Un “Yo” que puedo sustituir por “usted”, porque el debido
proceso es un derecho que debe ser respetado por todos aquellos que viven en
sociedad y dentro del marco de una República. O, al menos, se pretende alcanzar
ese estado algún día. Cuando es una meta común a los habitantes de un país que
desean cooperar e intercambiar en paz con sus semejantes, y quieren tener la
certeza de que si alguna vez son acusados falsamente, esa acusación no va a
prosperar.
Para asegurar el derecho al debido proceso propio, de nuestros
seres queridos y de todos, por más que despreciemos al acusado o estemos convencidos
de que es culpable, debemos respetar su cumplimiento aún al más miserable de
los criminales, una vez este es apresado. Hace poco se discutió sobre este asunto
en lo que respecta al cargo por genocidio contra varios militares, entre ellos
Efraín Ríos Montt. Hoy el caso relacionado con este tema es el proceso en
contra de Roberto Barreda, acusado de la desaparición de su esposa, Cristina
Siekavizza. Mañana la persona involucrada puedo ser yo… o usted mismo.
El debido proceso es un fundamento jurídico
que obliga al gobierno a respetar todos los derechos, reconocidos por Ley,
que posee una persona. El debido proceso es un principio
procesal según el cual todo individuo tiene derecho a ciertas garantías
mínimas que aseguren un resultado justo y equitativo dentro del proceso: le
permite tener oportunidad de ser oído y a hacer valer sus pretensiones legítimas
frente al juez. Reconoce que todos somos inocentes hasta que se pruebe lo
contrario. El debido proceso establece que el gobierno está
subordinado a lo que dice la Constitución y las demás leyes del país que nos
protegen del abuso del poder.
Admiro la férrea voluntad y constancia de los familiares y
amigos de Cristina. Sin esa convicción y deseo de que se haga justicia no se
habría logrado avanzar en una situación en la cual todavía no aparece el cuerpo
del delito del que se acusa a Barreda, la evidencia reina del asesinato: los
restos mortales. Si yo estuviera en la piel de quienes más la quieren, tal vez
mantendría latente la esperanza de encontrarla con vida. Al fin, por más que la
mayoría de datos con los que se cuenta indican que es poco probable que siga
viva, se tendrá certeza de su muerte hasta que haya aparecido su cadáver o lo
que de este quede.
Si Barreda es culpable, y de qué es culpable, debe ser
probado sin lugar a dudas en un juicio justo. Justo para la víctima y justo
para el acusado, para que nadie pueda cuestionar el veredicto. Y al cumplimiento
irrestricto de este derecho debemos aspirar quienes queremos respirar en paz.
Acatarlo nos asegura que no seremos condenados injustamente por un delito o crimen
que no hayamos cometido, y vamos a estar tranquilos al saber que los
antisociales que hayan violentado la vida, la libertad o la propiedad de
alguien, serán obligados a compensar a sus víctimas: pagaran las consecuencias
de sus acciones.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo
Veintiuno”, el lunes 18 de noviembre de 2013. La imagen fue publicada en la
Revista Contrapoder de Guatemala.Etiquetas: Cristina Siekavizza, debido proceso, Estado de Derecho, justicia, República, Roberto Barreda
1 Comments:
Estoy de acuerdo con usted debe tener un juicio justo quisas el que no tubo su senora esposa,pero lo que se ha criticado lo trageron en helicptero le p[usieron chaleco antibalas ,casco a prueba de balas,tubo su carcel particular a que preso se le dan esas preferencias,si usted y yo sabemos que viola el ordenamiento juridico ,etico y moral,GUATEMALA se hunde en un abismo moral y etico sin presedentes en su propia historia
By Anónimo, at 4:24 p.m.
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