Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

1.15.2018

¿Quién defrauda a quién?



¿Los tributarios al Estado o al revés? Tal vez sea más fácil responder a esta pregunta, si recordamos que el Estado es un concepto abstracto, y que quienes actúan en nombre de tal abstracción no son otros más que los políticos populistas, mentirosos y corruptos que, lamentablemente, representan a la mayoría de quienes llegan al ejercicio del poder, al menos dentro del sistema de normas políticas que prevalece en Guatemala y en gran parte del mundo: el Estado Benefactor/Mercantilista.

Esos mismos gobernantes que están ¡tan preocupados! en protegernos y cuidar nuestras propiedades, que llegan al extremo de que optan por quedarse con lo nuestro antes de que nosotros corramos el riesgo de perderlo. ¡La bondad y la honradez encarnadas en los políticos! ¿Creerán que nuestro dinero está más seguro en sus bolsillos? En fin, ironía aparte, son esos mismos gobernantes, o similares a ellos, que muchos queremos ver presos y devolviendo todo lo que nos han robado.

Una vez aclarado el contexto y los conceptos, es sencillo responder a la pregunta de quién defrauda a quién: son los gobernantes, en nombre del abstracto Estado, quienes defraudan a los tributarios y despilfarran, malgastan y/o se roban el fruto del trabajo de aquellos que son obligados a tributar bajo amenaza de ir a la cárcel. En otras palabras, los creadores de riqueza que son extorsionados y expoliados por los gobernantes y los burócratas a cargo de tal crimen, o sea, el Superintendente de Administración –terrorista- Tributaria y la gente que trabaja en la SAT.

Para aquellos que aún no han identificado el engaño, o tienen miedo a enfrentar la realidad, les pregunto, ¿para qué y por qué pagan impuestos? ¿Para mantener el sistema político (y a los politiqueros) que favorece la impunidad y la corrupción? ¿Pagan por qué así los han programado/educado? ¿Por aceptar la falacia de que al ser exitosos y capaces de mantenerse a sí mismos, deben velar por otros a quienes ni siquiera conocen? ¿Se dan cuenta de que esos otros son, en su mayoría, un montón de parásitos y oportunistas que poseen un poder arbitrario para hacer lo que se les antoje con lo que a usted le costó ganar? ¿Renunciaron a ser ciudadanos y mandantes, para convertirse en siervos incapaces de razonar por sí mismo? ¿Quiénes se benefician con esa visión servil de la relación entre los ciudadanos y los gobernantes?

Como escribió recientemente Juan Ramón Rallo en el artículo publicado por elCato, titulado “Paradise Papers: el riesgo de mezclarlo todo”: “Tendría mucho más sentido reputar como inmorales las artimañas políticas dirigidas a maximizar la rapiña tributaria que las tácticas individuales orientadas a proteger el patrimonio personal”. En resumen, la SAT no “recupera impuestos no entregados al fisco”. La SAT expolia a los legítimos dueños y con esa expoliación reduce el capital necesario para transformar los recursos en riqueza y la creación de puestos de trabajo productivos necesarios para que todos podamos mejorar nuestra calidad de vida.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 15 de enero de 2018.

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1.27.2014

¿Mano dura contra quién?



Según los burócratas del PNUD, la política de mano dura ¿o simple campaña electorera? del Partido Patriota, es un fracaso. Por cierto, los mencionados no son los primeros, ni serán los últimos, en reconocer que en nuestro país el sector que más crece es el de la delincuencia y de la criminalidad, incentivado por la ineficiencia de la Policía Nacional Civil cuyo principal problema es la corrupción generalizada de sus miembros (salvo contadas excepciones) que, dentro del marco de una República moderna y un Estado de Derecho, debería de ser el más importante medio para que el gobierno cumpla con su obligación de asegurar que las violaciones a la vida, a la libertad y a la propiedad fueran las menos posibles. Y si acaso alguien fuera violentado, asegurarse que el responsable pague las consecuencias de sus acciones y compense a su víctima.  

No obstante, existe un área donde la aplicación de la mano dura sí ha rendido beneficios… al menos para los gobernantes. Me refiero a la campaña de terrorismo fiscal impulsada por la SAT. La persecución a la gente productiva que arriesga, trabaja y crea ha sido implacable. La mejor prueba de lo anterior la encontramos en los datos de recaudación que muestran como año con año los tributarios pagamos más, contrario al discurso que sostienen los gobernantes, y a diferencia de las estadísticas en el caso de seguridad donde no podemos confiar en la veracidad de los números ya que entre los mismos funcionarios se contradicen. Las únicas estadísticas estatales relativamente confiables son las relacionadas con el cobro de impuestos.

Como bien lo dijo recientemente Juan Ramón Rallo, Director del Instituto Juan de Mariana en España: ''Los que pagan impuestos no son los ricos, ni los pobres, ni la clase media. Son los que no pueden evitarlo. Y los que evaden impuestos tampoco son los ricos, ni los pobres, ni la clase media. Son los que pueden hacerlo''. En Guatemala, esos que no podemos evitar pagar impuestos somos alrededor del 20 por ciento de la población económicamente activa. ¡Cuán pocos somos los que soportamos la mayor parte de la corrupta e ineficiente burocracia de nuestro Estado Benefactor/Mercantilista!

Y si acaso intentamos proteger lo nuestro, lo que nosotros hemos creado, hemos producido, hemos ganado… si nos negamos a seguir siendo explotados por otros que descaradamente se roban, con excusas que ya pocos creen, lo que a nosotros nos ha costado, no tardaran las huestes de la Superintendencia de Administración Tributaria/Terrorista en atraparnos y aplicarnos la mano dura. Es mayor la probabilidad de que vaya a la cárcel alguien que no paga impuestos, a que lo haga un ladrón, un violador, un secuestrador, un extorsionador o un asesino.

La mano durase aplica, pero contra aquellos cuyos ingresos sirven para engordar las cuentas personales de los gobernantes, los funcionarios públicos, sus familiares y amigos que forman parte de las pandillas que llegan al ejercicio del poder en nuestro país.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 27 de enero de 2014.

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