Pasados los idus de marzo, se celebra en muchos países la llegada de la primavera anunciada por el equinoccio. Para nosotros, es la primavera la estación en la que eternamente vivimos. Sí, hay variaciones, como las hay en toda estación. A veces, la temperatura sube a calores casi insoportables para los habitantes de Guatemala, consentidos por el clima. En otras ocasiones, baja a niveles que nos invitan a sacar los abrigos del closet y arropar nuestro cuello en una bufanda. Otras, sacamos el paraguas para no terminar hechos una sopa. Sin embargo, el verano, el otoño y el invierno que viven en otras latitudes nos son ajenos.
Los que no nos pasan inadvertidos, son los llamados conflictos sociales que, no sé por qué motivo, suelen incrementarse por estas fechas. Recién estrenamos gobierno hace poco más de dos meses, y ya el descontento con la situación de la mayoría, y la mayoría de decisiones que ha tomado el nuevo presidente, Otto Pérez Molina, se hace sentir en la esfera pública. Y eso a pesar de que todo comenzó con una intensa luna de miel entre el partido gobernante y muchas de las otras facciones políticas que llegaron al Congreso de la nación que aspira a ser la República de Guatemala. Ese amor condicional (qué me das si me amas), les permitió a los gobernantes aprobar más legislación que solo beneficia a unos pocos, a costillas del resto. Entre estas leyes se encuentra el aumento de impuestos y varios privilegios que benefician a algunos grupos de presión.
Por cierto, privilegios son los que esperan conseguir los organizadores de la marcha de los mal llamados campesinos que se dirige a la capital. Con las mismas excusas manipuladoras de otras oportunidades esperan conseguir, entre otras cosas, tierras sin costo alguno, que se les exonere del pago de los préstamos que adquirieron y, de paso, más dinero para mantener el estilo de vida que eligieron sus dirigentes. Porque, al final, los únicos que salen beneficiados son estos últimos. El resto, son títeres mal pagados que, ante la miseria en la cual viven, no les importa promover más de las medidas que les han impedido progresar.
Uno que esperaba beneficiarse con su posición, es el hijo del Presidente, el hoy alcalde de Mixco, Otto Pérez Leal. Por medio de un acta del concejo municipal, intentó duplicar sus ingresos. No obstante, al enterarse la población de la intención del vástago presidencial, gracias al trabajo periodístico de Siglo Veintiuno, el mencionado tuvo que dar marcha atrás en sus pretensiones. Al menos, por el momento. Los que sí festejan su aumento, son los empleados del Organismo Judicial (los magistrados de la Corte Suprema incluidos) y los salubristas que fueron premiados (no sé por qué) por Pérez Molina.
En fin, yo termino en clave de poesía, recordando a Pepe Batres Montúfar y sus Falsas Apariencias: “digo que lo que dicen es mentira / aunque la vista así lo represente: / ¿Por qué? Porque el discurso lo desmiente”.
El presente artículo fue publicado el lunes 23 de marzo de 2012 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La fotografía es de James Rodríguez.Etiquetas: abuso poder, CUC, grupos de presión, Guatemala, Las Falsas Apariencias, Mixco, Otto Pérez, Otto Pérez Leal, Pepe Batres Montúfar, terrorismo