El pasado viernes 9 de noviembre, comenzó la audiencia de
primera declaración en el caso de Ejecuciones Extrajudiciales. La juez
Claudette Domínguez, quien preside el Juzgado de Mayor Riesgo A, será quien
decida si se liga o no a proceso a los acusados. Entre estos se encuentran el
exministro de Gobernación, Carlos Vielmann, el exsubdirector de Investigación
Criminal de la Policía Nacional Civil (PNC), Stu Velasco, y el exviceministro de Seguridad, Kamilo
Rivera, quien fue declarado en rebeldía y ya fue emitida su orden de captura a
nivel internacional.
El fiscal de la FECI, Carlos De León, comenzó detallando la
forma en la que habría operado la supuesta estructura criminal integrada por exfuncionarios
del Ministerio de Gobernación y la PNC. De León acusó a Vielmann de elaborar el
plan Gavilán para dar apariencia de legalidad a una estrategia cuyo objetivo
real era asesinar a los reos fugados de la Cárcel de Alta Seguridad de
Escuintla conocida como "El Infiernito”. Vielmann, además de declararse un
“secuestrado político” ante la prensa, dijo que “la CICIG ya no es un ente de
investigación, puede ser como era la SS en la Segunda Guerra Mundial. Arma los
casos, no respeta el derecho de defensa y lo secuestra a uno políticamente. Si
quiere salir libre hay que volverse colaborador eficaz”.
Entre la lista de testigos presentada por el Ministerio Público,
llaman la atención cuatro reos (Julio García Palacios, Isaías López Castillo,
Marco Tulio López y Luis Humberto Arana), condenados a 50 años de prisión por
secuestro, integrantes de las bandas de Los
Pasaco y de Agosto Negro. ¿Está
basada la acusación en el caso de “El Infiernito”, principalmente en el
testimonio de criminales confesos y condenados? ¿Qué credibilidad pueden tener
personas que no dudaron en torturar y asesinar a sus víctimas, además de
aterrorizar a sus familiares, con el fin de obtener el dinero del rescate? ¿Son
capaces estos criminales de declarar cualquier cosa con tal de que los dejen
libres o les reduzcan la pena? Si no tuvieron problemas para acabar con la vida
de quienes secuestraron, ¿los tendrán para mentir con tal de beneficiarse?
Ese mismo día, Iván Velásquez, por medio de una
videoconferencia durante la presentación del informe anual de labores de la
CICIG, abogó por seguir “luchando juntos para acabar con las estructuras de
corrupción que minan los derechos humanos”. ¿Y qué con las estructuras de
narcotraficantes, asesinos, violadores…? Sin duda, motivos tiene Víctor Suarez,
presidente de la Asociación de Amigos del País, al afirmar que “es una tristeza
para Guatemala que… liberen presos que realmente son un problema para la
sociedad. Estamos hartos de las maras y la delincuencia, y de que en lugar de
dar la justicia correcta y protegernos, se dediquen… a poner en libertad a
presos sumamente peligrosos para la sociedad”.
¿Irán a seguir Los
Pasaco el camino del infiernito al paraíso que anduvieron, entre otros, Juan Carlos Monzón y Estuardo
Gonzales? Cualquier crimen que cometan estos malhechores, si son liberados por
la CICIG y la FECI, serán responsabilidad principal de estos últimos.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el
lunes 5 de noviembre de 2018.
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