Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

1.16.2017

El esperado mediocre año de Jimmy



Ya para hoy, son muchos los artículos y reportajes que han escrito otros sobre el primer año del gobierno de Jimmy Morales y el Partido FCN-Nación. Sobra la evidencia presentada a la fecha para sustentar la calificación que la mayoría de participantes en los sondeos le han dado a la actual administración. Una calificación que no pasa de 3 puntos, apoyada por más del 70 por ciento de los partícipes que en algunos casos superaron a las 1500 personas: un número razonable para permitirme asegurar que, independientemente de las ilusorias notas que le otorgaron los parientes al Presidente y la que él mismo se dio, la mayoría de los guatemaltecos están inconformes con el trabajo de Morales y de su equipo.

En lo que a mí respecta, no tenía esperanzas de que Morales fuera a ser diferente que el resto de gente que ha gobernado en las últimas décadas, incluidas las últimas dos del siglo veinte, ya que fue electo bajo el sistema de incentivos perversos que prevalece desde hace más de 70 años, el cual atrae a los peores representantes de nuestra sociedad. Por eso, en las elecciones pasadas, tal y como expliqué con detalle en varios escritos, voté nulo para Presidente. No obstante, coincido con los que insistieron en que la otra opción, Sandra Torres, era peor que la de votar por un cómico que ha mostrado que su verdadera vocación es la actuación. Ya que por lo visto, no tiene ni la menor idea de cuáles son las medidas necesarias para cambiar la miserable situación en la que vive la mayoría de los guatemaltecos.

Sus principales preocupaciones han sido viajar y, por supuesto, exprimir aún más a los agobiados empresarios y trabajadores del país. En lo poco que ha tenido un relativo éxito es en la campaña inquisitoria de la SAT que, con medidas bien llamadas terroristas, lograron superar la meta de expoliación del año pasado. Tal vez el ministro de Gobernación ha tenido algunos aciertos, pero estos se han visto opacados por la corrupción en la PNC y el aumento en las extorsiones y otros delitos, además del desastre que prevalece en el sistema penitenciario.

Muchos lo que sueñan es con encontrar un trabajo que les permita sobrevivir y/o mejorar su calidad de vida. Pero para la mayoría no pasará de ser un sueño, mientras que su vida real se asemeja más a una pesadilla, porque ¿cómo conseguir un empleo productivo en un país dónde se castiga a los emprendedores y se ahuyenta el capital? ¡Qué diferencia con otros lugares donde sí se respeta a los creadores de riqueza! Tal es el caso de Jeff Bezos (Amazon) que calcula crear en los próximos 18 meses 100 mil nuevos puestos, a pesar de la proyección de la OIT de que este año va aumentar el desempleo mundial. Ese es el engaño de las estadísticas y los promedios: en las sociedades que hay menos intervencionismo estatal y más se acercan al ideal capitalista, la gente prospera. En países como el nuestro, lo que avanzará será la pobreza. A menos de que ¡al fin! la mayoría entienda que el origen del problema está en el sistema.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 9 de enero de 2017.

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4.13.2015

Terrorismo gubernamental



Terror solo pueden infundirlo quienes tienen el poder de hacer daño: que poseen las herramientas necesarias para violentar la vida, la libertad o la propiedad de otros. Lo pueden hacer las bandas terroristas propiamente hablando aunque suene redundante, tal es el caso de los grupos guerrilleros y los fundamentalistas armados de cualquier índole como lo son el Estado Islámico y Boko Haram. También lo pueden provocar las organizaciones criminales de los narcotraficantes y los mareros. Y, finalmente, los gobiernos totalitarios y dictatoriales. Sin embargo, gracias al avance tecnológico, hoy los ciudadanos nos podemos defender, al menos de estos últimos, denunciando atropellos y abusos del poder, lo que ha llevado a los mencionados a intentar confundir a la gente utilizando anticonceptos como el incoherente terrorismo mediático.

Un señor de nombre Alfredo Oliva que escribe en una página que defiende a la dictadura venezolana (Aporrea), intenta definir el terrorismo mediático como: “El protocolo o acción previamente diseñada en la que se utilizan los medios de comunicación nacionales e internacionales (prensa, radio, televisión, cine, Internet, redes sociales, celulares, vallas, etc.) para crear atmósferas y/o sembrar miedo, odio y terror en la población con el propósito de desestabilizar y/o derrocar gobiernos, destruir su economía, destruir liderazgos, horadar apoyos populares, provocar confrontaciones violentas entre la población, guerras civiles, etcétera”. Casi solo le faltó agregar a la lista de barbaridades el cambio climático.

Según el citado analista de medios, como lo identifica el noticiario “teleSUR”, todo aquel que cuestiona a los gobernantes, en particular a Nicolás Maduro y a quienes representan al socialismo del siglo veintiuno (sea un periodista o cualquier ciudadano), ejerce el tal terrorismo mediático. El susodicho propone que es una especie de conspiración masiva en la cual, de alguna manera que no se puede explicar, criticamos a los gobernantes porque acordamos derrocarlos.

Además, supone que los que participan en la conjuración son muy bien remunerados por gobiernos imperialistas y los mercantilistas: “Los medios de comunicación que participan en un ataque de terrorismo mediático conjugan, comparten objetivos e intereses políticos, económicos y bélicos… con las fuerzas retrógradas locales y foráneas que intentan desestabilizar y/o derrocar un gobierno, destruir su economía, etcétera”. Ni Pinky y Cerebro podrían complotar de mejor manera. Todo lo anterior, por supuesto, para justificar la violencia terrorista de los dictadores: “El gobierno venezolano tiene todo el derecho y obligación a defenderse”.

Escribir artículos ad hominem y/o falaces no es lo mismo que ejercer el dominio por medio del terror. No se deje engañar: detrás de todo este absurdo discurso lo que hay es un nuevo intento por acabar con la libertad de expresión, necesaria para la defensa de nuestros derechos individuales.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 13 de abril de 2015.

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11.03.2014

De mendigo a gobernante extorsionador



En tiempos de campaña política proselitista ¡como si hubiera de otro tipo! la cual se intensifica conforme se acercan las elecciones generales, el contraste entre el político que busca el poder y aquel que lo ejerce es cada vez más evidente. Quienes quieren llegar a gobernar plenamente (léase: los que quieren ser Presidente) se dedican a limosnear el voto de todos aquellos a los que les encanta ser engañados con promesas populistas incumplibles cuyo único objetivo es lograr que el ungido sea electo para repartir el botín desde el trono presidencial del Ejecutivo.

Mientras, aquel que se encuentra temporalmente ejerciendo el cargo de primer ¿mandatario? empieza a darse cuenta que el tiempo de ordeñar al tributario se le acaba. En su desesperación por exprimir a quien produce y trabaja, conceptos ajenos a la mayoría de miembros de la cleptocracia gobernante, recurre al chantaje público y a la extorsión descarada. Los mandantes, ingenuamente, pensamos que hemos visto todos los ardides posibles para facilitar el robo legalizado de nuestro dinero. Sin embargo, la agonía de quienes ven llegar su fin en el ejercicio del poder les lleva a proponer medidas que hasta podríamos considerar prohibidas, criminales, terroristas. Tal es el caso de Otto Pérez Molina que insiste en contratar a mercenarios fiscales con la peregrina idea de que así va a lograr extraer más dinero de los frágiles bolsillos de los habitantes del país.

Los motivos por los cuales los politiqueros actúan de tal manera son obvios en ambos casos. Es fácil de entender el atractivo que encuentran en ejercer el poder quienes son ineptos para hacer cualquier cosa que no sea engañar a la gente y robarle a otros lo que estos se han ganado honrada y dignamente, dos términos cuyos significados son desconocidos por la mayoría de miembros de la especie animal mencionada. Por eso, primero mendigan el voto de los ciudadanos ya que lo necesitan si van a ser electos democráticamente. Una vez llegan a los cargos por los cuales mintieron a diestra y siniestra, utilizan ese poder que los votantes les dieron para amenazar a quienes antes cortejaban humildemente: o pagan los impuestos que al gobernante se le antojan (sin importar lo que hagan con ese dinero) o los mandan a la cárcel. En el menos peor de los casos, intimidan a los empresarios, a quienes arriesgan capital propio con la intención de crear riqueza, con cerrarles el negocio. Pasan de pordioseros a opresores.

Me cuesta entender a quienes siguen apoyándolos y creen en ellos y en el injusto sistema Benefactor/Mercantilista (estatista, intervencionista) que les permite a los estafadores políticos salirse con la suya. Más aún en esta época en la cual es tan fácil conocer las mentiras de los gobernantes, saber cómo se apropian de los tributos y comprobar en qué malgastan lo que a nosotros nos costó ganar. ¿Por qué falsean la realidad? ¿Por qué se engañan a sí mismos? ¿Por qué se niegan la posibilidad de prosperar efectivamente y por sus propios medios?



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 3 de noviembre de 2014.

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9.01.2014

El rey no es la ley

"Soy una VÍCTIMA de los impuestos, no un pagador de impuestos"


Y menos lo son sus vasallos. Así como el Presidente no tiene el poder para violentar los derechos de los ciudadanos, tampoco lo poseen los funcionarios de la Superintendencia de Administración Tributaria/Terrorista ni ningún otro que trabaje dentro del aparato burocrático estatal. Sin embargo, lo anterior les importa poco a los mencionados y todos los días somos testigos de cómo los gobernantes pasan por encima de nosotros.

El objetivo de quienes trabajan en la SAT es exprimir hasta el punto de la inanición a los trabajadores y a los creadores de riqueza, para complacer a sus amos y permitir que estos sigan llenando las arcas públicas con dinero expoliado a aquellos que, lamentablemente, guardan silencio ante al atropello descarado de su dignidad de mandantes. Y no solo eso, casi sin chistar aceptan que a plena vista los gobernantes se roben lo que es nuestro y sin ninguna pena exhiban descaradamente la fortuna que han acumulado a costillas de nosotros.

Los verdugos de la SAT, traidores a las elementales normas de moralidad, no les importa extorsionar a los pocos tributarios (aproximadamente el 20 por ciento de la población económicamente activa) que quedamos atrapados en la economía formal. Aprovechándose de los trámites que uno debe de hacer para pagar tributos bajo amenaza de cárcel si no lo hacemos, obligan a quienes intentan cumplir con sus exigencias a llenar una falaz encuesta en la cual pretenden que uno mismo se incrimine. ¿Quién habrá sido el descendiente de Stalin, Mao o Hitler que cree que puede hacerlo? Me gustaría conocer su nombre para decirle en la cara, sin miedo, lo que pienso de él.

¿Por qué tantos dejan que los gobernantes abusen de ellos? ¿Qué hace falta para que surja un movimiento ciudadano con las ideas claras, que impulse valiente y enérgicamente, los cambios necesarios, urgentes, a nuestro sistema político? ¿Cambios que permitan reducir el poder que hoy gozan los gobernantes de dispensar privilegios a quienes se les antoje a costa del resto? Quiero enfatizar el punto de “un movimiento ciudadano con las ideas claras”, porque no se trata de que surja otro grupo de presión como todos los que hay hoy en nuestro país cuyo único objetivo es, precisamente, que les otorguen privilegios.

Como bien escribió Étienne de La Boétie en el siglo dieciséis: “Es el pueblo el que se subyuga, el que se degüella, el que pudiendo elegir entre ser siervo y ser libre, abandona su independencia y se unce al yugo; el que consiente su mal o, más bien, lo busca con denuedo. Si le costase algo recobrar su libertad, yo no le apremiaría a ello. ¿Qué debe estimar el hombre más que recuperar su derecho y, por así decir, de bestia volver a ser hombre? … ¿qué desgracia ha sido esta que ha podido desnaturalizar tanto al hombre, el único verdaderamente nacido para vivir libremente, y hacerle perder el recuerdo de su primer ser y el deseo de recuperarlo?” ¿Estamos a tiempo de rebelarnos, pacíficamente, para recuperar nuestra condición de soberanos de nuestro Estado?



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 1 de septiembre de 2014.

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6.23.2014

Mercenarios fiscales



Los jefes supremos de la Superintendencia de Administración Tributaria/Terrorista, apoyados por el Presidente Otto Pérez Molina, ante la aparente inutilidad de los guerrilleros fiscales locales, en permanente enfrentamiento con los creadores de riqueza, decidieron contratar refuerzos internacionales. La mejor salida que han encontrado los voraces publicanos, incapaces de identificar su error, es contratar a un grupo de asesores extranjeros: mercenarios a cargo de cumplir con la misión de ordeñar hasta el último centavo posible a los casi siervos pagadores de impuestos de Guatemala.

Los miembros del directorio militar tributario, a cargo de tomar las decisiones estratégicas en la mencionada entidad, en lugar de reflexionar sobre el porqué no llegan a sus metas de recaudación, optaron por tirar la toalla en lo que respecta a la capacidad de los elementos aborígenes (cual seguidores de la tesis asturiana) para contactar a especímenes argentinos que, al parecer, cuentan con dotes superiores a las de aquellos originales de estas eternas tierras poco virginales. ¡Ah! Y poco acogedoras al capital necesario para transformar los recursos en bienes y servicios que permitan la mejora constante en la calidad de vida de todos aquellos que se han ganado el pan diario de cada día.

La poca visión de largo plazo de quienes hoy tienen el poder de decidir sobre nuestras vidas y nuestras posesiones, los lleva a creer que el fracaso de sus políticas es a causa de la gente que está a cargo de llevarlas a cabo, en vez de reconocer que el origen del error se encuentra en las mismas políticas que han adoptado. Una de las peores decisiones que tomó Pérez Molina, servilmente apoyado por la mayoría de diputados actuales, fue aprobar la llamada actualización tributaria, más conocida como la puñalada fiscal, que lo único que logró es obstaculizar aún más el progreso en nuestro país.

Sin embargo, lo importante no es solo lo que los gobernantes logren expoliar a los mandantes (o sea a nosotros los ciudadanos), sino cómo gastan lo que ya logran recaudar. Usted que como yo pagamos impuestos bajo amenaza de cárcel si no lo hacemos, ¿se siente seguro en Guatemala? ¿Circula la mayoría del tiempo con la tranquilidad de que nada le va a pasar a usted y a sus seres queridos? ¿Considera que su vida, su libertad y su propiedad no serán violentadas por cualquier antisocial? Y si acaso en alguna ocasión alguien violó sus derechos, ¿fue compensado por el delincuente o el criminal responsable de hacerlo? ¿Confía en que si mañana lo violentaran o le hicieran daño a un familiar o amigo se haría justicia?

Si algo aumenta año con año, independientemente de las condiciones en las cuales vivimos el resto, es el dinero que los gobernantes logran extraer de nuestros bolsillos. Tal vez no se llega a la cantidad que ellos ambicionan, pero que nos exprimen más día con día es innegable. ¿Y de qué ha servido? ¿Quiénes se han beneficiado de su trabajo, de su riesgo, de su esfuerzo? ¿Para qué paga impuestos?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 23 de junio de 2014. La imagen la tomé el jueves 17 de abril de 2014 en Benidorm, España.

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1.27.2014

¿Mano dura contra quién?



Según los burócratas del PNUD, la política de mano dura ¿o simple campaña electorera? del Partido Patriota, es un fracaso. Por cierto, los mencionados no son los primeros, ni serán los últimos, en reconocer que en nuestro país el sector que más crece es el de la delincuencia y de la criminalidad, incentivado por la ineficiencia de la Policía Nacional Civil cuyo principal problema es la corrupción generalizada de sus miembros (salvo contadas excepciones) que, dentro del marco de una República moderna y un Estado de Derecho, debería de ser el más importante medio para que el gobierno cumpla con su obligación de asegurar que las violaciones a la vida, a la libertad y a la propiedad fueran las menos posibles. Y si acaso alguien fuera violentado, asegurarse que el responsable pague las consecuencias de sus acciones y compense a su víctima.  

No obstante, existe un área donde la aplicación de la mano dura sí ha rendido beneficios… al menos para los gobernantes. Me refiero a la campaña de terrorismo fiscal impulsada por la SAT. La persecución a la gente productiva que arriesga, trabaja y crea ha sido implacable. La mejor prueba de lo anterior la encontramos en los datos de recaudación que muestran como año con año los tributarios pagamos más, contrario al discurso que sostienen los gobernantes, y a diferencia de las estadísticas en el caso de seguridad donde no podemos confiar en la veracidad de los números ya que entre los mismos funcionarios se contradicen. Las únicas estadísticas estatales relativamente confiables son las relacionadas con el cobro de impuestos.

Como bien lo dijo recientemente Juan Ramón Rallo, Director del Instituto Juan de Mariana en España: ''Los que pagan impuestos no son los ricos, ni los pobres, ni la clase media. Son los que no pueden evitarlo. Y los que evaden impuestos tampoco son los ricos, ni los pobres, ni la clase media. Son los que pueden hacerlo''. En Guatemala, esos que no podemos evitar pagar impuestos somos alrededor del 20 por ciento de la población económicamente activa. ¡Cuán pocos somos los que soportamos la mayor parte de la corrupta e ineficiente burocracia de nuestro Estado Benefactor/Mercantilista!

Y si acaso intentamos proteger lo nuestro, lo que nosotros hemos creado, hemos producido, hemos ganado… si nos negamos a seguir siendo explotados por otros que descaradamente se roban, con excusas que ya pocos creen, lo que a nosotros nos ha costado, no tardaran las huestes de la Superintendencia de Administración Tributaria/Terrorista en atraparnos y aplicarnos la mano dura. Es mayor la probabilidad de que vaya a la cárcel alguien que no paga impuestos, a que lo haga un ladrón, un violador, un secuestrador, un extorsionador o un asesino.

La mano durase aplica, pero contra aquellos cuyos ingresos sirven para engordar las cuentas personales de los gobernantes, los funcionarios públicos, sus familiares y amigos que forman parte de las pandillas que llegan al ejercicio del poder en nuestro país.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 27 de enero de 2014.

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5.13.2013

¿Ecoterroristas narcotraficantes que secuestran?




¡Adónde hemos llegado!  ¿Adónde vamos a llegar?

Los lamentables hechos que conocemos sobre la situación en que viven los habitantes de los municipios de San Rafael Las Flores y Casillas (Santa Rosa), y de Mataquescuintla y la cabecera departamental de Jalapa (Jalapa), en los cuales decretó Otto Pérez Molina un Estado de sitio (que ahora cambió por un Estado de prevención) son una muestra más de la inseguridad en la que vivimos en Guatemala. Por supuesto, hay lugares como los mencionados en los cuales el contexto es más delicado que en otros.

Según la información que ha circulado en los medios de comunicación, hay evidencia de que por lo menos existe una banda de criminales dedicados al secuestro, al asesinato por encargo (sicariato) y al robo, entre otros actos violatorios de los derechos individuales de los pobladores. A estos hay que sumar los grupos de narcotraficantes y de ecoterroristas que operan en estos lugares, de los cuales encontramos sucursales en todo el país. Estos últimos que, como todos los grupos de presión, viven de la destrucción con un supuesto noble fin que les permite conseguir dinero de los tributarios de otros países que gamonalmente les regalan los burócratas de la comunidad internacional a cargo de manejarlos.

“La minería no logra crear empleo significativo”, declaró Juventino Gálvez, Director del Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA), a Siglo Veintiuno el pasado 5 de mayo. Habría que preguntarle a las miles de personas que están empleadas por proyectos mineros qué piensan de esta afirmación. Y también debería preguntársele a quienes de manera indirecta se benefician de la explotación minera. Habría que preguntar a todos los habitantes de Guatemala que utilizamos productos cuyo origen es minero. Total, habría que preguntar a todos los habitantes del mundo, incluidos aquellos que se oponen a la transformación de los recursos naturales en riqueza.

Los que abonan el manido conflicto y provocan supuestos enfrentamientos en la sociedad (más bien son luchas de poder entre grupos de interés) son aquellos que tergiversan el contexto y mienten a gente que no discierne entre la verdad y la mentira (no se atreven a confrontar sus premisas con la realidad), y terminan repitiendo prejuicios de individuos que por medio de falacias, logran obstaculizar la mejora en la calidad de vida de los más pobres, condenándolos a ellos y a sus descendientes a vivir miserablemente. El día que no haya pobres que defender, se quedarán sin trabajo. Por supuesto, en el largo plazo obstaculizan el progreso de todos.

El ecoterrorismo es un medio para agenciarse de dinero y vivir bien a costillas de otros. Pregúntese: ¿Son la mayoría de los pobladores de San Rafael Las Flores los que se oponen a la Mina? ¿Es gente de otros lugares? ¿Quiénes se benefician con el enfrentamiento? ¿Será que algunos quisieran que hubiera una mina cerca de ellos? ¿O solo quieren disfrutar de las ventajas que ha traído a otros poblados?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 13 de mayo de 2013. La imagen la bajé de mamanga.blogspot.com

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5.06.2013

Barrida tributaria




Pavel Centeno, junto con sus achichincles de la SAT, “sale a la caza de tributantes”, advierte el pasado 30 de abril el diario Prensa Libre en su portada. Cierto. Una prueba más de que los empleados de la SAT, más que ejercer la administración tributaria, se dedican a aterrorizar a quienes nos encontramos presos en las garras de los gobernantes. Que nos hemos visto, inevitablemente, en la necesidad de tramitar el NIT. Superintendencia de administración Terrorista. Estamos inventariados. Somos los blancos en la cacería de los tributarios, listos para ser acosados por los lebreles entrenados en perseguir y acabar con la víctima.

En una entrevista hecha hace algunos años (publicada el 14 de octubre de 2006, en la Revista Ñ 159) dijo José Saramago que “ya no hay nada, sacaron todo, la higuera no está, fue todo arrasado”, refiriéndose a su tierra natal (Azinhaga, Portugal). Creo que en ese camino vamos nosotros, con un tipo como Centeno y su títere al frente de la SAT, Carlos Enrique Muñoz, quienes amenazan descaradamente a quienes nos encontramos inexorablemente al alcance de sus fauces: los que conformamos la economía formal. ¡Quién pudiera ser informal! Es la única manera en que la mayoría puede sobrevivir en un sistema como el que tenemos en Guatemala. Más del 76 por ciento de la población económicamente activa, según los datos de varias organizaciones que se dedican a recabar información.

El 23 de enero de 2012, escribí una carta a Otto Pérez Molina, la que fue publicada en Siglo Veintiuno, de la cual quiero recordarles lo siguiente: “…tenga presente lo mandado por la Constitución en los artículos 1°, 2° y 3°, que representan lo más importante de su mandato: ‘Artículo 1º. El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin supremo es la realización del bien común’. ‘Artículo 2º. Es deber del Estado garantizarle a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona’. ‘Artículo 3º. El Estado garantiza y protege la vida humana desde su concepción, así como la integridad y la seguridad de la persona’. Lo anterior aplica a TODOS en Guatemala, razón por la cual no se justifica violar los derechos de unos para beneficiar a otros”.

En nuestro país lo más común es que se violen nuestros derechos individuales. Vivimos en una creciente incertidumbre. De sobra los mandantes podemos invocar el Artículo 45 de la Constitución que reza: “...Es legítima la resistencia del pueblo para la protección y defensa de los derechos y garantías consignados en la Constitución”. Es correcta la decisión que toman muchos de no pagar impuestos. Debemos organizarnos y por medio de una acción en los tribunales oficializar nuestra negativa a seguir siendo expoliados por quienes detentan el poder. Bien lo expresó José Ortega y Gasset: "La caza es todo lo que se hace antes y después de la muerte del animal. La muerte es imprescindible para que exista la cacería". Elijamos vivir.




Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 6 de mayo de 2013. La primera imagen es del caricaturista "Fo" de Prensa Libre, publicada el lunes 6 de mayo de 2013. La otra imagen la bajé de la Internet.

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3.26.2012

La semana del equinoccio primaveral



Pasados los idus de marzo, se celebra en muchos países la llegada de la primavera anunciada por el equinoccio. Para nosotros, es la primavera la estación en la que eternamente vivimos. Sí, hay variaciones, como las hay en toda estación. A veces, la temperatura sube a calores casi insoportables para los habitantes de Guatemala, consentidos por el clima. En otras ocasiones, baja a niveles que nos invitan a sacar los abrigos del closet y arropar nuestro cuello en una bufanda. Otras, sacamos el paraguas para no terminar hechos una sopa. Sin embargo, el verano, el otoño y el invierno que viven en otras latitudes nos son ajenos.

Los que no nos pasan inadvertidos, son los llamados conflictos sociales que, no sé por qué motivo, suelen incrementarse por estas fechas. Recién estrenamos gobierno hace poco más de dos meses, y ya el descontento con la situación de la mayoría, y la mayoría de decisiones que ha tomado el nuevo presidente, Otto Pérez Molina, se hace sentir en la esfera pública. Y eso a pesar de que todo comenzó con una intensa luna de miel entre el partido gobernante y muchas de las otras facciones políticas que llegaron al Congreso de la nación que aspira a ser la República de Guatemala. Ese amor condicional (qué me das si me amas), les permitió a los gobernantes aprobar más legislación que solo beneficia a unos pocos, a costillas del resto. Entre estas leyes se encuentra el aumento de impuestos y varios privilegios que benefician a algunos grupos de presión.

Por cierto, privilegios son los que esperan conseguir los organizadores de la marcha de los mal llamados campesinos que se dirige a la capital. Con las mismas excusas manipuladoras de otras oportunidades esperan conseguir, entre otras cosas, tierras sin costo alguno, que se les exonere del pago de los préstamos que adquirieron y, de paso, más dinero para mantener el estilo de vida que eligieron sus dirigentes. Porque, al final, los únicos que salen beneficiados son estos últimos. El resto, son títeres mal pagados que, ante la miseria en la cual viven, no les importa promover más de las medidas que les han impedido progresar.

Uno que esperaba beneficiarse con su posición, es el hijo del Presidente, el hoy alcalde de Mixco, Otto Pérez Leal. Por medio de un acta del concejo municipal, intentó duplicar sus ingresos. No obstante, al enterarse la población de la intención del vástago presidencial, gracias al trabajo periodístico de Siglo Veintiuno, el mencionado tuvo que dar marcha atrás en sus pretensiones. Al menos, por el momento. Los que sí festejan su aumento, son los empleados del Organismo Judicial (los magistrados de la Corte Suprema incluidos) y los salubristas que fueron premiados (no sé por qué) por Pérez Molina.

En fin, yo termino en clave de poesía, recordando a Pepe Batres Montúfar y sus Falsas Apariencias: “digo que lo que dicen es mentira / aunque la vista así lo represente: / ¿Por qué? Porque el discurso lo desmiente”.


El presente artículo fue publicado el lunes 23 de marzo de 2012 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La fotografía es de James Rodríguez.

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12.19.2011

Las dos erres


Aquellos que queremos cambiar la sociedad en que vivimos para bien de todos, debemos tener en cuenta las dos erres básicas para que estos cambios se den y sean sostenibles en el largo plazo: revolución con respeto. Sé que, lamentablemente, hasta hoy ha sido imposible lograr las reformas políticas necesarias, en ningún lugar del mundo, sin enfrentamientos sangrientos previos. Tal es el caso de EE. UU., la primera nación que puso en práctica las conclusiones a las cuales llegaron los liberales ilustrados del siglo diecisiete y del siglo dieciocho.

También sé que muchos de los combatientes en tales guerras no han tomado en cuenta las dos erres, en especial la segunda: el respeto que se le debe a los inocentes que no están involucrados en el proceso. Por supuesto, lo anterior no significa que no sigamos intentando hacer los cambios de manera pacífica, y mucho menos que se justifiquen y excusen las violaciones que se han dado en las guerras civiles de los países en los cuales se ha buscado, la mayoría de veces, más el poder que la evolución de los pueblos.

Hechos cuyos resultados en muchos casos, sobre todo durante el siglo veinte, no han sido para el bien de los habitantes de la nación en conflicto, sino para el retroceso en la calidad de vida de las personas, privadas de libertad y del gozo de su propiedad. Pensemos, sólo por citar algunos de los casos emblemáticos, en la mal llamada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la china comunista de Mao y la Cuba de Fidel Castro.

Todo lo antedicho me trae a comentar brevemente el conflicto armado, como ha sido nombrado, de nuestra Guatemala. Guerra que enfrentó al Ejército con lo guerrilleros que optaron por las armas y la clandestinidad para alcanzar sus objetivos políticos. Se decantaron por las medidas de hecho y despreciaron el Derecho en todos los sentidos. No dudo que entre los miembros de las distintas facciones guerrilleras hubiera uno que otro idealista manipulado que, en vez de usar su razón para impulsar lo que creía sería más justo, optó por convertirse en delincuente y criminal: otra situación que lamento.

Pienso que una de las primeras acciones que debemos tomar quienes buscamos la verdad, es cuestionar los informes elaborados por ciertos grupos interesados sin siquiera haber aportado la evidencia que justifique todos los abusos que pretenden aclarar. Sin duda, los primeros que deben ser revisados son el de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico y el REMHI, que ha sido elevado a la calidad de libro sagrado y que fue redactado por gente que fue parte de la guerrilla.

No obstante, también pienso que todos los militares que atentaron contra la vida y la propiedad de civiles inocentes que no eran parte del conflicto, ciudadanos que tuvieron la mala suerte de quedar atrapados entre los dos fuegos, deben pagar las consecuencias de sus acciones y compensar a las víctimas y sus deudos. Hasta que haya justicia para todos, habrá paz.


El presente artículo fue publicado el lunes 19 de diciembre de 2011 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La imagen la bajé de la Internet del sitio de WebIslam.

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9.01.2008

Libres


Fueron liberadas sin ninguna intervención militar. Sólo las dejé correr libremente ante la emoción que sentí cuando me enteré de la liberación de Ingrid Betancourt y 14 personas más que fueron secuestradas por los narcoterroristas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Lágrimas dejadas en libertad. No tenía otra opción: tenían voluntad propia.

Al pensar acerca de esas tránsfugas que rodaron por mi rostro de manera incontenible, entendí el porqué surgieron. Primero, por ese compromiso mío con el respeto irrestricto a la vida, la libertad y la propiedad de todo individuo. Segundo, sin duda, tiene que ver con experiencias mías, poco conocidas y aparentemente olvidadas, que el suceso del pasado miércoles hicieron regresar a mí como si apenas ayer las hubiera vivido.

Recuerdo el intento de secuestro de mi papá en la década de los ochenta del siglo pasado, que nos arrancó de un día para otro de nuestro terruño cuando mis hermanos y yo todavía éramos ingenuos escolares. Recuerdo que, en un principio, nuestra primera preocupación era la de perder un año de estudios, en momentos cuando nuestra meta principal era ser liberados lo más rápido posible de lo que considerábamos una especie de cautiverio: el colegio. Al menos, así visualizábamos esa época desde nuestra visión infantil/adolescente, que no nos permitía entender la magnitud de la decisión de nuestros padres de irnos del país.

Una vez alejados de nuestra Guatemala (que no es otra cosa que nuestros seres queridos, incluidos parientes y amigos, y por supuesto, nuestros recuerdos), fuimos capaces de comprender la situación que nos tocaba enfrentar. Fueron pocos meses los que permanecimos fuera. Ninguno de nosotros se atrasó en el colegio. Mi papá, a pesar de los riesgos que asumió al permanecer la mayoría del tiempo en el país, logró superar la amenaza. Sin embargo, a mi está experiencia me marcó. Pienso, mientras miro las imágenes del reencuentro de Ingrid con sus hijos ¿cómo habrá sido la agonía de Melanie y Lorenzo, durante esos más de seis años que les fue vilmente arrebatada su madre?

Recuerdo como, a finales de los años noventa, también del siglo veinte, de nuevo el fantasma del secuestro acechó a mi familia. Para esos días, quien se encontraba en peligro era el bambino de la casa. Ese hermano mío que terminó eligiendo como patria una sociedad en la que no nació, pero lo cobijo años después de esta lamentable amenaza, cuando siendo estudiante universitario, decidió participar en la gesta cívica de los viernes de luto que iniciaron el primero de junio de 2001. Movimiento pacífico de protesta que deberíamos retomar hoy en nuestra atribulada Nación. Participación idealista que representó la ida, al parecer definitiva, de Constantino.

En fin, siendo consciente de las abismales diferencias entre lo mío y lo vivido por los Betancourt y muchos más que aún lloran a sus familiares, sólo quiero decir… entiendo.


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 7 de julio de 2008. La imagen la tomé de un reportaje de diario "El Pais" de España.

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