Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

1.27.2014

¿Mano dura contra quién?



Según los burócratas del PNUD, la política de mano dura ¿o simple campaña electorera? del Partido Patriota, es un fracaso. Por cierto, los mencionados no son los primeros, ni serán los últimos, en reconocer que en nuestro país el sector que más crece es el de la delincuencia y de la criminalidad, incentivado por la ineficiencia de la Policía Nacional Civil cuyo principal problema es la corrupción generalizada de sus miembros (salvo contadas excepciones) que, dentro del marco de una República moderna y un Estado de Derecho, debería de ser el más importante medio para que el gobierno cumpla con su obligación de asegurar que las violaciones a la vida, a la libertad y a la propiedad fueran las menos posibles. Y si acaso alguien fuera violentado, asegurarse que el responsable pague las consecuencias de sus acciones y compense a su víctima.  

No obstante, existe un área donde la aplicación de la mano dura sí ha rendido beneficios… al menos para los gobernantes. Me refiero a la campaña de terrorismo fiscal impulsada por la SAT. La persecución a la gente productiva que arriesga, trabaja y crea ha sido implacable. La mejor prueba de lo anterior la encontramos en los datos de recaudación que muestran como año con año los tributarios pagamos más, contrario al discurso que sostienen los gobernantes, y a diferencia de las estadísticas en el caso de seguridad donde no podemos confiar en la veracidad de los números ya que entre los mismos funcionarios se contradicen. Las únicas estadísticas estatales relativamente confiables son las relacionadas con el cobro de impuestos.

Como bien lo dijo recientemente Juan Ramón Rallo, Director del Instituto Juan de Mariana en España: ''Los que pagan impuestos no son los ricos, ni los pobres, ni la clase media. Son los que no pueden evitarlo. Y los que evaden impuestos tampoco son los ricos, ni los pobres, ni la clase media. Son los que pueden hacerlo''. En Guatemala, esos que no podemos evitar pagar impuestos somos alrededor del 20 por ciento de la población económicamente activa. ¡Cuán pocos somos los que soportamos la mayor parte de la corrupta e ineficiente burocracia de nuestro Estado Benefactor/Mercantilista!

Y si acaso intentamos proteger lo nuestro, lo que nosotros hemos creado, hemos producido, hemos ganado… si nos negamos a seguir siendo explotados por otros que descaradamente se roban, con excusas que ya pocos creen, lo que a nosotros nos ha costado, no tardaran las huestes de la Superintendencia de Administración Tributaria/Terrorista en atraparnos y aplicarnos la mano dura. Es mayor la probabilidad de que vaya a la cárcel alguien que no paga impuestos, a que lo haga un ladrón, un violador, un secuestrador, un extorsionador o un asesino.

La mano durase aplica, pero contra aquellos cuyos ingresos sirven para engordar las cuentas personales de los gobernantes, los funcionarios públicos, sus familiares y amigos que forman parte de las pandillas que llegan al ejercicio del poder en nuestro país.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 27 de enero de 2014.

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