Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

9.23.2013

RENALENAM

"Es una responsabilidad moral desobedecer las leyes injustas".


¿Ya dieron cuál es el significado del acrónimo que sirve de título a mi artículo de hoy? “Registro Nacional de Leyes Nacidas Muertas”. Cada sesión del Congreso en la cual aprueban más legislación hace cada vez más urgente la creación de este registro. Como Directora pueden nombrar a Roxana Ramírez, la anterior administradora del Cementerio General, ya que en este camposanto sí deberíamos de celebrar el que ¡al fin! sepamos cuánta norma inútil han aprobado los diputados a lo largo de los siglos por los siglos de los siglos ¡amén!

La más reciente que, por cierto, podría ser la primera registrada en el RENALENAM es la “Ley de Equipos Terminales Móviles” que prohíbe el robo de celulares y obliga al usuario a registrar su aparato bajo la amenaza de que si no lo hace le suspenden el servicio y le pueden expropiar el celular. Lo que, por cierto, sería inconstitucional. También podemos incluir la norma para ¿regular? el cambio climático y la obligación de portar chalecos anaranjados. Y así, podemos irnos casi ad eternum hasta tener el registro de las miles de regulaciones que no sirven para nada.

Debo enfatizar que estos cadáveres legislativos son unos muertitos muy caros para los tributarios. ¿Cuánto parásito no hace como que trabaja gracias a estas supuestas leyes? ¿Cuánto despilfarro no justifican los gobernantes bajo la excusa de cumplir con lo decretado? Para que al final el ciudadano salga trasquilado y de todas formas no disminuya el mal que pretende corregir. Tal será el caso del robo de celulares. ¡Si hasta en el Registro de Propiedad se roban los bienes inmuebles! Bienes que se supone son inamovibles.

Como escribió François Marie Arouet (Voltaire): “Una multitud de leyes en un país es como tener muchos médicos: es signo de enfermedad”. ¡Cuán enfermos estamos! Bien lo dijo el ilustrado mencionado: “La estupidez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás”. Un importante motivo por el cual los ciudadanos debemos expresarnos y corregir la plana a los políticos antes de que sea demasiado “…peligroso tener la razón cuando el gobierno está equivocado”. No vaya a ser que “a fuerza de repetir una necedad, acabemos creyéndola", lo que creo les pasó a los ponentes de estas y otras leyes cuyo único destino es mantener a aquellos que sean contratados para ¿laborar? en la oficinota a cargo de cumplir con la voluntad de los legisladores. ¡Ah! Y los caprichos de los miembros de los grupos de presión que gastaron cualquier cantidad de dinero para que fuera aprobada.

Por descabellada que le pueda sonar a algunos mi idea, podría ser una solución lógica a la legislorrea que ha sepultado bajo su estiércol a las Leyes auténticas que necesitamos para vivir dentro de un Estado de Derecho y construir una verdadera República Liberal. Es mejor que NO PASE NADA en el Congreso a que aprueben más legislación que otorgue más poder a los gobernantes.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 23 de septiembre de 2013.

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