero llamar mandatarios, ha tenido un costo altísimo, en
especial en vidas humanas. Las vidas de los valientes que nos antecedieron en
la batalla de las ideas, que pelearon por hacer realidad la definición de Estado
que nos dio Aristóteles: “Todo Estado es, evidentemente, una asociación, y toda
asociación no se forma sino en vista de algún bien, puesto que los hombres,
cualesquiera que ellos sean, nunca hacen nada sino en vista de lo que les
parece bueno”. Los héroes que murieron porque prevaleciera el respeto a la
libertad de toda persona.
Voy a votar porque necesitamos que los poderes del
Estado sean independientes, no sólo en el texto, sino en la práctica. Para que se
mantenga una mutua y constante vigilancia de los unos y de los otros. Para que
nadie tenga un poder ilimitado sobre nosotros y nuestros bienes. Voy a votar y
dividir mi voto porque en arcas abiertas
hasta el justo peca.
Voy
a votar para que prevalezca el principio de separación de poderes, el cual es vital
para fijar los límites al ejercicio del poder, monopólico y coercitivo, del
Estado: condición sine qua non para
evitar el abuso del mismo por parte de los gobernantes. Voy a votar para que
algún día vivamos dentro de un verdadero Estado de Derecho que vele por el
respeto a la vida, la libertad y la propiedad de las personas, asegurando la
igualdad de todos, sin excepciones, ante la ley.
Voy
a votar por aquellas propuestas que más se acerquen a los principios
universales que han mostrado ser la clave para el progreso y la mejora
constante en calidad de vida de las personas. Voy a votar porque yo quiero ser
parte de una sociedad donde podamos convivir, cooperar y compartir en paz.
Pero,
ante todo, voy a votar haciendo uso de mi juicio propio. No me voy a dejar
presionar por nadie, por más bien intencionado que sea, para votar de determinada
manera. No votaré a favor de alguien que promueva principios contrarios a los míos.
Mi voto será racional, objetivo y coherente con mi código de valores. Ayn Rand enseña
en el ensayo titulado “¿Cómo se puede tener una vida racional en una sociedad
irracional?” que “pronunciar un juicio moral es una enorme responsabilidad… Se
requiere una integridad inquebrantable, es decir, no ser indulgente EN ABSOLUTO
con la maldad consciente o intencionada… toda persona racional debe mantener
una integridad igualmente estricta y solemne en el tribunal de su mente”.
Por mi
bienestar y el de mis seres queridos, me voy a enfocar en el Congreso. No votaré por el Partido de quien
tiene la mayor probabilidad de ser el próximo Presidente. No votaré por partidos
atestados de corruptos. Mi voto será a favor nuestro, de los mandantes, y no en
nuestra contra. Usted, ¿por qué votará y
para qué votará?
Artículo
publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el lunes 10 de junio de
2019.
Etiquetas: 2019, Aristóteles, Ayn Rand, derechos individuales, elecciones, Estado de Derecho, sociedad, votar, voto