Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

11.05.2018

El plebiscito de Trump



Mañana se llevarán a cabo, como oficialmente son conocidas, las midterm elections (elecciones de medio término) de Estados Unidos. Estas elecciones son consideradas el segundo acontecimiento político más importante del ciclo electoral estadounidense, después de los comicios presidenciales. Estas elecciones, que se realizan a la de mitad del mandato presidencial, suelen considerarse como una especie de evaluación del trabajo del presidente, quien quiera que este sea, durante los dos primeros años de su gobierno.

En las elecciones de este 6 de noviembre se renovarán los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado (33 escaños más dos por la renuncia de los senadores de Minnesota y Misisipi). Además, 36 estados elegirán gobernadores este año. Según The New York Times, están en juego 6,665 puestos políticos a nivel estatal y miles más a nivel local.
                                                             
Estos comicios determinarán qué partido controlará las dos cámaras del Congreso en los próximos dos años de la presidencia de Donald Trump. En otras palabras, quienes tendrán el poder de supervisar al presidente Trump y a sus funcionarios. Hoy, el Partido Republicano tiene la mayoría en ambas cámaras. En el Senado, hay 51 senadores republicanos contra 49 demócratas, y en la Cámara de Representantes 235 contra 193, además de 7 puestos vacantes, Muchos ven estos comicios como una especie de referendo sobre la gestión de Trump, del que depende el apoyo que tendrá en el Congreso en los próximos dos años y su posible reelección en 2020.

Si los demócratas logran el control de la Cámara Baja, es muy probable que impulsen investigaciones que podrían ser la excusa para promover un proceso de destitución (impeachment) contra el presidente. Con una sola cámara bajo su control, los demócratas no pueden imponer su agenda legislativa, pero pueden limitar la de Trump, bloqueando sus proyectos en el Congreso. Si logran el control del Senado, además de promover sus políticas, pueden rechazar cualquier nuevo nombramiento de Trump en la Corte Suprema de Justicia o en su Gabinete, aunque Trump podría vetar cualquier medida antes de que se convierta en ley. No obstante, el Congreso puede descartar el veto presidencial con dos tercios de los votos.

Coincido con los analistas que piensan que el escenario más probable es que el Partido Republicano conserve su mayoría en el Senado y que los demócratas logren el control de la Cámara de Representantes. Baso mi juico en los datos proporcionados por FiveThirtyEight, un sitio especializado en pronósticos electorales, según los cuales la probabilidad, al 4 de noviembre, de que los demócratas obtengan el control de la Cámara Baja es de un 85.3 por ciento, frente a tan solo un 15.5 por ciento que tienen de tomar el control del Senado. Sin embargo, otras encuestas muestran que la competencia por el control de la Cámara Baja es muy pareja y que, al final, puede suceder cualquier cosa el martes próximo: el día del referéndum de Trump.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el lunes 5 de noviembre de 2018.

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2.08.2016

No está la virgen para tafetanes



Ni los tributarios estamos para pagar más impuestos y permitir que nuestros mandatarios nos sigan endeudando. Tampoco está la mayoría de habitantes de Guatemala en condición de aceptar con resignación los errores de los nuevos gobernantes, los nuevos diputados y los viejos jueces. Es increíble que haya alguien que abogue por darles una tregua a quienes tomaron posesión de sus cargos el pasado 14 de enero, cuando vemos que recurren a las mismas artimañas de aquellos que los precedieron.
                                                  
A los ciudadanos productivos, los que pagamos los platos rotos de otros, no nos conviene bajo ningún punto de vista objetivo hacernos los locos y falsear la realidad mientras vemos a los mandatarios de hoy cometer los mismos errores que cometieron ayer sus antecesores, quienes terminaron presos por corruptos. Y todo por la absurda idea de que hay que dar a los gobernantes recién estrenados un tiempo de espera para que se equivoquen creyendo, ingenuamente, que van a corregir sus metidas de pata y que en el proceso van a aprender lo que se supone ya saben: cuáles son sus obligaciones y cuál es el mandato que les hemos dado los mandantes.

Tanto en el Ejecutivo como en el Congreso, hemos visto más shows que acción racional dirigida a cambiar la miserable situación que enfrentan muchos. Más les vale despertar a los privilegiados y a los despistados que no se han enterado del polvorín sobre el cual se encuentran sentados. Una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento, cuyas consecuencias no me atrevo a estimar.

En el Legislativo, Mario Taracena poco ha hecho después de denunciar la costosa e innecesaria burocracia del poder bajo su cargo, con unos pocos puestos de trabajo justificables pero ineficientes casi en su totalidad. Veremos qué pasa con las reformas a la Ley Orgánica del Congreso. Espero que la Procuradora General de la Nación, María Eugenia Villagrán, cumpla con su deber e interponga las denuncias necesarias para declarar lesivos e ilegales los pactos colectivos, y que los expresidentes del Congreso responsables de semejante abuso paguen por sus actos contrarios al bienestar de quienes los mantenemos: nosotros, los tributarios.

Por otro lado, Jimmy Morales  parece que no se ha dado cuenta de que la campaña política terminó, y que el azar y las circunstancias que enfrentamos el año pasado lo hicieron ganador del codiciado puesto de primer MANDATARIO de la nación. No emperador ni payaso de turno. Y su mandato primordial está claramente expresado en los artículos primero y segundo de nuestra Constitución: “El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin supremo es la realización del bien común… Es deber del Estado garantizarle a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona”. Así como la virgen no está para tafetanes, el mandante no está para seguir aceptando los excesos, el oportunismo y las equivocaciones de los gobernantes.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 8 de febrero de 2016.

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