La corrupción en las aduanas aumentó a partir de que la
mayoría de diputados cedieron a la presión de Otto Pérez Molina y Pavel Centeno,
aprobando como parte de la puñalada fiscal
un nuevo conjunto de normas para controlar el comercio internacional, violentando
aún más, entre otras cosas, la libertad de las personas a intercambiar con
quienes deseen.
El contrabando es el comercio internacional ILEGÍTIMAMENTE
criminalizado para beneficiar a unos en detrimento del bienestar de todos.
¿Quieren evitar el contrabando? Eliminen los aranceles y las barreras no arancelarias
que solo sirven para privilegiar a unos a costa del resto. De paso, eliminen
los impuestos directos que castigan la inversión de capital y la producción en
nuestro territorio para que los nacionales
seamos más competitivos. Por cierto, algunas de estas cargas ya fueron
declaradas inconstitucionales por la Corte de Constitucionalidad, tal es el
caso del impuesto a la gasolina.
Según Jorge Benavides (Siglo Veintiuno, 27/8/2013), “el
contrabando ha suplido la baja generación de trabajo formal en áreas urbanas
del país, generándose una cadena de valor que cubre desde la comercialización
hasta el consumo de productos. Fuentes extraoficiales estiman que el
contrabando genera empleo hasta un 40 por ciento de la PEA lo que representa
entre un 7 y un 28 por ciento de las ventas de cada producto, variando según la
industria”.
Como escribió Ludwig von Mises en “El Socialismo: análisis
económico y sociológico”: “Si participaran en el comercio general, la división
del trabajo podría asegurarse de una manera más amplia… el interés de todos y
el de la sociedad colectiva quedan cumplidos eficazmente en la sociedad
capitalista por la ambición que anima a los empresarios… estos buscan siempre
nuevos mercados; con sus mercancías mejores y más baratas desalojan las de los
productores que trabajan menos racionalmente, que son más caras y menos buenas…
buscan siempre fuentes más abundantes y más baratas donde obtener materias
primas, y procuran así condiciones más favorables a la producción…El
liberalismo quiere abrir todas las puertas al comercio. De ninguna manera está
en su ánimo forzar a nadie a comprar o vender. Lo que desea es eliminar a los
gobiernos que mediante prohibiciones, y por vía de otras restricciones en los
intercambios comerciales, tratan de privar a sus gobernados de las ventajas que
ofrece la participación en el comercio mundial… las fronteras de los Estados no
tienen importancia. Las corrientes del comercio pasan por encima sin que nadie
las detenga”.
Proteger lo que es nuestro no debe darnos vergüenza; no es
ningún delito, menos un crimen. Defendamos nuestro derecho a intercambiar con
quien nosotros elijamos y lo que a nosotros se nos antoje. Es responsabilidad
de cada uno evaluar qué es lo que más nos conviene para asegurar nuestra vida y
la de nuestros seres queridos, reconociendo que la única obligación que tenemos
es respetar la vida, la libertad y la propiedad de los otros.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo
Veintiuno”, el lunes 9 de septiembre de 2013.Etiquetas: comercio, contrabando, derechos individuales, Jorge Benavides, libre intercambio, Ludwig von Mises, Otto Pérez Molina, Pavel Centeno
1 Comments:
Cuando los avorazados comerciantes le bajen el precio a los productos, terminará el contrabando.
EL CONTRABANDO EXISTE, PORQUE LOS PRODUCTOS SON MÁS CAROS EN NUESTRO PAÍS, INCLUYENDO LOS PRODUCTOS NACIONALES.
By Anónimo, at 7:38 p.m.
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