El poder político se vende para otorgar
privilegios, conceder prerrogativas, dar prebendas y facilitar la vida de unos pocos en este mundo
intervenido por el Estado, con la
lamentable autorización de la mayoría de ciudadanos. El poder político se vende
a quién quiera y pueda pagar el precio que exigen aquellos que lo ostentan. El
poder político lo venden desde el mismo Presidente, pasando por los altos funcionarios, los jueces y los
diputados, hasta llegar al burócrata estatal de más bajo rango.
Los sobornos, las comisiones, las mordidas…
serían imposibles, por más que los oportunistas quisieran comprar favores políticos,
si no hubiera quién tiene el poder de concederle sus deseos a quien quiere un
privilegio y está dispuesto a comprarlo. Este es el origen de la corrupción. ¿Cómo
adquieren los gobernantes ese poder?
¿Qué papel juega usted en este engaño? ¿Cuál es la responsabilidad de quien
decide no ejercer como mandante?
El poder lo adquieren los gobernantes cada vez
que en el Congreso aprueban legislación específica y arbitraria que pretende
satisfacer las demandas de unos a costa de otros. Cada vez que los diputados le
asignan más obligaciones que no les corresponden a los gobernantes, las cuales
implican más impuestos y más burocracia estatal INNECESARIA. El poder lo
adquieren cada vez que alguien exige que los gobernantes, en nombre del
abstracto Estado, satisfagan sus caprichos
o las necesidades de otros a costa
del resto.
El poder lo adquieren los gobernantes con el
apoyo de burócratas parasitarios de la élite
internacional y supranacional que, más allá de su discurso supuestamente bienintencionado, presionan para que se
violenten los derechos individuales con tal de que los primeros puedan exprimir
más a los tributarios, de los cuales viven los segundos en condiciones mucho
más favorables que las que enfrentan aquellos que crearon la riqueza de la cual
ellos disfrutan.
Un ejemplo de lo anterior es la reciente
presión del Banco Mundial para que se elimine el debido proceso, al que
maliciosamente llaman secreto bancario,
en el caso de la información del manejo de cuentas bancarias. Si este nuevo
abuso llegara a ser aprobado por los diputados, lo único que se va a lograr es
aumentar el precio de las transacciones entre los funcionarios de la SAT y quienes
puedan pagar el precio que les exijan: facilitará la corrupción estatal.
“Cuando advierta
que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando
compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando
perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por
el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario,
son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare en que la
corrupción es recompensada y la honradez se convierte en autosacrificio,
entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”.
Cita de “La rebelión de Atlas”, escrita por Ayn Rand.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el
lunes 22 de febrero de 2016. La imagen es la portada del diario guatemalteco "elPeriódico" del lunes 14 de enero de 2013.
Etiquetas: Ayn Rand, Banco Mundial, corrupción, Discurso del dinero, Francisco D'Anconia, La rebelión de Atlas, poder, sobornos